Franco Vilma - Misión Verdad.- Las elecciones regionales en Venezuela, con un saldo claramente favorable al chavismo, es otra de esas expresiones innatas de la propia política venezolana: genera resultados que desconciertan y echan al ruedo muchos análisis previos.


La gran pregunta entre muchos analistas hoy es: ¿cómo logra el chavismo alzarse nuevamente como mayoría electoral en un marco de complicada adversidad económica? Muchos análisis desembocan en consideraciones insuficientes, únicamente refiriéndose a la abstención. Pero esta en sí misma no es concluyente para determinar la otra cara de la moneda, que no es otra cosa sino el respaldo de los chavistas a la opción electoral revolucionaria.

Tratemos de desmembrar el asunto:

-La identidad. El primer elemento denominador de la respuesta electoral del chavismo, yace en su propia identidad. Sopesemos ese elemento, pues es transversal y sobre ella coinciden muchas explicaciones. El chavismo es una comunidad política que piensa políticamente mucho más allá del estómago. No se reduce a sólo condiciones materiales, elementales, del hecho económico y la cotidianidad. Es una fuerza emocional, con una subjetividad que se reconoce a sí misma y que siempre se centra en el adversario.

¿A qué queremos llegar? Si vemos con detenimiento ciertos indicadores económicos, algunos de ellos se aceleraron de manera negativa y dramática justo antes y luego de la elección a la Asamblea Nacional Constituyente (ANC). El dólar paralelo pasó de apenas unos 9 mil bolívares por dólar, a 40 mil bolívares el 15 de octubre. Esto aupó una dramática escalada de precios en productos sensibles, especialmente los proteicos, como carnes, huevos y queso.

La población percibió estas alzas como expresión de una economía fuera de control. La guerra económica, una situación de cara a cara, de día a día, entre consumidores y factores comerciales, alcanzó un nuevo cénit y la gente resemantizó el discurso de la "crisis" a una situación claramente inducida.

Dicho de otra manera: la gente no es pendeja. Percibió que había una variable electoral en las injustificadas y absurdas alzas de los especuladores.

La identidad del chavismo, claramente anclada en las clases populares, asumió una postura que adversó las alzas de los especuladores. Los chavistas asumieron que había actos de extorsión económica y política. Asociaron a los especuladores como elementos ganados a la oposición antichavista. En consecuencia, acudieron a las urnas claramente imbuidos en esa subjetividad, para castigar a los infractores económicos y sus beneficiarios políticos.

-¿Quien está del lado de la gente en la coyuntura? El marco de adversidad económica permite que en efecto se produzca una realidad y sensación de indefensión de la población frente a los desbarajustes en los sistemas de abastecimiento y precios. Aquí es necesario recordar un principio de la política que es clave: "En la política es muy importante lo que sucede, pero es más importante la percepción generalizada de lo que sucede".

El chavismo entiende ese concepto en este marco de agresividad de los agentes económicos. Viene lidiando con años de severa guerra económica y entiende que, aún en una economía asediada, tiene la opción política quienes se ocupan de proteger a la población, en lugar de quienes se mofan de la situación económica y tratan de explotarla. En cualquier lugar del mundo gana quien explota las crisis económicas.

En Venezuela no necesariamente es así, gracias a un factor que nos heredó Chávez: la conciencia. Por eso el electorado chavista se pone del lado de quien lo apoya y no de quien lo chantajea con promesas.

El chavismo entiende que, pese a enormes dificultades y fallas, el ejecutivo ha tenido que instrumentar los CLAP como una alternativa al mal estado de los sistemas convencionales de distribución y precios. El chavismo apoyó a quienes, con muchas dificultades, han asumido proteger a los sectores sensibles socioeconómicamente.

-La expectativa. El chavismo apoyó estas elecciones sin asumir que su voto es un cheque en blanco. Es decir, espera que el directorio económico del Gobierno sea más efectivo en proteger a la población. Espera mejorías en el corto y mediano plazo. Las capas populares entienden esto, partiendo del hecho de que ha sido el gobierno chavista quien ha asumido consistentemente durante años un conjunto de acciones y tareas para atender las demandas poblacionales. No ven eso posible en un gobierno de la MUD. Así que el voto, como expresión de una expectativa, fue apuntado por el chavismo en esa dirección.

