Multimedio VTV - Caracas, 16 de mayo de 2017.- La ultraderecha ha demostrado su predilección por el exterminio con los llamados de sus representantes dentro y fuera de Venezuela a acabar a venezolanos por su posición política.


El alcalde de Caracas, Jorge Rodríguez, al citar algunos de los actos terroristas que han patrocinado sectores radicales del país, afirmó que son sujetos con “ausencia de argumento. Ellos hablan de paz y queman unidades de transporte de combustible. ¿Cuánta puede morir si explota un camión de gas o sin explota una gandola de gasolina?”, preguntó al conducir este lunes el espacio Política en el Diván, que transmite VTV.

Mencionó el ataque a un camión de gasolina en Altamira, municipio Chacao, el incendio una casa del Psuv (Partido Socialista Unido de Venezuela), en Mérida; atacaron la base aérea Francisco de Miranda, en Caracas; quemaron una unidad de transporte pública en San Cristóbal, con los pasajeros adentro. Cuatro personas presentan quemaduras graves; el ataque contra el jardín de infancia en la base aérea de Caracas.

“Es una característica típica del fascismo, una predilección, amor por la muerte, la alusión permanente a la destrucción, al exterminio y a la muerte”, indicó Rodríguez.

Continuó recordando que en Los Teques (Miranda) y en Maracaibo (Zulia) desenterraron urnas para quemarlas en la calle para que se genere una situación de miedo, de angustia, de estrés.

No viralicemos el terror

“Pónganse a pensar dónde hay focos de violencia”, dijo y reflexionó: “A veces los chavistas viralizamos lo que ellos quieren. 99,9 por ciento del territorio nacional se encuentra en completa y absoluta paz, pero en esos focos generan unas situaciones de tal virulencia, agresividad, violencia que generan neurosis en la población”.

“La mayor parte de los seres somos pacíficos. Nos están probando”, aseguró el dirigente revolucionario. “Deje quieto al que está quieto, (Julio) Borges, (Henrique) Capriles, (Freddy) Guevara. ¿Dejen quietas a las mujeres que están hartas. ¿Cómo es eso de que no pueden transitar libremente? Hasta la gente que vive en Altamira o en El Cafetal (zonas del Este de Caracas)”.

Rechazó que sujetos como, Patricia Poleo, abiertamente respalda a sectores terroristas en Miami y que vive en Estados Unidos, que dice que “hay exterminarlos a todos, que los dos millones de empleados públicos o van presos o van muertos. Hay otros que dicen que solo deben perseguir a los chavistas que es lo mismo que decir que van a perseguir a los judíos”.

En Venezuela, César Miguel Rondón, sujeto que respalda también a sectores de ultraderecha, hizo un llamado fascista: llamó a agredir a chavistas en el país y fuera de él.

“¿Cómo se siente ser escupido en todo el planeta? ¿Que ya no tengas paz jamás?”, dijo este hombre en Twitter a lo que Jorge Rodríguez respondió: “Es igual a lo que dice (Adolf) Hitler (dictador de Alemania desde 1934 hasta 1945) en su libro “Mi lucha”. Es como decir ¿Cómo se siente ser judío en el año 1834?, o ¿Cómo se siente ser comunista en EEUU en el año 1956?, o ¿Ser chavista?. Se siente bien porque, en esta revolución, tú puedes decir esta barbaridad y nadie te va a escupir, al menos los chavistas, no tienes por qué esconderte. No estoy llamando a agredirte –aclaró- ¿Cómo se sentirá ser un ser humano que piense igual que él?” dijo mostrando la portada de “Mi Lucha” y una imagen de Rondón al mismo tiempo. /

 

Guarimbas: fachada de una operación militar

Rubén Castillo - Misión Verdad

Hablar de guarimbas en Venezuela es remontarse a lo ocurrido entre el 27 de febrero y el 4 de marzo de 2004 (sí, amigo lector, las guarimbas existen desde hace 13 años), en ese entonces el plan era deslegitimar al Gobierno del Comandante Hugo Chávez para justificar una intervención militar extranjera, sustentada en las tesis de la ingobernabilidad y la violación de los derechos humanos por parte de los organismos de seguridad del Estado.

