Gara.- Un acto en homenaje del dictador Augusto Pinochet y para «honrar su legado» previsto para hoy en Santiago ha provocado una viva polémica en el país.


Organizaciones de víctimas piden su prohibición, pero el Gobierno de Sebastián Piñera no opone reparos.

La indignación ha estallado en Chile tras convocatoria para hoy a un acto de homenaje por sus partidarios, rechazado por organizaciones de víctimas pero defendido por quienes dicen defender la libertad de expresión.

El acto ha sido organizado por la Corporación 11 de Setiembre, para honrar el legado del dictador a través de la exhibición del documental «Pinochet», que analiza la situación política previa a la asonada y resalta los principales logros de su régimen.

Junto con las invitaciones al acto público, se extendieron por las redes sociales los llamados a «funar» (manifestarse ruidosamente) contra la ceremonia que se llevará a cabo en el teatro Caupolicán de Santiago. Las «funas» nacieron en democracia en Chile para denunciar públicamente a los violadores de los derechos humanos durante la dictadura, que dejó más de 3.000 muertos, repudiándolos con ruidosas manifestaciones frente a sus casas o a sus lugares de trabajo.

Pero algunos quieren ir más allá y plantean la necesidad de prohibir el acto, abriendo de paso por primera vez el debate sobre si se puede o no homenajear a una figura como Pinochet.

La Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos (AFDD) ve inaceptable el homenaje y presentó un recurso -rechazado- ante la Justicia argumentando que se trata de una apología a la violencia y a los crímenes de lesa humanidad.

«En cualquier otro país, quien hace apología o reivindica lo que es el genocidio o el terrorismo de Estado incluso puede ir a la cárcel», se quejó Lorena Pizarro, presidenta de la AFDD.

«Un acto así no se podría celebrar en Alemania, por ejemplo, donde no se puede homenajear a Hitler», afirmó el profesor de comunicación de la Universidad Adolfo Ibáñez, Manuel Délano. «Legalmente en Chile se puede celebrar estos actos, pero moralmente no se debería», agregó.

«Cuando una sociedad no ha cerrado aún sus heridas por la violación de derechos humanos, donde aún quedan personas buscando a sus familiares desaparecidos, significa escarbar sobre el dolor de las víctimas», aseguró el académico.

El Gobierno del derechista Sebastián Piñera, señaló que no es partidario de este tipo de actos pero que lo «respeta».

Por su parte, el director para las Américas de HRW, José Miguel Vivanco, dijo que «ese sector de chilenos que se inspira en dictadores, en la brutalidad y hasta en la corrupción, tienen el derecho a rendir este tipo de homenajes, y el Estado tiene la obligación de tomar las medidas necesarias para garantizar el ejercicio de ese derecho».

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