Junto con la Revolución Cubana, uno de los capítulos más esperanzadores de esta lucha ha sido el surgimiento, desde la década de los noventa, de estos gobiernos que han revertido en gran medida las políticas económicas neoliberales poniéndolas a favor de las grandes mayorías populares.
Utilizando campañas de calumnias y de demagogia permanentes, la derecha continental está intentando recuperar sus antiguos privilegios de clase. En esta agresión constante contra los procesos populares, el imperialismo norteamericano ha jugado un papel director de primer orden, dando directrices a las posiciones derechistas y financiando grupos opositores favorables al antiguo régimen oligárquico.
Para ello recurrieron al golpe de estado, directo o encubierto, como en los casos de Honduras, Paraguay y Brasil. En Bolivia los medios de comunicación inventaron una serie de mentiras, a fin de que Evo Morales no ganara el referéndum para su reelección. Derrocaron electoralmente al gobierno progresista de Argentina, imponiendo a toda prisa una política de hambre, paro y miseria para el pueblo trabajador. Y desde el mismo momento en que Chávez ganó las elecciones, acosan sin descanso, mediática y políticamente, a la Revolución Bolivariana de Venezuela, recrudeciéndose los ataques desde que Maduro tomó posesión de su cargo. Hasta tal punto se agrade a Venezuela, que son capaces hasta de violar el principio de no intervención en los asuntos internos de los Estados, que está en los Estatutos de la OEA, como ha hecho su presidente Almagro, adalid de la derecha más recalcitrante.
Ahora le toca el turno a Ecuador, donde la oligarquía local plantea una asonada violenta para desconocer los resultados electorales de este 2 de abril, en caso de que Lenin Moreno, candidato presidencial de Alianza País, la Revolución Ciudadana, gane la segunda vuelta electoral, como le auguran todas las encuestas, salvo las pagadas por la derecha local.
La Revolución Ciudadana, bajo, la presidencia de Rafael Correa ha dado un giro de 180 grados al país, con sus conquistas sociales en educación, cultura, sanidad, pobreza y exclusión. Estas conquistas han sido reconocidas por instancias internacionales como la ONU. El país de hoy ya nada tiene que ver con el Ecuador de la época de la bancarrota y el pillaje bancarios, junto con los más de dos millones de emigrantes al exterior, gran parte de los cuales pudieron regresar a su patria gracias a la política revolucionaria.
En esta segunda vuelta, Ecuador, y con él toda América Latina, se juega el porvenir y la continuación del desarrollo social que tanto costó conseguir. El candidato derechista no tiene en si un programa de gobierno claro. Su campaña se basa en la demagogia y la prepotencia usada en su discurso. Lo único que ha hecho es demostrar el odio a un proceso de cambio que ya se inicio el 15 de enero del 2007. El cambio que tanto reclaman muchos, está en marcha.
El pueblo ecuatoriano, con sus emigrantes incluidos, no puede olvidar que este candidato participó del mayor fraude bancario en la historia del país y fue cómplice en la implantación de la política que envió al exilio económico a millones de compatriotas. Lasso preconiza la aplicación de privatizaciones y la eliminación de servicios básicos esenciales, política que convirtió a Ecuador en uno de los países más pobres de su entorno, pese a sus riquezas naturales, que el candidato derechista propone entregar de nuevo a las multinacionales.
Ni que decir tiene que, desde la solidaridad con América Latina, y junto con el pueblo de Madrid, haremos todo lo esfuerzos que sean necesarios para que el continente no regrese al saqueo neoliberal; lo que haga falta por impedir una involución en el continente latinoamericano que significaría el retroceso, no sólo de los pueblos y trabajadores del continente, sino del mundo entero.
¡Contra la Regresión capitalista, solidaridad!
¡El neoliberalismo no volverá!
Madrid 31 de Marzo de 2017
