Cubadebate - Video: teleSUR.- El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, declaró hoy que con el diálogo Gobierno-oposición por el orden democrático y la estabilidad, se evitó el surgimiento en el país de una confrontación con final y consecuencias incalculables.


Con nuestra bandera de la paz, nuestra moral, nuestra espiritualidad, nuestra razón, evitamos un baño de sangre, hicimos reinar la paz y la tranquilidad, aseguró durante el programa En Contacto con Maduro, cuya emisión 72 trasmitió Venezolana de Televisión desde el Museo de Bellas Artes, en esta capital.

El diálogo es el camino para construir la coexistencia pacífica de los modelos, porque se cimienta sobre la base del respeto a las diferencias, subrayó.

Nosotros, dijo, creemos en el diálogo, aunque eso no significa que vamos a renunciar a la Revolución, a los programas sociales, al trabajo con el objetivo de lograr desarrollo y equidad en cada estado para todos los venezolanos.

No vamos a negociar principios, no vamos a un diálogo a firmar rendición con nadie, expresó el jefe de Estado.

El mandatario aseveró que el Gobierno Bolivariano está sentado con la oposición para combatir el odio, la violencia, la guerra económica y las campañas nacionales e internacionales contra el país, con la finalidad de garantizar un contexto pacífico para ‘más unión, Revolución y Socialismo’.

Aquí va a reinar la paz en diciembre, enero, febrero y los años que están por venir, pero una paz activa, constructiva de un porvenir próspero y justo, subrayó.

El excanciller Roy Chaderton integra la delegación del Gobierno en el diálogo con la oposición, junto al alcalde de Caracas, Jorge Rodríguez; el gobernador del estado de Aragua, Tareck El Aissami ‒incorporado la víspera‒ y el diputado Elías Jaua.

La oposición está representada por el secretario general de la Mesa de Unidad Democrática, Jesús Torrealba; Carlos Ocariz, de Primero Justicia; el vocero de Acción Democrática, Luis Alquiles Moreno; y de Un Nuevo Tiempo, Timoteo Zambrano.

En el hotel Gran Meliá, de esta capital, este sábado las partes pactaron trabajar de manera conjunta para combatir toda forma de sabotaje, boicot o agresión a la economía doméstica.

También convinieron avanzar para superar la situación de desacato de la Asamblea Nacional (de mayoría opositora), acoger la Declaración Conjunta ‘Convivir en Paz’ y adoptar una posición unánime respecto a la defensa de los derechos legítimos del país sobre la región del Esequibo, en conflicto con Guyana.

El próximo 6 de diciembre se realizará la tercera reunión plenaria del diálogo entre las delegaciones de los principales actores económicos de Venezuela.

(Con información de Prensa Latina)

 

Acuerdos dichos que aguardan hechos

Dilbert Reyes Rodríguez - Granma.- Los seis puntos resultantes de la segunda reunión del diálogo entre el Gobierno chavista y la opositora Mesa de la Unidad Democrática, sugieren al me­nos que ninguna solución extrema resolverá, por ahora, el conflicto político y la crisis económica en Venezuela

Los seis acuerdos resultantes de la segunda reunión del diálogo entre el Gobierno chavista y la opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD), sugieren al me­nos que ninguna solución extrema resolverá, por ahora, el conflicto político y la crisis económica en Venezuela.

En las líneas de cada párrafo conciliatorio, especialmente en los de la Declaración Con­junta Convivir en Paz, suscrita por ambas partes, predomina la tesis de que solo en la acción concertada, de cierto modo cooperativa y sobre todo pacífica, está el camino efectivo para aliviar esa tensión prolongada que afecta sensiblemente cualquier aspecto de la vida nacional.

En materia de lenguaje se había impuesto hasta ahora una agresividad tan cáustica que parecía no era posible, siquiera en palabras, lograr un acuerdo para trabajar juntos por un país cuyas necesidades cotidianas más urgentes se han exacerbado en la confrontación política: por un lado la resistencia de la iniciativa socialista impulsada por el presidente Nicolás Maduro, empeñado en sacar a flote a la nación con esfuerzos productivos plenamente soberanos; y por otro la alternativa derechista del sabotaje económico, la conspiración institucional y la inculpación mediática contra un gobierno que quieren derrocar a toda costa.