Aquella estrategia insurreccional, sucitada entre febrero y marzo de 2004, dejó la nefasta cifra de 50 muertos y 193 heridos, la misma no difiere en el fondo ni en los objetivos de la que actualmente está en marcha, pero sí en la forma metodológica. En estos 13 años ha mutado en una práctica más especializada, violenta, organizada, sincronizada, focalizada y con una carga altamente fascista.

Esto nos hace cuestionar si medios gubernamentales deben seguir identificándolas con el nombre de guarimbas o como Operaciones Militares Coordinadas, llevadas a cabo por fuerzas irregulares disfrazadas de grupos civiles, lo que les permite ampliar su rango de maniobra en las escaladas de violencia y anarquía que desarrollan en diversas partes del país, sobre todo en puntos estratégicos de la capital de la República.

Analizando los hechos y el contexto actual, con tiempo y detalle, se percibe la sensación de incertidumbre que estas operaciones generan, puesto que en esta nueva fase se comportan a un ritmo no tan vertiginoso como en 2004 y 2014. Esto hace suponer dos elementos que entran en choque:

  1. Vienen ejecutando el plan a su conveniencia (sin prisa pero sin pausa) o,
  2. de alguna manera nuestros cuerpos de seguridad (GNB, PNB, Sebin) retardan sus pretensiones finales.

Debemos estar seguros de que en esta nueva fase de la guerra estas formas de desestabilización implementadas por el enemigo están demostrando que existe un alto grado de organización interna al momento de ser ejecutadas. Esto se evidenció hace pocos días en las localidades caraqueñas de 1 y 2, donde "guarimberos encapuchados de un edificio" y "gente armada del barrio" se sincronizaron para asediar a los organismos de seguridad, cuya misión era tanto proteger a los habitantes de la zona como evitar daños y saqueos a la propiedad pública y privada. Es preocupante observar cómo tales altos niveles de organización responden a un entrenamiento especializado y a un plan bien estudiado, ajeno a manifestaciones espontáneas como las de 2004.

En aquel momento el ultraderechista enemigo declarado de la Revolución Bolivariana y propulsor a través de Internet de este método de guerra irregular, Robert Alonso, la definió de la siguiente manera: "La guarimba es un acto totalmente anárquico y cada quien hace lo que le venga en gana dependiendo del grado de frustración y guáramo que posea".

En base a esa afirmación, nos preguntamos: ¿Cómo es que un acto "totalmente anárquico, espontáneo y de soberana arrechera" está mostrando un alto grado de sincronización, focalización y selectividad al momento de ser ejecutado por actores individuales cuya mayoría no posee ningún tipo de preparación militar?

Fácil: estamos ante la presencia de un ejército enemigo altamente preparado en la aplicación de la fuerza irregular, que por los momentos tiene una única misión: el ataque preciso e inciso a nuestros cuerpos de seguridad, donde militares y funcionarios policiales terminen heridos, tal como fue el caso del sargento Neomar Barrios, asesinado en el estado Miranda el 19 de abril y el del director de Policaracas herido en San Martín el 25 de abril, por citar algunos.

El pasado 26 de abril, en la urbanización Sucre de Barquisimeto, el aparataje comunicacional del enemigo interno (medios de comunicación privados y redes sociales) desarrolló la misma matriz de opinión de estos últimos días: represión por parte de los organismos de seguridad hacia los "habitantes" que se encontraban ejerciendo su "libre derecho" a protestar.

Ocultaron, de manera alevosa, que el fuego iniciado en la azotea de una de las torres de dicho conjunto residencial buscaba dejar fuera de combate (como mínimo) a cinco funcionarios de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB), tratando de llevarlos a una especie de cuello de botella, con el fin de que "guardia que subiera, guardia que sería quemado".

