Multimedio VTV.- Venezuela denunció ante el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) que existe una matriz internacional contra Venezuela en materia migratoria para justificar una intervención militar, informó la vicepresidenta Ejecutiva de la República Bolivariana de Venezuela, Delcy Rodríguez. Destacó que Venezuela se ubica como el segundo país con menor flujo de emigrantes hacia el exterior, mientras Colombia se posiciona como el primero. Agregó que es el primer país en el mundo con mayor número de desplazados internos.


Venezuela denuncia ante Acnur campaña internacional para justificar intervención militar

Caracas, 31 Ago. AVN

La vicepresidenta ejecutiva de la República, Delcy Rodríguez, denunció ante el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) que existe una matriz internacional contra Venezuela, en materia migratoria, para justificar una intervención militar.

En rueda de prensa transmitida por Venezolana de Televisión, Rodríguez señaló que esta "operación internacional" contra nuestro país está dirigida por el gobierno de Estados Unidos, factores de la Unión Europea y el Grupo de Lima que han abultado las cifras de migrantes venezolanos "para agredir a nuestra patria", al presentar una supuesta crisis humanitaria con el propósito de provocar su intervención.

"Se está construyendo de forma artificiosa una matriz de opinión para justificar la intervención militar de Venezuela y esa matriz se llama crisis humanitaria", y agregó que "lo que hay contra Venezuela es una gran operación que responde a la política del Pentágono de Estados Unidos".

La vicepresidenta ejecutiva anunció que el Gobierno Bolivariano trabajará de la mano con Acnur y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) para sincerar las cifras de emigrantes venezolanos que han sido abultadas "de forma malsana" por el Grupo de Lima.

"Atiendan la situación que tienen en sus países, de desplazados internos y de violencia porque de Venezuela nos encargamos los venezolanos y venezolanas. De Venezuela se encarga la Revolución Bolivariana", manifestó.

También denunció que en Brasil obligaban a comunidades indígenas venezolanas a firmar documentos que los colocaban como refugiados en ese país, así como la petición del pasaporte a venezolanos que llegan a Perú, violando las normas de movilidad en la región.

La vicepresidenta indicó que de acuerdo a cifras de Acnur, Venezuela es el segundo país con mayor recepción de emigración en Surámerica y de acuerdo con esas mismas cifras Venezuela es el segundo país con menor flujo de emigrantes.

"Solo el año pasado, al menos 100.000 colombianos llegaron a Venezuela y no regresaron a su país", reveló. 

Asimismo, agregó que Colombia es el país con mayor número de desplazados internos en el mundo y de emigrantes en Surámerica.

"Colombia lidera con creces el número de desplazados internos, en el año 2017 tenía 7 millones 900 mil. Es el país con mayor cantidad de desplazados internos", indicó, al tiempo que señaló que solo 5% de los venezolanos que han viajado a la nación vecina "quiere quedarse en Colombia". 

Además, pidió a la Organización de Naciones Unidas (ONU) y a su secretario general, Antonio Guterres, atender la violación a los derechos humanos contra Venezuela producto de las medidas coercitivas, ilegales y extraterritoriales, promovidas por Washington y otros países.

Foto: Pedro Mattey, AVN.

 

Trabajo especial: Venezolanos inmigrantes, capítulo Colombia. Un problema y sus espejos (I)

Ana Cristina Bracho - Misión Verdad

Nota de la redacción: el fenómeno de la migración venezolana ha venido tomando progresivamente una mayor presencia en los medios internacionales y vocerías políticas antivenezolanas en el extranjero, quienes a partir de un tratamiento cartelizado y utilizando el recurso propagandístico de la exageración (marca Goebbels), lo han convertido en mecanismo para incrementar las presiones contra el país y dañar su imagen. Luego de las medidas económicas anunciadas por el presidente Nicolás Maduro, este tema ha sido proyectado interesadamente como la "prueba material" de que en Venezuela, supuestamente, ocurre una situación de "Estado fallido", código que ha sido empleado en otros países del mundo para vender como "urgente" las intervenciones denominadas "humanitarias". Los medios opositores trabajan bajo el principio de orquestación para unir esfuerzos y convertir el fenómeno migratorio venezolano en la excusa para un nuevo escenario de agresión internacional; ante esto, desde esta tribuna, hemos publicado la primera parte de un trabajo especial de la investigadora y colaboradora permanente de este portal, Ana Cristina Bracho, quien analiza a profundidad el fenómeno migratorio en general, en Venezuela, y las implicaciones en Colombia. No hace falta agregar más, pues los datos vertidos a continuación hablan por sí solos.

La humanidad nació en África y desde allí se fue moviendo por el mundo a través de exploraciones, nomadismos, invasiones, peregrinajes, expediciones comerciales y colonizaciones. Dicen que desde ese sur, cálido y rico, los bípedos siguieron hacia Asia y después a Europa. Luego, supuestamente hace unos 15 mil años a través del estrecho de Bering, llegaron los humanos a América.

Al momento de la Colonia existía una población americana que algunos consideran que por sus rasgos debe ser de origen asiática y que fue calculada por Dobbyns, Borah y Sulmich de 90 a 150 millones de personas, mientras que para Sapper, Spinden, Rivet y Denevan solo alcanzaba las 60 millones de personas como máximo, al momento en que Cristóbal Colon pisó el continente.

Con ello en cuenta, la historia de la humanidad es la historia del movimiento independientemente de lo que digan las autoridades, y que existan naturales o imaginarias fronteras. También es la sucesión de actos, con forma de ley o no, que han arrasado con los pueblos que consiguen o que impiden que otras personas se acerquen a sus pueblos, dividiendo a los humanos entre ciudadanos y extranjeros.

