Santiago J. Santamaría - Revista Vórtice.- Los últimos meses de los ochenta y primeros de los noventa del pasado siglo XX fueron, sin duda, uno de los períodos más difíciles para los cubanos.


Después de décadas bajo la ‘tutela’ de la Unión Soviética y su ‘Came’ o ‘Comecón’, organismo supraestatal encargado de dirigir las economías planificadas desde Moscú, de la noche a la mañana, todo se fue abajo.

Era el fin de lo que se denominó la ‘Guerra Fría’. Ronald Reagan, George Herbert Walker Bush y Mijaíl Gorbachov, principalmente, Margaret Thatcher, Boris Yeltsin, Juan Pablo II, Erich Honecker, Lech Walesa, Alexander Dubcek, Vaclan Havel, Todor Yivkov, Nicolae Ceaucescu y su esposa Elena..., fueron los protagonistas de la desaparición de los estados ‘satélites’ del imperio soviético. Uno de esos ‘satélites’ era Cuba, con Fidel Castro como comandante en jefe de la Revolución. Los medios informativos de todo el mundo comenzaron a ‘lanzar’ a sus enviados especiales a La Habana, para que recopilaran textos y fotos de la ‘inminente’ caída de los Castro. Han pasado más de veinte años y Cuba sigue siendo socialista, aunque ahora nadie le puede tachar de ser dependiente de los ‘bolos’ (rusos).

El Gran Caimán del Caribe se encontró aislado políticamente, con George Herbert Walker Bush en Estados Unidos y José María Aznar en España, poniendo en práctica su anticomunismo en la Cuba de Fidel. Económicamente no tenía a quien vender o a quien comprar. Se inicia lo que se conoció como ‘Período Especial’. Cuba se convierte en el único país del mundo donde la gente soñaba con ser gorda. (“El Globo Rojo” dedicó uno de sus reportajes a esta etapa). Esta etapa la viví en La Habana. Con el grupo turístico Gaviota montamos una empresa mixta para la puesta en marcha de la revista “Mar Caribe” (turismo, medio ambiente y deportes náuticos). Con el INDER y Cubadeportes editamos otra revista, “Récord” (deportes). Con el Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos (ICAP) fundamos la tercera revista, “Habanera” (política, cultura y sociedad).

El diplomático Gustavo Mazorra, ex embajador de Cuba en España, era entonces el encargado por parte de la dirección de país para ‘atender’ los asuntos de Euskadi. El ‘gallego’ José Ramón Fernández, héroe de Playa Girón, se encargaba del resto de las Comunidades Autónomas, en cuyas presidencias hay partidos que no compartían la política anticastro de José María Aznar, presidente del Gobierno de España. El ‘tema Cuba’ era ‘digerible’ para muchos líderes políticos, quienes no olvidaban como decoraban sus habitaciones de estudiantes con el cuadro ‘Gernika’ del pintor malagueño, Pablo Picasso, y con afiches de Ernesto Che Guevara, acompañado muchas veces de Fidel Castro, Raúl Castro y Camilo Cienfuegos.

Mientras este fenómeno ‘multipolar’ se daba en España, los cubanos seguían enfrascados en sus relaciones exclusivas con el Partido Comunista de Santiago Carrillo y Dolores Ibarruri ‘La Pasionaria’, y otros grupos prosoviéticos ligados a líderes de la Guerra Civil Española, como Enrique Líster... Recuerdo una conversación en la casa donde me alojaba en el barrio de Santa Fe, cercano a la Marina Hemingway, con Gustavo Mazorra. Me pidió su opinión y yo se la di... “Esos partidos, si uno le saca una foto a sus líderes y militantes, vemos que en la misma hay más paisaje que personas. Debéis abriros a otros partidos socialdemócratas, liberales, demócrata cristianos, nacionalistas...”. Gustavo Mazorra mueve fichas y consigue entusiasmar a empresarios ligados a los partidos nacionalistas democráticos vascos, PNV y EA, quienes mantenían ya una presencia discreta en la isla. Eran conscientes que las operaciones importantes estaban ‘reservadas’ para los socios soviéticos.

Un proyecto inmobiliario y turístico para la Isla de la Juventud, con más de 3.000 habitaciones, es presentado por un denominado Grupo Exportador Vasco, Gruexva, que aglutina más de medio centenar de empresas, en su mayoría guipuzcoanas. Su gerente era Ángel Larrañaga Bolinaga, exconsejero de Sanidad y Seguridad Social del Gobierno Vasco, en la etapa de Carlos Garaikoetxea como ‘lehendakari’ (presidente). Carlos Garaikoetxea fundó y presidió Eusko Alkartasuna (EA) tras su escisión del PNV en 1986. En los inicios de los noventa, EA dirigía la Diputación Foral de Gipuzkoa, organismo que mueve centenares de millones de euros para proyectos empresariales. Es importante este dato para entender lo que ocurrió con este proyecto. En aquellos años, Euskadi estaba de moda en Cuba, y en concreto Gruexva. Era uno de los proyectos empresariales ‘estrella’, en la recién estrenada apertura de Cuba a la inversión extranjera.

