Cubadebate.- “O Processo” (El proceso), un documental que califica de farsa política y judicial a las acciones montadas en 2016 para destituir a Dilma Rousseff, acaba de estrenarse en Argentina, en vísperas de las elecciones presidenciales que se celebrarán en Brasil.


“Esta película deja al descubierto al poder judicial conservador y al uso de la ley como mecanismo inconstitucional”, dijo la directora, María Augusta Ramos, en entrevista telefónica con ANSA.

“O Processo”, un filme puramente observacional, sin entrevistas ni voz en off, es una coproducción entre Brasil, Alemania y Holanda, que tuvo su premier en la sección Panorama del Festival de Berlín, donde obtuvo el Tercer Premio del Público. Recientemente, se consagró como Mejor Película en el Festival Internacional de Cine Documental de Buenos Aires (FIDBA). La cinta indaga en el detrás de escena del juicio de impeachment: da cuenta de la “política judicial” en la Casa de Representantes y en el Senado brasileño; revela el complot urdido por los opositores de Rousseff y los esfuerzos del equipo que integraba la defensa de la mandataria.

El juicio se originó en un informe de tres abogados que habían denunciado a la entonces presidenta de supuestas “pedaladas”, es decir, dilaciones en los pagos de subsidios agrícolas que habían gastado los bancos del Estado.

Los senadores brasileños habían invertido meses discutiendo si el retraso por parte del gobierno en rembolsar un pago efectuado por un banco público a un programa estatal podía considerarse delito o no. Sobre todo, porque ya lo habían hecho gobiernos anteriores sin recibir cuestionamientos.

En la película se ve al abogado de Rousseff, José Eduardo Cardozo y a los senadores del Partido de los Trabajadores (PT) Lindbergh Farias, Kátia Abreu y Gleisi Hoffmann refutar con fundamentos una por una las acusaciones. La indiferencia de sus interlocutores, que ni siquiera los escuchan mientras hablan, hace que caiga por su propio peso que el voto mayoritario del Congreso a favor del impeachment estuvo plagado de corrupción. “Lo más conmovedor es que ellos (los senadores del PT, Ndr) ya sabían que perderían, las cartas estaban marcadas”, señaló Ramos.

Sin embargo, respetaron todos los pasos de ese juicio, que finalmente terminó con el segundo mandato de la primera mujer presidenta de Brasil y con más de una década de gobierno del PT.

Ese proceso “hizo que la situación en el país empeorara considerablemente”, afirmó la realizadora. “Por las pésimas políticas económicas adoptadas los pobres están sufriendo mucho más: desaparecieron las Bolsas Escolares y el servicio de Farmacia Popular”, detalló. Aún así, el militar retirado antidemocrático Jair Bolsonaro, candidato del Partido Social Liberal (PSL), continúa subiendo en las encuestas. La última de Datafolha, del jueves por la noche, mostró una intención de voto del 35% contra el 22% de Fernando Haddad del PT y delfín de Lula da Silva.

“La posibilidad de que un machista, misógino, homofóbico y a favor de la tortura gane las elecciones me resulta terrible”, afirmó Ramos.

Pero ¿cómo se explica el viraje hacia la extrema derecha de parte de los sectores más carenciados de Brasil? Según la directora, se trata de “un gran lavado de cerebro por parte de la corporación”.

“En los últimos años se alimentó un discurso de odio contra la izquierda, los derechos humanos y las minorías: los negros, los pobres, los homosexuales y las mujeres. Se hizo una gran demonización del PT”, sostuvo. También, dijo, contribuyó “la influencia de las iglesias evangélicas, conservadoras y retrógradas, que tienen poder en las periferias más carenciadas”.

En la agenda ultraconservadora de los evangélicos está la lucha contra el aborto y los derechos de la comunidad LGBTI, defendidos por el PT, motivo por el cual se inclinaron por Bolsonaro (cuenta con el 40% de apoyo de ese sector).

Otro factor que inclinó la balanza hacia la extrema derecha fue obra de, según Ramos, “gran parte de los medios corporativos que divulgaron muy pocos datos sobre la defensa de Dilma”.

“Había allí una laguna que me propuse llenar con este documental”, relató. El ingreso a los ámbitos políticos no fue difícil para la cineasta. Es reconocida y respetada en su país por haber dirigido una trilogía de documentales sobre la justicia, muy bien recibidos en contextos judiciales progresistas: “Desi” (2000); “Justicia” (2004) y “Juicio” (2007), todos premiados en festivales internacionales.

Más allá de los debates detallados y la trastienda del impeachment, “O Processo” entrega en 139 minutos una pintura esclarecedora de la profunda crisis institucional que vive Brasil, espejo en el que pueden mirarse hoy otros países latinoamericanos.

Las intrigas y complots, la falta de respeto por la Constitución y los pactos por debajo de la mesa para encerrar a los opositores tras las rejas forman parte de una historia que se replica en la región. Por lo tanto, habrá que estar atentos a si en los procesos electorales se dirimirán proyectos o se medirán figuras. Los comicios de Brasil, por tanto, se presentan como punta de lanza. “Estas elecciones -concluyó Ramos- no serán entre la derecha y la izquierda sino entre la democracia y la barbarie”.

(Con información de ANSA)

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