Desde esa idea, en el marco del momento más álgido para temas migratorios en el mundo desde el final de la Segunda Guerra Mundial, nos proponemos analizar la emigración venezolana, sus promotores y causas, así como quiénes se benefician de ella. Para hacerlo, partiremos desde el corazón de un "país portátil", un país escala, donde muchos ciudadanos tienen otras nacionalidades y que su historia ha sido ejemplo de una tierra abierta a todos los que quieran pisarla.

Venezuela país de inmigrantes

Venezuela, al despertar de la Guerra de Independencia, era un país con una población bastante reducida, calculada en 1839 por Agustin Codazzi en 945 mil 348 habitantes, y a la misma fecha, por Juan Manuel Cajigal, en 1 millón 147 mil 760. La cual se reduciría nuevamente al fuego de la Guerra Federal y que, junto a su crecimiento natural, se vio completada por grandes oleadas de inmigrantes llegadas al país buscando fortuna, para protegerse de la Segunda Guerra Mundial, o por las promesas de la explotación petrolera.

Por ello, el siglo XX fue para Venezuela un periodo de intensa inmigración, el cual los estudiosos han ido dividiendo en razón de su intensidad o por el origen de quienes llegaron a la Patria. Así, desde aquellos programas del siglo XIX que trajeron una población mayoritariamente europea a la que invitaron a producir, dejando pruebas vivas como la Colonia Tovar, le sucederían períodos de gran intensidad como los años que siguieron la muerte de Juan Vicente Gómez, o el final de los años sesenta.

Siendo tan favorable el espíritu nacional a la inmigración, que en 1999, en una norma constitucional, el país redujo los requisitos para nacionalizarse de los extranjeros que, estableciéndose en el país, poseyeran alguna de las nacionalidades de origen de las principales colonias formadas en Venezuela.

Con estos datos en mente, queremos adentrarnos en el tema de la emigración venezolana que ocupa los diarios del mundo, pues en el ámbito jurídico existen distintas categorías cuya realidad está claramente diferenciada. Por ejemplo, la facilidad y naturalidad con la cual ciudadanos venezolanos con otra nacionalidad pueden establecerse por primera vez o regresar a sus países de origen frente a las categorías propias del derecho de los migrantes en la que veremos refugiados, asilados o migrantes económicos, cada uno con sus propias prerrogativas y dificultades.

¿Cuántos venezolanos se han ido?

Según el Instituto Nacional de Estadísticas, la República Bolivariana de Venezuela tenía al 30 de octubre de 2011 una población de 28 millones 946 mil 101 habitantes. Como en Venezuela no se han hecho declaraciones oficiales que determinen el número de personas que han emigrado, las estimaciones que pueden traerse son las que han publicado agencias internacionales u organizaciones no gubernamentales.

Para entenderlas, hemos de considerar que pese a ese silencio, ha habido acciones del Estado que permiten visualizar que existe una población emigrante que tiene una dimensión suficiente para ser parte de la agenda nacional. Así valoramos, al menos, las declaraciones del presidente de la República Nicolás Maduro Moros, de abril del año en curso donde anunció el Plan Vuelta a la Patria. Así como observar que no pueden hacerse estimaciones que fijen la población emigrante con el simple dato de personas que han salido del país, por ejemplo, que han cruzado el puente internacional Simón Bolívar, en tanto muchos no se radican en la nación neogranadina.

Por ello es importante tomar en cuenta que no todas las personas que salen de un territorio son emigrantes porque pueden ser turistas, o personas que realizan actos de comercio o de su vida cotidiana en dos territorios fronterizos. También hay que considerar que no todas las personas que emigran tienen el mismo estatus.

Según la Organización de las Naciones Unidas, un migrante es alguien que "ha residido en un país extranjero durante más de un año independientemente de las causas de su traslado, voluntario o involuntario, o de los medios utilizados, legales u otros".  Son, entre todos los migrantes, personas con características jurídicas relevantes para el Derecho Internacional quienes sean refugiados o asilados.

Un refugiado es "una persona que se encuentra fuera de su país de origen por temor a la persecución, al conflicto, la violencia generalizada, u otras circunstancias que hayan perturbado gravemente el orden público y, en consecuencia, requieren protección internacional. La definición de refugiado se puede encontrar en la Convención de 1951 y en los instrumentos regionales relativos a los refugiados, así como en el Estatuto del ACNUR". Mientras que un asilado es "una persona que solicita la protección, el amparo y la asistencia de un segundo país cuando se han visto obligadas a huir de su país de origen por diversas razones, generalmente relacionadas con la violación de uno o varios de sus derechos fundamentales".

Sin entrar en ninguna de estas dos categorías, que son aquellas que interesan al Derecho Internacional Humanitario, quedan los migrantes económicos. La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) califica como tal a "todas aquellas personas que se mueven de sus países por conveniencia personal y como resultado de una decisión tomada libremente". En tal virtud, su recepción va a estar condicionada por no considerarse que su vida esté en peligro, a que la persona cumpla los requisitos que ponga el país de destino o que este quiera, por convenio o gracia, relajar las exigencias para que los extranjeros puedan ingresar, permanecer, desarrollar actividades, residir en su territorio u obtener su nacionalidad.

Según una publicación del periódico The Economist, del 20 de agosto de este año, la emigración venezolana podría sobrepasar el éxodo que ha provocado la guerra de Siria, considerando que tan sólo en el año 2017 emigraron 1 millón 642 mil 442 personas del país. Lo cual coincide en grandes rasgos con lo publicado en julio de 2018 por el Panam Post, que refirió que la OIM estima que entre 2015 y 2017 la cantidad de venezolanos en el exterior pasó de 700 mil personas a más de un 1,5 millones regadas por el mundo.

Estos números si bien son importantes, deben ser leídos en su contexto, donde aparecen en primer lugar como bastante inferiores a las declaraciones hechas por algunos voceros de oposición que estimaron en millones, a veces señalando que son 2 millones, otros que son 4 millones de personas las que han emigrado. Luego, observando los números de emigrantes de algunos otros país de la región.

