Franco Vielma - Misión Verdad.- Parte de las buenas cosas de los tiempos difíciles, son las definiciones. Tratándose de la política estas son fundamentales, aunque en algunas circunstancias coqueteen con la infamia. Uno de los ejemplos más emblemáticos que sobrevienen a Venezuela en su encrucijada actual llegó desde México y en combo, como las cajas de los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP), el programa alimentario de Venezuela que se surte en parte de mercancías mexicanas.


Comencemos relatando la escatológica y miserable componenda en cuestión: eecientemente la Procuraduría General de México anunció el desmantelamiento de una "banda criminal de empresas asociadas al régimen de Nicolás Maduro" que exportaba "alimentos de baja calidad y con sobreprecio a Venezuela". Se trata de las empresas que dotaban a las cajas de alimentos CLAP y que "son revendidas al pueblo venezolano con sobreprecio", según señalaron algunos medios.

De acuerdo con Alonso Israel Lira Salas, titular de la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada, quien fue citado por varios medios de comunicación, la "red" operaba mediante tres mecanismos de operación: "Adquirir productos de baja calidad, exportarlos a Venezuela con sobreprecio y, a través de los CLAP´s, revenderlos a la población venezolana a un valor 112 % superior al costo real".

Varios medios regionales relataron el caso de la siguiente manera: "Todo esto indica que el régimen de Nicolás Maduro, que ha obligado al pueblo a comprar dichas cajas de alimentos, ha robado a los ciudadanos, pues con dinero del Estado compraba comida de mala calidad y la revendía con sobreprecio a la población más vulnerable". Así fue reseñado por Panampost.

La acción de las autoridades mexicanas vino con el decomiso de más de 1 millón 300 mil unidades de cajas CLAP que estaban en conteiners listas para salir a Venezuela, replicando de esa manera la acción del gobierno colombiano hace unos meses, el cual también arremetió contra empresas de ese país por vender productos a Venezuela y efectuaron decomisos de estos combos de alimentos ya pagados.

Un relato infame

La saliente gestión del gobierno mexicano ha dado un salto al salón de la fama de la degradación latinoamericana, subordinando su política exterior a una administración estadounidense que ha tratado de la peor forma posible a México en la historia política reciente.

Las declaraciones de las autoridades de ese país fueron el relato hablado más cínico que haya venido de la política mexicana y que nos concierna a los venezolanos, por llevar la componenda contra Venezuela a niveles que tienen que ver, literalmente, con el pan de cada día en nuestras mesas.

Con este caso contra el CLAP, es evidente que el gobierno mexicano ha encontrado la manera de aplicar acciones de bloqueo contra Venezuela siguiendo la hoja de ruta trazada por Colombia hace meses, llevando sus niveles de acción política contra sus propias empresas. Es decir, han tenido que criminalizar a empresas de su propio país para hacer efectiva una maniobra de cerco a las importaciones venezolanas, pero manteniendo la "elegancia" de no prohibir expresamente por decreto las exportaciones de México a Venezuela.

La medida es selectiva a los productos CLAP. Sin dar los nombres de las personas y empresas que fueron sancionadas, Lira Salas, de la Procuraduría mexicana, comentó que los imputados también se comprometieron a "no efectuar ningún acto comercial con el Gobierno de Venezuela o terceros, que operen o se encuentren relacionados con el envío y comercialización de despensas, alimentos o medicinas en aquel país", dejando claro que estos accedieron a ese compromiso mediante un mecanismo de presión directa. Fijémonos que la venta de medicinas fue también incluida en esta medida de presión.

Vale decir que las autoridades del gobierno de Enrique Peña Nieto y él en persona, han insistido en diversas ocasiones en que la sanciones contra Venezuela "son contra Maduro" y "no afectan a la población venezolana". Ahora han creado un no tan sofisticado atajo para asfixiar a Venezuela, sin hablar de sanciones, pues al referirse a una "banda" que comercializaba productos de "mala calidad", intentan hacer ver que una cosa no tiene que ver con la otra.

Otro detalle es la aparente gran preocupación de las autoridades mexicanas sobre la calidad de productos que consume la población venezolana mediante las cajas CLAP. Dan a entender que las empresas que surten a Venezuela, son empresas forajidas, clandestinas, que colocan sus productos en frascos sin etiqueta, sin permisologías legales y sin protocolos de calidad. No es así.

Las marcas de harina de maíz Maseca y Minsa que vienen desde México, son empresas debidamente registradas en  ese país y son populares en el mercado mexicano, como también lo son el arroz Azteca o las lentejas Campo Fresco. Todos estos productos de empresas mexicanas llevan su domicilio debidamente reseñado, sus permisos sanitarios y sus procesos homologados de control de calidad acorde a la normativa que rige en ese país.

Recientemente fue publicado un estudio que indica que en la harina Maseca fueron encontrados glifosato y componentes transgénicos. Es cierto también que dicha marca no opera exclusivamente para Venezuela, sino que se distribuye para México y Estados Unidos.

Maseca es otro producto hecho en México con maíz estadounidense, como otras marcas es consumida por los mexicanos y a sus autoridades no les preocupa que sus compatriotas consuman los mismos productos que el CLAP de Venezuela. En este punto debemos preguntarnos si honestamente al gobierno mexicano le preocupa tanto la salud de los consumidores venezolanos o si por el contrario es muy pobre pretexto para legitimar el boicot que han propiciado.

