García-Linera no es muy conocido en el País Vasco, tampoco en el Estado español; no es Maduro, ni Fidel, ni Mujica, y es mucho menos conocido que el propio Morales. Tampoco está en la primera línea de playa en el despertar del pensamiento crítico-progre que inunda librerías en los últimos años, pese a haber sido señalado, al igual que Ernesto Laclau, como una de las fuentes de inspiración de los fundadores de Podemos. No obstante, algunos conceptos de su pensamiento han tenido eco en los debates de la izquierda independentista y patriótica vasca de los últimos tiempos. Se trata, en todo caso, de una influencia limitada, algo que creíamos, debíamos corregir. Había muchas razones para armar esta antología, pero destacaremos, con Floren Aoiz, las tres más importantes:
1. Es protagonista e intérprete de uno de los procesos de cambio en marcha más interesantes de nuestro tiempo.
2. Sus reflexiones, creativas sobre una base de experiencia y militancia sedimentada reflexivamente, son aportaciones útiles para cualquiera que quiera cambiar el mundo. Incluso para quien no esté de acuerdo con sus tesis (las respuestas), los temas que pone sobre la mesa (las preguntas) sintetizan algunos de los grandes retos de la emancipación en el siglo XXI.
3. Su trayectoria y muchas de sus ideas ofrecen una inspiración que puede ser muy útil en el actual momento que vivimos en el País Vasco y con miras hacia nuestro propio camino a la transformación social y la independencia.
El libro está ya a la venta por 17 euros en la tienda online de Txalaparta, en librerías e iniciativas organizadas por la propia Iratzar. Os mostramos aquí la ficha del libro, donde encontraréis la sinopsis del mismo.
Álvaro García Linera (1962) ejerce en 2016 como vicepresidente del Estado Plurinacional de Bolivia, tras ser elegido en tres ocasiones junto a Evo Morales. Ambos llegaron a las más altas instancias del Estado tras un intenso ciclo de movilizaciones populares, en el que potentes movimientos sociales se opusieron a los proyectos de privatización conducidos por gobiernos plegados a la lógica más bestial del neoliberalismo. Antes de todo esto, García Linera fue intelectual crítico, militante social y político y también participó en el Ejército Guerrillero Tupak Katari, lo que le supuso conocer la tortura y la prisión durante cinco años –que aprovechó para escribir–.
Tras la salida de la cárcel, fue logrando una importante referencialidad en la sociedad boliviana, gracias a su presencia en diferentes medios. Paralelamente, fue intensificando su implicación en diferentes espacios de lucha, entre ellos, el MAS de Evo Morales. Actualmente en la cúspide del Estado, García Linera se reclama revolucionario y ha afirmado en alguna ocasión que las obras completas de Lenin son sus libros de cabecera. No ha dejado de lado, por tanto, su vertiente teórico-reflexiva, en todo caso enriquecida por sus nuevas responsabilidades y experiencias.