Paralelamente a Gruexva, a nivel político, Euskadi se abría a Cuba. La intransigente actitud del presidente José María Aznar del PP, hacia las reivindicaciones de los vascos en pro de una mayor autonomía, animó a ese acercamiento entre La Habana y Vitoria. Esa autonomía era contemplada en el propio Estatuto de Gernika, aprobada por la mayoría de las fuerzas democráticas vascas. No obstante, José María Aznar, rompió el pacto institucional. El PNV, perteneciente a la familia de la Democracia Cristiana Europea, al igual que el PP, llevó el tema de Cuba a sus socios comunitarios.

En nuestra residencia del barrio habanero de Santa Fe, Gustavo Mazorra nos presentó a los compañeros del departamento de Relaciones Exteriores del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, Alberto Rodríguez Arufe y Julio Alfonso Fonseca, así como a Eloy Valdés, quien se encargaba de los temas de Cuba. Mi casa era visitada por amigos de mi juventud, ligados al PNV, Iñaki Zuloaga, Jose Luis Albístegui, Joseba Argintxona... El padre de Iñaki Zuloaga, el empresario José Zuloaga, nos ayudó en las gestiones de apertura de Euskadi a Cuba.

Xabier Arzalluz, presidente del PNV, recibió por primera vez en Sabin Etxea a una comitiva cubana, que terminó con la visita del lehendakari a La Habana

En apenas unas semanas, logramos que Xabier Arzalluz, presidente del PNV, les recibiera en Sabin Etxea, a José Ramón Balaguer, jefe del Departamento de Relaciones Exteriores del Comité Central, a Julio Alfonso Fonseca y al historiador de la ciudad de La Habana, Eusebio Leal. Aprovechando su visita a Madrid, como invitados a un congreso del PSOE (Partido Socialista Obrero Español), en un avión de José Zuloaga viajaron a Bilbao, donde se reunieron con Xabier Arzalluz, jesuita y profesor de Derecho Constitucional en la Universidad de Deusto. “No es un hombre proclive a dictaduras comunistas, pero ha entendido la situación de aislamiento que está sufriendo Cuba. El lehendakari, José Antonio Ardanza, va a visitar La Habana...”, me comentaban los cubanos, eufóricos por esa nueva vía abierta con las autoridades del Gobierno Vasco, rompiendo la inercia de tener a la izquierda abertzale, próxima a ETA, como los únicos interlocutores políticos en Euskadi, y lo más importante, el acceso a la Democracia Cristiana de la Unión Europea, sin tener que verse obligados a negociar con alguien tan anticastrista como José María Aznar.

Mientras todo iba sobre ruedas a nivel político, el proyecto empresarial de Gruexva comenzó a complicarse. En las elecciones del País Vasco se dio una situación no esperada en Gipuzkoa. Aunque EA fue el partido más votado, un pacto entre el PNV y el PSOE, dejó fuera del gobierno foral al partido de Ángel Larrañaga. Gruexva, basado principalmente, en aportaciones públicas de la Diputación Foral de Gipuzkoa, comenzó a ser cuestionada por los nuevos inquilinos, principalmente por los peneuvistas. La bronca familiar del PNV y EA no había terminado de cicatrizar las heridas. Ángel Larrañaga fue cuestionado de inmediato y toda su gestión, congelándose todas las partidas presupuestarias para el hotel de Isla de la Juventud... Desde meses atrás comenzaron los trabajos de desmonte, ampliación del aeropuerto y otros trabajos de infraestructuras... De la noche a la mañana, quedó paralizado el macroproyecto, en la línea del antiguo gigantismo soviético.

Los empresarios vascos y sus 'transiciones' democráticas en Cuba explicarían las caídas de Roberto Robaina, Felipe Pérez Roque y Carlos Lage Dávila

Ángel Larrañaga y sus socios de Gruexva eran recibidos cuando llegaban a la Feria Internacional de La Habana por el propio Fidel Castro, siendo invitados a cenar con el Comandante en el palacio Presidencial. Las cenas se prolongaban hasta altas horas de la madrugada. Tenían como residencia ‘oficial’ los bungalows que el Hotel Comodoro, tenía en plena Quintana Avenida de La Habana. Allí se hospedaban y allí se reunían muchas veces los directivos de Gruexva, rodeados de botellas de Havana Club 7 años. Sus esposas y acompañantes podían acceder sin problemas al interior de las habitaciones. Muchas de estas últimas trabajaban como informantes de los servicios de inteligencia cubanos. Todo eran facilidades para los empresarios de moda en Cuba.