Por otro lado, a todos los venezolanos nos consta cuánto cuesta una caja vendida en los CLAP. Una caja con hasta 14 kilogramos de productos tiene un precio irrisorio, tan ridículo que es inferior al costo de una empanada en la calle. Pero según la prensa internacional, esos productos se nos venden con sobreprecio a la población.

¿Es ese un insumo propagandístico para engañarnos a los venezolanos? Evidentemente no, pues hasta el más desaforado antichavista sabe que una caja de CLAP tiene un precio tan ridículo que da vergüenza pagarlo. El aparato propagandístico que va acompasado a esta acción lesiva contra las importaciones venezolanas, tiene el insumo de victimizar a la población venezolana frente a su gobierno. O la colocación de Maduro como el malo de la película, para legitimar con ello el cierre a la importación de cajas CLAP.

Criminalizar el CLAP para desarticular nuestros mecanismos de defensa

Estamos ante la criminalización de uno de los programas alimentarios más nefectivos que se conozca en el mundo. Masivo, sin discriminaciones y cada vez más oportuno en su frecuencia, esta política del chavismo es mucho más consistente que cualquiera que se conozca en el Sistema de Naciones Unidas para atender a enormes grupos poblacionales en riesgo o en vulnerabilidad socioalimentaria.

Es la magnitud de la coyuntura económica de Venezuela, la que ha obligado al gobierno venezolano a ir creando y perfeccionando un sistema de gestión en la importación y distribución directa de alimentos para paliar el déficit interno de algunos rubros alimentarios, que es acelerado por la caotización en las cadenas privadas de distribución.

El ataque a la estructura CLAP como nuevo referente del sistema de importaciones venezolanas (no en manos de la empresa privada venezolana, sino en las del Estado), deja también al relieve el reconocimiento de su relevancia para resistir y sobrellevar el devenir por parte de la población y sus estructuras de organización social, que han trabajado en un enorme esfuerzo logístico para llevar a cabo e este programa. Los promotores de la asfixia de Venezuela entienden que el Estado venezolano ha sido el que ha asumido la emergencia en respuesta al caos interno que promueve el sector privado y por ello quieren desmantelar las líneas de suministro a los CLAP.

También es indispensable destacar que todas las experiencias de conflicto e intervención extranjera tienen en el bloqueo uno de sus componentes fundamentales.

Para nombrar un ejemplo: la Organización de las Naciones Unidas ha dicho que en Yemen, país de 21 millones de personas, hay un bloqueo alimentario ejecutado por Arabia Saudita que está colocando justo ahora a 8 millones de personas (5 millones de ellos niños) en grave riesgo de morir de hambre en sólo semanas. Es una derivación de la intervención internacional en ese país.

Los señalamientos de un conflicto militar en ciernes contra Venezuela necesariamente nos llevan a inferir que todo intento de desmantelamiento internacional del CLAP es un ensayo para situaciones más consistentes de bloqueo y presiones hacia Venezuela. Por trágico que parezca, así debemos interpretarlo.

¿Qué ocurrirá en el próximo capítulo?

A fin de cuentas, no todo está dicho en la novela mexicana alrededor de los CLAP de Venezuela. El presidente Nicolás Maduro afirmó el sábado 20 de octubre, que se seguirán comprando los productos a empresas mexicanas. "Yo les ratifico a los empresarios mexicanos que Venezuela va a seguir comprando los productos que necesita para complementar la dieta de los CLAP, que llega a 6 millones de hogares", afirmó el mandatario nacional.

El Jefe de Estado dijo que la Procuraduría mexicana montó un "falso positivo, una operación de investigación" para intimidar a las empresas que comercializan con el gobierno venezolano. "Allanaron las empresas que producen en México para que ningún empresario se atreva a venderle a Venezuela“, expresó. También indicó que el Gobierno mexicano intentó secuestrar 1 millón 300 mil cajas, pero que, gracias a la presión de los mismos empresarios, los alimentos están siendo trasladados al país.

Recientemente en su periplo por China, el presidente Maduro estuvo de paso por Turquía, cerrando acuerdos para una incorporación mucho más consistente de empresas de ese país en el suministro de rubros a Venezuela para el programa CLAP. Lo cual implica que se están generando alternativas.

Independientemente del desenlace del actual saliente gobierno en México, su definición en este punto quedó refrendada para la historia y por ello debe ser inolvidable. Ilustra como pocos eventos en la política regional el alcance y profundidad del cerco propiciado contra Venezuela y de cómo estos algunos de estos mecanismos pueden quedar suspendidos o sin efecto, precisamente por tratarse de procedimientos accidentados, carentes de apariencias digeribles y ejecutados improvisadamente en medio de un lamentable e infame sentido de emergencia.

De México habíamos visto su pérdida de soberanía, sus telenovelas de porquería y la tragedia que ha significado la propagación de la música del grupo Maná puertas afuera de ese país como uno de los más horrendos crímenes de lesa humanidad que se hayan conocido. Pero intentar vulnerar el derecho de la población venezolana a los alimentos en circunstancias especiales como las actuales, eso se lo debemos a su gobierno de derecha saliente y es una firma en la puerta de salida de tan errática y obediente política exterior. Menos mal que ya se van.

América Latina
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