Dada la tirantez visible en los discursos abiertos, las movilizaciones de calle, la usurpación de una Asamblea Nacional (AN) to­mada como instrumento para fabricar un gol­pe de Estado contra un Ejecutivo que, mientras resiste el embate político, asume todo el peso de la gestión administrativa del país; a muchos tomó entonces por sorpresa la suscripción de tales acuerdos, tanto por el contenido en sí, como por el tono alusivo a un «entendimiento» que no pocos observan con desconfianza.

Ya había ocurrido un primer encuentro que no fue sino para instalar formalmente el proceso de diálogo en distintas mesas de trabajo, de las cuales no se sabría más hasta este 11 de noviembre; un periodo en que no se detuvo la ofensiva verbal, y que la derecha aprovechó para crear un ambiente de ultimátum con el fin de aumentar la presión contra el Gobierno.

No era de esperar, por tanto, que en la inmediatez de la segunda reunión se definiera de tal forma eso que dieron en llamar «hoja de ruta», para avanzar hacia medidas concretas en asuntos tan medulares, y que han sido precisamente los objetivos principales de los ataques de la oligarquía nacional, interesada en desmontar el esquema social y de relaciones de poder transformados por la Revolución Bolivariana.

Veamos cómo, por ejemplo, el primero de los acuerdos va sin rodeos al centro de la cuestión más preocupante de la actualidad venezolana: la economía, justamente el que ha sido hasta hoy el teatro de operaciones fundamental para ambos extremos políticos: uno en la ofensiva por el progreso, y otro en contraofensiva para demeritar toda gestión positiva.

Al menos en el papel, el anuncio responde de un modo primario al deseo de ese 80 % de la población que las encuestas dieron como favorable al diálogo, y que fue el primero en acoger con beneplácito el comunicado final de la reunión; sobre todo en el fragmento del acuerdo inaugural que fija la disposición de «trabajar de manera conjunta para combatir toda forma de sabotaje, boicot o agresión a la economía venezolana».

Lo mejor es que el postulado no se queda en la epidermis, sino que especifica el interés de tomar acciones concretas, urgentes, sujetas a fiscalización mancomunada, y con una visión productiva distinta al tradicional esquema dependiente de las rentas petroleras, para resolver dos problemas acuciantes.

En ese sentido, el acuerdo aboga por «priorizar en el corto plazo la adopción de medidas orientadas al abastecimiento de medicamentos y alimentos sobre la base de contribuir a promover su producción e importación», e insiste en «promover el diseño y aplicación de políticas de cooperación entre los sectores público y privado para monitorear, fiscalizar y controlar los mecanismos de adquisición y distribución de insumos y mercancías».

La segunda cláusula se enfoca en la necesidad de superar la conflictividad política que ha generado la condición actual de nulidad que pesa sobre los actos de la opositora AN, por desacatar las órdenes del Tribunal Supremo de Justicia.

En tal propósito, instaron «a los poderes públicos competentes a actuar en la resolución de la situación del caso Amazonas en términos perentorios»; pues si recordamos, el desacato radicó en la juramentación por la directiva de la AN de los tres diputados opositores elegidos en el estado selvático, en un proceso acusado de fraudulento y sujeto a investigación.

En la misma cuerda política, asociada al interés electoral de las partes, una por defender los plazos actuales y otra por adelantar votaciones generales o realizar un referendo revocatorio del mandatario de la República, conveniaron trabajar de manera conjunta y en el marco constitucional «para el nombramiento de los dos rectores del Consejo Nacional Electoral, que culminan su mandato en di­ciembre del 2016».

En el siguiente acuerdo, el Gobierno y la MUD fijaron una posición unánime respecto a defender los derechos legítimos de Venezuela sobre la región de la Guayana Esequiba, «en el marco de la soberanía nacional y en resguardo de la integridad territorial»; un tema que en su punto de discusión más álgido, también fue pretexto para la brecha política interna.