Por ejemplo, según datos publicados en 2013, el número de personas de origen mexicano en Estados Unidos asciende a 33.6 millones de personas, incluidos 11.6 millones que nacieron en México, de acuerdo con estadísticas divulgadas por la Oficina del Censo estadounidense. Mientras que, según declaraciones del Presidente de la República, en 2015 había 5 millones 600 mil colombianos establecidos en Venezuela.

A falta de declaraciones oficiales, salvo las estimaciones de la OIM antes referidas, que coinciden con las recogidas en prensa que indican que la ONU (sin precisar cuál agencia) ha estimado que 1,6 millones de venezolanos han salido del país. Por lo cual, nosotros podemos evidenciar que existe una salida de venezolanos que tiene importancia en relación a nuestra población total, que incide en las nuevas configuraciones de la economía y que, además, ha generado que existan venezolanos que, encontrándose en la búsqueda de nuevas oportunidades, han quedado expuestos a riesgos que antes no conocieron, como las deportaciones en caliente en los Estados Unidos de Norteamérica, o las redes de trata que se desarrollan principalmente desde Colombia, o a tratos crueles y degradantes en muchos países del continente.

Espejos para emigrantes: de la Patria Grande al problema venezolano

Mirando desde España el tratamiento de los inmigrantes en Europa, Adela Cortina inventó una palabra que ahora ocupa buena parte de los titulares de estudios sociales. Para ella, el rechazo de los inmigrantes en sus países de tránsito o destino no es una muestra de "xenofobia" o "racismo", sino que se les odia porque son pobres. A esto ella lo llamó "aporofobia".

Me gusta partir de esta idea porque nosotros vimos cómo la llegada de venezolanos, por ejemplo a Panamá, no causó molestias en los tiempos de la gran bonanza económica, cuando nuestros connacionales iban a establecer inversiones y negocios, o sucursales de centros comerciales y restaurantes. El problema vino apareciendo en la medida en que, en las últimas horas del cadivismo, los venezolanos llegaban sin ánimos de consumir sino de guardar el dinero del viaje, y empezaron a instalarse para trabajar en lo que consiguieran.

Por eso, si nosotros miramos el tiempo que hoy llama la izquierda "la década ganada" nosotros vamos a ver que la relación de los gobiernos progresistas tejió un sistema normativo que creía en la Patria Grande, la cual obtenía en el Mercosur espacios que buscaban establecer el derecho de los latinoamericanos de vivir en los territorios de los distintos países sin mayores requisitos. Este dato no es menor porque nos traerá a la mente cosas que no suelen asociarse, como la razón por la cual debía excluirse a Venezuela de ese espacio de integración.

Ese era el paso internacional previo que permitiría evitar la entrada o permanencia de venezolanos en los otros Estados miembros.

Colombia

Según la información publicada por The Economist, Colombia es el principal destino de los venezolanos que emigran. Esta información aparece sin que se distingan las distintas causas por las cuales pueden los venezolanos estar en Colombia, como, por ejemplo, si se trata de poblaciones que estaban refugiadas en Venezuela que regresaron en el marco del tan publicitado proceso de paz, o si se trata de guajiros que poseen la doble nacionalidad, o de personas que no se establecen el tiempo mínimo para ser considerados inmigrantes.

Así, es Colombia el país que de manera protagónica está solicitando y recibiendo ayuda internacional para "atender" a los inmigrantes venezolanos. En estos términos lo expresó Juan Manuel Santos el 13 de febrero de este año: "El presidente Juan Manuel Santos reconoció este martes que la situación seguirá agravándose y que el país necesita de la ayuda de otros Estados para poder atender la crisis a nivel social y económico que, inevitablemente, producirá la alta migración venezolana".

Santos, durante un saludo al cuerpo diplomático acreditado en Colombia (en la Casa de Nariño), aseguró que su gobierno está abierto a aceptar "las ofertas de ayudas económicas y de otra índole de la comunidad internacional, estamos en plena disposición de recibirlas, ya que las necesitamos pues infortunadamente este problema se agrava día por día". No obstante, aún no se hacen públicas las cuantías que se requieren.

Lo que ocurrió poco después, porque el 20 de marzo fue noticia que, en los términos del diario Tal Cual, que "Estados Unidos envía ayuda económica a Colombia para atender a migrantes venezolanos", por un compromiso inicial e inmediato de 2,5 millones de dólares que proveerá alimentación de emergencia y asistencia de salud para venezolanos vulnerables y las comunidades colombianas que los están recibiendo".

Lo cual ha de leerse con mucha cautela, porque el 19 de abril, el ministro de Hacienda de Colombia, Mauricio Cárdenas, anunció una propuesta en el FMI de rescate financiero a Venezuela de 60 mil millones de dólares para "estabilización macroeconómica", que se aplicaría cuando hubiera un gobierno dispuesto a tomar las "políticas económicas correctas". Con lo que hemos de observar que los programas de atención a los venezolanos se están haciendo en base al acuerdo entre Estados Unidos y Colombia de que los mismos serán cobrados al hipotético futuro gobierno que, en sus planes, sustituirá a Nicolás Maduro.

A su vez, la cobertura mediática del tema de la emigración venezolana ha estado fijada en esta zona, en especial, en el Puente Internacional Simón Bolívar, llegando incluso a radicarse algunos programas internacionales de atención a los inmigrantes. Así, en junio del año en curso fue noticia que habían llegado a Colombia los "cascos blancos" argentinos, con la intención de realizar en Cúcuta un plan para atender a los venezolanos.

Sin embargo, estos aportes no han significado que a los venezolanos les sean garantizadas buenas condiciones de acogida en Colombia, puesto que siguen siendo rechazados, fichados ante la policía y maltratados según reportaba Madelein García para Telesur el 15 de abril de este año. De igual forma, desde este portal hemos hecho seguimiento de la situación de la trata de venezolanas que se viene dando en Colombia.