En varias ocasiones fui invitado a compartir con Ángel Larrañaga y su gente. Este, un día y otro, me insistía en integrar la revista “Mar Caribe” en Gruexva. “Para nosotros es muy importante el tener en el grupo una revista, pues no es descartable un proceso de transición democrática a la española en Cuba. ‘Mar Caribe’ puede jugar un papel clave como lo tuvieron en España ‘Triunfo’ o ‘Cambio 16’...”, me insistía Ángel Larrañaga y otros empresarios de Gruexva, quienes no podían disimular su ‘gusanillo’ por lo ‘político’ en un país como Cuba.

“Creo que os están sentando muy bien vuestras estancias en Cuba, regadas con el ‘havanaclubsieteaños’, de lo cual me alegro un montón. En este país no va a haber transiciones inminentes. No podemos olvidar que el proceso que hemos visto en Europa no tiene nada que ver con Cuba. Aquí no hubo invasiones de tanques soviéticos ni nada por el estilo. La Revolución Cubana fue también una movimiento de liberación nacional liderado por Fidel. Mucha gente aquí no es ni marxista, ni leninista, ni nada por el estilo. La gente es fidelista. Fidel es su líder, para lo bueno y para lo malo. Además no olvidemos que aquí con un agua y un poco de azúcar la gente va tirando... No sé con quién habláis de estos asuntos, pero estáis desubicados por completo”, les contestaba.

Estas reflexiones les sonaban a ciencia ficción y a una ingenuidad por mi parte. No tenían reparo en insistir en el tema de ‘transición’, de manera pública ante dirigentes cubanos. No me extrañaría, meses y años después, de la caída en desgracia de dos ministros de Asuntos Exteriores, Roberto Robaina y Felipe Pérez Roque y del vicepresidente económico Carlos Lage Dávila. Ángel Larrañaga y sus socios no entendían nada. Con el poder que les daba el dinero que no era suyo sino el de los guipuzcoanos, el de su Diputación Foral de Gipuzkoa, y que al final no llegó, jugaban a ‘Smileys’ de la novela “El espía que surgió del frío” de John Le Carré. El tiempo, más de veinte años después, me sigue dando la razón. Los cubanos y nos los vascos serán los que marquen sus calendarios y transiciones. Se equivocaron nuestros ‘espías’ vascos por culpa de los ‘havanaclubsieteaños’.

José Luis Albístegui y Jon Soko me plantean que el gobierno vasco quiere una 'embajada' en La Habana y que yo sea su responsable

Las reuniones en Santa Fe seguían realizándose casi semanalmente. En una de las visitas de mis amigos vascos, José Luis Albístegui y Jon Sojo me plantean la necesidad de buscar una casa en la Quintana Avenida, “lejos de la Embajada de España”, situada en la Habana Vieja, junto al Paseo Prado, para crear una especie de ‘embajada’ vasca. Este centro sería financiado por el Gobierno Vasco y tú serías su máximo responsable. “Hemos recibido el ‘placet’ de las autoridades cubanas hacia tu persona...”. La noticia me deja helado. Después de veinte años trabajando como periodista en medio de una ‘guerra’ entre ETA, el Ejército y las Fuerzas de Seguridad del Estado de España, con sus ‘rollos’ de inteligencia de un lado y de otro, no me apetecía un cargo así. Había otra ‘asignatura pendiente’. No domino el vasco. De aceptar, ello me obligaría a dedicarme unos años, de manera intensa, a su aprendizaje. Mi madre, vizcaína, y mi padre, alavés, hablaban ambos el español y el euskera. Mi madre mucho más fluido. No era el caso de mi hermana Lourdes y yo. Tenía mi propia empresa de comunicación, donde yo el gerente y el trabajador a la vez, con unas dosis de libertad, por las que luché durante muchos años.

¿Por qué han pensado en mí?, les pregunté. Yo no militaba en el PNV. “Sabemos que no eres de nuestro partido pero tampoco del PSOE y del PP. Has atendido siempre bien a todos los vascos que se han acercado a ti...Las referencias hacia tu persona son las mejores”. A pesar del halago me planto en mi negativa. Insisten también los cubanos. Estamos a principios de los noventa. Hasta 1998, el Gobierno Vasco no abre su ‘sede’. Su responsable, un cubano, Conrado Martínez, es detenido y apresado una década más tarde, en concreto en los primeros días de marzo del 2009. Le acusan de trabajar para los servicios de inteligencia españoles. Casi nada.

