Yolanda Rojas - Cubainformacion.- Emotiva carta de Yolanda Rojas Urbina, Cónsul de la República Bolivariana de Venezuela en Bilbao, ante el 60 cumpleaños de Hugo Chávez Frias, líder eterno de su pueblo.

Querido Hugo:

Esta mañana, al despertar en esta ciudad de humedades y brumas que es Bilbao, oía la lluvia resonar en mi tejado. Con el sonido de las gotas golpeando frenéticas sobre las tejas, tuve conciencia de que amanecía un nuevo lunes, 28 de julio. Mi primer recuerdo fue para ti, porque hoy cumplirías 60 años. Lo primero que me viene a la mente es hacer lo que hago a mis hijos, a mi familia, a mis amigos y amigas. Decir desde aquí ¡Feliz Cumpleaños! Dar gracias a los hados, a los dioses, a la naturaleza, a la fuerza que rige el cosmos y el destino, por tu nacimiento, por habernos permitido conocerte, por estar mientras tú estuviste. Quise homenajearte y sentirme alegre por esos 60 años de tu luz. Porque, claro, ¡vives! Estás en el corazón y en la conciencia de millones, dentro y fuera de nuestro país. Gravitas en los pensamientos, en las acciones, en las dudas, en los aciertos, en los sueños y en las verdades de muchos de nosotros. Sigues vivo y palpitante en todos los rincones de la Patria. Incluso estás vivo en el negro corazón de tus enemigos.

Pero no puedo evitarlo, Comandante. No puedo sustraerme a la dolorosa y terrible verdad. Me debato entre la alegría de la consigna y el desgarro de la dura evidencia… ¡Chávez Vive, la lucha sigue! es la consigna que día a día voceamos, escribimos, repetimos, musitamos y utilizamos como un mantra para darnos fuerza, para mantener la energía y permanecer en la lucha… Diría que no nos cuesta mucho. Al fin y al cabo, ¡tú nos enseñaste tanto! Tú imprimiste en nuestros corazones esa pasión constructora, esa fuerza vital, esa arrolladora fuerza, esa inagotable energía, ese afán incesante de servir, de batallar, de vencer. Esa vorágine que fue tu aparición marcó una impronta en un país confundido, desilusionado, desconfiado. Irrumpiste como un huracán en nuestra inacabada desesperanza y nos devolviste las ganas de luchar, nos insuflaste el espíritu de ansias de perseguir esa utopía que se nos hacía cada vez más lejana, de ir tras ella sin cesar, de no ceder ni un segundo al cansancio o al desaliento… Y esas ganas, ese espíritu luchador y vencedor que resembraste en nosotros se impone cada día cuando te evocamos, nos preguntamos dónde estás, y te oteamos, y te sentimos y te percibimos en las acciones, en las decisiones, en las declaraciones, en las discusiones, en los conflictos y en los pequeños o grandes triunfos. ¡Chávez vive! nos decimos y emprendemos la tarea y continuamos las luchas. ¡Chávez Vive y ese mantra es suficiente para echar para adelante….

A veces todo se hace cuesta arriba. Porque siempre llegan las sombras, Comandante. Siempre llega el ocaso y con él la oscuridad. Siempre se asoma el miedo. Siempre salta el dolor. Y en días como hoy, en el que queremos gritar más alto, más a voz en cuello, más rotundamente ¡Feliz Cumpleaños, Gigante Que cumplas muchos más! , porque claro, Chávez vive… se nos hace un nudo inmenso en la garganta. Se nos embochincha el espíritu, se nos repliegan los anhelos de lucha, se nos sale la tristeza a borbotones y brotan las lágrimas quemantes, doloridas, huérfanas…, hermanadas en esos millones que también se duelen de tu ausencia vital, te echan de menos en los foros, en los debates, en las cumbres, en la OEA y la ONU, en la CELAC y MERCOSUR, en cualquiera de esos escenarios que tú prestigiaste o creaste, diciendo verdades como templos, estrujando las conciencias de muchos inconscientes, removiendo el cerebro a los descerebrados, encarando a los mentirosos, desmontando mitos con tu verbo fustigante, preciso, luminoso, como un rayo.

Es allí donde más te echamos en falta, Comandante, porque en la calle andas con nosotros. En los parques, donde hay niños, te vemos a cada rato. En los mítines apareces, de pronto te sentimos respirar hondo allí donde alguna o alguno te invoca antes de hablar. En cualquier lugar se oye tu canto alegre, desafinado, pero recio. En Palacio seguro que te asomas a cada instante, caminando, empujando, animando, iluminando.