-El efecto Trump y sus sanciones. Importantes capas sociales, más allá de sectores populares, han entendido que las sanciones económicas impuestas por Donald Trump no son contra Maduro. Afectan la economía toda en circunstancias que ya eran adversas. Este elemento sirvió para cohesionar al chavismo, partiendo del principio de que los tiempos de turbulencia económica van a continuar, esta vez, con la conducción de la Casa Blanca.

Ese elemento viene a conectarse con años de narrativa antiimperialista en el chavismo. Los sectores sociales afectos a la Revolución Bolivariana entienden que estas son circunstancias particulares, de seria amenaza. Así que el voto chavista fue una sanción contra Trump y su gendarmería en Venezuela.

-La cuestión regional. Las campañas regionales de los abanderados chavistas, su semiótica, su discurso, se distanciaron mucho de las campañas de abanderados opositores. Estos se centraron en matrices como "la dictadura" y "la crisis humanitaria".

El chavismo por el contrario, sin barrer bajo la alfombra los temas económicos, logró conectarse con las expectativas y demandas poblacionales, con las necesidades sentidas a niveles local y regional. Los discursos fueron efectivos y envolventes, además estuvieron acompañados de años de referencia en coordinación de políticas públicas, misiones sociales, obras, logros alcanzados. Por eso el chavismo logra preservar la mayoría de las gobernaciones que estaban bajo su control.

-La violencia económica y las guarimbas. La contundencia de la violencia de la MUD, sus amenazas golpistas y su coqueteo con llevar al país a una confrontación civil y propiciar una intervención extranjera, fueron medulares para cohesionar al chavismo. Pero la contundencia del asedio económico interno, caldo de la irritación de la población y supuesto móvil social para una estampida violenta y generalizada, paradójicamente quedó relegado en segundo lugar frente a las acciones violentas en el terreno.

La subjetividad popular posee el principio de que "quemando, destruyendo todo y matando, no se va a arreglar la economía". Para el chavismo era obvio que la misma gendarmería de la crisis inducida era la misma que propiciaba la violencia. Así que a la hora de los votos, la respuesta sería el castigo.

Consideraciones de bolsillo

Debemos contar con que las medidas de ataque y asfixia a la economía venezolana van a continuar de la mano de factores internos y externos que han entendido que un estadio prolongado de adversidad económica sólo puede acrecentar los descontentos y ampliar las posibilidades políticas del antichavismo. Sería ingenuo asumir que van a desistir de una estrategia que les ha funcionado a parcialidad. Eso deja la pelota económica del lado del chavismo.

Ahora el Gobierno tiene total luz verde para actuar con gran contundencia, atrevimiento y creatividad, para proteger más a la población de los desmanes económicos. Debe asumir hacer lo que sea y como sea, debe hacer lo que no se ha hecho. El chavismo apoyó, y hay que corresponderle. El país todo lo demanda. Eso infiere que el directorio económico, de la mano de la ANC, tienen una oportunidad inédita de arriesgar más. Debe proyectarse desde ahora y hasta el 2018 en una carrera contra el tiempo y las adversidades económicas, actuando con suma inteligencia y contundencia.

Un gobierno económico en la coyuntura debe estar a tono con esta situación de guerra. Hay que proteger nuestro frente interno, repleto de chavistas y opositores inconformes. No ceder más espacios a los adversarios. No desperdiciar la victoria electoral dilatándola en la parálisis. Entender la cinética política y tomar este impulso como una oportunidad para ganar terreno en lugar de sólo preservar los espacios ganados.

Sabemos que las acciones económicas del Gobierno se han activado acorde a los giros de las circunstancias, pero recordemos el principio de la política que señalamos unas líneas antes: es muy importante la percepción generalizada de lo que sucede. La gente pide "mano dura" y hay que convertir esa solicitud en una oportunidad política para reestablecer espacios de gobernanza económica. Recalcamos: ser creativos es medular.

Esta lucha no es sólo de Maduro. Nos corresponde al chavismo desde su identidad superar la cultura del país que espera las soluciones mágicas. El chavismo debe distanciarse de los seguidores de la MUD en ese sentido, pues ellos esperan soluciones mesiánicas e instantáneas y por eso se anotan en agendas suicidas de violencia y caos. Si hemos tenido paciencia, mantengámosla, exigiendo y en proactividad. Con más conciencia, inteligencia y trabajo. Esta lucha es de largo aliento. Recordemos que la guerra económica es ahora dirigida frontalmente desde la Casa Blanca y la denominan "sanciones".

