Noel Manzanares Blanco – Cubainformación.- Coincidiendo con las complejas manifestaciones que en los últimos años ha exhibido la crisis integral del capitalismo, una entrevista a López-Levy con el título “Cuba: independencia, economía mixta, república democrática y Estado de bienestar” se publicó en Febrero de 2013. La leí atentamente. El pulso de los días que corren, me devuelven a ella.


Quienes propiciaron el encuentro a nombre de una institución religiosa cubana, presentaron al invitado como “un destacado analista y activista político cubano radicado en Estados Unidos. Sus valoraciones y propuestas esbozan un proyecto posible de República que podría ser compartido por cubanos con diversas posiciones políticas. Igualmente ofrece una posible hoja de ruta signada por el patriotismo, el diálogo y la reconciliación” —las negritas son mías, para indicar un punto de inflexión.

Adelanto que creo positivo la siguiente acotación de López-Levy: “No difamo al pueblo en el que crecí, y rezo porque las reformas en curso tengan éxito, porque eso quiere decir que le irá bien al país. Ser buen cubano es más importante que ser comunista, socialdemócrata, demócrata-cristiano o liberal: hay que ser buen cubano”.

Asimismo, cuando él dice: “No apruebo la actual política norteamericana hacia Cuba. El nacionalismo cubano no tiene otra alternativa que derrotarla”. “El embargo [para mí, debió decir Bloqueo] es continuación directa de la postura plattista definida como asignar a Estados Unidos funciones que son de exclusiva soberanía cubana”.

No obstante, considero que quizás el mejor resumen de los ¿consejos? de este analista cubano-americano (nótese que no escribo gusano-yanqui) acerca de qué ha de ser la Mayor de las Antillas en el futuro, está en la respuesta dada por él a la última pregunta de Espacio Laical —órgano entrevistador:

6- A su juicio, ¿cuáles serían los pilares que deben sostener la Cuba que sueña?

“Primero, una Cuba independiente, realista en cuanto a su lugar en el mundo, un país pequeño, pero sin subordinación a ningún poder extranjero. Estados Unidos tiene que respetar a Cuba como mismo Francia respeta a Bélgica, Alemania respeta a Suiza, y Rusia respeta a Finlandia.

“Segundo, con una economía mixta y un Estado de bienestar que garanticen a todos sus habitantes una meseta mínima de derechos económicos y sociales; sería terrible si después de una Revolución volviéramos a tener niños sin escuelas, o ciudadanos sin la mínima atención médica. Pero no se puede repartir lo que no se produce, una estrategia de crecimiento económico, que golpee la corrupción y aliente la inversión desde una lógica de mercado, es imprescindible.

“Tercero, que sea una república; democrática porque gobernarían las mayorías, pero con un Estado de derecho, respetuoso de las minorías, la pluralidad ideológica y religiosa, y el imperio de la ley.

“Para llegar a ese paradigma considero vital eliminar las condiciones de emergencia por acoso externo, sin ellas, los argumentos racionales a favor del unipartidismo desaparecen. Si -como dicen sus dirigentes- el partido comunista cuenta con el apoyo de la mayoría del pueblo, y es la 'vanguardia' para alcanzar las metas nacionales, ¿por qué habría de temer una competencia leal y constitucionalmente regulada con otros agrupamientos de cubanos patriotas? Si no lo fuera, ¿con qué derecho detentaría el poder?”.

De cara a este discernimiento de la realidad en la Isla, me permito compartir con mis lectores/as elementos puntuales, a saber:

En primer lugar, sin vacilación alguna coincido con este analista en su impresión de tener “una Cuba independiente”, aunque declaro que no sé con exactitud a qué se refirió él al aludir a “realista en cuanto a su lugar en el mundo, un país pequeño”, mientras que obviamente estamos de acuerdo con “sin subordinación a ningún poder extranjero”.

¿Acaso subyace la idea según la cual el protagonismo internacional de nuestra Patria escapa a su condición de pequeña nación  —geográficamente asumida—, al margen del ejemplo extraordinario que cubanas y cubanos hemos dado en término de capacidad de resistencia creadora ante más de medio siglo de agresiones multilaterales del “Norte revuelto y brutal” y, simultáneamente, compartir con necesitados/as del mundo nuestros modestos recursos humanos en el patio y allende el mar?

En segundo término, imagino harto difícil creer en la pertinencia de “una economía mixta y un Estado de bienestar que garanticen a todos sus habitantes una meseta mínima de derechos económicos y sociales”, a la luz de sucesos en Europa —sin analizar qué acontece en Estados Unidos y parte significativa de América Latina.

