Más que una moda el uso del turbante expresa identidad y activismo. Foto: SEMlac Cuba

Red SEMlac. – Defender la cultura africana y sus raíces es una forma de hacer activismo y luchar contra la discriminación racial, coinciden activistas cubanas.


“El racismo se elimina un poco cuando entendemos la cultura del otro, y que la gente pueda conocer la cultura afro por medio de la moda es algo positivo”, dijo la activista y educadora popular Hildelisa Leal Díaz, en el Taller de prácticas culturales afrocubanas realizado en La Habana el 24 de enero.

El encuentro, convocado por la Cátedra de Estudios Nelson Mandela en alianza con el proyecto Afroestética, reunió a académicas y activistas para conversar sobre la historia y usos del turbante, una pieza con significados míticos, religiosos, estéticos, culturales y políticos.

La activista y educadora popular Hildelisa Leal Díaz recorrió la historia del turbante y sus principales hitos. Foto: SEMlac Cuba

«Los descendientes de las personas esclavizadas arrancadas de África han dignificado, explicado y defendido el significado de esta pieza. Los turbantes significan pertenencía, empatía, hermandad, jerarquía”, dijo Leal al realizar un recorrido por la historia de esta pieza.

“Eso sí, tenemos que investigar y entender lo que representa culturalmente, para lucirlo con respeto y orgullo”, agregó.

La coordinadora del proyecto Afroestética explicó que la práctica de cubrir el cabello con telas proviene de África, India y Medio Oriente, debido a la necesidad de protegerse del sol y la arena del desierto.

En la mayoría de esas culturas también tienen un sentido espiritual y religioso. Las formas, nudos y colores expresan distintos significados además de una identidad, estados de ánimo, jerarquía o casta, estado civil, etc.

La prenda que ha llegado hasta nuestros días tiene una historia que reúne significados religiosos, míticos y políticos, más allá de su valor estético. Foto: SEMlac Cuba

Leal recordó que con el nombre de gele los pueblos yoruba identifican este tipo de tocado que representaba, para las mujeres africanas y su cabello, un medio de protección contra la intemperie o los espíritus sobrenaturales.

“En América la historia recoge que, en 1735, en Carolina del Sur, se aprobó la Ley del Negro, que estipulaba el tipo de ropa que se permitía usar a las personas negras. El gobernador Esteban Rodríguez Miró, de Luisiana, que todavía era una colonia española, aprobó el Edicto de buen gobierno, que exigía a las mujeres negras usar el pelo atado con un pañuelo o un tignon”, detalló.

La evolución de esta pieza y su vínculo con la historia, la política y la moda estuvo marcada, principalmente, por el movimiento a favor de los derechos civiles de las personas negras en Estados Unidos.

“Las mujeres se revelaron utilizando en su esplendor sus cabellos que, durante tanto tiempo, habían sido reprimidos o alisados. Surgieron movimientos como Black is beautiful, Black power, y llevar pañuelo se convirtió en un símbolo de identidad, rememoró Leal.

El taller de Prácticas Culturales Africanas reunió a activistas, académicas, educadoras populares y creadoras. Foto: SEMlac Cuba

Que la moda de hoy respete esos contenidos reivindicativos es un desafío para quienes defienden la cultura africana y la historia de sus antepasados esclavizados.

La cosmetóloga Ludmila Poidemon destacó la versatilidad del turbante, su elegancia y sentidos energéticos.

“En Cuba adquiere especial importancia porque nos protege del sol”, refirió Poidemon en un momento del taller dedicado a la práctica.

Ludmila Poidemon, cosmetóloga y modelo, compartió recuerdos y técnicas para el diseño del tocado. Foto: SEMlac Cuba

La también modelo insistió en que existen innumerables posibilidades para lucir un turbante; no se necesitan textiles refinados, ni muy grandes. Demostró que con retazos de telas e incluso prendas de vestir—como pullovers y pantalones de tela elastizada— pueden realizarse trenzados y diseños vistosos.

Lucir la belleza y autenticidad de la mujer negra es una expresión de activismo que se enfrenta a siglos de violencia estética y silenciamiento. Quizá por ello es frecuente encontrar proyectos y espacios que en Cuba vinculan análisis académico, historia y arte.

Rosa Campoalegre, presidenta de la Cátedra Mandela, compartió resultados del primer período de sesiones del Foro Permanente sobre los Afrodescendientes, celebrado en diciembre de 2022. Foto: SEMlac Cuba

Un momento del encuentro se dedicó a los resultados del primer período de sesiones del Foro Permanente sobre los Afrodescendientes celebrado en Ginebra, Suiza, en diciembre de 2022 en el que la investigadora cubana Rosa Campoalegre participó como experta.

Campoalegre, presidenta de la Cátedra de Estudios Nelson Mandela, compartió repercusiones de la reunión y proyecciones de la agenda Afrodescendiente en Cuba.

Para Campoalegre es importante que la sociedad civil antirracista en Cuba gane legitimidad; por eso, desde el país, propone un mayor vínculo con la región y el movimiento antirracista.

Entre las propuestas de trabajo para este año mencionó elaborar la plataforma antirracista común, realizar la Escuela CLACSO Más allá del Decenio y consolidar espacios académicos-activismos emergentes afrocentrados.

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