Durante mi estancia en Cuba, mis visitas a la Embajada de España, se limitaban a la renovación de mi pasaporte o de mi domicilio en el registro consular. El Centro Cultural de España, en el Malecón, nunca lo visité. No me equivoqué. Su directora fue detenida en Miami cuando transportaba de forma irregular cas 100.000 dólares para la Fundación Cubano Americana. José María Aznar y los Mas Canosa hacían negocios juntos, descapitalizando empresas ligadas a Telefónica como Sintel y abrían oficinas de los ‘anticastristas’ en Madrid. ¿Qué le hubiera parecido al presidente de mi país si en La Habana hubieran permitido a ETA inaugurar otra oficina similar?

Conrado Hernández, el 'embajador' vasco, confiesa en una grabación mostrada por Raúl Castro, trabajar para los servicios secretos españoles

La trama que acabó con la carrera política del ex vicepresidente cubano Carlos Lage y el ex canciller Felipe Pérez Roque, y otras figuras que eran vistas como el relevo natural de la revolución, pasa aparentemente por un nombre y un apellido: Conrado Hernández. Este ingeniero industrial, nacido en Matanzas, de unos 60 años, amigo de juventud de Lage y con excelentes contactos en el mundo diplomático y empresarial español, tenía las puertas abiertas de importantes despachos oficiales cubanos. “En jerga criolla, Conrado era un bicho, un tipo que se las sabía todas y culebreaba bien en las alturas”, dice un hombre de negocios que tuvo considerable relación con él.

Miembro del Partido Comunista de Cuba (PCC), fue segundo de Lage cuando éste ocupó el cargo de presidente de la Federación de Estudiantes Universitarios, en los años setenta. Tras graduarse de ingeniero pasó por varios trabajos, desde el Combinado del Vidrio al hotel “Habana Libre”, siempre como dirigente. Su labor como jefe de inversiones en el “Habana Libre” coincidió con la gestión del grupo hotelero español Guitart, a principios de los noventa, época en la que empezó a introducirse en el mundo de los empresarios extranjeros. “Ya por entonces vivía bien y viajaba a España con cierta regularidad”, afirma uno de sus compañeros.

En 1998, cuando el Gobierno Vasco abrió en La Habana la oficina de la Sociedad de Promoción y Reconversión Industrial (SPRI), con el propósito de coordinar la actividad de las empresas vascas y promover el comercio con Cuba, él fue el único candidato al puesto. Su vieja amistad con Carlos Lage era ampliamente conocida y Conrado la hacía valer, así que llegó al cargo con todas las bendiciones oficiales y sin las ‘verificaciones’ que las autoridades cubanas suelen hacer. Lage ya era en aquel momento número tres del Gobierno y estaba al frente del área económica.

En los diez años que Hernández representó los intereses de SPRI, bajo cuyo paraguas había unas 40 empresas acreditadas en Cuba, las ventas de productos vascos a la isla se multiplicaron: de 88,82 millones de euros en 1998 se pasó a 184,5 millones el año pasado. Otro dato es que el 24% de lo que España vende a Cuba procede del País Vasco, un porcentaje mucho más alto de lo que las ventas vascas representan en el conjunto de las exportaciones españolas.

En un vídeo exhibido en la isla a los militantes comunistas -y que hoy ya puede considerarse casi públicoel presidente cubano, Raúl Castro, asegura que la investigación a Hernández descubrió que éste tenía relación de amistad, y contactos estrechos y frecuentes, con Lage y Pérez Roque, así como con el ex responsable de Relaciones Internacionales del PCC, Fernando Remírez de Estenoz, de 57 años, y Otto Rivero, vicepresidente del Consejo de Ministros, de 41, a cargo de los programas de la llamada Batalla de Ideas. Todos ellos fueron relevados.

Según Raúl Castro, Conrado se convirtió en objetivo prioritario de la seguridad del Estado por sus vínculos con agentes del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) de España, que supuestamente lo habrían captado como informante por sus buenas relaciones con miembros de la nomenclatura. En la filmación, proyectada a la militancia a modo de explicación de los ceses de Lage y Pérez Roque, aparece Conrado en pantalla, ya arrestado, confesando trabajar para los servicios secretos españoles.

Las autoridades cubanas utilizan como “prueba” la grabación de un encuentro en 2007 entre Hernández y agentes del CNI en el restaurante “El Templete” de La Habana, donde los comensales supuestamente acuerdan en qué consistiría la colaboración del primero. También aparece la esposa de Conrado, una teniente coronel del Ministerio del Interior cubano que trabajaba en el hospital Cimeq, donde es atendido Fidel Castro y los principales dirigentes del país, quien admite que su marido le pedía información sobre la salud del comandante. Llega a decir que Hernández pasó de “ser un revolucionario” a trabajar “como espía”.