En Holanda, España y más allá, develé el creciente proceso de desmontaje del “Estrado de bienestar social” y apunté dos datos ilustrativos de la  gravedad del problema que vive en este minuto el predominio del Neoliberalismo: uno, la diferencia de renta entre ejecutivos mejor pagados y operarios en las empresas ha pasado de una relación de 24 a 1, en 1965, a una de 325 a 1, en 2011; otro, este año, el fundador del Foro Económico Mundial, Klaus Schwab, propuso en Davos la limitación de la renta en el factor 20, es decir, que los salarios más altos no sean veinte veces superiores al salario mínimo —postura prácticamente acallada por los medios de comunicación.

Así, ¿cómo apostar a “una economía mixta y un Estado de bienestar” sin reconocer lo anteriormente señalado —incuestionable amenaza a cualquier pretensión de mejorar la vida a las mayorías de personas—, con independencia de aceptar que sería “terrible [que] después de una Revolución volviéramos a tener niños sin escuelas, o ciudadanos sin la mínima atención médica”?

En la misma línea de pensamiento, también es obvio que “no se puede repartir lo que no se produce”, al tiempo que sí tenemos “una estrategia de crecimiento económico” y desarrollo social que sin manos bandas “golpee la corrupción”; mientras que con los pies en la tierra alentamos la inversión no exactamente “desde una lógica de mercado” que la vida desacredita.

El otro elemento puntual que deseo compartir ante el razonamiento de López-Levy, tiene que ver con su concebida “república; democrática porque gobernarían las mayorías, pero con un Estado de derecho, respetuoso de las minorías, la pluralidad ideológica y religiosa, y el imperio de la ley”, condiciones en las que el “unipartidismo” no tendría razones para existir.

Debo llamar su atención acerca de cómo tuvo lugar la formación del Partido Comunista de Cuba (PCC), particularmente qué sucedió en el VIII Aniversario de los asaltos a los cuarteles de Santiago de Cuba y Bayamo, el 26 de julio de 1961.

En esa oportunidad, el propio Fidel, después de referirse a cómo el pueblo cubano para esa fecha ya estaba mejor preparado y más cohesionado en sus organizaciones de masas, destacó que se estaba asistiendo a “un segmento que une y orienta a través de los cuadros de las organizaciones revolucionarias integradas [sic] que marchan hacia la formación del Partido Unido de la Revolución Socialista de Cuba”.

Luego, el Comandante en Jefe, como un reflejo del estilo del liderazgo de la Revolución Cubana en el sentido de consultar con las masas las decisiones más significativas, en consecuencia con lo antes dicho, expresó: “[…]  y ahora, que levanten la mano los que apoyan la reunión de todos los revolucionarios en el Partido Unido de la Revolución Socialista de Cuba”. Y fue unánime la respuesta de quienes se encontraban en esos festejos por la efeméride del 26 de Julio: con los brazos en altos la representación del pueblo cubano que allí se había congregado apoyaron el proceso de construcción del Partido mencionado.

Indico, de paso, que tras la rectificación de los problemas de sectarismo que hicieron acto de presencia en las Organizaciones Revolucionarias Integradas (ORI, compuestas por el Movimiento Revolucionario 26 de Julio, el antiguo Partido Socialista Popular —Comunista— y el Directorio Revolucionario 13 de Marzo), se desarrolló prácticamente un nuevo proceso de organización de la base partidista, a través de la conformación de núcleos cuyos militantes tendrían que estar avalados por tres requisitos cardinales:
1ro.- Ser un trabajador ejemplar./ 2do.-Tener una moral probada./ 3ro.- Poseer el visto bueno de las masas.

Lo que acabo de indicar está presente en nuestros días. Es lo qué legitima el carácter de Vanguardia del PCC o sea, prestigio ético por carencia de privilegios per se y entrega incondicional a la causa de la Revolución Cubana —sin negar simuladores que una vez detectados son excluidos de nuestras filas. Ello es reconocido por la mayoría de cubanos/as —y no precisamente por estar recogido en el artículo 5º de la Constitución de la República de Cuba.

Incorporo a esta reflexión el debate en torno al Anteproyecto de Ley Código del Trabajo que tiene por arquetipo la discusión/resultados de los Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución, precisamente promovidos por el propio PCC. Ello estuvo antecedido por el suceso bautizado como Parlamento Obrero entre 1993 y 1994 —años cumbres en lo que quizás sea la más difícil/gloriosa etapa de la Historia de Cuba— en el cual participaron millones de compatriotas desde sus centros de trabajo, de estudio y de residencias con sus consideraciones y propuestas de medidas de carácter general y/o particulares para salvar desde sus respectivos quehaceres la Patria, la Revolución y el Socialismo.

Entretanto, dedico unas líneas al examen de la pluralidad clasista en la óptica de López-Levy, en su condición de analista cubano-americano. Adelanto una vez más que en “Con todos y para el bien de todos” José Martí deshonra la percepción de marras. Si no, fíjese usted en lo que continúa.