En relación a malos tratos, a finales del año 2017 se hicieron varias denuncias incluso en medios de oposición sobre algunos casos que habían sido referidos en redes, precisando de antemano que esto deriva de "las malas actitudes de algunos venezolanos que cometen delitos fuera de nuestras fronteras como: robos, tráfico de drogas y otros, ha sido detonante para que crezca la xenofobia contra sus compatriotas".

Lo cual ha querido presentarse como una situación aislada frente a una actitud de máxima apertura por parte del Estado y la población colombiana, usando como muestra de ello entre otras una sentencia de la Corte Constitucional, dictada el 12 de junio de 2018, en la cual se exhorta a las autoridades neogranadinas a hacerse cargo de la situación de los venezolanos que han ingresado en el vecino país, que fue estimada por la prensa venezolana como una muestra de humanidad.

Sin embargo, al revisar el fallo, lo que, en el caso particular, consideró el juzgador era inhumano porque estas personas son migrantes económicos que alegan por demás que no pueden ser atendidas en Venezuela por falta de insumos. Por ello, la Corte Constitucional ordenó que fueran atendidos pero no de manera plena y gratuita sino "progresiva, ya que requiere de esfuerzos complejos por parte del Estado y de la disponibilidad de recursos suficientes que no pongan en un mayor riesgo al sistema".

Es decir, que ha de priorizarse la atención de colombianos, y en la medida en que los recursos para atender a los primeros no se vean comprometidos, debe atenderse a los venezolanos que se encuentran en Colombia.

Las agencias internacionales intervienen

Fue en marzo de 2018 que se configuró como una línea recurrente de las agencias de la ONU hablar de la crisis migratoria venezolana. Este es un tema que paulatinamente ha venido desplazando de las primeras páginas el tema de las supuestas crisis humanitarias en el territorio nacional, producidas por las mismas oficinas. Lo primero que existió fue un documento del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR) divulgado por el diputado a la Asamblea Nacional por Primero Justicia, Miguel Pizarro, acompañado del siguiente comentario: "Por primera vez en nuestra historia migrantes venezolanos son oficialmente reconocidos por el ACNUR como refugiados. Este régimen se ha encargado de acabar con los sueños y oportunidades de miles de personas".

Lo que generó rápidamente una aclaratoria hecha por Roberto Meier en su condición de vocero oficial del ACNUR, donde señaló que nunca se había planteado que se reconociera a los venezolanos la condición de refugiados, como lo afirmó Navarro, sino que se le exigía a los demás países (y no al Estado venezolano) que respetaran los términos de los acuerdos internacionales y se abstuviesen de actos de discriminación y políticas de deportación masiva de venezolanos. Política que algunos Estados, entre ellos Panamá, han venido aplicando. Lo cual, si fue afirmado ese mismo mes en una decisión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, que solicitó que se permitiera la entrada, sin examen de casos particulares, a los venezolanos que salían del país.

De igual forma, en agosto de 2018, el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR) representado por Filippo Grandi, y el director general de la OIM, William Lacy Swing, en un documento reseñado por NTN24, señaló el trato contrario a los derechos humanos que vienen recibiendo los venezolanos, indicando en específico que "Colombia, que ha recibido a más de un millón de venezolanos en los últimos 16 meses, y ha regularizado temporalmente a 820 mil de ellos, denunció la medida tomada por sus vecinos, alegando que ello favorece las migraciones clandestinas". Esto en relación a un exhorto que dichas oficinas hicieron a los demás países para mejorar el trato que vienen dando a los venezolanos.

Anuncio de una segunda parte

Pensar estos temas es recordar que, para poder intervenir un país, primero es necesario convencer a la opinión pública de que es un Estado fallido, que sus instituciones son terribles agencias del mal, y que la gente sufre. Con este guión preestablecido se han desarrollado un número importante de acciones que han consolidado un orden mundial en el que no podemos contar ni un solo año en el que haya existido paz y estabilidad.

Venezuela está, en el presente, en el corazón de dichas acciones, y para eso suceden simultáneamente muchas cosas: contamos movimientos extraños de ejércitos por nuestras fronteras, un bloqueo cuyo propósito fue aclarado el 25 de abril por Marco Rubio, quien declaró que "el objetivo [de las sanciones] es maximizar el dolor" y poner las cámaras en el ángulo que permitan demostrar que existe una "diáspora" ocasionada por la masiva violación de todos los derechos humanos en Venezuela, ahora, en especial los derechos económicos, sociales y culturales de la población.

También se necesita que la gente pierda noción de su propia existencia y valor, que les persiga la desgracia en su país y se les recomiende irse mientras las fronteras se les cierran, las visas se les agravan o los permisos de permanencia son cada vez más onerosos. Nos falta hablar de muchas cosas: Trinidad y Tobago, Ecuador, Brasil, Argentina y Perú nos ocuparán como parte de este tiempo donde se acrecienta la distancia entre el discurso y los hechos.

 

Trabajo especial: Venezolanos inmigrantes, capítulo Latinoamérica. Mitos y realidades (y II)

Ana Cristina Bracho

Nota de la redacción: a continuación presentamos la segunda parte del trabajo especial de Ana Cristina Bracho sobre el fenómeno migratorio venezolano, un texto donde aborda los mitos construidos alrededor de esta situación, su uso político, sus comparaciones con otros escenarios similares del pasado reciente y, sobre todo, el análisis en torno a cómo se han comportado los países receptores, en su totalidad adscritos a las plataformas de intervención internacional contra Venezuela. Así como en la primera parte, la continuación de este trabajo especial comenta con rigurosidad y exactitud lo que corresponde a la migración venezolana, así como su instrumentación para empujar agendas bélicas contra territorios adversos a Estados Unidos. La migración viene constituyéndose como un aspecto central en la ordenación del escenario de conflictividad contra Venezuela. Estas son luces y coordenadas de ese nuevamente peligroso momento en el que nos encontramos.

