Sobre la base de sus enormes yacimientos petroleros, gasíferos y minerales, el estadista aprobó el financiamiento para 12 grandes proyectos que, a corto y mediano plazo, deben cubrir la demanda presente y futura de su programa de soberanía alimentaria y producir elevados excedentes exportables.
La aspiración es abastecer al mercado regional y otros, con dos de los elementos clave de la fórmula que más usa la agricultura moderna: urea y fosfatos, señaló el estadista durante la sesión del más reciente consejo de su gabinete ministerial.
Ambos, además del potasio, del que (¡milagrosamente!, como jaranean algunos en las habituales recurrencias al hecho de que este país dispone de casi todo lo tangible que tiene este planeta) no dispone el país, son claves en las fórmulas modernas para potenciar los rendimientos de la llamada agricultura intensiva.
Desde poco antes de las seis de la tarde y hasta el cierre de esta información, en el Palacio de Miraflores —sede del Gobierno— sesionaba la reunión del Consejo de Ministros de la Revolución Bolivariana, transmitida en cadena para todo el país.
Fue encabezada por el Chávez de siempre: total dominio de sí, voz grave pero coloquial, jaranas, pausas pensadas para que todo el pueblo pudiera entender sus criterios y los del resto de su tren ejecutivo, poesías criollistas, diálogos con los actores de las obras que se impulsan y la población...
Aunque aún no ha hecho pública la fecha, en los próximos días el jefe de Estado asentará ante el Consejo Nacional Electoral (CNE) su candidatura para las elecciones presidenciales del próximo 7 de octubre, en las que, por cierto, aparece, según la mayoría de las encuestas, como el gran favorito.
