Solo hay que darle un repaso a los medios digitales de la prensa internacional o visitar las redes sociales, para darse cuenta cómo el enemigo entreteje una “tela de araña”, en un intento de desacreditar no solo el proceso cubano hacia el socialismo, sino a sus líderes más sobresalientes o la prensa cubana.
Y no es una mentira. Basta echar un repaso, sin investigación apenas, y el interesado, despojado de prejuicios políticos, encontrará una descarada manera de intentar desprestigiar no solo el proceso revolucionario, sino también a su pueblo.
A la primera conclusión que se llega es que los grandes medios de comunicación ocultan los logros internos de Cuba, y por otra parte “manipulan” el sistema de cambios hacia un Modelo Económico y Social más idóneo y en correspondencia con las condiciones actuales del país.
Se van a lo turbio, a las ineficiencias, a los errores macabros de los hombres, que si bien subsisten, dados por muchos años de tolerancia e inercia en muchos casos, hoy enfrentan una batalla campal de la sociedad y el pensamiento de quienes han sido convocados a transformar un contexto de más de 50 años, rico en experiencias favorables, o no.
Y no hay diferencias en las actitudes. Muchos conocedores de la realidad de Cuba han afirmado que la guerra mediática contra la Isla comenzó en 1959, cuando la gran prensa de Estados Unidos falseó, entre otros acontecimientos, las sanciones a los criminales de guerra de la tiranía batistiana, que asesinó, torturó y desapareció a cientos de hijos de esta tierra, que lucharon, desde la clandestinidad o la Sierra Maestra, contra una época de terror.
A los gobiernos de Estados Unidos no les han importado acusaciones y denuncias hechas internacionalmente ante sus acciones terroristas; prosiguen con su manía de hacer desaparecer a la Revolución. Ahora han modificado su método. Tratan de “limpiar” la mente de los cubanos dentro de este país pequeño y luego la del extranjero, con mentiras de todo tipo. Son capaces hasta de violentar la historia, tal y como lo hemos leído en las redes sociales.
Conozco a algunos, que tratando de encontrar la verdad, han ido más allá de un superficial análisis. Han buscado métodos de investigación, que los han llevado hasta la misma raíz de grupos de cubanos exiliados que operan en Estado Unidos. La actuación es denigrante, perversa, llena de odio no solo hacia el país que los vio nacer, sino hacia el mismo pueblo cubano.
Son capaces hasta de vender su propia alma; son increíblemente desalmados. No les importa, incluso, quién muera en el afán de lograr que la Revolución se vaya al piso, y mueran todos sus dirigentes históricos. Cuba es como un pastel, que esperan repartir algún día, porque según los apátridas “está llegando” el momento para compartir.
Y sobre esa plataforma actúan, se regodean. Aunque ellos sepan en el fondo,que ese día no va a llegar, porque ya todo su “andamiaje” está viejo y descolorido por las fallas en los intentos, y por supuesto, por la edad. Las generaciones de cubanos que han dejado la Isla desde la década de los 80 hasta acá, no piensan ni actúan igual. Solo algún descarriado, que busca plata mediante intereses mezquino.
Lo que más preocupa, es el odio rapaz de esta gentuza aliada al gobierno de paso por Estados Unidos. Es una tremenda pena, deslucida y sucia, que cubanos nacidos aquí mantengan una actitud acérrima contra su país. Para nosotros es igual, aunque ellos lo nieguen, pero todas sus acciones apuntan como una lanza despiadada contra su propio pueblo.
