Noel Manzanares Blanco - Kaos en la Red.- Una lectura diferente a la ofertada por tres agoreros —en el sentido de ¿adivinos?—, a saber: Heinz Dieterich Steffan, Pedro Campos Santos y Roberto Cobas Avivar.

La situación del compañero Chávez ha provocado no sé cuántos augurios desde la Derecha de Caracas, Miami y otras latitudes similares. Tampoco el asunto escapa a la percepción de representantes de la “izquierda”, básicamente lo referido al impacto de ello en las Revoluciones en las Patrias de Bolívar y Martí —de espalda al tangible respaldo popular. Habituales colaboradores de esta página, así lo confirman.

Uno de ellos escribió que “Cuba, que depende del generoso oro negro de Venezuela, mira hacia el abismo”; que “Deseamos de todo corazón, que el Presidente Chávez se recupere pronto y que pueda seguir trabajando muchos años más para Venezuela y los pueblos latinoamericanos. Pero, si no fuera así, el único Presidente latinoamericano que tiene un perfil semejante al suyo y quién podría llenar el vacío, es Rafael Correa. Correa está llamado por Dios, la Virgen y los Santos, a asumir el papel de vanguardia política latinoamericanista, que están dejando Fidel Castro y Hugo Chávez. O, pasando del lenguaje de los fantasmas al lenguaje secular: Correa está convocado por las condiciones objetivas del momento histórico, a ser el Gerente General de los intereses de la burguesía desarrollista latinoamericana y, de manera derivativa, de los intereses de sus pueblos” —las negritas son mías.

Otro adelantó que “Sin la ayuda de Venezuela, la única forma de evitar la restauración del viejo régimen, es hacer efectivo el poder de los trabajadores y del pueblo”; y luego redactó que “Hoy todavía, los trabajadores cubanos, cansados de ser culpados de la situación actual por 'indisciplinados', colmados de paciencia, podrían aceptar la oferta de compartir el poder; pero el estado todo-poseedor y todo-decisor, tendría que saber que sería el comienzo del fin verdadero del burocratismo y la corrupción sistémica, de las prebendas estatales, de los tiempos ilimitados en los cargos, de los grandes presupuestos militares y de seguridad, el fin de estatalismo centralizado” —las negritas son mías.

El tercero, que “Cuba y Venezuela convergen en sus caminos, no porque la revolucion [sic] bolivariana avance hacia el socialismo, sino porque la cubana ha hecho renuncia de ese camino”; que “Fidel Castro y Raúl Castro, decididos, antes de desaparecer físicamente, a encaramar a Cuba en los carriles de un modelo de transición neocapitalista, le quitan a Hugo Chávez la brújula que para la revolución bolivariana había de significar la transición socialista desde el poder revolucionario”; y que “El regreso de H. Chávez al gobierno [¿realmente deseará que vuelva?] no garantiza la transición socialista ni en Venezuela ni en Cuba” —las negritas son mías.

Personalmente, recordé que en mi Aclarando a lectores/as de Kaos en la Red, anticipé a modo de inscripción: “Heinz Dieterich Steffan, Pedro Campos Santos y Roberto Cobas Avivar son expertos en tratar de desprestigiar a la Revolución Cubana, y más. Observe qué escribieron en este Sitio entre marzo-agosto/2011”. Entonces, ¿quiénes, si no, puede ser los publicistas de las citas anteriores?

Confieso que asumo sin la menor sorpresa la posición de estas personas ante el problema/dolor del Líder de la Revolución Bolivariana y de la inmensa mayoría de venezolanas y venezolanos, así como del pueblo cubano más millones y millones de terrícolas. No obstante, moralmente me siento convocado a significar algunas ideas.

A juzgar por la postura de Heinz Dieterich, cualquier ignorante puede creer que La Habana le pagó a la Señora Alicia Bárcena, Secretaria Ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), para que declarara recientemente que el gran desafío de Cuba está en preservar los logros de la Revolución en materia de salud, educación e igualdad social; amén de apreciar cómo hemos desarrollado esas áreas imprescindibles para el bienestar de nuestro pueblo y asumir los Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución aprobados en el 6to. Congreso de la vanguardia ideo-política del patio como muy atinados para poder cambiar sin rupturas, en tanto que una propuesta de igualdad.

A la vez, me pregunto: ¿desconoce Heinz Dieterich lo mucho que agradecen ecuatorianas y ecuatorianos la obra de la Revolución Ciudadana, a contrapelo de los ataques mediáticos —pagados precisamente por el Gran Capital de ese país y de otros confines que ¿incluye a la “burguesía desarrollista latinoamericana”?— al Gobierno de Quito tratando desacreditar la valía del mandato de Correa? Por ende, ¿en que fundamenta Heinz Dieterich su tesis de la convocatoria objetiva para que el propio Correa esté llamado a “ser el Gerente General de los intereses de la burguesía desarrollista latinoamericana [acaso obviando su carácter inconsecuente] y, de manera derivativa, de los intereses de sus pueblos”?

Acerca de lo escrito por Campos Santos, apenas expresaré que se necesita estar muy de espalda al pulso actual de la Mayor de las Antillas para no aquilatar cómo hemos venido construyendo/perfeccionando una democracia legítima en más de cinco décadas, resaltando la discusión por todo el pueblo del proyecto de los mencionados Lineamientos con 8 millones 913 mil 838 participantes; y que ello trajo consigo que de 291, 197 Lineamientos resultaron modificados o integrados con otros, es decir el 68 por ciento del total.

También, me pregunto: ¿desconoce Campos Santos que la actualización del modelo económico cubano constituye una suerte de rescate del Proceso de Rectificación de Errores y Tendencias Negativas, que incluye el combate para el “fin verdadero del burocratismo y la corrupción sistémica”, y que “los grandes presupuestos militares y de seguridad” responde a la necesidad de garantizar la Capacidad de Defensa, condicionante de la Revolución cubana ante las múltiples y continuas amenazas del “Norte revuelto y brutal”?

Sobre la manida actitud de Cobas Avivar, huelgan comentarios.

Por demás, pienso que prácticamente quedó develado el desprecio de los susodichos por la postura exhibida y sostenida por los pueblos venezolano y cubano al desenvolvimiento actual y perspectivo de los procesos revolucionarios de nuestras naciones hermanas, incluso más allá del nombre de quienes tengan la difícil y muy difícil tarea de conducir las Revoluciones iniciadas por Bolívar y Martí.