Cubadebate.- La TV cubana transmitió en la noche de este jueves el documental “CELAC es el sueño de la unión“, que aborda la unión de América Latina y el Caribe, como el sueño de nuestros próceres, Simón Bolivar y José Martí. Ambos visionaron las verdaderas intensiones del imperio yanqui, y sus apetencias de monopolizar las riquezas de los países del Continente. Siglos después, dos grandes hombres, Fidel Castro y Hugo Chávez se unieron para dar continuidad y llevar a vías de hecho el sueño de los próceres.


Este sueño de unidad se materializa el 3 de diciembre de 2011 con la creación de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) en la tierra del Libertador. Surgió así la primera organización que agrupa a los 33 países de Latinoamérica y el Caribe, sin la presencia o tutelaje de Estados Unidos.

La Celac y la rebeldía de los pueblos

Ángel Guerra Cabrera

La unidad de Nuestra América, propósito de Bolívar y Martí, ha experimentado significativos avances en la última década. Así lo testimonia la Comunidad de Estados de América Latina y el Caribe(Celac), ya a unas horas de su II Cumbre, que tendrá lugar en La Habana del 25 al 29 de enero. La Celac es la primera organización que reúne a todos los Estados de América Latina y el Caribe sin la presencia de Estados Unidos, Canadá o Europa, y ya por eso sólo significa un paso importantísimo hacia una mayor independencia regional.

La Celac alumbró como proyecto, a escala de todos los gobiernos de la región, en la I Cumbre de América Latina y el Caribe sobre Integración y Desarrollo (CALC), celebrada en diciembre de 2008 en Brasil con la presencia de sus 33 actuales miembros. La II cumbre, efectuada en Playa del Carmen, México, el 23 de febrero de 2010 a la vez que reunía al Grupo de Río (http://www.ecured.cu/index.php/Grupo_de_R%C3%Ado), acordó la constitución de la Celac y un cronograma de trabajo que culminó con su nacimiento en Caracas el en diciembre de 2011.

La capital de Venezuela era el escenario idóneo para ese acontecimiento pues nadie había hecho tanto –y seguiría haciendo- como el presidente Hugo Chávez a lo largo de su mandato, por la unidad y la integración de nuestros pueblos. Pero las cumbres no bastarían para explicar cómo se llegó a expresar de forma institucional una pujante conciencia de unidad latinocaribeña, que recibió un enorme impulso desde fines de la década de los noventa.

Fue la lucha de los pueblos latino-caribeños contra las políticas neoliberales la que llevó a Chávez al gobierno y más tarde a Lula, Kirchner, Evo Morales, Daniel Ortega, Correa y Pepe Mujica. Ello creó una correlación de fuerzas que hizo posible construir una infraestructura institucional que sostuviera la unidad y la integración regionales en el marco de un importante cambio en la balanza internacional impulsado por la emergencia de los BRICs.

Surgió la Alba integrada por Venezuela y Cuba de la mano de Chávez y Fidel, a la que se sumarían los nuevos gobiernos antineoliberales de Bolivia, Nicaragua, Ecuador así como Antigua y Barbuda, Dominica y San Vicente y las Granadinas, estados insulares del Caribe anglófono. En 2005 se crea Petrocaribe a instancias de Venezuela, que brinda petróleo en términos solidarios y salvó de una catástrofe económica a varios países del Caribe que ya no podían sufragar los altos precios del crudo.

Fruto de esta corriente nace Unasur(2008), integrada por todos los estados suramericanos, que se ha constituido en un valioso foro de concertación política y realizado importantes acciones de defensa de la voluntad popular, como sus resueltas medidas contra los intentos de golpe de Estado a Evo Morales y Rafael Correa.

La Celac es el escalón más alto de la construcción unitaria regional al reunir a la totalidad de sus Estados, incluyendo a los miembros del Caricom, unidos a los iberoamericanos por una historia común de dominación colonial y neocolonial y por heroicas luchas iniciadas con la Revolución Haitiana, precursora de la independencia de América Latina(1791-1804). El trayecto hacia su constitución y su funcionamiento desde la cumbre de Caracas hasta la de Santiago de Chile y la de La Habana ha evidenciado que gobiernos con ideologías opuestas pueden trabajar por objetivos consensuados que abonan hacia la cooperación y la independencia de los estados miembros, así como a su aporte a la paz mundial.

