Granma.- El Senado brasileño dio este miércoles otro paso hacia la destitución de la presidenta constitucional Dilma Rousseff, al aceptar, por 59 votos contra 21, la acusación sobre irregularidades fiscales en el presupuesto del año 2015.
El Senado brasileño dio este miércoles otro paso hacia la destitución de la presidenta constitucional Dilma Rousseff, al aceptar, por 59 votos contra 21, la acusación sobre irregularidades fiscales en el presupuesto del año 2015.
La sesión, que duró más de 16 horas, enfrentó a los defensores del impeachment con los de Rousseff, mientras que en al menos 16 ciudades de Brasil se realizaron manifestaciones de grupos de izquierda que reclaman la salida de Michel Temer del gobierno, al que acusan de golpista.
Telesur reportó que los congresistas del Partido de los Trabajadores (PT) anunciaron que recurrirán a la comisión de derechos humanos de la Organización de Estados Americanos para que se suspenda el juicio político.
La votación sirvió para respaldar el informe acusatorio contra Rousseff, confeccionado por el senador Antonio Anastasia, del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), aliado de Temer, que indicó que Rousseff violó la Constitución al realizar movimientos en el presupuesto sin autorización del Congreso.
“Los peritos dijeron que la presidenta no cometió este acto que se realizó en todos los mandatos anteriores. Este no es un juicio técnico porque no hay pruebas”, manifestó el abogado de Rousseff, José Eduardo Cardozo.
El vicepresidente del Senado, Tiao Viana, del PT, expresó que el proceso está viciado porque fue originado por Eduardo Cunha, mano derecha de Temer, en diciembre, entonces presidente de la Cámara de Diputados que no contó con la protección de Rousseff ante acusaciones de corrupción en el escándalo de Petrobras.
Hasta Roberto Requiao, del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (el mismo de Temer), afirmó que el gobierno interino “está vendiendo el país al mercado financiero internacional”, por lo que reclamó el fin del proceso, la restitución de Rousseff y el llamado a elecciones.
La última sesión se celebrará a finales de agosto y se calcula que puede durar hasta cinco días; la destitución de Rousseff dependerá de que sea aprobada por una mayoría calificada de dos tercios (54 votos) del pleno. De ocurrir todo lo contrario, Rousseff deberá ser absuelta y podrá volver a la presidencia.