Los miembros del espionaje español en La Habana siempre han negado tal versión. También fuentes diplomáticas. En esos medios la tesis es que si Conrado trabajaba para algún servicio de inteligencia era para el cubano, por lo que todo respondería a un plan interno para acabar con Lage y Pérez Roque -antes considerados hombres de Fidel Castro-, en momentos de reestructuración del poder. Lo cierto es que tras destaparse el escándalo, el Gobierno español retiró de forma definitiva a los tres agentes del CNI que estaban destacados en La Habana. Su relevo sigue pendiente.

Historia de súpes agentes, un 'ajiaco' de James Bond y Mel Brooks, más parecidos a Maxwell Smart, el 86, del serial televisivo de la NBC

Esta historia de espías se parece un ‘ajiaco’ cubano, un ‘pozole’ mexicano o una ‘olla podrida’ española o una ‘porrusalda’ vasca de James Bond y Mel Brooks. Los vascos no se parecen al actor escocés Sean Connery de la saga de los 007 sino más bien a Don Adams, el Maxwell Smart, el Súper Agente 86, y a Barbara Feldon, la Agente 99, de la serie televisiva de la NBC. 86 y 99 trabajaban para Control, una agencia secreta de espías del gobierno de los Estados Unidos.

Para rematar este “El Globo Rojo”, el periódico EL PAIS presentó hace unos días unas declaraciones del licenciado Julio Alfonso Fonseca, quien trabajaba hasta hace unos días como director de Relaciones Internacionales del Ministerio de Justicia de Cuba.

En un viaje que realicé, el pasado verano, en agosto, con mi sobrino Andoni a La Habana, me topé en el Vedado -junto al restaurante Wakamba, colindante a su puesto de trabajocon ‘Julito’. Nos saludamos afectuosamente. Nuestras relaciones, años atrás, se confundieron en momentos, con una amistad. Compartíamos habituales encuentros entre representantes de su gobierno y miembros del Partido Nacionalista Vasco (PNV), que dirigía el Gobierno de Euskadi. Veinte años después, ‘Julito’ decidió quedarse en la España de Mariano Rajoy, del Partido Popular (PP), y hablar... Esto último es lo que me sorprende, de quien trabajara en el Departamento de Relaciones Internacionales del Comité Central del Partido Comunista de Cuba (PCC), con Alberto Rodríguez Arufe, como vicejefe, y tuviera la máxima confianza de su jefe, José Ramón Balaguer Cabrera, que es el actual responsable de Relaciones Internacionales en la Cuba de Raúl Castro.

Julio Alfonso Fonseca tuvo mucho que ver con la expulsión de Cuba del responsable de Relaciones Exteriores del PP de España, Jorge Moragas

El periódico español, en un reportaje firmado por José Luis Barbería, titulado “El secreto ETA en Cuba”, le presenta como “el alto funcionario del PCC que durante 15 años tuteló a los activistas etarras en la isla”. Lo que más llama la atención es que en ningún momento de la ‘entrevista’, ‘Julito’ confirme lo que en muchas ocasiones repetía hasta la saciedad, en los encuentros en la casa de La Puntilla en Santa Fe, de La Habana. La presencia de los militantes de ETA en Cuba es fruto de un acuerdo, de un servicio de Fidel Castro a la democracia española, presidida en su día por Felipe González, para lograr amainar la ofensiva de la organización, en la década de los ochenta contra el Estado español. Esta fue una decisión de Estado, del que estaba informado el PP y el propio ex presidente José María Aznar, uno de los políticos españoles más odiados en Cuba, y quien siempre utilizó el tema de los extrañados vascos, para deteriorar las relaciones hispano cubanas.

Con este ‘silencio’ parece querer quedarse bien con la actual ‘nomenclatura’ conservadora española, que tiene a Jorge Moragas Sánchez, como hombre de confianza de Mariano Rajoy en asuntos que tienen que ver con los quereres de las Relaciones Internacionales. En su día, Jorge Moragas Sánchez, fue expulsado de Cuba, nada más aterrizar en las pistas del Aeropuerto José Martí de La Habana. Muchos creen que Julio Alfonso Fonseca tuvo mucho que ver entonces en esa drástica decisión. El tiempo, una vez más, quizás ‘pone las cosas en su sitio’. ‘Julito’ no disimulaba cierto orgullo cuando alguien, con más dosis de ingenuidad y atrevimiento que los demás, le presentaba como un ‘seguro miembro del G2’, del servicio secreto cubano...

