Sergio Alejandro Gómez - Granma - Video: teleSUR.- Convocados por los estudiantes universitarios, decenas de miles de colombianos tomaron las calles del país para mostrar su apoyo a una solución política que garantice la paz y destrabe la coyuntura provocada por el ajustado rechazo en las urnas a los acuerdos de paz entre el Gobierno y las FARC-EP.

En Bogotá la marcha arrancó en el Planetario Distrital y se extendió por toda la carrera Sép­tima. La caminata de más de un kilómetro transcurrió en silencio y los protagonistas fueron las antorchas, velas y banderas blancas.

Tras entonar el Himno Nacional en la Pla­za Bolívar, donde están enclavados los principales edificios públicos, más de 30 000 manifestantes comenzaron a corear «queremos la paz» y «por la paz ni un paso atrás».

«Esta es una esperanza que nos merecemos tras más de medio siglo de guerra», dijo a Granma Adriana Cediel, quien se sumó a los jóvenes de 26 universidades que colmaron la céntrica arteria de la capital. «La idea es mostrar apoyo al presidente para que se cumplan los acuerdos».

Entre la multitud se encontraba la exsenadora, Piedad Córdoba. La actual activista por los De­rechos Humanos dijo a este diario que «tomar las calles» era la mejor opción en la coyuntura actual. «La paz no es propiedad privada de na­die, sino un asunto de todos los colombianos».

En otras 14 ciudades del país también se registraron manifestaciones a favor de la paz. Las principales se dieron en Barranquilla, Cali, Cartagena, Quibdó, Bucaramanga, Santa Mar­ta, Manizales, Cúcuta, Neiva, San José del Gua­viare, Arauca, Villavicencio y Pasto.

El respaldo popular registrado este miércoles a una salida política al escenario posterior al plebiscito del domingo, coincide con un encuentro clave entre el presidente Juan Ma­nuel Santos y el senador del Centro De­mo­crá­tico, Álvaro U­ribe.

El exmandatario (2002-2010) fue el principal defensor de la opción del No en la consulta del pasado domingo y mantiene la posición de exigir la renegociación de puntos clave del acuerdo alcanzado después de cuatro años de negociaciones en La Habana.

Tras reconocer los resultados del plebiscito, Santos abrió a un diálogo con  todas las fuerzas políticas, en especial las que rechazaron los acuerdos, para encontrar una solución.

El mandatario llamó a agilizar ese proceso de diálogo, pues el cese al fuego bilateral con las Fuerzas Armadas Re­volucionarias de Co­lombia-Ejército del Pueblo (FARC-EP) ven­ce el próximo 31 de octubre.

Sin embargo, el ministro de Defensa, Luis Carlos Villegas, precisó que el silencio de los fusiles que está en vigor desde el 29 de agosto pasado puede ser prorrogado.

César Muñoz, miembro de la Asociación de Familiares de Detenidos y Desaparecidos, dijo a Granma que el mensaje de las calles este miércoles es claro. «Hay una exigencia de que el cese al fuego se debe mantener y se debe cumplir la palabra empeñada con las víctimas del conflicto».

La paz no se rinde

Gobierno y guerrilla colombianos lucharán por cerrarle paso a la guerra...

Lídice Valenzuela - Cubahora.- Aunque puede catalogarse de victoria pírrica el triunfo del NO en el plebiscito para refrendar el Acuerdo final de paz en Colombia, las partes involucradas insisten en cerrarle el paso a la guerra y crear espacios de diálogo con sectores que en las últimas semanas se pronunciaron por el rechazo al consenso bipartito alcanzado en negociaciones en los últimos cuatro años.

Son muchas las razones por las cuales triunfó la negativa (50,22 por 49,78) y los analistas exponen varias, que van desde la fortaleza de la oligarquía nacional, la influencia de los partidos de extrema derecha, las matrices de opinión formadas por una prensa conservadora, desconocimiento del documento, el odio acumulado por poblaciones: unos contra los gobiernos de turno, otros por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo (FARC-EP) durante 52 años.

Esas fuentes consideran que quienes se pronunciaron por el SI son las víctimas de la guerra, que quieren poner punto final a ese oscuro proceso histórico, y quienes desean un cambio profundo en la política nacional. Incluso, los que avizoran la posibilidad de en un futuro crear una Asamblea Nacional Constituyente para alcanzar la reestructuración de las bases de la nación.

El proceso de la guerra es largo y doloroso. Son más de 220 000 los muertos de las dos partes en poco más de medio siglo de enfrentamientos. Masacres, secuestros, enfrentamientos, paramilitarismo, asesinatos selectivos. Dos fuerzas poderosas animadas por distintos criterios, pero enfrentadas en una confrontación en la que sufrió, como siempre, la población, tanto la empobrecida como la de mayores recursos económicos. Ejemplos sobran.

Se calcula que unas ocho millones de personas fueron afectadas por este enfrentamiento, incluidos los desplazados de sus áreas de residencia dada la posibilidad de engrosar el número de víctimas.

Esa historia no puede borrarse de un plumazo, ni fue la intención de la guerrilla y el gobierno que negociaron directamente desde el 2012, y luego de momentos de tensión, firmaron en La Habana, primero, y en Cartagena de Indias después, el Acuerdo Final de Paz. Se trata de acallar las armas e iniciar un camino hacia la implementación de transformaciones a lo interno que impida un rebrote de rebeldía en las comunidades más pobres.