El sexto y último acápite está dirigido a fortalecer la institucionalización del diálogo co­mo un proceso que continúa, y para el cual, según dio a conocer el secretario de Unasur, Ernesto Samper, invitará a participar activamente en la mesa a representantes de los distintos segmentos de la sociedad venezolana.

De igual modo informó la decisión de crear una Comisión de Seguimiento y el nombramiento de un Gobernador por cada parte, que serán el socialista Jorge Rodríguez por el Eje­cutivo Bolivariano, y por la MUD Luis Aquiles Moreno.

Sin embargo, aunque constituyó el acuerdo número cinco, la rúbrica de la mencionada Declaración Conjunta Convivir en Paz, tuvo quizá tanto impacto como el anuncio de los compromisos en su totalidad; pues el lenguaje del texto desborda una sensatez muy por encima de los desatinos que han dominado la confrontación política, pide apoyar el proceso de conversaciones por encima de los intereses parciales, e invita a dirimir las diferencias con un apego estricto a la vía democrática, constitucional y sobre todo pacífica.

Ahora, más allá del aplauso por los postulados conciliadores que las letras suponen, falta ver si las acciones inmediatas se corresponderán con lo escrito y publicado.
De momento, apenas horas después del cierre de la segunda reunión, ya hay declaraciones de varios dirigentes opositores que in­sisten en la agresividad verbal y recalcan la salida del actual Gobierno como única solución posible.

Capriles ofende abiertamente, Ramos Allup vuelve sobre la culpa directa del «régimen chavomadurista», y otros líderes rechazan los acuerdos; en tanto Jesús Torrealba, cabecilla de la MUD en la Mesa, critica a los gritones y violentos, pero anuncia la reactivación de la «agenda de calle» y especifica que el propósito primero sigue siendo la salida definitiva del mandatario Nicolás Maduro.

En fin, que en la fracción de derecha hay todavía demasiadas voces contradictorias cultivando escepticismo en esa parcela grande que separa el dicho del hecho; mientras el Gobierno, apegado a la convocatoria al diálogo, prioriza el asunto, pero no descuida un segundo el impulso de una agenda económica distinta, cuyo éxito será, a la postre, el surtidor mayor de credibilidad y apoyo popular que reflejarían las urnas.


Presidente Maduro: Ha reinado la paz y la tranquilidad con el diálogo

AVN.- Con el proceso de diálogo nacional que se mantiene entre representantes del Gobierno y sectores de oposición, quienes avanzan en acuerdos para la estabilidad, ha reinado la paz en el país, indicó el presidente de la República, Nicolás Maduro, este domingo.

"Con el diálogo, con nuestra bandera de la paz, con nuestra moral, con nuestro espiritualidad, con nuestra razón, nosotros hemos evitado un baño de sangre en Venezuela, y hemos hecho reinar la paz y la tranquilidad", expresó en su programa Contacto Con Maduro, transmitido desde el Museo de Bellas Artes, en Caracas.

En dicho espacio, destacó la instalación de las mesas de diálogo, que este sábado 12 de noviembre celebraron su segunda reunión plenaria en Caracas, con la presencia de acompañantes internacionales como monseñor Claudio María Celli, enviado especial del Papa Francisco; Ernesto Samper, secretario general de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), y los expresidentes José Luis Rodríguez Zapatero (España), Leonel Fernández (República Dominicana) y Martín Torrijos (Panamá).

En ese encuentro, el Gobierno Nacional y los representantes de la oposición venezolana acordaron asumir una hoja de ruta que permita normalizar la relación entre los poderes del Estado y aplicar medidas para superar la coyuntura económica nacional.

Como parte de los acuerdos, Maduro mencionó el trabajar de manera conjunta para combatir el boicot a la economía del país y priorizar la adopción de medidas para el abastecimiento de medicamentos y alimentos; en el marco político, acordaron avanzar en la resolución de la situación de desacato de la Asamblea Nacional (AN) y trabajar en el marco legal para el nombramiento de los dos rectores del Consejo Nacional Electoral (CNE) cuyo periodo de gestión se vence en diciembre.

