Durante las jornadas por el XX aniversario de la Coordinadora de Solidaridad con Cuba del Estado español (CESC), hablamos en Alcalá de Henares (Madrid) con Ángeles Diez, doctora en Ciencias Políticas y Sociales y profesora de la Universidad Complutense de Madrid.

Texto publicado en el nº 20 de Cubainformación papel - Invierno 2011-2012

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- En tu artículo “La amenaza cubana. ¿Por qué sigue siendo Cuba blanco de la guerra mediática?” afirmas que hay dos conceptos fundamentales que explican por qué Cuba es una amenaza para el capitalismo: socialismo y soberanía.

- La mayor parte de la gente que hace solidaridad con Cuba tiene siempre que defender que Cuba no es una amenaza para nadie y que no es un país agresivo. Si uno se fija sólo en los medios de comunicación pareciera que Cuba es un país que tiene unas aspiraciones expansivas y que amenaza, pero es todo lo contrario. Es una pequeña isla que no tiene recursos y que no tiene una posición geoestratégica particular, es decir, no representa una amenaza para nadie. ¿Qué es lo que realmente sigue convirtiendo a Cuba en un objetivo a batir? Si uno ve los medios de comunicación se da cuenta de que, de forma sistemática y casi desde el triunfo de la Revolución, hay un ataque constante a Cuba. Empecé a pensar qué es lo que la convierte realmente en una amenaza. Es una amenaza para el capitalismo por dos ejes fundamentales.

Por un lado, porque es un país que defiende y que ha sabido mantener y defender su soberanía. La soberanía significa independencia, autonomía y tener la capacidad para decidir el propio destino. Cuba ha sido capaz no sólo de impedir las invasiones armadas de EEUU que se han sucedido a lo largo de su historia: la invasión de Bahía de Cochinos, los atentados terroristas, la guerra química... Cuba ha sabido contrarrestar todo eso y defenderse, pero también ha sabido defenderse de esa pérdida de soberanía que significaría volver a caer en las garras de la dependencia económica y política que existía cuando Cuba era una neocolonia de EEUU.

Ese mantener su soberanía –que también indirectamente es mantener la dignidad como país y como pueblo durante todo este tiempo– la convierte en una amenaza: es un mal ejemplo. Un mal ejemplo para toda America Latina, incluso para aquellos países que tienen una gran cantidad de recursos minerales, energéticos, que están mejor situados que Cuba geoestratégicamente, es un mal ejemplo porque la mayor parte de esas poblaciones latinoamericanas tienen altos índices de pobreza, no tienen capacidad para desarrollarse, ni económica, ni culturalmente, y en ese sentido Cuba es una amenaza.

El otro punto es que como Cuba ha sido capaz de resolver las necesidades básicas de su población en aspectos tan importantes como la educación, la salud e incluso la alimentación, eso la ha convertido también en otro mal ejemplo. Porque se trata de una isla pobre cuya población, desde la pura lógica, tendría que tener una situación parecida a la de países como Haití. Sin embargo no es así. Cuba compite. Todos los indicadores que hablan de las condiciones de vida de Cuba la sitúan en una escala muy por encima incluso de países altamente desarrollados, en cuanto a las tasas de mortalidad infantil, el nivel cultural de la población, etc. Está por encima de un país como España en algunos indicadores sociales.

En mi opinión, esos dos aspectos, la soberanía y ese interés por el desarrollo social de su pueblo, hacen de Cuba una “amenaza” para el sistema.

- Sin embargo, esa realidad de la sociedad cubana no se plasma en los medios de comunicación, y estos ejercen un poder muy importante a la hora de desmontar ese “mal” ejemplo. Un concepto que utilizas, muy interesante, es el de las palabra “máscara”. Los medios, nos dices, crean un imaginario colectivo basado en dos conceptos clave: dictadura y pobreza.