En el histórico discurso del Héroe Nacional de Cuba en Tampas, Estados Unidos, pronunciado el 26 de noviembre de 1891 al corresponder a la invitación del Club Ignacio Agramonte de aquel territorio y divulgado con el rótulo Con todos y para el bien de todos, aparece qué él asumía por “todos”. Cito:

“Ni vería yo esa bandera con cariño, hecho como estoy a saber que lo más santo se toma como instrumento del interés por los triunfadores audaces de este mundo, si no creyera que en sus pliegues ha de venir la libertad entera, cuando el reconocimiento cordial del decoro de cada cubano, y de los modos equitativos de ajustar los conflictos de sus intereses, quite razón a aquellos consejeros de métodos confusos que sólo tienen de terribles lo que tiene de terca la pasión que se niega a reconocer cuanto hay en sus demandas de equitativo y justiciero. ¡Clávese la lengua del adulador popular, y cuélguese al viento como banderola de ignominia, donde sea castigo de los que adelantan sus ambiciones azuzando en vano la pena de los que padecen, u ocultándoles verdades esenciales de su problema, o levantándoles la ira: -y al lado de la lengua de los aduladores, clávese la de los que se niegan a la justicia!” —las negritas son mías.

Así, no tengo la menor duda de que de este juicio martiano escapan esos que abandonaron la Patria que los vio nacer e inmediatamente se colocaron y/o están al servicio y amparo del Águila Imperial vs. la Revolución Cubana, sin detenerme en los representantes de la “nueva” ¿izquierda? que desde el patio le sirven en bandeja de Plata al enemigo de nuestro Socialismo —y, por supuesto, sin mencionar a quienes representan la tal disidencia cubana amamantada por Washington.

Confieso que hace un tiempo estoy entre quienes piensan que la construcción de consenso busca siempre la mayor suma posible de acuerdos sin que ello equivalga a unanimidad, sino al mejor acomodo de los intereses en formulaciones y decisiones que puedan ser aceptables por las personas y/o sectores y clases de la sociedad, a través de vasos comunicantes, en un contexto ajeno al antagonismo.

Es una verdad de Perogrullo que en esa suerte de diálogo nacional entre e inter generaciones devenidos los ya mencionados Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución, resultó absolutamente posible que quien deseó hacer sus propias propuestas acerca  de cómo debe edificarse el Socialismo en la Mayor de las Antillas —salvo que estuviera impedido ante la legalidad establecida—, tuvo varias oportunidades. Quedó registrado entonces en la Historia el suceso que refleja una Democracia sin par convertida guía para seguir en la edificación científico-popular del futuro en la Patria.

En este contexto, ¿cómo aceptar una pluralidad que implique reconciliación, si por ella se entiende el perdón por pecados de lesa humanidad, clemencia o algo por el mismo estilo con la terrorista-mafia-gusano yanqui y mercenarios aliados-sometidos al dictado de las autoridades políticas estadounidenses contra el pueblo cubano?

Hasta que no retornen a la Patria agradecida nuestros Héroes secuestrados en cárceles yanquis, insistiré en que ni por un instante debemos olvidar que Los 5 tuvieron la imperiosa necesidad de infiltrase justamente en el seno de esa mafia-terrorista para impedir actos vandálicos contra los pueblos de Cuba, Estados Unidos y otros países; al tiempo que particularmente contra Gerardo Hernández la ignominia raya con el infierno.

Estas son realidades que llevan a la necesidad de discernir y/o situar en tela de juicio la denominada pluralidad o reconciliación, si el punto focal es el destino de la mayoría de cubanos/as en la Mayor de las Antillas.

He aquí observaciones tendientes a desmontar ¿consejos? suministrados por Arturo López-Levy para el Caimán Verde de hoy y mañana —concebidos por Espacio Laical como “los pilares que deben sostener la Cuba que sueña” su entrevistado.

Contra Cuba
Con Filo.- Hoy hablaremos de terrorismo, ese terrorismo que parece muchas veces simple bravuconada digital pero que, de tanto en tanto, se convierte en ejemplos concretos, y que es heredero de una larga tradición de agresiones contra Cuba....
Cubadebate - Videos: Canal Caribe / TV Cubana y Prensa Latina TV - Foto: Tomada de Prensa Latina....
Con Filo.- El pueblito lleno de fraude, compraventa de votos y burdo latrocinio es una realidad que sepultamos en 1959, pero la cercanía de Estados Unidos, particularmente de Miami, nos sirve de espejo oscuro. De esa realidad tan próxim...
Lo último
Isabel Rubio, razones para la libertad
Marilys Suárez Moreno - Revista Mujeres.- Dicen que fue una mujer de armas tomar y su historia de vida no deja dudas sobre la también llamada Capitana de Vuelta Abajo. Ferviente seguidora de los planes insurreccionales de José Ma...
Ver / Leer más
La Columna
La Revista