Ricardo Vaz - Investig'action.- Tras un fin de semana agitado y de mucha especulación, Argentina amaneció el 3 de septiembre esperando los anuncios del presidente Mauricio Macri. Lograda la hazaña de retrasarse en la transmisión de un vídeo grabado, por fin se difundió el mensaje de más de 20 minutos, donde Macri anunció nuevas medidas de austeridad para anticipar la llegada de los fondos contemplados en el acuerdo firmado en mayo con el Fondo Monetario Internacional (FMI).


El contexto actual en Argentina es de contracción económica, inflación, alzada de las tasas de interés, y fuerte devaluación del peso, que ya se desvalorizó 50% respecto al dólar en lo que va de 2018. Para todos estos males el presidente argentino encontró la solución acudiendo al FMI. Pero logró encontrar una multitud de culpables por la situación: la subida de los precios del petróleo, la sequía, la “guerra” comercial entre Estados Unidos y China, problemas en Turquía y Brasil, y principalmente la corrupción y mala gestión de los gobiernos anteriores.

Mientras el presidente argentino se esforzaba por distribuir la culpa entre los enemigos, cercanos y lejanos, la razón de la crisis – el fracaso del modelo neoliberal – estaba en el centro de la pantalla, ya que nadie personifica el neoliberalismo mejor que Mauricio Macri.

El ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, presentó más tarde detalles de las medidas que el gobierno pretende implementar, antes de partir a presentarlas ante el FMI para buscar un adelanto de desembolsos. Éstas incluyen un impuesto a las exportaciones y una promesa de reducir el déficit a 0 en 2019. En el acuerdo con el FMI la meta era de 1,3%, así que la reducción será alcanzada con mayores recortes en inversión pública y aumentos en las tarifas de energía y transportes.

Cabe señalar que estas medidas no representan un nuevo rumbo, sino que una aceleración de lo que han sido las políticas desde la llegada al poder de Cambiemos. Los últimos dos años han sido marcados por aumentos brutales en las tarifas de energía, reforma de las jubilaciones, despidos masivos en la función pública, grandes recortes en áreas como ciencia, educación, salud, ataques en contra de derechos laborales, etc., con consecuencias nefastas sobre la población.

El ejecutivo argentino, que estuvo representado por Dujovne en EEUU, espera que esta última ofrenda al dios mercado trabe la corrida al dólar y les gane la confianza de los altos sacerdotes del FMI y de Wall Street. Sin embargo, las profecías sobre las inquietudes del mercado tienen cierta tendencia a auto-cumplirse. Y además de eso, el ejecutivo, ahora reducido a menos de la mitad, es un equipo de empresarios que sabrá qué intereses salvaguardar en tiempos de crisis. (1)

Lugares comunes discursivos

El discurso de Macri estuvo lleno de elementos que sonarán sumamente familiares para quienes hayan acompañado los programas de austeridad implementados en la última década en países como Portugal o Grecia. Cuando el presidente argentino dijo que “estamos viviendo por arriba de nuestras posibilidades”, cualquier portugués recordará haber escuchado a su presidente en 2011 – Cavaco Silva – decir exactamente lo mismo.

Siguiendo con las analogías, ésta es la misma apreciación que hizo el primer ministro griego – Georgios Papandreou – que firmó el primer “rescate”, y el todopoderoso ministro de finanzas alemán – Wolfgang Schäuble – siempre ha insistido en esto para justificar la austeridad impuesta en Grecia. Y en realidad el discurso moralista de “vivir dentro de nuestras posibilidades” no es una invención moderna, sino más bien, algo que siempre ha acompañado la doctrina neoliberal, ya desde Thatcher.

Otro elemento común fue la admisión, expresada con falsa congoja, de que estas medidas van a generar más pobreza. En 2011, el primer ministro portugués fue aún más lejos, al decir que sólo empobreciendo se saldría de la crisis. En cambio, siempre se dice que se tratará de “cuidar a los más vulnerables” y de exigir un mayor esfuerzo “a quienes tienen más capacidades para contribuir”, cuando es sabido que, casi por definición, el propósito es el contrario.

Los casos de Grecia y Portugal

Resaltando una vez más las distancias entre los ejemplos que presentamos, las similitudes discursivas sugieren que hay que por lo menos examinar lo que sucedió en Grecia y Portugal. En estos casos no fue solamente el FMI la institución acreedora: a éste se le juntaron el Banco Central Europeo y la Unión Europea, formando la terrible “troika”. Estos casos fueron quizás de los más extremos en la austeridad que se impuso por todo el continente en respuesta a la crisis que explotó en 2008.

