La defensa de Posada Carriles pide documentos que implican a la CIA en atentados con bomba en Cuba

Iroel Sánchez – Lapupilainsomne.- Por quinta vez, la jueza Kathleen Cardone aplazó este martes 1 de marzo el juicio que se le sigue en El Paso, Texas, a Luis Posada Carriles, la persona a la que, tanto Cuba como Venezuela, acusan de graves actos terroristas pero que, sin embargo, es juzgado sólo por mentir a las autoridades migratorias norteamericanas. El motivo más reciente para posponer la sesión ha sido la enfermedad de uno de los miembros del jurado. El proceso cumplirá el próximo 10 de marzo dos meses y aún está lejos de concluir, interrumpido por las más insólitas razones, desde la “tragedia familiar” de un abogado que representa al acusado y situaciones climáticas, hasta subterfugios legales empleados por la defensa. Cuando no es Juana, es su hermana, reza un viejo dicho para aludir a la repetición de un hecho por las más diversas causas pero con el mismo objetivo, y esta vez el comportamiento de la familia de Juana parece estar más cerca de  la causalidad que de la casualidad.


Sospechosamente, las pausas más largas y frecuentes han ocurrido luego de que dos peritos cubanos comenzaran a declarar en el juicio acerca de la ola de atentados con bomba contra instalaciones turísticas cubanas en 1997 que terminaron con la vida del ciudadano italiano Fabio di Celmo. Aunque Posada se jactó, en declaraciones a The New York Times, de haber organizado los atentados, ahora lo niega y en El Paso sólo se le acusa de haberle mentido a las autoridades migratorias de EE.UU. sobre el tema.

Un análisis escrito por el abogado José Pertierra -que representa al gobierno venezolano en el proceso- revela que el pasado lunes 28 de febrero se presentaron varias mociones secretas ante la jueza Cardone, tanto por la fiscalía como por la defensa, relacionadas con los vínculos entre el gobierno norteamericano -específicamente la CIA- y Luis Posada Carriles acerca de las bombas de 1997 en Cuba. La defensa solicita “las instrucciones, memorandos, u otros documentos que reflejan las órdenes impartidas al acusado para guardar secretos y no divulgar información alguna sobre sus actividades a nombre del gobierno de los Estados Unidos o cualquiera de sus agencias” que, según los abogados de Posada, pueden demostrar “el involucramiento, conocimiento, aceptación o complicidad del gobierno de los Estados Unidos con el sabotaje o las explosiones con bombas en Cuba”. A pesar de que Kathlen Cardone estimó el año pasado que “divulgar estos documentos en su presente forma sería dañino a la Seguridad Nacional”, la defensa insiste en el tema, tratando de chantajear al gobierno para estancar el proceso o que este sea desestimado definitivamente por la jueza.

El gobierno de Estados Unidos y la Jueza Cardone están en una compleja encrucijada, cuya salida puede ser volver a estancar el juicio para que los aborrecibles crímenes del acusado, a nombre de EE.UU., no salgan a la luz. A pesar del limitado alcance de este proceso, acusar a un terrorista de mentiroso, siendo corresponsable de sus mentiras y también de sus actos de terror, es un juego peligroso que puede volverse contra quienes, como el gobierno norteamericano, comparten con el acusado una vieja amistad. Juana, su hermana y toda la familia pudieran aparecer como pretexto para que la verdad más incómoda quede fuera de esta historia. (publicado en CubAhora)

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