Arthur González - El Heraldo Cubano.- Poco queda por ver en este mundo tan convulso, no obstante hay cosas que resultan casi inverosímiles por muy reiterativas que sean.

El pasado 19 de enero falleció un recluso cubano nombrado Wilman Villar, el que durante una golpiza propinada a su propia esposa fue denunciado por su suegra, al ver como su hija recibía puñetazos a diestra y siniestras sin poderla defender ante la violencia del esposo.

Al llegar la policía, avisada por la suegra, Wilmar arremetió contra los agentes del orden, siendo trasladado a la Unidad policial y acusado por desacato y atentado. Posteriormente elementos contrarrevolucionarios le plantearon que si se incorporaba a un grupúsculo de los que financian desde Miami, la policía no le juzgaría.

Después de su muerte, la contrarrevolución, huérfana de sentimientos morales y éticos, bajo las orientaciones de la mafia de Miami, inició un campaña mediática para tratar de empañar la imagen de Cuba antes de la visita del Papa y después de conocer el informa anual de Amnistía Internacional donde se afirma que en Cuba no hay secuestros ni desparecido o torturados y es una de los países que mejor están en América latina en derechos humanos.

Sin tener certeza de los acontecimientos, el gobierno español de Mariano Rajoy se lanzó de barriga a pedirle cuentas a las autoridades de cubanas y su vicepresidenta primera, Soraya Sáenz de Santamaría, expresó la “consternación y condolencias” del ejecutivo a la familia y amigos de Villar. Algo similar hizo José Miguel García Bargallo, nuevo Ministro de Relaciones Exteriores de España.

Los españoles no acaban de aprender la lección, por más que se equivoque y se echen cubos de basura encima por situaciones similares en el pasado reciente.

Varios vecinos y amigos del difunto aseguran que Wilman era un hombre violento y que maltrataba a su esposa, incluso ante sus hijas. El contrarrevolucionario Elizardo Sánchez le dijo algo similar a un corresponsal de la prensa extranjera. Pero el poderoso caballero “Don Dinero” hizo el milagro, la esposa golpeada y maltratada ahora se auto titula disidente, afirmando que su esposo murió por una causa política.

Con tantas y brutales golpizas propinadas recientemente por la política española, la crisis económica y los altos índices de desempleo que han traído la desgracia a cientos de miles de familia, con qué moral Rajoy y su gabinete van a acusar a otro país. Se creerá que en Cuba no se han visto y escuchado sus intervenciones en el congreso, donde contaba las desgracias de su sociedad.

Si él quiere puede ayudar a muchos “disidentes” para que viajen a España y se encuentren de golpe y porrazo con la democracia de un país libre, donde te despiden y echan a la calle en nombre de esa misma libertad, sin derecho a reclamar nada. Si no que le pregunten a los Indignados.

Más que darle condolencias a una familia cubana se las debería dar a la de millones de desempleados y jóvenes españoles que no encuentra trabajo ni ven en ese país un futuro cierto.

Otro tanto debería hacer la Casa Blanca, emitiendo consideraciones hipócritas cuando ellos no hacen más que causar penas a cientos de miles de familias en este mundo, matan supuestamente por error a niños inocentes y siembran luto y dolor por doquier.

Qué le pregunten a los cubanos que tanto muertos hemos puesto por los ataques terroristas desde territorio norteamericano, incluida una invasión militar en 1961 por Bahía de Cochinos o los pakistaníes que les han asesinado a sus familiares por “equivocación”, o a miles de familias libias bombardeadas recientemente en nombre de los derechos humanos o las familias mexicanas que le asesina cientos de hijos y padres por intentar cruzar la frontera en búsqueda de la ansiada democracia y oportunidades económicas.

A Obama más le vale buscarle solución a los problemas internos de su país, donde la deuda externa tiene al mundo al borde del colapso y a cientos de miles de Indignados, muchos de ellos negros como él que se han quedado esperando el Cambio prometido. Si en vez de seguir aprobando los 20 millones de dólares anuales para su Guerra Sucia contra Cuba, lo repartiera entre los más de 14 millones de desempleados que tiene en su patria, quizás hasta pudiera aspirar al voto de ellos para que pueda dormir junto con su familia por cuatro años más en la Casa Blanca, sin tener la preocupación de pagar impuestos o de costear de su bolsillo custodios para que no le roben en su residencia o impedir el secuestro de sus hijas.