El presidente Juan Manuel Santos, quien fuera Ministro de Defensa del ultraderechista exmandatario y opositor a la paz Álvaro Uribe, conoce muy bien lo que significa la conflagración, pues nadie olvida que bajo su mandato fue asesinado a mansalva el canciller de las FARC-EP, Raúl Suárez.

El Comandante en Jefe de las guerrillas, Timoleón Jiménez, no solo solicitó en Cartagena de Indias el perdón a las victimas que causaron las fuerzas insurgentes —lo que no hizo Santos— sino que se comprometió a usar la palabra como única arma en el futuro, poco después de conocerse el resultado del escrutinio y seguir validando el cese de las hostilidades bilaterales.

Tampoco el jefe de gobierno está dispuesto a dejarse arrebatar el consenso alcanzado con las guerrillas para dar vuelta atrás a una situación en la que todos pierden, pues, por ejemplo, la economía colombiana podía ser más sólida solo con el ahorro de millones de dólares anuales empleados en la guerra.

De ahí que interpretara el NO de los colombianos no como el rechazo a la paz sino al Acuerdo Final, el mismo que Uribe planteó revisar desde su posición de boicoteo en el Partido Centro Democrático.

Para mantener vigente su posición, el mandatario designó una misión de alto nivel para conversar con los promotores del NO y escuchar sus opiniones. El Centro Democrático anunció su disposición a reunirse, y para ello nombró a Carlos Holmes Trujillo, Iván Duque y Óscar Iván Zuluaga, todos jefes de grupos de debate en defensa del "No" en el plebiscito y precandidatos presidenciales de ese partido para las elecciones del 2018.

El jefe de la delegación de las negociaciones por el oficialismo, el expresidente Humberto de la Calle —quien había puesto esa responsabilidad en manos de Santos— la canciller María Ángela Holguín y el ministro de Defensa, Luis Carlos Villegas, integran la misión gubernamental.

La paz en Colombia no se rinde, pues en juego está la posibilidad de que esta nación de unos 44 millones de habitantes retorne a sus páginas más oscuras si se trunque un proceso de pacificación que impediría el retorno al Palacio de Nariño de la extrema derecha y sus posiciones guerreristas, ya conocidas.

Santos se reúne con Uribe y opositores para dialogar sobre el proceso de paz en Colombia

Cubadebate.- Santos, se reúne este miércoles con los ex mandatarios y opositores al proceso de paz con las FARC, Álvaro Uribe y Andrés Pastrana, para hablar sobre los diálogos con la guerrilla tras el rechazo de lo pactado en el plebiscito.

La Presidencia colombiana confirmó en un comunicado que Santos hablará en la Casa de Nariño (sede de Gobierno) primero con Pastrana y una hora después lo hará con Uribe, con quien no se reúne desde hace aproximadamente seis años, cuando comenzó su Gobierno.

“El jefe del Estado se reunirá a las 10:30 hora local (15:30 GMT) con el ex presidente Pastrana y a las 11:30 hora local (16:30 GMT) con el ex presidente Uribe”, detalló el texto.

Asimismo, Uribe, que gobernó entre 2002 y 2010 y ahora es senador y líder del partido de derecha radical Centro Democrático (CD), se refirió en Twitter a “la cita” con Santos, mientras que Pastrana afirmó que mañana tomará “tinto (café) con el presidente en Palacio”.

Tras el rechazo del acuerdo de paz entre el Gobierno y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en el plebiscito, Santos invitó el lunes a los líderes de los partidos políticos a discutir lo ocurrido.

A la Casa de Nariño llegaron delegados de los partidos Social de Unidad Nacional, Liberal y Cambio Radical, que forman parte de la coalición centroderechista de Gobierno, así como del Partido Conservador, de la izquierdista Unión Patriótica y de la independiente Alianza Verde, los cuales respaldaron al mandatario.

No obstante, el CD no acudió al llamado de Santos y aseguró por intermedio de Uribe que quiere “aportar a un gran pacto nacional” por la paz que corrija los “errores” del acuerdo entre el Gobierno y las FARC, firmado en Cartagena de Indias el pasado 26 de septiembre.

El partido de derecha radical reiteró que está dispuesto al diálogo y que sus representantes en esos contactos serán  “scar Iván Zuluaga, Carlos Holmes Trujillo e Iván Duque, perfilados por ese sector como pre-candidatos presidenciales para la campaña de 2018.

Santos recibió con “entusiasmo la designación de tres voceros del Centro Democrático para sentarse a dialogar” y confió en que “con la voluntad de paz de todas las partes” se pueda “llegar pronto a soluciones satisfactorias para todos”.

Además, designó una comisión conformada por la canciller María Ángela Holguín; el ministro de Defensa, Luis Carlos Villegas; y el jefe negociador del Gobierno en el proceso de paz con las FARC, Humberto de la Calle, quien fue ratificado en ese cargo, para discutir en Cuba lo ocurrido con los miembros de la guerrilla.

El encuentro entre Santos y Uribe ha llamado la atención debido a que desde la toma de posesión del primero en 2010, como delfín político de su antecesor, las relaciones entre ambos se rompieron y la crisis se agudizó cuando el actual Gobierno inició diálogos con las FARC en 2012.