Arkaitz González Galiot - Cubainformación.- Mediante esta carta, después de haberse cumplido un año de tu partida física, quisiera expresar mi gratitud a otro de los mejores comandantes que hemos tenido, por todo lo que nos has enseñado durante todos estos años. Yo no quisiera detenerme en análisis políticos e ideológicos, porque no escribo con ese fin, aunque pudiera hablar de política con ello. Escribo para compartir mis sentimientos y pensamientos con los millones de compatriotas de ese ejército revolucionario internacional del mundo, el cual se ha unido tras Venezuela como vanguardia de las oprimidas y oprimidos por el capitalismo, por un mundo mejor, para que la humanidad viva libre de explotación y en paz.
Carta de un estudiante europeo a Hugo Rafael Chávez Frías: `Lo que nos enseñaste´
Arkaitz González Galiot - Cubainformación
Al Comandante
Hugo Rafael Chávez Frías
Cuartel de la montaña
Caracas (Venezuela)
Rte.: Un soldado del ejército revolucionario internacional
Querido Comandante y camaradas:
Mediante esta carta, después de haberse cumplido un año de tu partida física, quisiera expresar mi gratitud a otro de los mejores comandantes que hemos tenido, por todo lo que nos has enseñado durante todos estos años. Yo no quisiera detenerme en análisis políticos e ideológicos, porque no escribo con ese fin, aunque pudiera hablar de política con ello. Escribo para compartir mis sentimientos y pensamientos con los millones de compatriotas de ese ejército revolucionario internacional del mundo, el cual se ha unido tras Venezuela como vanguardia de las oprimidas y oprimidos por el capitalismo, por un mundo mejor, para que la humanidad viva libre de explotación y en paz.
A decir verdad yo no soy más que un humilde estudiante que sigue la ideología de Marx, Engels y Lenin, que siente en lo más profundo de sus entrañas parte de los trabajadores, porque aunque haya tenido la suerte de adquirir cierta formación intelectual, al igual que un proletario no tengo más que mis manos y mi cabeza para ganarme la vida, porque veo como esa panda de ricachos nos expolian hasta la última gota de sangre, sin importar si caemos en de una calle muertos de hambre, frio y enfermedad. Desgraciadamente el capitalismo nos da una forma de pensar, un tanto cuadrada y cuando leemos textos de revolucionarios en muchas ocasiones los interpretamos sin movimiento y nos encasillamos irremediablemente perdiendo la creatividad. Pero aunque la procedencia de nuestras raíces ideológicas sean diferentes camarada, tú me/nos has enseñado de nuevo a ver las ideas en movimiento, así como tus acciones me/nos has enseñado a identificar las ideas aprendidas en otros sitio en la práctica, así como en ese momento dónde no brillaba ninguna luz, tú la has vuelto a encender, y nos has señalado otras formas de recorrer ese camino, dándonos pistas para seguir creando y para continuar la obra de construir un mundo justo, mi querido camarada, amigo, hermano.
En tu obra, desde muy joven sabías que sin armas no se podían defender las conquistas del pueblo y que un pueblo que no se defiende con ellas está condenado a que lo dobleguen de nuevo los explotadores. También nos has enseñado a construir alianzas de todo tipo. Alianzas coyunturales, con el fin de detener al enemigo común o sacarlo del cuadrilátero. Alianzas económicas, para comenzar a poner la base económica que nos emancipe en el futuro. Alianzas interclasistas, entre las capas populares y menos populares para unir a todos contra la gran burguesía. Nos has enseñado que solo la unidad es la única divisa revolucionaria que puede enfrentar los enemigos del pueblo. Nos has enseñado a unirnos en torno a lo que nos une, a no menospreciar al otro y mirarlo por encima del hombro, independientemente si estamos de acuerdo con él o no, en definitiva, a eliminar ese sectarismo. Incluso, nos has enseñado la unidad de todos los pueblos del mundo. Incluso podríamos traducir la consigna de Marx a tu práctica camarada y diríamos así: “¡Pueblos del mundo, uníos!”. Creo que podríamos sustituir pueblos, por pobres u otra palabra. Chávez: has sido todo un maestro –al igual que Simón Rodriguez lo fue para Bolívar- como lo fue, por ejemplo Lenin; un titán de acero, un revolucionario integral de los pies a la cabeza y de la cabeza a los pies, un ejemplo a seguir como lo fue el Che, además de un visionario al más puro estilo de Fidel. Gracias a ti y tu formidable acción camarada, y como yo supongo que otras tantas y tantos, hemos aprendido a ver el socialismo en movimiento y como construirlo, a no convertirlo en frases vacías y nombres, sino a practicarlo. Y como no, Chávez, tu ejemplo, nos ha hecho desafiar al imperio más poderoso que ha conocido el ser humano y unirnos en torno a la lucha que lleva adelante Venezuela como vanguardia de las explotadas y explotados del planeta. Y ni hablar de la arena internacional: has removido mares y montañas y sabido agruparnos a todos nosotros de nuevo, tras la causa del socialismo, has convertido a tu país no solo en encabezador de un proceso mundial, sino en un terror para los oligarcas de aquí, de allá y del imperio. Hoy temen profundamente al pueblo de Venezuela y a todos los que los siguen. ¡…Que magna obra la tuya...!
Y compañero, quiero decir que tú también no solo nos enseñaste de lucha sino que nos enseñaste a ser humanos y a ser pueblo. A que nada nos hiciera creer superiores, a sentir como el pueblo con tus canciones, con tus bromas, risas y sonrisas; con tu cariño y amor; nos enseñaste a tener ese inmenso corazón como el que tú tienes, haciéndonos que no nos separemos del pueblo, ese al que pretendemos unirnos para la construcción de un mundo mejor, puesto que la lucha sin su pueblo y los pueblos nada es. Nos enseñaste a sentirnos uno más entre esa mayoría de millones de oprimidas y oprimidos, esa sencillez, desinterés y modestia que debe de caracterizar a la persona progresista. Nos enseñaste a desprendernos de todo para dárselo al necesitado. Nos enseñaste a no traicionar nuestras ideas por mucho peligro que hubiere, a no desesperar bajo ningún concepto, aún bajo las pequeñas derrotas.
Ahora tú ya no estás camarada, pero nos comprometemos a seguir tu obra y a seguir construyendo ese ejército que barrerá a la burguesía y todos sus imperios de la faz de la tierra, y que permitirá al ser humano vivir en paz y armonía. Notamos increíblemente tu irreparable ausencia, mi querido comandante, pero a pesar de ello prometemos no perdonar a un solo tirano. Por muchas palabras que emplee creo que es un poco difícil describirte camarada. Lo mejor que podemos hacer es honrar tu lucha siguiéndola. Por eso, afinemos nuestros 5 sentidos, afilemos nuestras ideas y cabezas, y enfilémonos para enfrentar al enemigo en las batallas venideras, porque: ¡Chávez vive, la lucha sigue!