El fallecido terrorista Orlando Bosh Ávila junto a Ileana Ros-Lehtinen El fallecido terrorista Orlando Bosh Ávila junto a Ileana Ros-Lehtinen

Nicanor León Cotayo - CubaSí.- En Washington y Miami la generalidad de sus observadores apuntan que la legisladora republicana “está indignada” con los acuerdos asumidos por Cuba y Estados Unidos.


 

Ha hecho explosión en la presente semana lanzando todo tipo de improperios hacia el compromiso saludado por casi todo el mundo.

De esa manera choca de frente, entre otros, con la Casa Blanca, el Vaticano y su papa Francisco, Canadá, América Latina y el Caribe.

Uno de los arrebatos de Ileana fue reflejado este miércoles en Miami por el Nuevo Herald.

La publicación lo tituló: “Ros-Lehtinen indignada por caso de espias cubanos”.

Su texto se hace eco del conjunto de epítetos empleados por la legisladora estadounidense contra Obama.

Según ella, el presidente ha otorgado excesivos privilegios a quienes llama espías, en particular a Gerardo Hernández.

Aunque nadie lo ha probado, Ros-Lehtinen continúa diciendo que Gerardo fue responsable del derribo en 1996 de una avioneta con varios pasajeros a bordo.

Esa nave área había sido reiteradamente advertida que, si continuaba transgrediendo el espacio aéreo cubano, sería enfrentada.

Al comentarlo, expertos recordaron en Washington y otras capitales, que Estados Unidos jamás permitiría actos similares en su territorio.

Sobre todo irritó a Ileana que Gerardo vaya a ser padre a través de un proceso de inseminación artificial, o como dijo el segundo, “a control remoto”.

Todo el mundo sabe que durante sus 16 años de cárcel, las autoridades de aquel país no autorizaron que su esposa, Adriana Pérez, lo visitara.

Tal medida violó sostenidamente las propias regulaciones oficiales del gobierno estadounidense.

¿Se opuso la congresista de Miami a esa enorme arbitrariedad? Nunca.

Pero Ileana arremete groseramente contra el senador demócrata Patrick Leahy, porque en un gesto que lo enaltece, contribuyó a esa “reproducción asistida”.

Pero no solo esto. Desde que en 1988 inició su vida política, Ros-Lehtinen auto-reveló su verdadera condición humana.

Aquel año montó una campaña con el objetivo de ganar un puesto en la Cámara de Representantes.

Su programa electoral, para sorpresa de algunos, incluyó lograr la liberación del terrorista de origen cubano Orlando Bosch Avila.

Por aquel entonces el Departamento de Justicia de Estados Unidos trataba de expulsarlo del país.

¿Razones? Porque, alegaba un vocero del Departamento, “se ha mostrado durante más de 30 años decidido e indeclinable en su apoyo a la acción terrorista …

Y agregaba, (…) podría ser perjudicial para el interés público de los Estados Unidos proporcionarle un sitio seguro a Bosch”.

Sin embargo, Ileana movilizó a todos sus aliados y el 17 de julio de 1990 la administración de Bush (padre) le concedió la libertad.

Más tarde ella organizó en Miami un ruidoso homenaje a su protegido Bosch Ávila y sería erigida presidenta del Fondo Legal Luis Posada Carriles, encargado de recaudar fondos para defenderlo.

¿Alguna vez, cuando Ileana Ros-Lehtinen ha reconocido sus pecados, incluyó estos?

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