M. H. Lagarde - Cambios en Cuba.- Como mismo las cabras siempre tiran pal monte, los mercenarios cubanos siempre vuelven a la SINA. ¿A dónde si no?

La última visita de una representación del “mercenarazgo” cubano a la sede desde donde se le monitorea y financia, tuvo lugar ayer a propósito de la presencia en Cuba de la subsecretaria de Estado adjunta para el Hemisferio Occidental, Roberta Jacobson, quien se encontraba en la Isla para participar en las conversaciones migratorias que periódicamente realizan ambos gobiernos.

Aunque según una nota de denuncia cubana “previo a la celebración de la ronda migratoria, el Ministerio de Relaciones Exteriores trasladó claramente a los representantes del Gobierno de los Estados Unidos su rechazo a cualquier intento de utilizar esta visita de carácter oficial a Cuba para realizar actividades ofensivas e irrespetuosas hacia nuestro país”, la jefa de la delegación norteamericana, Roberta Jacobson aprovechó su visita probablemente para, entre otras misiones, realizar una acción de “control de daños” de la nefasta imagen dejada por un cable, recientemente filtrado por Wikileaks, donde el actual Jefe de la Oficina de Intereses de Estados Unidos en La Habana, dejaba en claro que los llamados disidentes no tenían ascendencia alguna entre el pueblo de Cuba y que solo parecían ocupados en adquirir “recursos” para su sobrevivencia.
Ente los mercenarios cubanos que asistieron a la SINA en esta ocasión se encontraban Wilfredo Vallín, Dagoberto Valdés, Martha Beatriz Roque, Arnaldo Ramos, Laura Pollán, Héctor Palacios, Jorge Olivera, Darsi Ferrer, Óscar Espinosa Chepe, Manuel Cuesta y Félix Bonne, y hasta Elizardo Sánchez, considerado por la SINA como presunto agente de la seguridad cubana, según consta en otro  de los cables hechos públicos por Wikileaks.

De acuerdo con el posible doble agente, también conocido por El Camaján, la reunión tuvo lugar para dejar claro el objetivo de la Casa Blanca de “reiterar su «reconocimiento moral y apoyo humano al movimiento de derechos humanos y prodemocracia en Cuba»”, lo que en acciones concretas tales palabras hasta ahora solo se han traducido en la manutención financiera, por parte de la USAID, que recibe la ineficiente crápula mercenaria.

Un comunicado emitido por los “disidentes” y redactado con una retórica al estilo de algún “respetuoso” convenio de los tiempos de la Enmienda Platt, aseguró: “El intercambio de opiniones se desarrolló en una «atmósfera de cercanía y confianza que prefiguran las excelentes relaciones de respeto y buena vecindad que habrán de reconstruirse inevitablemente entre ambas naciones».

¿Alguien se creerá el cuento de que los mercenarios, ayer mismo vilipendiados por la SINA, hoy, de pronto, cuentan para algo?