Arturo del Villar - Cubainformación.- ESE libelo que arrastra una deuda de 3.500 millones de euros conocido por El País, titula su editorial del 11 de junio “Ayuda despreciada”, y lo subtitula “El trato y las calumnias contra Felipe González aíslan aún más a Maduro”.
Esto se atreve a publicarlo ese panfleto aislado por los lectores, que el 24 de enero de 2013 tuvo la desvergüenza de insertar la fotografía de un moribundo entubado en un hospital, asegurando que se trataba del presidente venezolano Hugo Chávez. Tuvo que rectificar, pero continúa hasta hoy mismo su canallesca campaña contra la Revolución Bolivariana iniciada por el heroico comandante Chávez y sostenida por su sucesor, Nicolás Maduro.
La base de sus insidias se halla en la catastrófica situación económica del Grupo Prisa, editor del libelo, que le obliga a mendigar los fondos de reptiles reservados pos los gobiernos para domesticar a los medios de comunicación. Ha tenido que vender sus tres sedes sociales principales, en la Gran Vía, 32, de la Cadena SER de radio; en Miguel Yuste, 19, la del diario difamatorio, ambas en Madrid, y en Barcelona Caspe, 6, de Radio Barcelona. También se ha desprendido del Edificio Aguilar, en Juan Bravo, 38, en Madrid, y de sus varias librerías, una empresa que fue la primera editorial española, hasta caer en el Grupo Prisa, donde se hundió. También ha vendido varias editoriales del Grupo a Penguin Random House. Esto sea dicho por no salir del mundo de la comunicación, porque en otros negocios marcha peor todavía. En 2008 sus acciones cayeron un 80 por ciento, por lo que no pudo pagar dividendos a sus accionistas, y desde entonces busca desesperadamente una ayuda para mantenerse como sea.
El declive del Grupo Prisa entró en picado al salir Felipe González del Gobierno, tras perder las elecciones generales el 3 de marzo de 1996. Hasta entonces González, el padrino de la mafia conocida como Partido Socialista Obrero, había estado beneficiando al Grupo, con numerosas concesiones ilícitas en periódicos y emisoras de radio y televisión, llegando incluso a modificar las leyes a su favor.
HAZAÑAS GONZALISTAS
A cambio, González disfrutaba de alabanzas y silencios por igual, en todos los medios de Prisa. Se jaleaban sus decisiones políticas y económicas, aunque llevaran al país (con minúscula) al desastre, y se silenciaba la corrupción en la que estaba enfangado el partido, transformado en una mafia criminal y ladrona por el padrino González.
Los crímenes de Estado cometidos por los Grupos Antiterroristas de Liberación (GAL), creados en 1983 con la aprobación expresa del presidente del Gobierno, según reconocieron sus ejecutores, empujaron a la cárcel a un ministro, un secretario de Estado, un general, un teniente coronel, dos gobernadores civiles, tres jefes de la policía, un simple policía, y el secretario general del PSOE en Bizkaia. A González no se le procesó por su estatus privilegiado, aunque era el primer responsable.
Esos asesinatos fueron parejos a los delitos financieros llevados a cabo por las empresas sociatas Filesa, Malesa y Times—Export, por los que debieron comparecer ante el juez 39 imputados en 1996, entre ellos un senador y un diputado de la mafia. A González se le exoneró de culpa por el citado motivo.
Resalta el editorial del panfleto “La zafiedad de los insultos dedicados al expresidente del Gobierno español Felipe González, el burdo hostigamiento ejercido contra él durante su visita a Caracas, y la injustificable negativa para permitirle visitar a Leopoldo López y Miguel Ceballos –dos de los más emblemáticos presos políticos”. Aclaremos las cosas: llamar delincuente asesino y ladrón a González no es un insulto, sino una constatación; impedir su propuesta injerencia en asuntos internos de Venezuela, es defender el honor de la República, y considerar “emblemáticos presos políticos” a dos golpistas pagados por el imperialismo gringo, es una confesión de complicidad con ellos.
El imperialismo paga y ordena
Felipe González es el chico para todo en España de la Organización Terrorista del Atlántico Norte (OTAN), es decir, un criado del imperialismo gringo. Tan canalla que prometió sacar al Reino de España de la Organización cuando ganase las elecciones, le votamos para que lo hiciese, pero hizo todo lo contrario: organizó un referéndum el 12 de marzo de 1986, con todo el apoyo mediático del Gobierno, para meterlo más todavía, y después consiguió nombrar a uno de sus sicarios secretario general de la Organización, el genocida Javier Solana.
Saquemos conclusiones. El imperialismo gringo intenta destruir la Revolución Bolivariana, porque es un ejemplo de libertad para los pueblos oprimidos por el capitalismo agresivo. Al no poder ya invadir el país, como acostumbraba a hacer hasta que la Revolución Cubana despertó a los pueblos latinoamericanos, paga a traidores para que organicen golpes de Estado. Cuando falla el plan por la vigilancia alerta de la Revolución Bolivariana, el imperialismo mueve a su peón González, con intención de desprestigiarla. Un diario en ruinas accede a montar un espectáculo mediático contra el presidente democráticamente elegido por el pueblo venezolano.
Pero también falla, porque el desprestigiado es Felipe González, el padrino de la mafia sociata en España, que debiera estar en la cárcel si en el reino hubiera unos jueces independientes que no estuvieran designados por los partidos políticos. ¿Cómo van a procesar los jueces a sus electores? El presidente Maduro, como antes el presidente Chávez, fueron elegidos libremente por el pueblo venezolano para presidir la Jefatura del Estado. A los españoles no se nos permite hacer lo mismo. ¿Dónde está la democracia?
(ARTURO DEL VILLAR es PRESIDENTE DEL COLECTIVO REPUBLICANO TERCER MILENIO)
