Euskadi-Cuba.- Para empezar la semana os traemos la historia de otra de las personas operada por Operación Milagro en Argentina, en este caso Eduardo, operado de cataratas, vecino de la provincia de Córdoba. No os perdáis su experiencia.


Eduardo, operado de cataratas, 63 años, vecino de la provincia de Córdoba

Los problemas en la vista me han afectado en todo. Yo vivo de changas[1] en la construcción y no poder ver bien me perjudicaba en todo.

Hace como 12 años fui al hospital Clínica y me recetaron lentes, en ese momento se me compuso un poco la vista. Dos años atrás volví a la asistencia pública y me descubrieron que tenía cataratas pero ahí no operan. Como no tengo obra social, no me podían operar en el Clínica ni en otro hospital. En el hospital público dependemos de quienes nos quieran atender; yo no digo que sean malos médicos ni nada por el estilo, pero están a lo que quieren atender, no lo que uno quiere y necesita realmente. Yo necesitaba otra cosa, necesitaba ver.

El médico de la asistencia pública me dijo que él tenía un lugar privado y me podía hacer precio; no me acuerdo si en ese tiempo eran 180.000 o 18.000 pesos, no sé. En ese tiempo yo no tenía plata, solo tenía unos dólares guardados que eran los ahorros que tenía de 10 años, o quizás más; eran los primeros dólares que podía comprar y eran los ahorros que tenía. Así que le digo, “mira sacamos la cuenta, ¿cuánto en dólares”, “900”. Hace dos años pagué 900 dólares, todos mis ahorros, y así es como me tuve que operar por una clínica privada y me salió un platal de guita; los ahorros que tenía de mi vida.

Entonces fui, le traje la plata y me operaron. Hace más o menos dos años y tres meses, porque primero me operaron un ojo y después el otro, no fueron los dos juntos y eran unos tres meses más o menos, de ojo a ojo.

Durante estos dos años he ido a control como diez veces. Siempre me decían que yo tenía que estar viendo bien y no veía. Ver, veía. Sí. El bulto. Veía todo nublado, neblina, algo así. Lo que más bronca me daba, es ir a este médico y que me decía que no, que yo tenía que estar viendo bien cuando no veía.

Hace como tres meses, el que me operó me recetó unos lentes. Pero con los lentes y sin los lentes había muy poquita diferencia, el nublado que tenía encima, la neblina esa que tenía no me la sacaban los lentes, es como si me hubiesen agravado más la neblina; entonces digo, “y si los lentes me están quitando la vista, ¿cómo hago?, ¿qué hago de mi vida?”. Creo que todavía estoy bien para seguir un tiempo más.

El problema más grande que tenía es que me estaba angustiando ¿será para siempre esto, la ceguera esta que me está tocando de a poco?; por mi cuenta me hice un análisis de diabetes, porque dicen que la diabetes afecta a la vista; y no, al contrario, estoy bien. Entonces me digo, “si no es diabetes, ¿qué es lo que es?”. Y bueno, una vecina de al lado de casa, me dijo “¿por qué no vas a los chicos estos…? hay, en Barrio San Martín, unos cubanos…”. Y ahí me enteré del Centro Oftalmológico Ernesto Che Guevara.

Yo no conocía de este lugar pero vine y saqué turno. No dudé porque siempre pensé que en cualquier lado me iban a atender mejor que donde me estaban atendiendo, y así fue. Por eso vine como una segunda opinión y resulta que cuando salí de acá ya salí viendo.

Me había atendido en lo privado porque no había otra solución porque no tenía, ni tengo, obra social; si tuviese otra solución, lo haría por un hospital. En el ámbito privado, me dejaron seco y no me dieron una solución. Después de ir tantas veces, me cansé; es lo que yo le decía al doctor de aquí “no quiero ir más, porque para qué si no tengo ninguna clase de solución”.

