Geraldina Colotti  - Traducido del italiano por Gabriela Pereira – Cubainformación.- El enfrentamiento en curso en Venezuela reporta las cuestiones a la esencia (y no estamos hablando de perfumes): desde cuando existe la especie humana, existe un mundo de mujeres y hombres (quedando entendida la posibilidad de escoger la propia identidad sexual) a cifra masculina, una “medida” considerada “neutra” y “por eso” universal.


Un mundo hecho de campos de intereses contrapuestos, en base a la forma histórica que los determina: el capitalismo en sus características globales, por naturaleza impulsado a la guerra, al imperialismo, y a la anarquía que provoca, desencadenando feroces desigualdades e ingobernables luchas internas entre sus varios sectores. La opresión patriarcal -concreta y simbólica- precede pero inerva aquella capitalista, y pone en evidencia la necesidad de liberarse de la una y de la otra: de cancelar las causas que producen la explotación para hacer efectiva la libertad de todos y de todas.

La esclavas que huían de los grilletes – las cimarronas - se unían a los rebeldes en los bosques para construir sociedades libres de las cuales no regresarían nunca más. En las zonas de Venezuela en las que más fuerte has sido la presencia de esclavos africanos, las comunidades cimarronas, como aquellas indígenas, cuentan su historia de redención. Han obtenido reconocimiento y ciudadanía en la Constitución Bolivariana, que deposita en los dos géneros los derechos de los últimos. Son las manos de aquellas mujeres, que conocen la fatiga y la redención, y que no se afianzan sobre las pantallas de televisión de guerra, a unirse en un puño y a usar la camiseta roja del socialismo bolivariano. Eran tantas a elevar una gigantesca paloma de paz durante la grandísima manifestación de la plaza, ocultada por las muy bien pintadas “manitas blancas” de las mujeres-fake de la extrema derecha, Lilian Tintori.

Eran tantas, fuertes y alegres, a pesar del clima de guerra impuesto por las clases dominantes en los últimos cuatro años. “Las chavistas son feas, sucias y vestidas mal” ha sintetizado en una revista de moda Diana D'Agostino, esposa del líder de Acción Democrática (el centro-izquierda de la IV República), Henry Ramos Allup: el “natural” desprecio de las clases dominantes por los excluidos. Un desprecio más trivial todavía porque proviene de advenedizos de la sociedad venezolana, italianos que han hecho fortuna en Venezuela. Grandes fortunas que ahora “chantajean” ciertos miembros del Partido Democratico (Italia) de nuestra casa, acostumbrados a la política del todo se paga... Pero la misma D'Agostino ha confesado al padre, en una llamada telefónica filtrada, que las fracciones más extremas de las derechas están poniendo a hierro y fuego el país, devastan sin control.

La caja de Pandora, abierta, ahora no se contiene. La burguesía se sirve del fascismo, pero luego se repliega... No son las Damas de blanco -sobre el modelo de las grotescas Damas de Blanco cubanas- el símbolo de los derechos y de la paz. La paz -no aquella de los sepulcros, sino aquella que se conjuga a la justicia social - está en el campo contrario: el de las clases populares, del socialismo bolivariano que tiene, principalmente, rostro de mujer. Los grupos feministas (y los colectivos Lgbti) son tantos, en Venezuela. Venezuela es uno de los 56 países que ha adherido al movimiento global de las mujeres, Ni Una Menos, lanzado en Argentina. La América Latina es un continente muy machista, pero las mujeres han tomado la cabeza de aquel formidable ciclo de lucha que ha producido gobiernos progresistas y el de Venezuela, que se evoca al “socialismo del siglo XXI”. “Ni golpes de Estado, ni golpes a las mujeres”, escriben las Mujeres por la Vida, retomando un comunicado de sus hermanas hondureñas (las compañeras de Berta Cáceres, la ambientalista víctima de feminicidio político). Lo encuentran en internet digitando “Ni Golpe de Estado, ni golpes a las mujeres (Comunicado de Mujeres por la Vida)”. Por la vida, aquella vivida con dignidad. La única por la que vale la pena.

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