Auguremos difíciles pero mejores y optimistas nuevos tiempos económicos y políticos. Que el buen ánimo electoral sea capital político para los escenarios por venir. En la raíz identitaria del chavismo yacen las claves, no sólo para ganar elecciones, sino para sortear favorablemente circunstancias inéditas y severas. Método Chávez.

 

Veinte veces oootra vez

Carola Chávez - Misión Verdad.- Otras elecciones, oootra derrota y otra vez el desconcierto. Otra vez los mismos, los que se camuflan con nombres de márketing para parecer otra cosa, para parecer frescos y nuevecitos, antier Coordinadora Democrática, hasta ayer Mesa de la Unidad Democrática, siempre democrática, como para que no se les note el tufo a golpe, sacudiéndose las cenizas del último fallido intento, apuraditos, para pedir el voto, para salir de esta dictadura de la que solo se sale con calle, calle y más calle sin retorno.

Oooootra vez las encuestas que juran que el chavismo no existe, que si existió era por la regaladera, y ooootra vez los analistas expertos explicando las razones de la existencia de algo que según ellos no existe: que si el clientelismo, que si la caja de CLAP, que si la relación "mágica religiosa", que si el pueblo ignorante, que si el bollito de pan, que si el resentimiento de rancho, que si los votos comprados, que si esto está listo…

Oootra vez las señoras votando, rosario en mano, porque el voto es más poderoso si se hace en oración: "Virgen Dorada de Altamira, oh madre piadosa, derrama tu amor en nuestra tierra y líbranos del veneno del chavismo. Que el Arcángel San Miguel, con su espada justiciera, borre al chavismo de la faz de la Tierra, para que volvamos a ser felices como cuando no lo sabíamos, por los siglos de los siglos. Amén". Ooootra vez las cadenas de WhatsApp, otra vez los rumores, otra vez a comprar comida porque "uno no sabe lo que pueda pasar cuando los chavistas se sepan perdidos".

Ooootra vez los apagones, otra vez sin Internet, otra vez el tubo roto y el agua que no llega, ooootra vez culpemaduro, como antes fue culpechavez. Ooootra vez los precios subiendo como locos, a ver si otra vez creemos que los adecos, justicieros y guarimberos nos va a salvar, como creyeron algunos incautos que votaron en 2015 por aquello de la última cola. Si te jodo una vez es mi culpa, si te jodo dos veces…

Esta vez nuevos ingredientes para avivar la campaña, cuyo jefe es nada más y nada menos que Donald Trump: las sanciones económicas para "asfixiar a Venezuela", esas que Julio Borges y compañía suplicaron de rodillas por toda la "comunidad internacional". Esta vez rebasada la impudicia, la vocación de coleto de una dirigencia opositora que aplaudía la asfixia como paso previo para la intervención militar, esa que necesitaba la ingobernabilidad de las guarimbas para prepararle el terreno. Esa amenaza a la Patria que aglutinó al chavismo, que siempre nos junta y nos alborota, porque mientras en la oposición juegan al sarcasmo chimbo "pero tenemos Patria", nosotros defendemos la Patria que ellos no saben que tienen (hasta que la pierden; y eso no va a pasar).

Las sanciones de Trump, sus amenazas, fueron nuestros resortes para salir a votar. ¡Vaya jefe de campaña escogió la MUD!

Oootra vez nosotros votamos, ¿pero ellos?

A ellos los alcanzó su mentira: no hay forma coherente, creíble, de invitar a votar a la misma gente que convenciste de que vive en una dictadura espantosa de la que que solo se puede salir con la violencia callejera a la que los sometiste durante cuatro meses, y para colmo, hasta apenas un mes antes de llamarlos a votar. No hay forma de invitarlos a votar con un CNE tramposo, dependiente de la dictadura malvada que ni loca va a convocar a elecciones porque va a perder, porque el 95% del país odia al chavismo y a Maduro, el dictador que convocó a elecciones a través de una fraudulenta ilegítima Asamblea Nacional Constituyente, que adelantó las elecciones dos meses, así que corran, recojan las barricadas, sacúdanse el polvo de la calle sin retorno y vayan a votar por mí, que les dije que las dictaduras no se derrocan con votos, no sé si me explico, o sea, you know
Ooootra vez vencimos.