La primera vez que me vio el doctor de aquí me hizo los estudios y me dijo qué tenía, bueno no sé cómo lo explican ellos, tenía esa neblina. Entonces él me hizo el láser, que te dan con ese punto rojo, en una hora, hora y algo. En ningún momento sentí dolor, nada. No como en la otra operación, las dos, porque me operaron de un ojo dos veces y del otro una, fue infernal el dolor y eso que según ellos estaba anestesiado.

La atención aquí, ¿qué te puedo decir? Espectacular. Cuando yo salí de acá mi señora me dijo “qué te pasa que estás como asustado”, estoy viendo todos los colores” le digo. Me devolvieron la vida porque yo tenía como depresión de qué iba a hacer de mi vida, porque se me estaba yendo la vista. Yo de acá me fui viendo la claridad y esos colores que hacía tantos años que no veía. Veía mejor que hace 12 años, y eso que tenía la vista dilatada.

Me limpiaron con láser y veo lo que no veía hace 12 años; yo había perdido hasta los colores, era una cosa… Cuando llegué a casa lo que hice fue descansar; me acosté con los ojos cerrados, traté de hacer el mínimo esfuerzo posible, no ver el teléfono, no ver televisión. Después a los dos o tres días vine para que me hicieran el campo visual; y después a que me recetaran de nuevo lentes porque los que me recetaron cuanto tenía toda la vista nublada, no son los que tengo que tener. Por supuesto que estoy corto de vista pero con los lentes veo bien.

Por suerte vinimos acá y me han dado una buena solución. Lo que me han hecho a mi es un espectáculo. Tantas veces ir para nada a consultas privadas y no me daban ninguna clase de solución, diciéndome que esperar, que esperara un tiempito más, que esperara un tiempito más; entonces hay que buscar otra opinión por supuesto, pero hay que tener mucha plata y un trabajo efectivo y el que tiene trabajo efectivo tiene una obra social, y uno que no tiene nada, que siempre he vivido de changas, y ya de tanta visión que he perdido ¿quién lo ocupa?, a mí no me quiere ocupar nadie, quizás que trabaje mejor que un joven pero, es la edad, nadie le quiere dar trabajo, es la política del trabajo que llevamos ahora.

Aquí la atención es totalmente gratuita, uno colabora con lo que puede. Yo por supuesto colaboro porque ¿cómo no se puede colaborar con algo así para que sigan ayudando más a la gente?

Y a la gente yo le digo que vengan, por la atención que hay, por las soluciones que dan. Yo pasé tantos años sin que me den una solución, y aquí en un solo día nomás me dieron la solución. Que vengan. Tiene que venir mi señora, tiene esa nubecita por fuera que tiene que operarse, pero ella tampoco tiene obra social. Es dura para ir al médico pero vamos a luchar para que venga; le decía hoy, “te saco el turno hoy día”, “no, no, no, no, ya te voy a avisar”. Bueno, vamos a ver cuándo se decide.

No sé si se dan cuenta cómo me siento, de la forma que yo venía perdiendo la vista y que nadie me daba una solución; no se pueden creer lo que habrá pasado por mi cabeza, cómo me iba a tener que desenvolver en la vida viendo cada vez menos. Y pasar tanto por tan poca cosa, y tan fácil la solución que tenía ¿por qué no lo hacen los demás?

Los hospitales públicos, con tanta plata que se afanan, que es la plata de los impuestos, del pueblo, ¿Por qué no ponen las cosas como tienen que ponerlas?, ¿Por qué uno tiene que venir acá a buscar una solución?, ¿Por qué ellos no nos pueden dar esto?; es la política que vivimos ahora, piensan para ellos, se están robando todo y no nos dan nada.

Yo lo único que pediría con la edad que tengo, que me den trabajo, no quiero una jubilación, no estoy jubilado, no la quiero tampoco, lo único que quiero es trabajo, que haya trabajo. Es difícil vivir como uno vive.

 

 


[1] Trabajos temporales.

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