En particular la presidencia pro témpore cubana es una muestra incontrovertible de ello al colocar al frente de la organización a un estado de ideología socialista y marxista al que Estados Unidos bloquea e intenta destruir. Cuba ha trabajado en estrecha colaboración con Chile y Costa Rica(gobiernos de derecha) y Haití –la llamada troika ampliada- en la coordinación de una agenda que ha dado voz propia a la región en los foros internacionales y la ha acercado a naciones y mecanismos integracionistas de Asia y África con los que muchos países de América Latina y el Caribe apenas habían tenido relaciones. El discurso del canciller cubano ante la Asamblea General de la ONU a nombre de la Celac es también una excelente prueba de lo que afirmo.

Cuba propone a esta cumbre convertir en una región de paz el territorio de la Celac donde las diferencias se solucionen políticamente y sin el uso de la fuerza y dar una lucha frontal contra el hambre y la desigualdad en la zona más desigual del planeta.

“Hay razones para ser optimistas”

El historiador Alberto Prieto Rozos compartió con Granma sus opiniones sobre los desafíos y el futuro de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac)

Dalia González Delgado - Granma.- La unidad latinoamericana no ha sido solo un sueño bicentenario, sino una tradición y una necesidad, asegura Alberto Prieto Rozos, Doctor en Ciencias y en Ciencias Históricas. Desde Francisco de Miranda, pasando por Simón Bolívar, Eloy Alfaro, José Martí, Augusto César Sandino, Fidel Castro, todos han hablado de la integración. Pero lo importante no es que haya sido soñada por alguien —subrayó el experto— sino que nuestros pueblos existen con una peculiaridad en el mundo, y es que tienen características semejantes.

"Estamos unidos por una cultura, por tradiciones, por una psicología. Además, mientras más juntos estemos, más fuertes somos, y mientras menos unidos estemos, con más facilidad las potencias extranjeras nos dominarán", argumentó el Profesor Titular y de Mérito de la Universidad de La Habana, quien acumula varias décadas de trabajo docente especializado en los temas de América Latina y el Caribe, y tiene casi una veintena de libros publicados.

—Aunque la integración latinoamericana se pensó desde hace 200 años, solo ahora ha sido posible la creación de un mecanismo como la CELAC. ¿Qué condiciones hay en la actualidad que antes no hubo?

—Normalmente la subjetividad se adelanta a la realidad. Esto ha sido pensado durante 200 años, pero las condiciones objetivas eran muy difíciles. Primero, porque las economías de los países latinoamericanos en vez de ser complementarias eran competitivas. Eran básicamente países exportadores que se dirigían a los mismos mercados, y rivalizaban entre sí. Y los países dominadores aprovecharon esas circunstancias para dividir.

"Con el desarrollo económico y social actual, han surgido nuevas tendencias industriales, que han ido complementando los países. Por ejemplo, MERCOSUR comercia más entre sí que lo que envía al extranjero en esos sectores. Sigue existiendo la matriz agro-exportadora tradicional, y es la que ofrece divisas para el proceso de desarrollo económico, pero los intercambios industriales principalmente se realizan entre nuestros propios países, porque es muy difícil vender productos industriales a Europa o a Estados Unidos.

"Además, han surgido sectores sociales nuevos. La clase obrera antes casi no tenía peso, pero hoy en día la clase obrera industrial y los otros sectores asalariados que actúan a su alrededor tienen intereses distintos a los de las oligarquías tradicionales. Los obreros ven en la unidad latinoamericana un proceso en el cual sus intereses se pueden fortalecer.

"En la CELAC no hay únicamente países progresistas, porque no hemos llegado a ese punto, pero lo grandioso es que la fortaleza de esos países impulsa al resto. Por otra parte, la idea de la integración es tan fuerte que las masas populares se han apropiado de ella, y es una de sus principales exigencias".

—En su opinión, ¿qué medidas concretas, no solo en lo político sino en lo económico, se podrían tomar para fortalecer esta integración?

—Bajo la presidencia Pro Témpore de Cuba hubo una reunión de ministros de educación. Las sociedades de América Latina, aun teniendo culturas homogéneas o muy parecidas, son diversas, las prácticas son diversas. Entonces, por ejemplo, que se unan los ministros para hacer programas educativos compatibles, es un paso de progreso. Donde haya analfabetismo Cuba puede aportar su método "Yo sí puedo", o médicos donde sea necesario, y esas son colaboraciones que tienden a la unidad. Porque las personas tienen que constatar lo progresista, lo bueno. Cualquier venezolano o brasileño atendido por un médico cubano comienza a ver que si nos integramos eso es algo positivo para él. Eso se puede trasladar a otros campos. El mundo es tan complejo que tenemos nosotros que luchar con nuestras propias fuerzas. Afortunadamente, hay gobiernos poderosos en un ámbito y otros en otro. En la unión de lo que cada cual tiene mejor, la integración ofrece beneficios.

