Vladia Rubio - Visión desde Cuba.- Un colega me comentaba hace pocos días sobre cuánto de conciencia de gremio nos falta a los periodistas, y no deja de tener razón. Porque desde hace un tiempo parece haberse puesto de moda, por llamarlo de alguna manera, el opinar sobre la prensa cubana, y nosotros, escuchando desde la orilla, como si de hablara de corales.
Poetas, cantantes y disidentes arremeten contra nosotros desde los más disímiles acantilados, mientras que otros tantos se proponen “defendernos”, pero usualmente dejando un regusto a conmiseración, piedad y hasta vergüenza ajena en sus consuelos.
Y nosotros, como dóciles muditos. Me pregunto si será cansancio, hastío, o porque nos subestimamos tanto que preferimos que otros se pronuncien en nuestro nombre. Francamente, no me creo esto último. Los más de 20 años en la profesión me ratifican que no son pocos los periodistas capacitados, dignos, honestos y con suficientes y sólidos argumentos para hablar en nombre propio y del sector.
Además, a esas mismas “personalidades”, sobre todo del mundo intelectual y artístico, que han decidido comentar desde la red o en declaraciones de diversa índole, nunca los he visto llevar sus textos de denuncia y crítica –esa que exigen a los periodistas- a los medios de comunicación.
Sin embargo, estoy harta de aquellos que, en nuestro nombre, reiteran los verbos “rescatar”, “enfrentar”, a lo cual se suma últimamente el tan llevado y traído “secretismo”. Todas son verdades a voces. Pero mientras no existan soportes legales que hagan cumplir las indicaciones ya existentes para el buen funcionamiento de la prensa, sobre todo en cuanto al comportamiento de las fuentes; mientras no se cree una estructura encargada de la menguada logística del periodismo cubano o se le confiera a los medios autonomía en ese orden; y en tanto no se interiorice por los directivos a todas las instancias políticas, estatales y gubernamentales que “Revolución es el sentido del momento histórico”, poco podremos hacer. “De lo posible se sabe demasiado”, pero no siempre se actúa en consecuencia.