- Lo que ocurre es que los medios de comunicación forman parte del sistema, y lo mismo que Cuba es un objetivo militar, también es un objetivo mediático, estando ambos relacionados. Los medios hacen la guerra contra Cuba porque están al servicio del imperio, son grandes corporaciones que tienen interés en mantener todo el sistema, y en la medida en que Cuba es una amenaza, desarrollan toda su agresividad y atacan a Cuba. La guerra mediática se desarrolla utilizando un arsenal militar: las palabras y el lenguaje. El lenguaje se utiliza para hacer la guerra a nuestras mentes: atacando a Cuba se pretende minar la solidaridad que pueda despertar y convencernos de que no es un país vivible, de que en Cuba no hay libertades, que no hay democracia y que además se vive muy mal y no podríamos sobrevivir en un sistema parecido al cubano. Ese es el objetivo de los medios, hacer ese tipo de guerra, y para ello desarrollan ese instrumental, esas armas de guerra que son las palabras, que sirven para construir, a través de estereotipos, una imagen particular de Cuba.

Para construir esa imagen, utilizan “palabras máscara” que ocultan la realidad y no dejan ver lo que hay detrás, porque ya están dotadas de una serie de contenidos que todo el mundo, sin necesidad de explicación, conoce. Cuando a la gente le dices que es una dictadura, inmediatamente tiene en la cabeza: no hay libertad de expresión, la gente vive en una situación miserable, hay represión, hay torturas, no se respetan los derechos humanos. No hace falta dar más explicación porque esas “palabras máscara” ya contienen todo los significantes dentro de ella, las utilizan para que ya no se necesite hablar de qué es lo que hay detrás, ni de esa realidad.

Junto con esas palabras –como puede ser “dictadura”–, cuando se asocia mucho un término a un país, ya ni siquiera hace falta hablar del país. Cuando alguien dice el “régimen”, ya ni siquiera tiene que decir “sistema político cubano”, “dictadura cubana”, ya solo habla de “el régimen”, y todos entendemos. “El régimen”, por ejemplo, es una palabra que funciona muy bien en el imaginario español, porque como se habla mucho de “el régimen de Franco”, ya todo el mundo identifica régimen con dictadura, y en el caso de Cuba con el sistema político cubano.

- Realizaste un estudio sobre el tratamiento informativo que dan los medios hacia Cuba y concretamente el del periódico «El País», ¿cómo fue la investigación?

- En ese estudio detectamos que cuando se producen situaciones internacionales especialmente críticas, se redobla la agresividad hacia Cuba, porque se piensa que está en una situación de debilidad, y que la solidaridad que va a encontrar va a ser insuficiente, y por lo tanto es mucho más vulnerable como objetivo de guerra.

En ese sentido, los medios de comunicación son ese brazo armado que redobla los ataques hacia nuestras conciencias. El estudio empezamos a hacerlo en 2003 porque estaba fraguándose la invasión a Irak, la ocupación de Irak. Queríamos saber si era cierto lo que decían los cubanos, que en ese momento los ataques hacia Cuba se estaban acrecentando porque se estaba planteando una posible intervención armada también hacia Cuba.

Empezamos a estudiar toda la información que salía en «El País» durante todos esos meses, incluso antes de producirse la invasión, y nos dimos cuenta de algo muy significativo: el sobredimensionamiento, ocurriera o no algo en Cuba. Había noticias sobre Cuba o en referencia a Cuba a lo largo de todo el año. A veces eran noticias de Internacional, otras veces eran referencias a Cuba para calificar a otros países, a Irak por ejemplo, o se utilizaban en los apartados de Cultura, o en los apartados de Opinión. No había ni un solo día en el que no aparecieran noticias sobre Cuba o que hicieran referencia a Cuba. Esto nos motivó también a estudiar si era posible encontrar algunas técnicas de manipulación específicas en relación a Cuba. Y efectivamente, encontramos que, en el caso de Cuba, algunos aspectos de esas técnicas son generalizadas para atacar a cualquiera de los países que se convierten en países “canallas”.

Nos dimos cuenta de que había también elementos muy específicos para la realidad cubana, que se había estudiado cuáles eran los puntos vulnerables que tenía Cuba y que se trataba de dirigir la propaganda contra Cuba en esa dirección. Por ejemplo, en el caso de los artistas, era muy significativo cómo se trabajaba la información sobre un sector que, en ese momento de la crisis económica que vivía Cuba, tenía mucho más contacto con el exterior y podía dar una imagen de Cuba que pudiera atraer a las conciencias. Se trabajó, en el caso de los artistas españoles, buscando solidaridad, buscando la denuncia de Cuba a través de estos sectores que tienen una gran influencia en la población, en cantantes sobre todo, porque la música cubana es uno de los terrenos de la cultura del país más desarrollados.