El acuerdo de Fidel Castro y Felipe González, lo sabe cualquier estudiante de relaciones internacionales, tenía el 'placet' de Francia, Europa y EEUU

Julio Alfonso Fonseca que se declara ahora socialdemócrata, sentado a la mesa de un restaurante vasco en Madrid, y dice no tener intención de regresar a su país, “caído en desgracia como está por haber sobrepasado el umbral crítico tolerable para el régimen castrista”, pues manifiesta que sabe que si regresa a Cuba le espera la prisión porque así lo ha anunciado el general Jesús Becerra, jefe de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR). ‘Hace tiempo que llegué a la conclusión de que nuestro sistema político era inviable pero no soy de los que utilizan su disidencia como arma arrojadiza contra Cuba. La salida no está en volver a la situación anterior a la revolución, sino en la socialdemocracia. Se trata de mantener los logros sociales y la igualdad en un régimen de libertad’, aclara Fonseca.

Este hombre de ojos claros, mediana edad y aire jovial es el enigmático personaje que en los correos internos de ETA aparece nombrado como “El de siempre”, “Guillermo” o “El pequeño”, para referirse al interlocutor gubernamental de obligada consulta ante cualquier iniciativa, cualquier movimiento. Fonseca es también aquel diplomático cubano que en noviembre de 2000 compareció ante los medios de comunicación en Madrid para exigir a España que garantizase la integridad física de las dos activistas del ‘Comando Madrid’ que, sabiéndose vigiladas por la policía, buscaron refugio en esa delegación diplomática, de la que fueron expulsadas. Ese alias de “Guillermo” hace referencia a su hijo que hoy roza ya la adolescencia.

“Todo lo relacionado con ETA depende directamente de Fidel. No se hace nada sin su visto bueno”, subraya Fonseca. “Los vascos (ETA) tienen asignado un dispositivo específico de protección y control. Son un secreto de Estado. Aunque están considerados como un movimiento de liberación nacional más, se les vigila casi igual que a la disidencia porque se les considera asunto de seguridad nacional. Hay que tener en cuenta que EEUU ha utilizado la estancia de ETA para incluir a Cuba en la lista de Estados que patrocinan el terrorismo y, de esta manera, justificar su política de embargo. La acogida de etarras se ha vuelto contra nosotros como un bumerán”, explica ahora Julio Alfonso, quien parece haberse convertido, de la noche a la mañana, un portavoz especializado en temas de los ‘etarras’ en Cuba del gobierno de Mariano Rajoy. No hace falta ser un experto en Relaciones Internacionales, un Celestino del Arenal, para saber que el pacto entre Fidel Castro y Felipe González contaba con el beneplácito de Francia -este país ha sido objeto de acciones de ETA, después de dejar de ser un ‘santuario’ de la organización durante la dictadura de Francisco Franco, pues en territorio francés hay tres provincias vascas que integran el paquete de reivindicaciones independentistas de los nacionalistas radicales, junto a Guipúzcoa, Vizcaya, Álava y Navarra, en España. La Unión Europea (UE) y Estados Unidos estaban también al corriente de lo que se decidía en La Habana y Madrid.

La contrainteligencia cubana ha sospechado que hay un topo en la colonia etarra de la isla, integrada hoy por apenas 15 militantes

¿Cuantos miembros de ETA hay en Cuba?, le preguntan a ‘Julito’. “De los 22 acogidos, quedarán unos 15. En total, si incluimos a los correos de ETA y demás habrán pasado por la isla una treintena”. ¿Y qué tipo de vida hacen? ¿A qué se dedican? “Excepto uno -‘informa’ a la prensa española ‘Guillermo’los demás no son gente de estudiar. Varios han formado allí familia y se han asentado, aunque siempre suspiran por su querido País Vasco. Algunos trabajan en empresas mixtas, otros viven de las remesas familiares. Resultan un arco iris ideológico extraño. Encuentras a liberales, socialdemócratas, conservadores... y raros comunistas. Además de la vivienda, el Instituto Cubano de la Amistad con los Pueblos les dio entre 300 y 400 pesos cubanos para vivir y la autorización de que podían comprar en las tiendas para los técnicos de los países del Este. Cuando llegó el Período Especial, (la crisis económica en Cuba desencadenada por el colapso de la Unión Soviética), dijeron que con ese dinero no podían vivir decentemente, que es lo que les ocurría a la inmensa mayoría de los cubanos, y el Gobierno les autorizó a hacer algún negocio para su autosustento. Cuba no les podía dar divisas”.