En la primera parte de esta entrega caracterizamos algunas nociones que estimamos básicas. Tales como que Venezuela es un país donde existe una población inmigrante considerable y las diferencias que el Derecho confiere a las personas que se encuentran en territorio extranjero.

También referimos algunos datos para contextualizar en los que incluimos el cambio de las políticas regionales que derivan de la destrucción de los foros multilaterales latinoamericanos o la exclusión de Venezuela de ellos, así como la dimensión económica que tiene la situación.

Prometimos que complementaríamos lo dicho con una segunda parte donde veríamos la situación en algunos países a donde se han dirigido venezolanos y venezolanas, lo cual a continuación cumpliremos.

Brasil

La República Federativa de Brasil, con 202 millones de habitantes, es el sexto país más poblado del mundo, considerando que su gran territorio tiene un bajo índice de densidad poblacional. Según lo informado por El País de España en 2015, "Brasil es un país extremamente cerrado para los inmigrantes… los extranjeros representan solo el 0,3% de la población, un número históricamente insignificante. La media mundial está en el 3%".

Una de las causas por la cual ese país no resulta atractivo es la dificultad que tienen los extranjeros para conseguir trabajo y la visión de los nacionales sobre la inmigración, así, según la misma fuente, "el 73,7% de los brasileños está a favor de la llegada de extranjeros con alta cualificación profesional, mientras el 74,3% no quiere que lleguen inmigrantes sin documentación".

Venezuela tiene una amplia frontera terrestre que no tiene mayores separaciones naturales con Brasil, según lo dispuesto en el Tratado de límites y navegación fluvial del 5 de mayo de 1859,​ ratificado por el Protocolo de 1929. En el presente es posible atravesarla a través del acceso vial que une las poblaciones de nuestra Santa Elena de Uairén con la brasileña Pacaraima (Roraima, Brasil).

Como en el caso de la frontera con Colombia, Santa Elena de Uairén y las zonas aledañas son uno de los puntos en los cuales se practica el contrabando de extracción de gasolina, agravado por la realidad minera y sus propios contrabandos que marcan la vida en el estado Bolívar. De igual modo, en la zona fronteriza existen comunidades originarias que preexisten la demarcación y se desplazan continuamente entre los dos territorios. Este es el estatus de los Geral (ñengatú), los cinco subgrupos que conforman el pueblo pemón, los xiarian, aritamis, yanami, arawakos, yekuana, curripaco, baniva y baré.

En lo político, Brasil es uno de los países latinoamericanos que ha sufrido un violento viraje a la derecha cuando, mediante el uso del lawfare, se depuso a una presidenta constitucional y se instaló una dictadura que responde a los intereses de Washington. Una vez que esto ocurrió, las relaciones entre los dos Estados cambiaron radicalmente, siendo el gobierno de Michel Temer uno de los integrantes del Grupo de Lima y de los promotores de la salida de Venezuela del Mercosur.

En este marco desaparecieron de la realidad los acuerdos Chávez-Lula que contemplaban ideas de desarrollo conjunto de la región fronteriza, con inversiones binacionales para la explotación petrolera, la energía eléctrica y promoviendo la relación fraterna entre el estado venezolano de Bolívar y el brasileño de Roraima.

Según información del periódico El Mundo, fechada del 25 de agosto del año 2018, "entre 2017 y lo que va de 2018 llegaron a Brasil algo más de 127 mil migrantes, pero 69 mil ya se fueron en busca de otros destinos", refiriendo el portal que el rol de Brasil en la crisis es secundario porque señalan que no es un "destino prioritario" para los venezolanos.

La presencia de venezolanos en Brasil, en específico en el estado de Roraima, ha sido objeto de una gran campaña mediática. En la cual organismos como el ACNUR destacan la instalación de campos de refugiados y han surgido personajes que capitalizan el espacio de solidaridad que no ha sido manifestado por los brasileños. Este es el caso del "padre Jesús", cuya acción sirviendo comida a los venezolanos ha sido reseñada por la prensa.

Los migrantes económicos se encuentran focalizados en Roraima, lo que ha generado un conflicto jurídico toda vez que "las autoridades locales critican que el Gobierno destine más esfuerzos a recibir a los venezolanos que a cuidar de la gente de Roraima, y atribuyen a los inmigrantes el aumento de la criminalidad, una retórica que alimenta la tensión en las calles". Lo que se tradujo en una solicitud judicial para cerrar la frontera que no prosperó y a la cual la administración brasileña contestó asegurando que las Fuerzas Armadas están a la disposición del gobierno local para garantizar la paz en las calles.

La asociación realizada finalmente entre los venezolanos y la delincuencia, o que su presencia dificulta que el estado de Roraima atienda debidamente a la población brasileña, sirvió de caldo de cultivo para que se produjeran actos violentos de rechazo a los venezolanos con afectación a la propiedad de los mismos cuando fueron expulsados y sus bienes fueron quemados, el 18 de agosto de 2018.

Un acto muy similar se había producido en el mes de marzo de 2018, cuando "al menos 300 personas entraron en la escuela donde estaban viviendo los 50 venezolanos para destruir algunas pertenencias, prendieron fuego a otras y los expulsaron, dejando atrás sus pertenencias y alimentos entre los que se encontraban varios paquetes de harina que fueron rasgados y esparcidos por el lugar".

Refiriendo uno de los brasileños entrevistados después de lo sucedido que "no aguantamos más su presencia (la de los venezolanos), queremos que las autoridades hagan algo, hay muchos robos en nuestra ciudad".

