Evo Morales, foto Virgilio Ponce archivo.
Ya se escuchan los tambores de la guerra sucia a través de los medios de prensa dominados por la derecha pro yanqui, con el propósito de confundir y atemorizar al pueblo, algo bien complejo en Bolivia donde su actual presidente goza de la más alta popularidad, como resultado de las obras y programas sociales que jamás tuvo su población.
Evo alertó hace unos días a sus ciudadanos, informándoles con toda transparencia de los planes de Estados Unidos contra el referendo que se efectuará en este mes de febrero, para que sea su pueblo quien decida su permanencia al frente del país.
Para evitarlo EE.UU. inundará de dinero a la derecha boliviana, incluida la prensa radial, televisiva y escrita.
Los jóvenes serán una prioridad y les entregarán los recursos que sean necesarios para que se opongan públicamente contra le reelección de Evo, tal y como hicieron en Venezuela, donde se afirma que organizaciones estadounidenses repartieron cerca de 20 millones de dólares.
La táctica imperial es vieja y altamente conocida, pero hay que denunciarla con mucha fuerza para que el pueblo no se deje confundir, porque después tendrán los mismos resultados que se observan hoy en Argentina y Venezuela, sin posibilidades de dar marcha atrás.
Estados Unidos ejecutará cuantos planes sean necesarios para revertir el proceso revolucionario en América latina y su próximo blanco es Bolivia, con lo cual cerrarían el cerco sobre Brasil, donde las acciones contra la presidenta Dilma y el Partido de los Trabajadores son variadas y muy agresivas.
Recientemente la abogada, escritora e investigadora venezolana, Eva Golinger, denunció que los Estados Unidos habían transferido más de 120 millones de dólares a la oposición boliviana, desde que el presidente Morales asumió el poder, y mostró parte de su investigación en la cual prueba que la Casa Blanca utiliza abiertamente a la NED y a la USAID.
Según afirmó la destacada investigadora, Estados Unidos trabajó para impedir la elección de Evo Morales, promoviendo el separatismo y los conflictos internos en Bolivia.
Eva Golinger, foto Virgilio Ponce archivo.
La Fundación Nacional para la Democracia, NED, fue fabricada en 1983 bajo la presidencia de Ronald Reagan, y pasó a formar parte del mecanismo que, bajo el llamado Proyecto Democracia, constituyó una pieza fundamental de los planes subversivos, contra el campo socialista europeo y todos los movimientos de izquierda a escala mundial.
Tanto la naciente NED, como la experimentada Agencia de Información de los Estados Unidos, USIA, llevaron adelante las tareas aprobadas por las agencias de inteligencia, e incluso dieron continuidad a medidas secretas que desarrollaba la CIA, especialmente las clasificadas como Operaciones de Acción Política.
Sobre el particular, en 1991 Allen Weinstein, historiador y primer presidente de la NED, expresó:
“Mucho de lo que hoy hacemos, ya lo hacía hace 25 años la CIA, pero de manera encubierta”.
Esas Operaciones de Acción Política de la CIA, incluían el financiamiento a partidos e instituciones políticas opuestas a las fuerzas de izquierda, la influencia sobre sus líderes, el soborno, la manipulación de elecciones democráticas, la fabricación de organizaciones para contraponerlas a los gobiernos socialistas, la labor de zapa en los sindicatos y en los grupos estudiantiles.
Hoy tales Operaciones se repiten contra Venezuela, Brasil, Argentina, Ecuador y Bolivia, sin cambiar en nada sus objetivos.
La NED, como aseguró en el 2007 la argentina Stella Calloni, devino en la “cara social de la CIA, bajo disfraz de una fundación democrática”.
Para no dejar dudas, recordemos que la NED fue aprobada por mediante una ley del Congreso estadounidense el 18 de noviembre de 1983, y contó con un presupuesto inicial de 31,3 millones de dólares, aunque ese mismo año se lo redujeron a 18 millones, por considerarse que su actividad en ese período sería aún limitada.
Una prueba de que responde íntegramente al Gobierno, es que sus fondos están insertados en la ley presupuestaria del Departamento de Estado, aunque para darle una fachada de independencia recibe algunas “donaciones” de asociaciones financiadas indirectamente por contratos federales, entre ellas la Smith Richardson Foundation, la John M. Olin Foundation y la Lynde and Harry Bradley Foundation.
Otro elemento que refuerza su plena vinculación con la CIA, es que la mayoría de los personajes históricos encargados de dirigir las acciones clandestinas de la agencia, fueron también miembros del Consejo Administrativo o de la dirección de la NED, entre ellos Otto Reich, John Negroponte, Henry Cisneros y Elliot Abrams.
Cuesta trabajo encubrir la dependencia de la NED a las tareas de la CIA y prueba de ello fue que, cuando hicieron el balance de sus acciones durante el vigésimo aniversario de su creación, revelaron que financian y dirigen a más de seis mil organizaciones políticas y sociales de derecha en el mundo.
Entre las organizaciones que construyeron en su lucha contra los partidos y movimientos de izquierda, figuran el “Sindicato Solidaridad” en Polonia, la “Carta de los 77” en Checoslovaquia y “Otpor” en Serbia.
En el 2007 la revista Le Monde Diplomatique, divulgó que, en los primeros diez años de existencia, la NED distribuyó no menos de 200 millones de dólares, a través de mil quinientos proyectos para sostener a los “amigos de Norteamérica”.
Se afirma que entre 1990 y 1999, la suma distribuida ascendió a 267 millones de dólares.
Ante esa avalancha de dinero repartido a manos llenas para lograr la sustitución de los partidos de izquierda, los pueblos de Latinoamérica deberán estar bien alertas para no caer en trampas que los lleven a la pérdida de los beneficios que, en materia social, alcanzaron bajo gobiernos revolucionarios, como les sucedió a los venezolanos y argentinos.
Bolivia pudiera ser la próxima víctima si no saca provecho a la mala experiencia de sus vecinos suramericanos, pues como expresara José Martí:
“…al pie del que yerra, se está más a mano para corregir el error”.
Enviado por el autor a: Martianos-Hermes-Cubainformación
