No sin petulancia, el nuevo César dice que “espera gestos de Cuba”. ¿Se ha visto alguna vez mayor soberbia despechada que la de este hombre? Porque una cosa es ser malo y demostrar que se es malo (como Bush),  y otra bien distinta es ser malo y aparentar que se es bueno, éste es el caso de Obama. ¿Cómo que espera gestos del pueblo cubano? ¿Qué tipo de señales se supone que tiene que hacer Cuba a EEUU? ¿Es acaso Cuba quien tiene, ilegalmente, una prisión de torturas en territorio americano? ¿Es acaso Cuba quien tiene impuesto un bloqueo mundial a EEUU? Dejémonos de cortesías y vayamos al grano: ¿es acabo EEUU un ejemplo de democracia? ¡Por favor! Y sobran los argumentos: intervenir en guerras mofándose con descaro en la cara de la ONU, el nulo interés sobre la sanidad pública, la política de “conmigo o contra mi”… ¿Queremos continuar analizando al pueblo americano? Todo lo que se diga es poco y hasta superfluo: ¿qué esperar de un pueblo que invierte más dinero en cosmética que en educación? ¡Y aún se atreven a dar lecciones de democracia!

Alguien podrá sugerir que mi actitud, la que intento mantener en mis textos, no es la más apropiada para intentar reconciliar posturas sobre la dicotomía “EEUU-Cuba”; ahora pregunto yo: ¿son acaso reconciliables ambos puntos de vista? La respuesta es evidente: no.  ¿Díganme ustedes si pueden llegar a entenderse el mal con el bien? Existe una contradicción entre ambos términos de la que no se puede salir. ¿Alguna solución? ¡Claro que sí! El malo tiene que dejar de ser malo y de empezar a comportarse bien, por lo menos, humanamente. Y el bueno debe de tener la grandeza de hacer lo imposible, porque creo que lo es, por olvidar el daño sufrido en el pasado y centrar toda su atención en el presente, esto es, en las personas que hacen posible que Cuba aún exista, hablo, como no, de los cubanos. Pero eso sí, si Obama sigue con esa política exterior, Cuba no debe rebajarse ni abrazar a nadie con los ojos cerrados. Entre todas las cosas que honran a Cuba existe, creo, una que está por encima de todas, a saber, la valentía de mantenerse de pie y con la cabeza bien alta por mucho que el temporal amenace.

En fin, no es Cuba la que tiene que hacer gestos a nadie.