A pesar de eso, a pesar de que te vemos en todos lados, de que estamos convencidos de que estás allí, que caminas y te mueves entre nosotros, que no te vas a ir nunca, que tu palabra, tu pensamiento, tus sueños siguen vivos y palpitantes en nosotros y nosotras, tengo que confesarte hoy, querido Hugo, que no hay día en el que no te llore. No hay día en el que no piense ¿qué diría Hugo frente a esto? ¿Cómo habría reaccionado ante el brutal ataque de los israelíes a Gaza? ¿Ante el terrorismo impuesto por los talibanes y amparado por USA y EU en Siria? ¿Ante la barbaridad del avión malasio en Ucrania? ¡Cómo te habrías solidarizado de manera rotunda e inequíivoca con Dilma frente al agravio israelí! ¡Y con Cristina ante los buitres de los fondos! No pude evitar pensar en tu alegría abrazando a Sánchez Cerén en Salvador o lo que hubieses comentado ante la derrota del candidato de Uribito en Colombia. Y sonreí imaginando alguna frase lapidaria al efecto. Y aunque sé que tu legado está intacto, que no te equivocaste con Maduro, que tu ruego de unidad, lucha, batalla y victoria lo estamos cumpliendo a pesar de todo (y de algunos), que hemos ganado unas cuantas batallas al Imperio y desarmado a los guarimberos, que poco a poco seguimos dando pasos hacia la Venezuela socialista que soñaste y queremos, que la integración de Nuestra América se forja en cada decisión o en cada acuerdo, aunque lo sé y lo confirmo, no hay día en que tu ausencia no se me clave en el alma y no me duela el corazón. Quería que lo supieras, Comandante, porque a ti, como al Ché te voy a llorar siempre. Porque a ti como al Ché, les echaré de menos todo lo que me quede de vida. Porque de ti, como del Ché, les voy a hablar siempre a mis nietos. Y les voy a enseñar porqué son indispensables. Y por qué deben aprender de ustedes y por qué estarán vivos siempre aunque se hayan ido a otra dimensión.

¡Chávez Vive! Todos lo decimos. Todos estamos convencidos de que es así, porque te metiste en nuestros corazones y te convertiste en millones. Porque te vemos en la mirada recuperada de esos miles de latinoamericanos, gracias a la Misión Milagro. Porque estás en la sonrisa luminosa de millones de niños y niñas que van y vienen de la escuela satisfechos y felices. Porque estás en la vacuna que reciben a tiempo, en los libros que leen, en la pelota que lanzan o patean, en la canaimita que utilizan para estudiar, en el patio en el que juegan. Porque estás en ese rostro orgulloso de la mujer luchadora, empeñosa y decidida que recibe las llaves de su casa, en el trabajador que sale todos los días a la fábrica sin miedo al futuro , en el anciano o anciana que recibe su pensión sin esperas ni tratos humillantes. En los nuestroamericanos que, ufanos, enarbolan banderas o visten franelas con tu rostro. Tú eres todos y cada uno de ellos y ellas. Tú te metiste en sus conciencias, les empoderaste, les estabas enseñando a ser, a pelear, a vivir. Y cada uno de ellos eres tú en esencia. Por eso decimos Chávez Vive, Chávez somos todos. Y todas.

Estamos seguros de que tu gloria, como la de Bolívar, se agrandará en el tiempo, crecerá y se valorará más a medida que el Plan de la Patria se vaya cumpliendo. Porque lo vamos a cumplir, Comandante. Cada día habrá un nuevo logro. Un nuevo objetivo cumplido. Una nueva hazaña obtenida. Una nueva meta alcanzada. Sólo así, la pena será menor, aunque nunca se termine. Las lágrimas se irán enjugando, la tristeza se irá disipando, el dolor será menos punzante.

Ese será eu mejor regalo de cumpleaños que podamos hacerte, Comandante: una Patria verdaderamente libre, desarrollada, fraterna, solidaria y socialista en una América Nuestra inmensa, integrada, unida, potente y sostenible. Te la ofrecerá un pueblo empinado y victorioso, en medio de los brazos alzados de los hijos de los hijos de los que hoy te lloramos inconsolables pero firmes e incansables, en medio del fragor de la batalla por un mundo cada día mejor, porque nunca dejaremos de luchar para conseguirlo, y entonces, ese pueblo dirá en un solo grito que atronará en las selvas, se extenderá por los mares, chocará con las montañas y retumbará en los confines de la Patria Grande, de esa América Nuestra que vislumbraron Bolívar y Martí y a la que tú comenzaste a dar forma: ¡Gracias Gigante, Feliz Cumpleaños! ¡Que cumplas muchos más en medio de todos y todas!