Ambas partes acordaron y ratificaron, además, su compromiso para convivir en paz, tarea expresada en el documento íntegro suscrito este sábado.

"El diálogo es el camino para construir una paz de coexistencia pacífica de los modelos", dijo Maduro, quien señaló que la continuidad de esas mesas además se cimienta sobre la base de respeto a las diferencias, "porque nosotros no vamos a renunciar a hacer la revolución, no vamos a un diálogo a firmar rendición con nadie".

Bienestar del pueblo, el objetivo

En su programa, el presidente Maduro reiteró que el objetivo único de la Revolución Bolivariana es el bienestar del pueblo, la estabilidad del país y la consolidación de la paz.

"A mí no me obsesiona ser candidato ni reelección ninguna. Mi única obsesión es la recuperación económica de Venezuela; son las misiones y grandes misiones y su continuidad, es la generación de empleo para el pueblo y consolidar la paz mi única obsesión. De resto, todo lo demás, lo dejo de lado".

En ese sentido, subrayó la necesidad de respetar los precepto de la Constitución Bolivariana, por lo que llamó a sectores de la oposición política a evitar tomar caminos distintos a los señalados en el texto fundamental.

"La Constitución está muy clara y la agenda electoral está muy clara", agregó.

Apoyo internacional

De igual forma, el Presidente agradeció este domingo el acompañamiento internacional en las mesas de diálogo con la oposición, convocadas por el Gobierno Bolivariano para establecer un clima de paz y concordia en el país.

"Agradezco a nombre de toda nuestra patria el papel que están jugando los acompañantes internacionales de la Unasur, los expresidentes y el enviado del Papa Francisco, muchas gracias", expresó Maduro, quien agradece el comportamiento de altura ética y máximo respeto mostrado por estos actores.

Señaló que establecido el diálogo, con presencia de los acompañantes, no quiere decir que no existan diferencias, pero sí indica que se está haciendo un esfuerzo, porque "Venezuela va mucho más allá de los partidos políticos, aunque son muy importantes los partidos políticos".

"Venezuela ha adquirido una cultura democrática, del hacer, del protagonismo que soñábamos en 1999 y que ya es una realidad, valores del protagonismo político que tiene que prevalecer por encima de los antivalores del odio, de la intolerancia, del golpismo, de la muerte".

Por otra parte, el mandatario venezolano pidió altura y seriedad en el comportamiento y compromiso de ambas partes, y que se respeten los acuerdos establecidos en las mesas de trabajo, así como que no se tergiverse la información que emana de ellas.

Decreto injerencista

Igualmente, Maduro anunció que exigirá nuevamente en nombre del pueblo de Venezuela la derogatoria del decreto firmado por el gobierno de Estados Unidos (EEUU), que declara a la nación suramericana como una amenaza inusual y extraordinaria.

El mandatario reiterará la solicitud en una conversación que prevé sostener con el secretario de Estado de EEUU, John Kerry.

"Es una infamia que yo aspiro que Barack Obama corrija antes que salga de su gobierno y así se lo voy a solicitar al secretario John Kerry, que Barack derogue el decreto que declaró a Venezuela amenaza inusual, que Barack Obama antes del 20 de enero se despida con un mensaje de paz para Venezuela, sería un gran legado", sostuvo.

Reiteró que en varias oportunidades ha enviado cartas al presidente saliente de EEUU y no ha recibido respuesta de ningún tipo. "Nosotros pudimos haber roto relaciones diplomáticas" pero "hemos tomado el camino del diálogo, del diálogo con todos".

"Presidente Barack Obama: usted se puede ganar la admiración y el respeto de Venezuela si tiene la valentía de firmar un decreto derogando aquel infame decreto que dice que nuestra patria amada es una amenaza para su país (...) ojalá tenga usted la grandeza para eso", fue el mensaje del presidente Maduro a su homólogo estadounidense.

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