¿De ahí nace la creación de empresas de importación-exportación que tanto conflicto han suscitado? “Abrisketa está muy integrado -se casó con una cubana y tiene una hija-, y enseguida montó UGAO y otras empresas de exportaciónimportación. Además de alimentos, importan tecnología de calderería que adquieren a la rama francesa de Wackok Wilcox y fabrican calzado. Recibieron ayudas económicas del Gobierno vasco en tiempos del lehendakari José Antonio Ardanza y, sobre todo, de Juan José Ibarretxe, en ocasiones, a través de la SPRI (Agencia de Desarrollo Empresarial). Fabrican también tubos y sanitarios, pero tuvieron sus líos con un socio, un tal Echegoyen. Más tarde, Iñaki Etxarte y su mujer, Amaia Egiguren, montaron Euskalherria que importaba equipos de impresión digitalizados de la marca Riso a través de Panamá. Tuvimos un serio problema porque no se les ocurrió nada mejor que vender esos equipos a la Iglesia católica. Se les echó una gran bronca. Amaia Egiguren volvió a Cuba reinsertada con papeles de la Embajada española pese a que el acuerdo de 1984 decía que si salías de la isla no podías volver. Fue expulsada. Ha habido otros que han negociado con la Embajada española en La Habana. La contrainteligencia cubana siempre ha sospechado que hay un topo en la colonia etarra de la isla”.

En el ICAIC le reservaban siempre a Josu 'Txutxo' Abrisketa, papeles de ex oficiales del ejército español en su lucha contra los mambises

En una cosa tiene razón. Josu ‘Txutxo’ Abrisketa, natural de la localidad vizcaína de Ugao, está ‘aplatanado’. Antes de montar su empresa en Cuba, trabajó de extra en algunas películas del Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC), según me contaban algunos vascos residentes en la isla, simpatizantes del PNV. Los cubanos ‘jodedores’ (bromistas) le reservaban los papeles de ex oficiales del Ejército español en su lucha contra los mambises en la Guerra de Independencia contra España. Hay quien dice que ‘bordaba’ los papeles. Me imagino que tanto tenerles en mente, durante tantos años, a militares, policías, guardias civiles, ertzainas, geos, y agentes del Centro Nacional de Inteligencia de España (CNI) y de la Direction Générale de la Sécurité Extérieure de France (DGSE)..., quién mejor que un dirigente de ETA para encarnar a sus ‘históricos’ enemigos...

¿Alguna de estas empresas ha servido de tapadera de las finanzas de ETA? “Gadusmar fue presentada en Cuba por Gorka Martínez Bilbao como una empresa normal más del País Vasco. Puede que Josu Ternera sepa algo de eso. En la isla solo vendieron dos contenedores de bacalao traídos de Noruega por un monto aproximado de 40.000 euros, de los que, por cierto, el Gobierno cubano no tenía conocimiento. Allí trabajaban Carlos Ibarguren y Agustín Azkarate. Hubo una protesta española y se optó por cerrar la empresa. También se clausuró el restaurante Zargarzazu, en que, por cierto, comieron algunos diplomáticos españoles”. ‘Julito’, me imagino, que no salía del “Zargarzazu”. Los restaurantes, las peluquerías, terrazas al aire libre..., son escenarios muy convenientes de un buen agente secreto del 2012, cubano o no. Fantaseando, John Le Carré, seguro que hubiera ubicado a sus ‘Smileys’ de turno en “Mamainés”, en “El Mesón Español”, en “Roque el Barbero” y en “Maccafé” de Malecón Las Américas, con unos Jorges, ‘Toños’, ‘Jacintos’, ‘Chocos’ o ‘Ramones’... como espías veteranos sirviendo a dos, o ‘inteligencias’, a la vez, como mandan los cánones clásicos, por ejemplo a la mexicana, la chilanga, la campechana, la chetumaleña, la española, la vasca, la gallega, la catalana y la cubana... Cancún, cada día, es más sugestiva y actual para un “Nuestro hombre en Cancún”, en lugar del título que ‘ya no se lleva’ como dicen los habaneros, “Nuestro hombre en La Habana” de Graham Green, novela inmortalizada en el cine por Orson Welles y su “El tercer hombre”.

¿Diría que el propósito de mediar entre ETA y el Gobierno de España ha estado presente en la mente de Fidel durante todos estos años? “Como decía, creo que los socialistas influyeron en eso, pero no fueron los únicos: un miembro de la delegación del PNV que visitó la isla en febrero de 1998, no recuerdo si fue Joseba Egibar, Iñaki Anasagasti o Josu Jon Imaz, le preguntó a Fidel Castro, cuando ya se estaban despidiendo a la puerta del ascensor, si Cuba mediaría en una hipotética negociación. Fidel les respondió que si todas las partes, incluido el Gobierno español, estaban de acuerdo, Cuba no dudaría en colaborar en una negociación.

Julio Alfonso Fonseca habla con el conocimiento que da haber preparado la visita de Arnaldo Otegi a la isla, haber atendido a los responsables de Internacional de Batasuna y de la propia ETA, Gorka Martínez y Jokin Gorostidi y guiado a los enviados de Askapena (dedicada a recabar apoyo internacional para ETA) y Gestoras Proamnistía.