En el marco de esta tensión, el mandatario brasileño de facto, Michel Temer, rindió declaraciones a la prensa el 26 de agosto de 2018, refiriendo que se opone a la posibilidad de que las fronteras sean cerradas a los venezolanos, y recordó que Brasil es tan sólo un país de paso de la población emigrante.

Así lo recogió Europa Press: "Temer explicó que el 60% de los 127 mil venezolanos que cruzaron la frontera ya salieron de territorio brasileño en dirección a otros países, y resaltó las acciones realizadas por el gobierno federal para mandar a otros estados a los miles de venezolanos que se encuentran en Roraima", refiriendo finalmente que han hecho llegar a Roraima bienes para asegurar la alimentación y servicios que requieren los venezolanos que se encuentran en dicho espacio.

Chile

De acuerdo a los resultados del Censo Nacional de 2017, Chile tiene una población de poco más de 17 millones de habitantes. A diferencia de Brasil, en sus mejores momentos las relaciones de la Revolución Bolivariana con Chile no han superado el umbral de la cortesía. Desde los conflictos del año 2002, existe una población de venezolanos políticamente identificados como contrarios al gobierno en Chile, sin que tengamos una estimación de su tamaño en aquella época.

Un dato que resulta de interés es que Venezuela figuró, después de México y Cuba, entre los destinos predilectos de los chilenos que salieron de su país en el marco de la dictadura militar, llegando a establecer una colonia en Venezuela de 80 mil personas, a la que hay que agregar los profesionales que habían llegado antes con la esperanza de trabajar para las petroleras.

Según una nota de enero de este año, en Chile, residen un total de 30 mil venezolanos. La Policía de Investigaciones reportó que en 2017 ingresaron 164 mil 866 ciudadanos de ese país, un aumento de 90% respecto a 2016. Según el Departamento de Extranjería y Migración (DEM) del Ministerio del Interior, entre 2005 y 2017 se otorgaron un total de 20 mil 362 permanencias definitivas y 111 mil 339 visas temporales a extranjeros provenientes de Venezuela. Lo que no arroja seguridad sobre el tamaño real de la comunidad, ya que según la misma fuente, más de 56 mil venezolanos se fueron de Chile o regresaron a Venezuela.

Al revisar portales dedicados a promover a Chile como destino, algunos de ellos administrados por venezolanos, se observa que muestran el país como una economía estable, con un sistema de transporte aceptable y un sector terciario ampliamente desarrollado.

Otros sitios aseguran que Santiago es la ciudad "la más habitable de América Latina después de la capital de Argentina, Buenos Aires. Por su parte, la revista International Living puso a Chile dentro del Índice de Calidad de Vida del año 2011, colocando al país en el puesto 60 entre 192 países y la tercera posición de países de América del Sur".

Con estas afirmaciones y una presencia tan importante en la publicidad que recibe, vía televisión por suscripción en Venezuela, parece que Chile es un país que se presenta como uno de los destinos que selecciona la población que emigra.

Visto desde Chile, se mantiene la información de que el país austral se ha convertido en un lugar atrayente para la inmigración de personas provenientes de Argentina, Ecuador, Colombia, Bolivia, Uruguay y Venezuela, refiriéndose por demás que un reciente informe denominado "Coyuntura Económica en América Latina y el Caribe", de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT), señalan que Chile emergió como el país en que proporcionalmente más creció la inmigración en Latinoamérica.

En este contexto, desde agosto de 2017, en Chile surgió la iniciativa de crear un registro nacional de extranjeros, fijar un catálogo de causales que impidan su ingreso y un estricto control de permisos laborales, con el fin de evitar la trata de personas. Siendo que para esta fecha, el departamento de Extranjería estimaba en los primeros seis meses de aquel año habían ingresado al país más de 44 mil haitianos.

Asimismo, se ha producido un fuerte incremento de inmigración dominicana, colombiana y venezolana, sumándose a la histórica llegada de personas desde Bolivia y Perú. Esto arrojaba para el momento que Chile contara oficialmente con medio millón de residentes extranjeros, cerca de 3% de su población.

Como una disposición de esta naturaleza, el presidente de Chile, Sebastián Piñera, anunció el 9 de abril la creación de una Visa de Responsabilidad Democrática para los venezolanos que deseen permanecer en este país. Esta medida fue criticada por algunos sectores chilenos que estimaron era una medida discriminatoria y que evidenciaba la poca solidaridad del gobierno hacia quienes se acercaban a Chile para hacerse de una oportunidad.

A este respecto, al lado de ese país próspero que se promociona, existe una realidad con la que se encuentran los inmigrantes que entran a un país donde la educación está privatizada, existen distintos escalafones salariales para hombres y mujeres, y que no se caracteriza por la amplitud con los extranjeros.

Un grupo de ellos nunca logra ingresar a Chile, así, al ser considerados por dichas autoridades como migrantes económicos y no como refugiados o asilados fueron devueltas 8 mil 425 personas que intentaron ingresar a Chile en los primeros diez meses de 2017. La mayor parte de los rechazados eran colombianos, y el segundo grupo más numeroso era de venezolanos, que alcanzó un total de 1 mil 838 ciudadanos que no pudieron ingresar a Chile.

Con relación a las condiciones de aquellos que sí ingresaron no todas las veces, fueron lo que esperaban. Esto quedó reflejado en un estudio realizado en 2017 por la Fundación Nuevas Contingencias Sociales (Chile), que determinó que el 41% de los migrantes encuestados declaró haber sufrido discriminación "sin motivo aparente", con hincapié en comentarios acerca de que "vienen a quitar el trabajo", y señalamientos de que son delincuentes o por el color de su piel.

Por su parte, los chilenos encuestados develaron que el 47% piensa que la población inmigrante trae "enfermedades nuevas o algunas ya erradicadas", mientras que 35% opina que la población "viene a quitarles el empleo a los chilenos" y otro 35% señala que los inmigrantes "son sucios y no cuidan el medio ambiente".