Tácticas como estas muestran el grado de preparación e inteligencia de combate que se debe tener para abatir de manera efectiva, y con el mínimo uso de recursos y poder de fuego, a cualquier enemigo que pretenda afectar sus intereses. En el argot militar se le conoce como "anulación de una fuerza enemiga a través del conocimiento del terreno", táctica que permite tomar una posición estratégica otorgando ventaja en el combate cuerpo a cuerpo, algo que difícilmente la población civil, común y corriente, sin previa preparación militar, está en capacidad de aplicar, mucho menos cuando a las protestas se les describe como "espontáneas y no planificadas".

Saldos como los dos militares de la FANB, diez GNB, 24 funcionarios de la Policía Nacional y 21 policías del Táchira en San Cristóbal, o como los dos GNB heridos a balazos en Caracas, o el hecho de cómo La Carlota, siendo una base militar, ha sido atacada dos veces en menos de un mes, no cumplen con el perfil estereotipado de la guarimba.

Queda demostrado que, en esta nueva fase de asedio, se busca atacar directa y coordinadamente a los cuerpos de seguridad en distintos puntos del país para desgastar física y psicológicamente a sus miembros; se trata de desquiciarlos y desmoralizarlos en el ejercicio de sus funciones hasta neutralizarlos o descontrolarlos en el uso progresivo de la fuerza.

Todo bajo el amparo de una máxima conocida por la población: "Nuestro aparato de seguridad tiene terminantemente prohibido el uso de fuerza letal en las manifestaciones", lo que se traduce en ventaja para el enemigo que entiende que su integridad física jamás se verá comprometida de manera fulminante, ya que ese disfraz de "agrupaciones civiles en el ejercicio de su derecho a la protesta" les permite atacar de manera pretendidamente efectiva y eficiente sin obtener una respuesta contundente, más allá de las tácticas permitidas para la contención de manifestaciones, establecidas en la Constitución y los convenios internacionales suscritos por la República.

El Gobierno no tiene forma de justificar un ataque frontal contra estos grupos insurgentes sin ser condenado por la comunidad internacional. Las leyes impuestas por los poderosos sirven, como siempre, para controlar el poder a su conveniencia y cuando así lo necesiten. Reducidas sus opciones en el combate, el Estado cae en una especie de coacción dictatorial, todo por jugar bajo las reglas que el enemigo mundial impone a través del establishment y los poderes fácticos.

Otro rasgo que desmonta la matriz de que tales operaciones militares son simples actos espontáneos de la sociedad civil radica en los ensayos previos, realizados para medir la capacidad de respuesta del Estado, el impacto mediático y desestabilizador de sus acciones. El 10 de abril en Las Mercedes, donde la GNB incautó una importante carga de bombas molotov, fue herido un funcionario de la PNB y además el ataque a un centro de salud privado a menor escala en relación a lo practicado en El Valle días después, también parece haber un patrón en la localización y tiempos de ejecución dejando siempre un día de por medio (un día en El Valle, descanso; San Martín, descanso; Mérida, descanso; Barquisimeto...) lo que demuestra que la "espontaneidad" es sólo una mampara.

Es notorio, también, el uso de tácticas envolventes contra los órganos de seguridad. Sucedió en el Valle y en San Martín, además de atacar por diversos flancos también lo hicieron en oleadas. Lo más preocupante es el peligroso avance territorial hacia Miraflores. Se han colocado a 11 cuadras del palacio (1.32 km para ser exactos), tomando en cuenta que un fusil de asalto tiene un alcance efectivo de 2,5 kilómetros, es relevante considerar que cualquier arma con una potencia bélica mayor a la de un fusil está por encima de esa distancia.