Y ellos, ooootra vez, veinte veces derrotados, embarrados en la cochambre mentirosa que le explotó en la cara. Y lo que fue la Unidad Democrática disolviéndose en voceros sueltos, contradictorios: unos cantando fraude, otros llamando a la calle "de la que nunca debimos haber salido", otros diciéndole a Almagro que no se meta en nuestros asuntos, y "nuestros asuntos" son cuatro gobernaciones que ponen al partido como primer partido de oposición, otros que no dialogamos, otros, los viajeros, que irán por el mundo a denunciar la trampa y bla, bla, bla… lo que sea que les permita, a cada vocero, recoger las migas que quedaron de aquella torta que llamaron MUD.

Mientras tanto, uno de sus expertos analistas, turulato, se pregunta en voz alta: "¿Y si en verdad existe un 55% de chavistas?".

Ojalá que la respuesta a su pregunta sea el germen de una nueva oposición, una que al menos parta de la verdad.

 

La hoja de ruta de Maduro para derrotar el golpe

Bruno Sgarzini - Misión Verdad.- A principios de 2015, un muestreo interno ponía a Maduro como el líder de la región con mayores titulares negativos en los medios, después de las ex presidentas Dilma Rousseff y Cristina Fernández de Kirchner. Desde su asunción, todos habían enfocado las baterías sobre él para construirlo mediáticamente como un paria político a nivel global, embebido de poder e ignorancia.

Este 2017, toda esa campaña mediática se dedicó exclusivamente a quitarle cualquier tipo de mérito y dar lugar a su muerte política y pública a nivel global. Según ellos, ya Maduro había pasado de ser un hombre bruto que "hablaba con pajaritos" a ser el dictador de un narcoestado con escasos reflejos políticos y democráticos. En un solo abrir y cerrar de ojos lo asociaron con el dictador panameño Manuel Noriega, y recrudecieron las matrices por criminalizarlo, poco antes de que el Departamento del Tesoro lo sancionara.

En ese tiempo, Maduro pasó a la larga lista de figuras políticas, detestadas por el establisment, como el presidente sirio Bashar Al Assad y Vladimir Putin. Al igual que estos, los telediarios y las páginas web gastaron horas y horas en pronosticar su inminente caída una vez que empezaron las protestas violentas de la oposición en abril de este año. Nunca le reconocieron ni a él ni al chavismo la posibilidad de reinventarse, ni de poder configurar un escenario a su favor en un contexto de bloqueo y asedio contra Venezuela.

La construcción de una victoria política: la cohesión del chavismo

Sin embargo, Maduro, junto al directorio cívico-militar y el pueblo chavista de a pie, en ese tiempo dio muestras de adaptación y flexibilidad ante el nuevo escenario, elaborado por factores externos e internos para desplazar al proyecto bolivariano del poder y, sobre todo, de la cultura política venezolana. Considerada por la mediocracia global como una plaga, el chavismo tragó grueso y se mantuvo cohesionado en los momentos más duros de estos dos años políticos post-derrota parlamentaria.

En este contexto, a la necesidad de acceso a alimentos, producida por los efectos de la guerra económica, ahora institucionalizada con el bloqueo de Trump, la respuesta del chavismo fue la creación de un instrumento político para afrontar esta batalla: los Consejos Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP). Una herramienta que le permitió a la Revolución Bolivariana producir organización para afrontar una necesidad, sin que fuese tan solo la entrega de una bolsa de comida sino una forma de desplegarse e insertarse en el tejido social concreto de los venezolanos.

Esto, junto al pulso político de 2016 por el revocatorio, le dio la vitalidad necesaria al chavismo para reiniciar un proceso de unidad de sus bases para derrotar a la oposición. Otras medidas fueron en ese mismo sentido, el de darle un orden al caos inducido, a tal punto de que este 2017 inició con todas las encuestas dándole un crecimiento en popularidad al presidente Maduro, unos meses antes de que vinieran el embate más directo y violento que haya vivido el proceso bolivariano en los últimos años. Fue clave haber reorganizado al chavismo en base a la realidad concreta del país para afrontar este contexto.

La violencia y la imposición de la política sobre todas las vías

En abril, cuando el certificado de defunción del chavismo se encontraba firmado por la mayoría de políticos y opinadores profesionales, Maduro convocó a la Asamblea Nacional Constituyente (ANC) con el mismo espíritu reorganizador del caos promovido por el antichavismo, en función de abrir una vía política que unificara el mensaje del bolivarianismo en el clivaje paz vs. guerra. Con esta convocatoria, además, no solo se le puso un reloj de tiempo a la oposición para que alcanzara sus objetivos, o cediese en ellos, sino que otra vez apostó a la gente y la gente le respondió con 8 millones de votos.