"En silencio ha tenido que ser", "El regreso de David" y "Julito el pescador", series de la televisión cubana sobre operaciones de servicios secretos

Recuerdo que cuando editábamos la revista “Habanera” junto al presidente del Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos (ICAP), el desaparecido Sergio Corrieri, coincidimos en una ‘semana vasca’, con Askapena como principal protagonista. Sergio Corrieri fue un importante actor cubano, protagonista de dos series televisivas “En silencio ha tenido que ser” y “El regreso de David”, historias ficticias, aunque basadas en hechos reales, que por primera vez mostraron a los cubanos algunos ángulos de lo que llegaron a ser célebres operaciones de los servicios especiales, tras el triunfo de la revolución, en 1959. Junto con el director de cine, Tomás Gutiérrez Alea, ‘Titón’, discípulo del español Luis Buñuel, protagonizó algunas películas clásicas como “Memorias del Subdesarrollo”.

Curiosamente, la Televisión Cubana, en 1980, produjo otro serial de espías que se llamaba “Julito el pescador”. La serie de siete capítulos narraba la historia de Julito, un humilde pescador cubano que se infiltra en las filas de la CIA para alertar planes terroristas contra la Isla. Nada que ver con la realidad de nuestro ‘Julito’, el hoy español.

Julio Alfonso Fonseca también ha asistido en primera fila a la conexión entre ETA y el IRA-Sinn Fein. Dice que ETA conectó con el IRA-Sinn Fein a finales de los 80 en Cuba, gracias a que en la isla había una representante permanente de los irlandeses. “Allí, se vieron con Siobhán O’Hanlon, la superviviente de la emboscada al comando del IRA que los británicos abatieron en Gibraltar en marzo de 1988. “En Cuba se produjo un intercambio muy fluido de planteamientos que ha repercutido notablemente en la salida a la violencia que ha buscado ETA”.

El ex dirigente comunista cubano que más conoce, según se dice en su declaración a la prensa española, a ETA dice que “la izquierda patriótica vasca debe deshacerse de las armas, ahora que está rectificando graves errores históricos” y que él personalmente, Julio Alfonso Fonseca, quiere pedir perdón al pueblo de España por si, cumpliendo con su deber de funcionario del Gobierno de su país, hizo algo que contribuyó a ofender a los españoles, y muy particularmente a las víctimas del terrorismo. “Al final, esta es una historia triste, entre tantas tristes historias de la Revolución cubana, pero por encima de todo”, enfatiza, “están y deben estar los fraternales lazos entre el pueblo cubano y el pueblo español”.

Nunca he sido bebedor -“esto no es un defecto en ti, pues logras colocarte con Tropicola o Coca Cola y además mientras yo bebo, tú te emborrachas Santiago, me decía mi amigo el psiquiatra y jefe del Centro de Salud Mental del Gobierno Vasco, instalado en mi ciudad natal, Eibar, Pablo Gallasteguipero la sensación que uno siente no puede diferir mucho de esos ‘espías’ vascos que surgieron del frío y que por culpa del ‘havanaclubsieteaños’, fracasaron en su misión a lo John Le Carré, en la Cuba de Fidel Castro. Seguro que en su ‘sede central’ del “Comodoro”, le cambiaron los ‘havanaclubsieteaños’ por unas botellas de ‘chispetrén, ‘gualfarina’ o cualquier otro ‘ron bocoy chafa’. Todavía estoy asimilando lo de Julio Alfonso Fonseca. “Todos estos extremistas son unos oportunistas. Estos han vacilado el comunismo durante décadas y ahora traicionan a sus líderes. Se olvidan que Roma desprecia a los traidores. Los cubanos a de a pie somos al final los más fieles a Fidel y a Raúl y ellos lo saben. Estamos enfrascados en estos momentos en unos procesos de reformas con las que consigamos mejorar la calidad de vida de todos los cubanos. La crisis mundial no solo afecta a España sino a Cuba también...”, nos comentaban varios ex compañeros de ‘Julito’, quien nos recalcaban que respetaban la actitud de Fonseca, no así sus declaraciones públicas, al final del camino, contra su propia historia.

Los vascos y sus representantes del Gobierno de Vitoria están de nuevo en La Habana. En unos meses, volverán a tener su stand en la Feria Internacional de Cuba, pero vacunados de ‘síndromes’ de ‘Smiley’ de John Le Carré, aunque surjan del frío de los montes Anboto, Udalaitz, Aitzgorri, Kalamua, Urko, Karakate o Gorbea. Lo suyo es vender y cobrar y dejarse de ‘inteligencias’. Camarero, un ‘havanaclubsieteaños’, por favor.

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