No podemos descartar que estén preparando una arremetida contra el Palacio de Miraflores, el valor simbólico que tiene para los venezolanos es tal que un ataque fallido o exitoso sería un disparador de odios acumulados extremadamente peligroso. No olvidemos que en 2016 el enemigo estuvo a escasos quinientos metros de dicha estructura, posicionado en campamentos paramilitares improvisados, teniendo como objetivo claro una arremetida directa contra el Palacio Presidencial, o en el peor de los casos un plan de magnicidio en marcha, esto por el tipo de armamento y municiones destinadas a francotirador encontradas en el sitio. Las guarimbas pueden ser la cortina perfecta para que estos grupos armados poco a poco ganen el terreno que necesitan para llegar a Miraflores levantando así el minimo de sospechas a su plan original.

El libreto diseñado por los factores interesados indica que, ante la decisión libre y soberana de retirarnos de la Organización de Estados Americanos (OEA), y la magistral jugada de convocar a una Asamblea Nacional Constituyente, el plan de los actores opositores (internos y externos) pudiera entrar en una nueva fase aún más agresiva y sistemática, tal cual sucedió en Kiev entre noviembre de 2013 y febrero de 2014.

El denominado Euromaidán tuvo como detonante el rechazo del gobierno de Ucrania a firmar un acuerdo de asociación económica con la Unión Europea, lo que en realidad fue una mera excusa de los poderes fácticos para propiciar un golpe de Estado que ya venía en marcha con la implementación de la revolución de colores. El enemigo, fiel a su receta, aprovecharía la ocasión para explotar a su favor esta muestra de soberanía, dignidad y autodeterminación mostrada por el Gobierno de Nicolás Maduro y la atacará desde todos los flancos posibles (comunidad internacional, enemigos internos, etc.).

Por ello no es casualidad que los actos terroristas ocurridos recientemente en Cabudare, estado Lara, donde fue secuestrada una gandola de Pdvsa cargada de combustible y que luego de varias horas retenida terminó siendo incendiada, o, por ejemplo, los actos vandálicos y de saqueos que se intentaron perpetrar (y que aún insisten en realizar, sólo que el pueblo organizado no se los ha permitido) en Naguanagua, estado Carabobo, donde también se incendió una gandola llena de alimentos, son las respuestas directas de estos grupos, demostrando que su agenda no es la paz, el diálogo o la reconciliación nacional como ellos predican, sino todo lo contrario: saben que su agenda es la de propiciar un Estado fallido, un Estado sin ley que permita una eventual "reconstrucción del país" en manos de los poderes transnacionales y corporativos, la ingobernabilidad es su verdadero interés. De eso que no quepa la menor duda.

Los poderes fácticos lo tienen claro: saben la importancia estratégica que tiene Venezuela en el ámbito geopolítico mundial, en estos momentos en que las tensiones internacionales avivan un inminente conflicto global y nuestros recursos se hacen necesarios para poder asumirlo como fuerza y poderío logístico. Una máxima de la guerra es que ante un inminente conflicto armado de escala planetaria, no se puede ir a ese enfrentamiento sin controlar los suministros y el aprovisionamiento que permitan sustentarlos.

Ya Venezuela fungió como su contingente logístico en la Primera y en la Segunda Guerra Mundial, y ante este inminente conflicto armado, el panorama no es diferente. Se hace crucial como pueblo vigilar oportunamente estas Operaciones Militares Coordinadas y desmantelarlas, además de seguir confiando en nuestros órganos de seguridad, en el Alto Mando Político y en el compañero presidente Nicolás Maduro, quien hace días en aras de derrotar la violencia y seguir apostando a la paz, nos da la herramienta más revolucionaria para dejar fuera de combate al enemigo a través del poder constituyente, ese poder originario que sólo reside en las manos del pueblo.

Las operaciones encubiertas bajo la figura de protestas pacíficas buscan quebrar la unión cívico-militar que existe entre el pueblo revolucionario y su fuerza armada, estamos decididos a ser un pueblo soberano y, como tal, debemos estar preparados para los tiempos extremadamente complicados y violentos que se nos avecinan.

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