Su persistencia en construir esta salida política a la violencia conllevó a que las contradicciones en la oposición política llegasen a niveles críticos, después de que la ANC trajese la paz al país y su agenda pasara a segundo plano. Dividiéndose en mensaje y acción, la MUD quedó encerrada en un callejón sin salida, imposibilitada de asumir costos políticos cuando, inmediatamente, la ANC hizo caso a los reclamos opositores y externos sobre el llamado a elecciones.

Así, esta fórmula propició un escenario político-electoral con las regionales, donde la victoria de la ANC y los días de violencia fueran cobrados a la MUD en favor del chavismo, dividiéndose entre abstencionistas y políticos pro-vía electoral. Con la ANC erigiéndose como un árbitro del choque de poderes, generado por la Asamblea Nacional, a punto de ser reconocido por los gobernadores antichavistas con su juramentación ante este órgano. Sin duda, una realidad que demuestra la importancia de impulsar a tus adversarios a errar cuando tus fuerzas están cohesionadas para aprovechar el momento oportuno.

Todo esto, por otro lado, debe ser entendido como una clara maniobra del directorio chavista por darle un marco político al bloqueo institucional que se aplicó a la agenda golpista. Esto si se tiene en cuenta que los procesos de revolución de color, como los que afrontó Venezuela desde abril hasta julio, se centran en debilitar las instituciones del país para que un ejército de técnicos, ubicados en lugares estratégicos, den un golpe de mano a lo interno del Estado con el fin de desplazar al gobierno a derrocar.

Maduro fue sumamente hábil en debilitar toda la agenda que propiciaba esto, en mantener la unidad de las fuerzas revolucionarias y en aislar a los dos arietes institucionales que buscaban cumplir dicho objetivo: la Asamblea Nacional y la ex fiscal Luisa Ortega Díaz.

Lecciones políticas del directorio chavista y de Maduro a la región

En un contexto adverso y de bloqueo económico, el directorio chavista configuró el escenario político local de tal manera que ha quedado parado del lado de la vía democrática, política y de la paz, mientras los factores ultra, auspiciados por Estados Unidos, se encuentran encerrados en una vía extrapolítica cuasi bélica difícil de vender en lo mediático. La opción militar de Trump se ve así encerrada y aislada a nivel local y global, toda vez que la mesa de diálogo en República Dominicana avanza como un camino de acuerdos con respaldo internacional.

Tan fuera de eje queda la política de sabotaje y boicot de Estados Unidos que hasta el mismo secretario general de la OEA, Luis Almagro, lo demuestra con la acusación a la MUD de que es "un instrumento esencial del fraude". Por más que 12 países de la Declaración de Lima lo acompañen con el reclamo de una auditoría electoral, la realidad es que Maduro, junto al directorio y el chavismo de a pie, han dispuesto un escenario en el que se convierten en los garantes de la paz y el orden en Venezuela, un activo político de envergadura que aglutina por fuera del descontento y agrupa a los revolucionarios ante la amenaza externa.

En ese sentido, los liderazgos regionales de Lula, Cristina Fernández de Kirchner y Rafael Correa, quienes muchas veces reniegan de Maduro o evitan nombrarlo parar evitar mala prensa, deberían anotar las lecciones que dejan las acciones envolventes del chavismo, que utiliza una agenda de presión externa en beneficio de una política propia para darle la vuelta al asedio. Ya que todos ellos han caído y perdido el poder sin afrontar ni la mitad de las dificultades del gobierno de Maduro con un actual contexto que difícilmente les permitiría recuperar el gobierno por los márgenes convencionales.

Después de todo, el gran acierto del chavismo continúa siendo apostar a organizar a la gente por sobre las necesidades impuestas desde afuera para que tenga sus propias herramientas para defenderse. Una hoja de ruta que posiblemente se traslade con mayor fuerza a lo económico, cuando las agresiones contra el país recrudezcan como castigo a los venezolanos por su voto en las regionales. Mientras tanto, Maduro, "el bruto, el ignorante", seguirá poniéndole el ritmo a quienes mil veces lo vieron derrocado y aún lo continúan subestimando.

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