Cristina Hernández - La Jiribilla.- Oculta tras la retórica del poder oligarca en Bolivia estuvo por mucho tiempo la tradición de lucha y resistencia de los pueblos indígenas de esa nación latinoamericana. Los mismos que cultivaron la papa, alimento que salvó a Europa de la hambruna, y descubrieron la quinina, antídoto contra la malaria, debieron sufrir la expropiación de sus tierras, en las que llegaron a considerarse como el último eslabón social.
En el año 2009, un aymara llegó a la presidencia de ese país para impulsar una nueva República, plurinacional y multilingüe, en reconocimiento a casi el 70 por ciento de la población boliviana, de origen indígena. Sin embargo, la llegada de Evo Morales al escalón más alto del poder político no surgió de la nada. Se trata de la consecuencia de una rebeldía latente en los pueblos originarios de la región, incluso cuando fuera silenciada y vejada por la minoría gobernante durante siglos.
Esos rastros persigue el cineasta boliviano Jorge Sanjinés en su más reciente película, Insurgentes, estrenado en La Habana este miércoles 8 de agosto. Luego de varios años sin filmar, el cineasta ?exponente del Nuevo Cine Latinoamericano? se inspiró en la historia oculta de su país para ofrecer una nueva mirada a los acontecimientos actuales.
Narrado en la voz del propio director, Insurgentes muestra en retrospectiva varios de los acontecimientos que asentaron la tradición de lucha de los indígenas bolivianos, pasando por procesos recientes como la guerra del gas y el agua, en 2003 y 2000, respectivamente, hasta el cerco de la ciudad de La Paz por las tropas de Bartolina Sisa y Túpac Katari en 1781, quien antes de su asesinato sentenció la frase “volveré y seremos millones”.
Asimismo, la Guerra del Chaco, la Revolución de 1952, la alfabetización de los indígenas, entre otros procesos históricos de enfrentamiento contra el racismo en Bolivia se analizan en la obra. La dramatización de varios de estos hechos le otorga un alto poder emotivo, pues el cineasta prefirió exponer su visión metafórica sobre el pasado antes de la fría consecución de fechas, entrevistas y datos. La participación especial del presidente Morales ofrece además un hilo de continuidad a la historia, que lo ubica como claro receptor de la herencia insurgente de héroes y heroínas del altiplano boliviano.
Según el embajador de ese país en Cuba, Palmiro León Soria “no es posible hoy hablar de Bolivia sin los indígenas”. La película de Sanjinés es una prueba más de esta certeza, pues recupera una memoria silenciada. Para el diplomático, el creador logra combinar en todo su cine una aguda habilidad estética con la impronta de las raíces bolivianas, como “un espejo para que nos miremos dentro de nuestra tierra”.
El regreso de Sanjinés al cine no solo ha tocado la fibra profunda del alma latinoamericana, sino que lo reafirma como uno de los más importantes cineastas del continente. El autor de obras como Ukamau (1966), Yawar Mallku (1969), El coraje del pueblo (1971), Jatum auka (1973), Llocsi caimanta (1977), Las banderas del amanecer (1983), La nación clandestina (1989) y Para recibir el canto de los pájaros (1995) y Los hijos del último jardín (2004) recibió con Insurgentes el premio Concha de Oro en el Festival de San Sebastián.
En declaraciones a la prensa boliviana, Sanjinés aclaró que su obra “no pretende contar toda la historia de esa insurgencia que arranca hace 220 años atrás, en el cerco de la ciudad de La Paz, en 1781, puede comenzar incluso mucho antes, pero el acto espectacular, histórico, de recuperación de la soberanía perdida podría situarlo en 1781 y ahí tenemos a Túpac Katari, a Bartolina Sisa, Zárate Villca, Eduardo Nina Quispe y varios otros que aparecen en la película”.
Insurgentes se estrena por estos días en nueve ciudades de Bolivia y ha tenido exhibiciones anteriores en la 42ª Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA), en Cochabamba, y en Argentina, durante la reunión del Mercado Común del Sur (Mercosur). Para diciembre el público cubano podrá reencontrarse con la obra durante el Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano.
