Juan Antonio Borrego.- Como aquel histórico 13 de abril del 2002, desde horas tempranas de este domingo, habitantes de los barrios El Valle, 23 de Enero, Catia, Pinto Salinas, Petare, de otros puntos de Caracas y de los diferentes estados del país volvieron a los predios del Palacio de Miraflores para respaldar al proceso bolivariano y a su presidente Hugo Chávez Frías en el Día del Rescate de la Dignidad Nacional.

Aunque el inicio de la movilización por el sexto aniversario de aquella victoria popular había sido fijado para las 10 de la mañana, el pueblo se volcó desde mucho antes hacia los puntos de concentración, y ya en horas del mediodía colmaba los alrededores del palacio presidencial.

A su llegada a la tribuna, cerca de las cuatro de la tarde, Chávez entonó a coro con la multitud de cientos de miles de seguidores el Himno Nacional de Venezuela, en un ritual que desbordó las emociones de la celebración, y casi inmediatamente después proclamó: "Venezuela es libre y nunca más será colonia de nadie".

Interrumpido con frecuencia por los asistentes que recordaban sus clásicas consignas de "Uh, Ah, Chávez no se va", "No volverán" y "El pueblo unido jamás será vencido" el líder de la revolución bolivariana hizo un recordatorio de aquellos difíciles días y destacó el papel del pueblo y de los militares leales en el restablecimiento del orden constitucional en el país.

Miles de simpatizantes del proceso acudieron este 13 de abril a Miraflores a celebrar la victoria sobre el golpe fascista.

Pero la historia de ataques contra el proceso venezolano no terminó en abril del 2002, como recordó el Presidente, sino que continuó con presiones de todo tipo, el paro petrolero de más de 60 días, militares golpistas amotinados en Plaza Altamira y los más diversos intentos oligárquicos, todos los cuales ha sido preciso derrotar.

En ese sentido Chávez reveló durante su intervención una carta inédita de Fidel con fecha 4 de mayo del 2003 en la que el líder cubano al evaluar las duras pruebas a que ha sido sometido el proceso revolucionario venezolano y lo que este significa para el continente, le escribía por entonces: "La caída de Venezuela arrastraría inexorablemente las esperanzas de los pueblos de América Latina. Me atrevo a decir que si Venezuela se pierde, Estados Unidos se apoderaría del resto del hemisferio", reflexión que catalogó como campanada más viva que nunca.