Se utilizaron a artistas españoles para que hicieran denuncias de las medidas tomadas por Cuba cuando descubrió los intentos de atentar contra la seguridad del Estado y encarceló a toda una serie de personajes que estaban siendo financiados por EEUU para poner en crisis la situación del país. Es una técnica especifica, utilizar ese principio de autoridad que tienen los artistas que pueden influir en otros terrenos que no son los propios del mundo artístico, para crear y generar opinión, y eso es algo muy especifico que se hizo en el caso de Cuba. Hay cientos de técnicas que se utilizan.

Es muy importante destacar el sobredimensionamiento, es decir, hablar de Cuba aunque no pase nada, construir una noticia especialmente, como si fuera una noticia pero que no es tal. Uno se pone a leer y dice, si no ha pasado nada, ¿por qué se dedica una columna a hablar de Cuba si no ha pasado nada? Tener, por ejemplo, como hasta hace poco, un periodista de un medio como «El País» destacado en Cuba con un salario fijo y viviendo en la Isla es algo insólito, ¿qué tiene Cuba? ¿Cómo Cuba puede disponer de corresponsales fijos de un periódico, desplegados en la Isla? Eso quiere decir que hay una estrategia específica diseñada para Cuba.

- Has comentado que es necesario crear estrategias de información desde el Movimiento de Solidaridad con Cuba. ¿Qué papel crees que juegan los medios alternativos en esa lucha mediática?

- Los medios de comunicación alternativos son una pieza clave en esa tarea de defensa de Cuba y de defensa en general de cualquier proyecto social y político que realmente sea alternativo. Yo entiendo por un proyecto alternativo al capitalismo el socialismo, no hay otra alternativa. Los medios alternativos tienen el importante papel de dotar de argumentos a todos aquellos que quieren saber realmente qué es lo que está pasando en estos países, y no lo dicen los grandes medios, ya que éstos tienen el objetivo estratégico de derrocar cualquier alternativa política, como es el caso de la Revolución cubana. Los medios alternativos pueden, de alguna forma, dotar de instrumentos, de argumentos que permitan desvelar esa realidad que no se corresponde con la realidad que muestran los medios de comunicación. Y esos medios tienen otra función, que es la de ser altavoces para la palabra de quienes sufren esos ataques mediáticos y esa represión mediática.

En ese sentido, un medio como Cubainformación es fundamental para los propios cubanos, como una ventana hacia fuera, dónde puedan tener una vía para expresarse, una vía que está cerrada por los medios masivos mundiales, y que sin embargo los medios alternativos pueden abrir hacia el mundo.

- Dices que la solidaridad debe constuir estrategias de comunicación, que abarquen todo tipo de herramientas.

- Hay que construir una estrategia de comunicación, pero no solo de comunicación. Es una estrategia que debe tener muchas ramas y niveles. Un nivel fundamental es el de los movimientos de solidaridad, el de los movimientos sociales, el de la población con un cierto sentido crítico, y en esas conexiones, en ese salir fuera de lo que es estrictamente lo mediático cumple un papel fundamental Internet. De momento, hasta que Internet sea controlado o cercenado, porque cabe esa posibilidad, por aquellos que controlan los servidores y los núcleos de información en Internet, hasta que eso ocurra Internet tiene esa posibilidad de llegar a toda una serie de sectores sociales, sobre todo jóvenes, que se mueven en ese medio y que pueden ser un bastión importante de defensa de la Revolución cubana.

Ahora sí, no hay que centrarse solo en Internet y en esas potencialidades, hay que tener en cuenta que esto es una guerra, es una guerra contra los medios masivos, y que para esa guerra hay que utilizar todo el instrumental que tengamos a disposición, desde la radio, la televisión, las charlas, las publicaciones, es decir, hay que hacer un ejercicio de “contaminación” llamémoslo así, de todos y cada uno de los instrumentos que podamos tener a nuestro alcance, sean tradicionales o sean novedosos, no podemos renunciar a ninguno.

 

Entrevista: Amaia Ruesgas
Transcripción/redacción: Natalia Calvo

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