El PIB griego contrajo más del 40% desde el 2008. Tras la implementación de los memorandos con la troika, el desempleo ha estado constantemente por arriba del 20%, y el desempleo joven alrededor del 40%. Sumado a esto, 4 de cada 10 niños están en riesgo de pobreza. Y éstos son apenas algunos indicadores entre otros tantos que demuestran la devastación que fue desatada en el pueblo griego, mientras miles de millones de euros de supuesta ayuda terminaron directamente en la banca internacional.

En cuanto al objetivo de los varios paquetes de austeridad, la deuda pública creció del 146% del PIB en el momento del primer paquete de “reformas estructurales” (2010) hasta 180% del PIB en 2018. Aunque oficialmente Grecia ya esté fuera del programa de rescate, la deuda sigue siendo absolutamente impagable, y la idea de que Grecia podrá estar durante décadas equilibrando presupuestos bajo este peso, es una ilusión.

El caso portugués es ligeramente menos trágico. Las elecciones de 2015 resultaron en una derrota para la coalición de derecha – que había implementado el acuerdo firmado con la troika en 2011 – y en el surgimiento de una nueva solución gubernativa, que de lejos pareciera de izquierda. El nuevo gobierno puso fin a la austeridad y logró revertir la tendencia, entrando nuevamente en crecimiento económico.

El simple hecho de poner fin a las medidas de austeridad, y lentamente revertir salarios y pensiones a los niveles de 2011, fue una demostración de que el camino de recortes brutales y aumento de impuestos no era la única alternativa. Sin embargo, la deuda pública portuguesa sigue siendo impagable y es un obstáculo, entre otros, que tendrá que ser confrontado tarde o temprano.

Hacia dónde conduce el camino de la austeridad

Este pequeño desvío transatlántico sirve para ilustrar que, aunque algunos se esfuercen por declararlos exitosos, los programas de rescate no lograron controlar la deuda pública de los países periféricos de la Unión Europea. Pero este objetivo, tal y como las sagradas metas presupuestarias, son simplemente pilares argumentativos.

Los paquetes de austeridad, o en su formulación más elocuente de “reformas estructurales”, no son más que mecanismos de transferencia de riqueza del trabajo hacia el capital, bajo una lógica donde las ganancias son privadas y las pérdidas son socializadas. Cuando se recortan salarios y pensiones o se reduce el financiamiento de la educación y de la salud, cuando se destruyen servicios públicos, cuando se despiden a miles de trabajadores, para pagar intereses a acreedores, se está sacrificando al pueblo para salvaguardar los intereses de un puñado de accionistas, ya sean nacionales o extranjeros.

La transferencia de riqueza también suele ocurrir a través de privatizaciones. Sea de forma descarada o con el pretexto de la ineficiencia de la gestión pública, los “rescates” u otros programas de ajuste siempre han implicado tremendas oportunidades para el capital. En el caso griego, parte importante del patrimonio del Estado, como aeropuertos o el puerto de Pireo, uno de los mayores en el Mediterráneo, terminó en manos privadas.

En efecto, el gobierno de Macri ya ha dejado su posición en materia de privatizaciones, por ejemplo en el sector energético, donde el Estado busca vender su participación en varios proyectos. También la empresa argentina de producción de satélites, ARSAT, fue vendida a una empresa norteamericana. El acuerdo con el FMI, más aún en la versión turbo que permitirá el desembolso anticipado de fondos, traerá seguramente una nueva oleada de privatizaciones, para regocijo de los inversionistas, y resucitando fantasmas de un pasado no tan lejano en Argentina. (2)

No es solamente a través de privatizaciones que se abre espacio para que las empresas privadas, en particular multinacionales, florezcan. La simples reducción del alcance del estado y de los servicios públicos abre un espacio para ser llenado bajo los caprichos del mercado. En este caso es simbólica la eliminación del ministerio de salud, ahora reducido a una secretaria en el nuevo ministerio de salud y desarrollo social. Que esto ocurra en un momento en el cual se discute la implementación de la llamada Cobertura Universal de Salud (CUS), un plan con una perspectiva mercantil de la salud, augura malas noticias para la salud pública en Argentina.

Aquí hay que regresar al tema de “vivir por arriba de las posibilidades”. La evolución del capitalismo, aunque en tiempos de crisis, ha sido marcada por una creciente concentración de la riqueza. Se estima que 8 hombres poseen la misma riqueza que la mitad más pobre del planeta. Así que hay gente que vive por arriba de lo que deberían ser sus posibilidades. Pero no son los jubilados, ni los funcionarios públicos, ni los sindicalistas, etc., como se quiere hacer creer.

Resistencia y represión

La ofensiva del gobierno de Cambiemos, que se redoblará en los próximos meses, ha sido confrontada con la resistencia del pueblo argentino en las calles. Por ejemplo, al paro docente en el sistema universitario, en protesta contra los recortes en el sector y la reforma del sistema jubilatorio, se le unió en el mes de agosto una fuerte movilización estudiantil en su apoyo, tomando varias universidades a lo largo y ancho del país.

