José Roberto Duque - Misión Verdad.- La política (la alta y también la otra) se desenvuelve en al menos tres planos de la comunicación:


  1. el de las declaraciones públicas;
  2. el que ocurre a puertas cerradas, lejos de las cámaras y grabadoras;
  3. el que el público transforma, deforma y reconvierte con la alquimia de sus sospechas, especulaciones, apreciaciones sobre lo real y simbólico, prejuicios.

No significa que la política consiste en ser una persona en el punto 1) y otra distinta en el punto 2), sino de entender que, cuando usted es el protagonista de una trama, no puede decir todo lo que le dicen, todo lo que sabe, todo lo que ve y escucha, sobre todo cuando el destino o la seguridad de miles o millones de vidas dependen de sus decisiones.

Montémonos un momento en el punto 3) y especulemos: Evo no logró salir de Bolivia porque sea dueño de impresionantes dotes de escapista, sino porque su salida ("por las buenas", con todas las comillas del caso) fue negociada con los dueños del poder más rotundo y palmario: los custodios de las armas de la República. Muy probablemente Estados Unidos ordenó o recomendó el asesinato de Evo, y seguramente a sus cachorros no les faltaban ganas ni recursos para ejecutarlo, pero en ese territorio donde todavía tiene algún peso la bolivianidad, los dueños de las armas seguramente le dieron a Evo el corto plazo para que se retirara físicamente ileso.

Evo tiene, o tuvo el día de la elección, el favor de la mayoría de los bolivianos mayores de edad. Tiene o tuvo el apoyo del pueblo. Pero el pueblo no tiene las armas. La legalidad también está con Evo, diga lo que diga la contra encabezada por la OEA.

Eso resume todo el drama o el momento boliviano: enfrentar a pueblo armado con legalidad y razones pero sin armas de esas que escupen plomo y candela, contra la institución que sí tiene esas armas, tiene un nombre horrible: masacre.

En este plano queda suprimido todo el aparato legal que sostiene y justifica las instituciones, quedan suprimidas las consignas y las invocaciones al ancestro o a los héroes fundacionales, queda suprimida la fuerza invisible que sostiene a la sociedad en relativa calma: donde hay un acuerdo de gente civilizada, cuando aparece el tipo de la escopeta se acabó el teatro civilizatorio. Ejercer el poder pasa muchas veces por un regreso a la barbarie.

Pedro Carmona Estanga lo tenía claro y por eso hizo lo que hizo. La imagen emblemática del 12 de abril de 2002 no es la foto del viejo estúpido alzando la mano para juramentarse: la foto que mejor sintetiza ese instante es la del viejo estúpido diciendo cualquier culería escoltado por un pajizo o enfermo, blanquito él, metro noventa de estatura, calzado con una fuca, escopeta o lanzamisiles que parecía más bien un tiburón metálico con la boca abierta.

Todos los animales lo saben y lo ejercen desde el origen de las especies: cuando el macho alfa quiere demostrar su poderío y su predominio lo primero que muestra son los dientes. Los dientes que mostraron en Bolivia no han sido tan impresionantes en lo visual, pero mire que han sido eficaces: la Biblia espanta. Un atracador te puede obligar a arrodillarte y la Biblia también. El respeto, ese duende mágico que se organiza desde el miedo, tiene vocación simbólica pero también tiene asidero en la muerte física. Detrás o al lado de la Biblia estaban la espada y el arcabuz.

La cuenta que no sacaron el viejo empresario y su entorno era quién tenía más armas y más fuerza: los sifrinos y encorbatados pretendieron darnos clases de salvajismo a los salvajes, y resulta que los salvajes estábamos mejor armados que ellos.

Alguna gente cree que si el parlamento boliviano declara ilegal el golpe de Estado y el nombramiento de la versión boliviana de Guaidó, entonces los golpistas van a decir: "Ah coño, no me había dado cuenta, mala mía; compañeros, tenemos que renunciar y devolverle a Evo la presidencia, porque hemos hecho algo ilegal".

Creer eso y sentir respeto ante la Biblia (y creer que el pueblo unido pero sin armas jamás será vencido) son manifestaciones del mismo pensamiento mágico-ingenuo que no nos permite aterrizar.

***

Quienes estamos en el cómodo plano del punto 3) mencionado arriba debemos hacer un esfuerzo por no propagar visiones o versiones destructivas sobre la entereza, calidad revolucionaria o sapiencia de un camarada que no lo está siguiendo todo por Twitter, sino desde el maldito ojo del maldito huracán de la historia.

Se produce un enorme incendio que todo lo arrasa, me levanto en la mañana, leo la noticia y comento: "YO hubiera evitado ese incendio o estaría ahora mismo apagándolo con mis tobos de agua": ese observador tiene derecho a decir esas y otras cosas más graves, e incluso puede invocar el derecho a exigir que los demás hagan lo que su heroísmo mental le indica que es "lo correcto".

A veces, entre dejar hablar al genio que todos tenemos dentro, y esa aparatosa maestra de escuela que es la Historia, es mejor dejar que hable la maestra.

***

Hemos leído y oído a muchos otros ciudadanos manifestarse desde este mismo punto, el 3), en los siguientes términos: "Evo se equivocó, tenía que resistir con el pueblo así como lo hizo Chávez y así como lo hizo Maduro".

El 11 de abril de 2002, en el Palacio de Miraflores tuvo lugar una reunión inserta en el punto 2) (privada) entre Hugo Chávez y algunos miembros de su alto mando militar. Se encontraba entre estos últimos un Manuel Rosendo, jefe operativo, que ya había sido comprado para que no acatara más instrucciones del presidente.

En medio de una revuelta y de una masacre planificada y programada por el fascismo local y sus amos del norte, Chávez decidió replegarse y se dejó conducir, escoltado por militares y sacerdotes (todos enemigos suyos) al Fuerte Tiuna. Los sabios analistas del punto 3) reaccionaron diciendo que eso fue un error, que la obligación de Chávez era resistir y profundizar esa masacre de la que ya lo estaban culpando.

Tome ese párrafo, cambie los nombres y la locación y allí tendrán el relato Bolivia 2019, la circunstancia de Evo: no es falta de heroísmo o de valentía, estúpido, son las circunstancias a las que te lleva la Historia, a punta de pistola.

Años atrás hubo un presidente al que le tocó enfrentar una situación ligeramente (muy) distinta. Se llamaba Salvador Allende. Llegado sin remedio al momento en que la sede de gobierno era bombardeada, no le quedó otra salida que el heroísmo. Tenía otra: rendirse. Pero esa también, de todas maneras, iba a culminar con su muerte. No tenía más salidas Allende.

Evo tiene ahora alternativas, y no hay mucho que explicar: está vivo.

***

Si contra Evo operaron las armas el día del golpe, ahora opera una maquinaria más pesada: la renuncia. Es probable, y ojalá así se cumpla, que del lado nuestroboliviano insurja algún reducto armado y logre derrotar al nazi-fascismo antes que se atornille en el poder.

Pero aun si eso ocurriera, el regreso de Evo a la presidencia no luce viable. Habrá que esperar por las posibilidades y decisiones de los bolivianos.

América Latina
Cubadebate - Foto: EFE.- La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) confirmó este viernes que al menos 40 migrantes murieron y otros resultaron heridos tras incendiarse la nave que los trasladaba frente a las costas de Cab...
Venezuela News.- La extrema derecha venezolana ha desplegado un plan para hacerle creer al mundo que ellos son los ganadores de las elecciones del 28J para así justificar acciones de violencia....
Lo último
La Columna
La Revista