En este mismo espíritu, cuyas características se corresponden a lo que hemos referido como "aporofobia", debemos incorporar la más reciente postura asumida por el presidente chileno, quien tuiteó el 23 de agosto de 2018, que "en materia de Migración nuestra política es clara: recibir aquellos que respetan nuestras leyes y vienen a iniciar una mejor vida aportando honestamente. Y no dejar entrar o expulsar aquellos que entran ilegalmente y tienen antecedentes criminales o cometen delito en nuestro país".

Ecuador

Con 16 millones de habitantes en tan solo un área de 283 561 km²,​ se trata del cuarto país más pequeño del subcontinente. Su economía dolarizada así como las fluidas relaciones diplomáticas que hasta muy poco mantuvo con Venezuela, fijaron a Ecuador en el imaginario de los emigrantes. De igual forma, su gobierno venía ejecutando programas de captación de profesionales, principalmente profesores, para fortalecer sus universidades, y era uno de los destinos que exigían menos requisitos para ingresar, permanecer y trabajar.

De igual forma, en el marco de la cooperación que caracterizó las relaciones que mantuvo la Revolución Ciudadana con la Revolución Bolivariana, en Ecuador estaba vigente un sistema especial para los bolivarianos, denominado el Estatuto permanente Ecuador Venezuela (12 XI) que otorgaba una visa de un año, renovable por una ocasión, contabilizados desde su emisión si la otorgó una Coordinación Zonal o si fue otorgada en un consulado ecuatoriano a partir del ingreso del extranjero al Ecuador. Este régimen, menos gravoso y destinado a aumentar las relaciones entre los países, fue acordado por los entonces cancilleres Ricardo Patiño y Nicolás Maduro Moros, en 2010.

Según lo dispuesto en la página web del Ministerio del Interior ecuatoriano, los sudamericanos no requieren tener pasaporte para entrar a Ecuador sino tan solo presentar su cédula o documento nacional de identidad. Este régimen ha sido objeto de controversias, toda vez que en los últimos meses el gobierno ecuatoriano ha querido agravar las condiciones de ingreso de los venezolanos en su territorio, ordenando en un primer momento la presentación del pasaporte, lo cual fue revocado por un tribunal de Quito por considerarlo una violación de los derechos humanos.

Esta decisión, hecha pública el 25 de agosto de 2018, va a coincidir con la declaración presidencial que motivó su decisión de abandonar la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) a la existencia de flujos migratorios originados en Venezuela, y no significará que se vuelve a aplicar el régimen de cooperación entre los dos Estados sino que a los venezolanos se les exigirá, en lugar del pasaporte, la presentación de una cédula de identidad apostillada.

Mientras estas controversias jurídicas ocurrían, las cámaras se centraron en las fronteras con Ecuador, donde se reportó que había venezolanos varados esperando que una decisión distinta, que les resultara favorable, fuese adoptada. Al tiempo que en Venezuela se viralizó un video en el que se documentó un abuso policial cometido en contra de un venezolano en Ecuador.

Perú

La República de Perú es el tercer país más grande de América del Sur. Según el último censo, fechado en 2016, el país tiene 31,77 millones de habitantes. Con una historia política signada por la inestabilidad y la violencia, es uno de los países con mayor número de emigrantes de la región, la cual fue estimada en un estudio del INEI, referido por El Comercio, según el cual, entre 1990 y 2012, más de 2 millones 500 mil peruanos emigraron del país.

En ese período, el 31,4% de los emigrantes peruanos vivió en Estados Unidos, 15,4% en España, 14,3% en Argentina, 10,2% en Italia, 9,5% en Chile, 4,1% en Japón y 3,7% en Venezuela; 11,5% en otros países.

Según titulares del mismo portal, más de 100 mil personas han pedido refugio en Perú, y prácticamente todas ellas provienen de Venezuela. Debiendo destacarse que en el contenido de la nota se precisa que no todas esas solicitudes son en sentido jurídico de refugio, sino que muchas se corresponden a migrantes económicos. La situación en que se encuentran los venezolanos en Perú ha sido valorada incluso por la Defensoría del Pueblo en un comunicado emitido el 25 de agosto de 2018 como contraria a los derechos humanos, en tanto nuestros connacionales son discriminados y víctimas de actos xenofóbicos.

Al analizar las causas por las cuales la emigración venezolana se ha dirigido hacia Perú, parece un dato importante recordar que, en septiembre de 2017, Lima ofreció a los profesionales venezolanos otorgarles un permiso temporal de permanencia (PTP); ahora también serán reconocidos sus títulos universitarios sin necesidad de hacer trámites, lo cual constituye un evidente estímulo para la población universitaria que estima obtener mayores ingresos económicos.

A la par que caía el gobierno de Pedro Pablo Kuczynski Godard, el tratamiento mediático que se le ha venido dando a Venezuela en Perú es sumamente contrastante, pues, en la medida en que se insiste en una "crisis humanitaria" y política provocada por el gobierno de Caracas, se asocia abiertamente a la comunidad venezolana que llega al país con la delincuencia. Sin dudarlo, el punto de ebullición de esto se dio en agosto del presente año, cuando fueron detenidos miembros de la banda "El Tren de Aragua" en Lima.

Para lograr la asociación, la prensa no escatima en historias fantasiosas tales como afirmar que "Nicolás Maduro estaría incentivando la criminalidad venezolana en Perú", según lo reseñado por Sabrina Martín el 31 de julio de 2018 para el medio Panam Post, o las declaraciones de Mauro Medina, ministro del Interior peruano que el 8 de agosto afirmó que, a través de la solidaridad, "se cuelan por ahí algunas personas que están vinculadas a delitos". Pudiendo ver cómo la prensa recogía ya desde comienzos de año opiniones que sostienen que "la crisis de Perú empeoró por los venezolanos".