También los sindicatos, pese a algunas contradicciones, tratan de resistir, y han convocado a un paro general para el mes de septiembre. Y quizás no ha habido nada más sorprendente y inspirador que la movilización de cientos y cientos de miles de personas en defensa de la legalización del aborto. Aunque ese objetivo no haya sido logrado por ahora, el despertar de conciencias y el activar de las calles en esta escala son escalones para las luchas que vienen. El desafío es transformar todos estos combates en polos articuladores de un frente común de lucha.

Si bien sea justo decir que la crisis ha evolucionado a un ritmo que sorprendió el gobierno argentino, la verdad es que los preparativos para contener y reprimir la resistencia a la austeridad ya hace mucho que estaban en marcha. De particular importancia fue el decreto que permite a las Fuerzas Armadas intervenir en la seguridad interior, algo que no sucedía desde el final de la dictadura. Y esto sin mencionar la instalación de bases militares norteamericanas en territorio argentino.

El gobierno y sus comentaristas afectos tratan de plantear un argumento falaz, que, con un tremendo sentido de deber, se hace lo que hay que hacer sin mirar a las próximas elecciones. La realidad es que lo que se hace es salvaguardar los intereses del gran capital, nacional y foráneo, durante décadas, mucho más allá de las próximas elecciones. Es la más pura defensa de intereses de clase. Porque al final el poder no se confina a la Casa Rosada y a los salones legislativos.

Una diferencia importante con respecto a casos como los de Portugal y Grecia es que en Argentina se ha logrado, gracias a la hegemonía de los monopolios mediáticos como el grupo Clarín, crear un chivo expiatorio para donde se intenta desviar todas las atenciones. La (supuesta) corrupción de Cristina Fernández de Kirchner y de miembros de su gobierno es presentada como la causa de todos los males que han caído sobre Argentina. Al igual que visto en casos como el de Lula, se trata de hacer el juicio a través de los medios para beneficio político inmediato, planteando la corrupción como algo exclusivo de los adversarios políticos. (3)

Así como los casos de Portugal y Grecia, existen bastantes otros ejemplos de “rescates” que dan una idea del porvenir. Con la cobertura discursiva del “vivir por arriba de las posibilidades” se implementarán mecanismos, más o menos descarados, de transferencia de riqueza del trabajo para el capital. Y frente a la dificultad de alcanzar metas presupuestarias irrealistas, pero impuestas desde afuera, y servir una deuda creciente, no habrá solución otra que imponer más y más sacrificios a la gran mayoría.

Tras su fracaso y agotamiento político, el neoliberalismo resurgió en América Latina apoyado esencialmente en los medios y en la (politización de la) justicia. Trata ahora de contener cualquier alternativa, en el caso argentino, hipotecando el futuro del país y reactivando los mecanismos de represión. Todo esto coloca Argentina en la primera línea de una lucha que no se resume a las elecciones de 2019. El reto es resistir, todos los días y de todas formas, a esta nueva ofensiva, mientras se plantea y se construye una alternativa, verdadera y radical.

Notas

(1) Dujovne presentó el 17 de septiembre el presupuesto para 2019 al Congreso argentino, en sus palabras “un presupuesto austero”, con recortes de 7% en el gasto público, una previsión de contracción económica de 2,4%, y una meta de déficit fiscal cero.

(2) Es importante recordar que este no es un tema puramente ideológico para Macri, ya que el Grupo Macri es uno de los mayores conglomerados empresariales en Argentina, con actividades en una multitud de sectores, y que hay beneficiado directamente de privatizaciones de patrimonio estatal en el pasado.

(3) Nuestro objetivo no es poner las manos en el fuego por la inocencia de quien sea, sino señalar la clara manipulación de la justicia para fines políticos y el doble estándar (o falta de estándares) de los medios.

En Argentina, por ejemplo, se ha creado un circo alrededor de los famosos “cuadernos” que detallan la corrupción de un funcionario de los gobiernos Kirchner. Los cuadernos vienen de un chofer arrepentido, pero hasta ahora solo se han presentado fotocopias de esta pistola humeante. En cambio, la aparición de Macri en los Panama Papers no parece merecer la atención de los medios, y lo mismo se puede decir sobre los aportes truchos y lavado de dinero en la campaña de María Eugenia Vidal, gobernadora de la provincia de Buenos Aires y una de las figuras principales de Cambiemos.

Foto de portada: Discurso de Macri el 3 de septiembre (captura de pantalla)

Gracias a Luciana Daffra por comentarios y correcciones.

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