"Ahora bien, eso no se produce por generación espontánea; hay que estructurarlo y desarrollarlo. Para eso tienen que reunirse los ministros de finanzas, de educación, de transporte. Sobre todo en un continente como el nuestro, donde estábamos acostumbrados a que todo viniera de afuera. Aunque partimos del criterio de que los latinoamericanos somos hermanos, a veces no nos conocemos. Los jóvenes que estudian aquí, por ejemplo, crean lazos afectivos. Otro ejemplo, en UNASUR, se habla de un Consejo de Defensa, y no es lo mismo que los miembros de los ejércitos vayan a escuelas comunes nuestras, a que vayan a estudiar a Estados Unidos. Con una organización como la CELAC todo se hace más fácil".

—¿Estados Unidos aceptará pasivamente que haya un mecanismo de integración regional donde no estén incluidos?

—No pudieron impedir la creación de la CELAC. Se les fue de las manos involuntariamente, aunque no lo vieron con gusto.

"Ellos siempre han tratado de que todos los nexos pasen por Washington. Muchas veces los embajadores latinoamericanos tenían que ponerse de acuerdo en Estados Unidos para después ponerse de acuerdo los países. Pero los principales problemas que puedan surgir entre nosotros mismos son asunto nuestro".

—No todos los países que integran la CELAC ven a Estados Unidos como enemigo de la integración. ¿Cómo concertar intereses tan diversos?

—Con habilidad política. La unidad revolucionaria en Cuba se logró por la extraordinaria, excepcional capacidad política de Fidel Castro.

"Además, el mundo ha cambiado, hay nuevos centros económicos y la multipolaridad nos ayuda. Por ejemplo, el principal socio comercial de Chile no es Estados Unidos sino China. El hecho de que ese país sea la segunda potencia mundial nos favorece, pero eso hay que tejerlo".

—Usted se ha referido a la necesidad de lograr complementariedad económica en América Latina, y mencionaba ahora la relación con China. Algunos analistas consideran que los estrechos vínculos con ese país debilitan la integración de nuestras propias economías. ¿Coincide con esa opinión?

—En lo más mínimo. Lo que he leído en ese sentido son economistas ultra izquierdistas que imaginan un mundo como ellos desean, un mundo latinoamericano autárquico que no es posible.

"El mercado interno chino está creciendo a un gran ritmo, pero absorbe materias primas. ¿Qué puede exportar Argentina? Cereales y carne, por ejemplo, porque sus productos industriales no serán vendidos a China, ni a Estados Unidos, ni a la Unión Europea.

"América Latina tiene la fortaleza —que en un momento fue una debilidad porque opacó a otros sectores— de que sus recursos son de inevitable consumo en el mundo. ¿O diremos que es una debilidad para Venezuela tener mucho petróleo para exportar? Lo que no se puede hacer es convertir al país en petrorentista, y que la gente viva de una subvención en su casa sin hacer nada porque el ingreso petrolero da para eso; eso sería un error, pero no es culpa del petróleo sino de la distribución que se haga de él.

"Entonces, los vínculos con China bien empleados son una fortaleza para la economía".

—¿Usted es optimista con respecto a la CELAC?

—Yo soy optimista ante la vida. Creo en la lucha. Creo que la lucha de los elementos progresistas, más si son revolucionarios, es lo que transforma al mundo. Y evidentemente el mundo está en progreso, porque hace 55 años el panorama de América Latina era completamente diferente al de hoy.

"Cuando Fidel en Montevideo el 5 de mayo de 1959 clamó por la unidad latinoamericana, la gente diría que se trataba de una locura. Pero han pasado 55 años y está la CELAC, y Cuba es la presidenta Pro Témpore. Eso es un respeto, es reconocer que este país ha luchado por la integración como ningún otro en América Latina. Es saber que nosotros tenemos más médicos en el mundo y en América Latina que los Médicos sin Fronteras tan alardeados del imperialismo. Eso es lo que representa la presidencia de Cuba. La moral es una de las fuerzas principales que hay en el mundo. Soy optimista, porque crecientemente lo que es moral es lo progresista y lo revolucionario. Hay razones para ser optimistas. Creo que dentro de 10 años estaremos en una posición más fuerte, más ventajosa que en la actualidad".

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