En este contexto, el gobierno de Martín Vizcarra dio a conocer el 25 de agosto de 2018 que exigiría pasaporte a los venezolanos que llegan a su frontera, solo exceptuando del requisito casos que estime de carácter humanitario como niños que estén acompañados de sus padres, mujeres embarazadas o ancianos. Justificando la medida en que está recibiendo una masiva inmigración que llega diariamente desde Venezuela, con un promedio de 3 mil llegadas diarias por el puesto fronterizo de Tumbes, en la frontera con Ecuador.

Estos movimientos que ahora cierran las puertas van a contrastar con los actos de promoción de Perú, en especial como destino para niños no acompañados que se dio durante el año 2017, de cuando recordaremos la denuncia realizada el sábado 16 de diciembre por funcionarios del Servicio Autónomo de Identificación, Migración y Extranjería (SAIME) y el Fiscal 1° del estado Vargas, de haber conseguido una operación que desde Maiquetía pretendía extraer a 130 niños venezolanos con destino al Aeropuerto Internacional Jorge Chávez de Lima.

El corredor humanitario

Mientras Ecuador y Perú adoptan medidas que restringen la entrada y permanencia de venezolanos a su territorio, han puesto en marcha un "corredor humanitario" para acelerar el traslado de venezolanos que se dirigían a Perú.

Esta acción se dictó una vez que fueron publicadas las acciones tendientes a limitar la presencia venezolana en Ecuador y antes de que se endurecieran, horas después, los requisitos en Perú, lo que expone a los venezolanos en tránsito a una situación de una gravedad sin precedentes, pues se encuentran de forma ilegal esperando llegar a otro Estado, al cual muchos no podrán tampoco ingresar.

¿Para qué sirve esto?

Una lectura apresurada de esta situación podría hacernos concluir que la población que ingresa es demasiado numerosa, o que no se corresponde con los inmigrantes que estos países aspiraban cuando tomaron medidas para facilitar el ingreso a los venezolanos. Para eso nos sirve la lectura de Adela Cortina.

También, podríamos observar que ha habido cambios políticos en los países que han modificado su actitud, puesto que Brasil no se caracterizó nunca por darnos una calurosa bienvenida.

Sin embargo, considero que esto obviaría cosas especialmente relevantes, algunas de las cuales fueron develadas por Serge Halimi, Dominique Vidal y Henri Male en el ensayo "La opinión se trabaja. Los medios y las guerras justas de Kosovo, Afganistán e Irak". Allí, cuando analizan cómo se justificó la guerra de Kosovo, los autores afirman que uno de los recursos para demostrar la necesidad de una guerra fue la existencia de desplazados desesperados.

Así, señalan que para convencer al mundo de la guerra primero "mostraron a una mujer, a un hombre, a un niño blanco. Mostraron a una pequeña niña de cinco años que sufría. En realidad, no era el color de la piel, ni las lágrimas lo que importaba sino captar el desespero. Necesitaban proyectar gente deportada sufriendo delante de nosotros, porque nosotros somos muy buenos".

Reacciones de Venezuela

La suerte de una persona al establecerse en un país extranjero dependerá de muchos factores. Por ello, en esta materia es particularmente peligroso hacer generalizaciones. Ciertamente, en todos estos países existen venezolanos -generalmente con recursos económicos, dominio de lenguas extranjeras y alta gradación profesional- que harán una vida próspera, ajena de estos males que enfrentan quienes de manera extremadamente precaria llegan a países con la esperanza que les ofrece la televisión o el ejemplo remoto de un conocido al que le fue muy bien.

Existirán otros que, incluso si este no es su caso y se enfrentan a trabajos precarios, sin cobertura hospitalaria y algún grado de irregularidad, se sentirán más tranquilos o felices que estar en Venezuela, pues para ellos el país se ha tornado en una especie de infierno. Hacia ellos, las obligaciones nacionales se agotan a lo establecido en el marco de la protección consular, donde vemos por ejemplo que Caracas ha anunciado que está remitiendo los pasaportes que estaban en mora.

Hacia el resto, conformado principalmente por migrantes económicos y víctimas de esta guerra económica que destruyó la capacidad adquisitiva del salario, arrastrando con ella la autoestima de muchos, el Gobierno Bolivariano ha dispuesto el Plan de Vuelta a la Patria para llamar, a quienes se han ido, a regresar.

De igual forma, se observa cómo el Ejecutivo venezolano está dispuesto a proteger a nuestras poblaciones emigrantes cuando, al menos en el caso de quienes así lo solicitaron en Trinidad y Tobago y ahora desde Perú, ha dispuesto lo necesario para que retornen a Venezuela.

Caracas, 31 Ago. AVN Migrantes venezolanos denunciaron que recibieron malos tratos y sometidos a discriminación en Brasil, en un reportaje realizado por la periodista Madelein García y difundido por Telesur.

En el trabajo audiovisual, se señala que en estado de Roraima, en Brasil, el ejército de ese país instaló carpas para los venezolanos, a quienes les ofrecieron trabajo y residencia.

No obstante, estos ofrecimientos fueron engañosos porque al llegar a la ciudad de Boa Vista les asignaron empleos que no se correspondían con el nivel educativo de los migrantes.

Un total de 185 venezolanos que estaban en Brasil fueron repatriados a Venezuela, como parte del plan Vuelta a la Patria que desarrolla el Gobierno Bolivariano.

Fueron recibidos por el gobernador del estado Bolívar, Justo Noguera, en la población de Santa Elena de Uairén donde recibieron asistencia médica y posteriormente traslados a sus lugares de residencia en Venezuela.

El pasado martes, 89 venezolanos que se fueron voluntariamente del país y estaban padeciendo en tierras ajenas, regresaron de Perú. Esta semana han sido repatriados un total de 1.230 personas.

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