Por Regina Michel Rollock*/Foto Virgilio Ponce -Martianos-Hermes-Cubainformación.- Este es un fragmento, el último, del ensayo Nuestra América. Se lo leen a todos los niños cubanos mucho antes de entrar al Liceo (Preuniversitario).
A mi me encanta y por eso les entrego esta parte de mi que en realidad es también de Venezuela. Yo solamente se las devuelvo como un gesto de amor y agradecimiento.
¡Porque ya suena el himno unánime; la generación actual lleva a cuestas, por el camino abonado por los padres sublimes, la América trabajadora; del Bravo a Magallanes, sentado en el lomo del cóndor, regó el Gran Zemí, por las naciones románticas del continente y por las islas dolorosas del mar, la semilla de la América nueva!
Ensayo " Nuestra América"
José Martí
El pueblo venezolano no es cualquier pueblo:
Aunque vive al filo de la navaja busca su equilibrio con una energía muy particular.
Les voy a decir cuál es la imagen que tengo del pueblo venezolano con el que me ha tocado lanzarme en caída libre más de una vez... por cosas del destino:
A veces parece un polluelo torpe y húmedo que aún sin poder dar un solo paso correcto para alejarse del cascarón se atreve a levantar su cabeza, echarla hacia atrás y mirar de frente al Sol.
Para entenderlo hay que estar dispuesta a lanzarse con él en caída libre: Pero sin pensarlo. ¿Es difícil? ¡No se imaginan el gran espectáculo que ven cuando ese polluelo, como una sombra que se agiganta viene hacia ti! Sientes como si fueras a morir. Luego, en el último instante abre sus alas inmensas y se convierte en un cóndor y levanta el vuelo. Parece haberlo practicado día a día, sólo contigo, toda la vida. Pues deja que caigas suavemente sobre su lomo y te salva!
Entonces llega lo mejor: pase lo que pase, soplen los vientos que soplen esta ave magnífica no recoge sus alas. Leal como ningún otro, pero sobre todo leal a sí mismo. No te abandona.
El Gran Zemí del fragmento del ensayo Nuestra América es el Gran Amalivaca. El Semi-Dios que vive donde se junta el cielo con el mar. Pertenece a la cultura del gran pueblo TAMANACO. El pueblo entre los pueblos de la Gran Familia Caribana: Grandes navegantes, cazadores, guerreros y amantes de su tierra. Todos leales. Amalivaca quiere decir Padre forjador de pueblos / Padre de pueblos y fue quien junto a su esposa y su hermano Uochí, regó las semillas de la PALMA MORICHE.
Todos juntos participaron en la gran siembra acompañando al pueblo tamanaco al frente de la Gran Familia Caribana. Convocando a todos los pueblos del mundo y tomando de la mano de las nuevas generaciones.
Amalivaca, su esposa y Uochí regresaron a ese lugar sagrado donde el horizonte y el cielo de unen en un abrazo. Allí viven con los seres sagrados, pero toda vez que Venezuela los necesita regresan a contar con los nuevos sueños y las nuevas generaciones de Nuestra América y el mundo.
No lo olviden. Una leyenda como esta nació del corazón, la mente y el espíritu de los pueblos originarios de su patria. Y en un sonido sublime, acompañándose de cantos sagrados, lo cuentan l@s ancian@s. En el momento de los cortos silencios solamente se escucha el crepitar del hermano fuego.
Esta leyenda ya está sembrada en la memoria de mi hijo.
Cuando un ser humano de esta Patria Grande, o de la humanidad entera, cuenta la leyenda, se hace fiel para siempre. Aprenderla es una iniciación cósmica que te hace invencible PARA LA ETERNIDAD; además de miembro de honor de la GRAN FAMILIA CARIBANA.
¡A la América trabajadora; del Bravo a Magallanes, salgamos en bandadas sentados sobre el lomo de nuestros cóndores como el gran Zemí, a regar la semilla de la América Nueva!
¡Viva Venezuela!
¡A mantener vivos los sueños de Nuestra América!
UN ABRAZO COMO EL DEL CIELO CON EL HORIZONTE.
*Regina Michel Rollock, intelectual cubana residente en Venezuela.
Enviado por el autor a: Martianos-Hermes-Cubainformación