La reiteración de algunos temas musicales en las emisoras cubanas aburre, a juzgar por una indagación entre compatriotas de todas las regiones del país. Las melodías que salen al aire tampoco satisfacen todas las demandas culturales, ni a todos los sectores de la población. Mientras, las listas de raiting ponen sobre el tapete mucha tela por donde cortar

Tania Chappi y Dixie Edith, con la colaboración de los estudiantes de periodismo Helen Hernández, Lirians Gordillo, Carlos A. González y Lázaro González - Bohemia.- La sintonía va cambiando de una emisora a otra y la voz machacona de una cantante, casi siempre la misma, se queja frecuentemente de heridas que no acaban de sanar. La melodía se repite, para desesperación de la mano que mueve el dial. El dueño de la mano tiembla, convulsiona, cuando al llegar a la frecuencia de Radio Reloj, el locutor de la emisora informativa, entre tic tac y tic tac, anuncia triunfante que a petición de los oyentes dictará la letra de una canción… La misma canción.


Popularizado con gran éxito por el Conjunto Nacional de Espectáculos en los pasados años 80, el chiste anterior pudiera ser plato fuerte de cualquier programa humorístico de este 2007, quizás con otro tema musical y otro intérprete. A juzgar por los resultados de una encuesta periodística aplicada por BOHEMIA entre 337 compatriotas de todas las regiones del país, la reiteración y la poca variedad de la música que se pasa por la radio es el asunto que más fastidia a los oyentes cuando recorren las frecuencias radiales.

"A veces he escuchado la misma canción cuatro veces, en emisoras diferentes, durante la hora que me demora el viaje en botella de mi casa a la universidad", relata Yanet López, estudiante de Derecho en la capital. "Y lo peor es que casi nunca me gusta", remata.

Interrogados sobre si estaban satisfechos con la programación musical de la radio, muy pocos entrevistados optaron por las evaluaciones absolutas. La mayoría, el 62,2 por ciento de la muestra, se mantuvo en los términos medios y respondió: "A veces". Al precisar por qué, la primera razón, prácticamente sin espacio para la competencia, fue que "se repite mucho la misma música".

Este equipo lo comprobó con sus propios oídos, tras monitorear durante los meses de julio y agosto las ofertas musicales de varios programas estelares de emisoras nacionales y capitalinas (Frecuencia Total, Visión, Juventud 2000, Disco Fiesta 98 y Mezcla). Prácticamente no hubo diferencia entre las melodías más radiadas en unos y otros programas. La lista resultante coincide bastante con la de los doce intérpretes y autores más difundidos por el sistema nacional de la radio, entre enero y junio de 2007, según estadísticas del propio Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT).

Curiosamente, difiere bastante con los diez temas musicales que los encuestados de BOHEMIA quisieran escuchar cuando mueven el dial. Ojalá, de Silvio Rodríguez, capitalizó la selección de los entrevistados, seguida de Tras tus pies, del dúo Buena Fe; Yolanda, de Pablo Milanés; Lágrimas Negras, clásico del Trío Matamoros, y una más contemporánea, Y yo no sé por qué, de Pedrito Camacho y el Clan. Esta última pieza sí clasificó en todas las listas. Habría que preguntar a Pedrito si sabe por qué.

Clara Diego, sin embargo, tiene muy claro por qué votó con ambas manos por Lágrimas Negras: "Las personas mayores también tienen derecho a escuchar la música con más años", defiende.

El reclamo de esta habanera de Güines podría ser el de poco más del 17 por ciento de la población cubana, que ya pasa los 60 años. Y valdría la pena tenerlo en cuenta para el futuro, pues la velocidad con que en este país van apareciendo las canas no es solo tema del mundillo demográfico: es fácil apreciarlo en las consultas de gerontología, el envejecimiento de la fuerza laboral y, como demuestra este estudio, hasta en los sondeos de preferencias musicales.

Por si fuera poco, en este segmento de población suelen incluirse los cubanos que probablemente más radio escuchan. Al estar jubilados y pasar mucho tiempo en casa, la radio se convierte en compañía casi permanente. Entonces no es válido diseñar las ofertas musicales solo a imagen y semejanza de los más jóvenes.

Desde Bayamo, Yaimara Pérez Reyes, especialista principal de comunicación del Centro Provincial de la Música de Granma, está de acuerdo con tal análisis.

"La población está segmentada en grupos etáreos. Pienso que las radioemisoras deben realizar estudios para conocer los verdaderos gustos y necesidades de los oyentes", sugiere. "No siempre coincide la difusión de la música con los gustos del público."

Su aseveración no está traída por los pelos. Una investigación sobre preferencias musicales desarrollada en ese territorio oriental, le confirmó que, por ejemplo, la música coral, la de la década prodigiosa y la trova cubana de todos los tiempos y edades se piden mucho por el público. Sin embargo no son de los más habituales en las emisoras.

Lo que más gusta… ¿a quién?

Las muchachas de Sexto Sentido no tienen prisa. "Si tenemos que esperar otros diez años para que nos conozcan lo preferimos así. Nos da mucha alegría que la gente nos felicite en la calle por el trabajo que hacemos aunque no nos escuchen por la radio."

Pero, a la vez, aseguran que no es pretender mucho tratar de estar en los medios de difusión y subrayan la responsabilidad que estos tienen en la formación del gusto y los valores culturales de quienes los escuchan. "La persona está en la calle, en su trabajo o escuchando la música en su carro y es la que van a pedir luego cuando quieran divertirse."

En entrevista reciente a esta publicación, Robertico Carcasés, director de Interactivo, también soñaba con que muchas más personas en Cuba supieran de ese novedoso proyecto. "Sería muy importante por el respeto que siento por nuestro público, que sabe mucho de música y posee una cultura capaz de entender lo que suceda desde el punto de vista sonoro."

 Lo que quizás no saben estos músicos es que muchos oyentes piensan como ellos. Lo confirmaron las personas que esta revista interrogó: la nueva trova y la trova tradicional, baladas, rock, jazz, y música fusión al estilo de Interactivo, en ese orden, son géneros musicales que quieren escuchar más, aparte de los diez temas de sus desvelos.

Aparato de radio por medio, muchos oyentes —y músicos— vuelven la vista a los directores de espacios musicales.

"Es como en la telenovela Oh, La Habana. Al Fipper y a otros jóvenes les gustaba el rock, pero en el programa se ponía solo la música que le gustaba a Facundo Martiatu", se queja Dairon Fleitas, un espirituano de 18 años.

Con él coincide Javier Rodríguez, director de la banda Extraño corazón. Es el director del programa quien decide "si te pone o no y la frecuencia con que te pone", asevera. "Si él quiere y le gusta de verdad tu música, te hace famoso en menos de quince días, porque te convierte en hit una cancioncita. Eso te da cierta presencia en el espacio y te puede catapultar a otros programas."

Para Gersom Pineda, del Grupo Onda Libre, perteneciente a la Empresa Benny Moré, cuando los medios de difusión promueven piezas de poca calidad "moldean a la gente y después cuando se hacen trabajos musicales que valen la pena, con buenas letras y música, la gente no los entiende".

Robertico Carcasés, sin embargo, confía en el talento y en las raíces de buen gusto musical de los habitantes de esta Isla. "Tocamos un tipo de música difícil de entrar en los cánones del mercado, pero que no deja de ser popular. A nosotros nos siguen quienes quieren la diferencia y ese público no es pequeño. También las personas se saturan de lo mismo y aunque lo disfruten, en el subconsciente siempre desean oír melodías distintas, canciones con contenido."

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