Lois Pérez Leira* - Cubainformación.- La celebración de la II Cumbre de la CELAC en La Habana, fue un éxito histórico de la comunidad Latinoamericana y del Caribe. Nunca antes seguramente se han encontrados tantos presidentes y jefes de Estado de gobiernos democráticos, en un conclave de este tipo. Y nunca existió tanta sintonía política, a pesar de la pluralidad de  estos representantes. Por otro lado el encuentro fue  una gran victoria de Cuba y su gobierno, convirtiéndola en uno de los motores morales y solidarios del continente Americano.

El  éxito de  la Cumbre me hace pensar en el  Congreso Anfictiónico de Panamá de 1826, como principal antecedente histórico. En aquel encuentro Simón Bolívar intenta buscar la unión o confederación de los nuevos Estados de América y la elaboración de una táctica en común, frente a la España colonialista.

En aquel Congreso se debatió la necesidad de independizar Cuba, Puerto Rico, Filipinas  y las propias Islas Canarias. Sera EEUU como siempre, el encargado de boicotear y llevar al fracaso a esta iniciativa. De esta manera evito la independencia de las últimas colonias, con el argumento que no se debía seguir  incordiando a España,  para que  esta reconociera los nuevos Estados.

A pesar de ello Bolívar alentó a los patriotas caribeños especialmente a los cubanos, para que pudieran lograr su independencia. El movimiento emancipador americano, liderado por el Libertador Simón Bolívar, envió incluso naves de guerra hasta  las islas Canarias, con el claro objetivo de debilitar a la metrópolis. Al mismo tiempo, como manifestaba el General Pedro Briceño, de la República de Colombia, “conseguir la independencia de las Islas, dentro de la Gran Colombia”.

La visión estratégica y anticolonialista del libertador de América, dista aún mucho del actual pensamiento de la actual izquierda jacobina española, que continua con el concepto de España como  “Una, grande y libre”.

Volviendo a la CELAC esta cumbre demostró la vigencia del pensamiento de Simón Bolívar sobre la “Patria Grande”. La misma acción política fue continuada en este siglo,  por el comandante Hugo Chávez Frías. Simón Bolívar,  nos adelantaba su avanzado pensamiento político, en la Carta de Jamaica de 1815, cuando expresó:

“Es una idea grandiosa pretender formar de todo el mundo nuevo una sola nación con un solo vínculo que ligue sus partes entre sí y con el todo. Ya que tiene un origen, una lengua, unas costumbres y una religión debería, por consiguiente, tener un solo gobierno que confederase los diferentes Estados que hayan de formarse; mas no es posible porque climas remotos, situaciones diversas, intereses opuestos, caracteres desemejantes dividen a la América. ¡Qué bello sería que el istmo de Panamá fuese para nosotros lo que el de Corinto para los griegos! Ojalá que algún día tengamos la fortuna de instalar allí un augusto Congreso de los representantes de las repúblicas, reinos e imperios a tratar y discutir sobre los altos intereses de la paz y de la guerra, con las naciones de las otras tres partes del mundo.”

La diferencia de la reunión de Panamá de 1826 con la de La Habana, fue que en primera sin estar presente el tema central era España, mientras que en esta última, la gran ausente política fue España y su relación con el continente a través de su Cumbre Iberoamericana. España estuvo totalmente ausente de la agenda de 600 millones de habitantes. La “Madre Patria” fue nuevamente humillada como en la última Cumbre Iberoamericana de Panamá del 2013, donde la mayoría de los mandatarios se abstuvieron de ir, restándole importancia al encuentro. Mientras tanto el Rey español desde su convalecencia madrileña contempla como su monarquía se descompone, atacada por el virus de la corrupción, entre tanto la comunidad de países latinoamericanos y caribeños, dejaron de mirar para el norte y para la España aun colonial, para mirarse para adentro.

Otra derrotada en esta Cumbre, ha sido sin duda alguna la OEA, el ultimo instrumento norteamericano de control del “Patio trasero” del imperio. El destacado escritor  gallego Xosé Luis Méndez Ferrín en un artículo de opinión para el Faro de Vigo ha señalado  sobre este encuentro, de la CELAC: “este representa el entierro de “Hispanoamérica” y de la noción histórica de “Hispanidad”. Así como la expulsión moral y política de España fuera de aquel universo”.

Lo que está claro que en La Habana ha muerto “La madre Patria”.

* Analista político internacional.