Nicanor León Cotayo, especial para CubaSí.- Un viejo personaje de la CIA, Carlos Alberto Montaner, sembrado en España, acaba de reiterar su devoción por el capitalismo salvaje. Lo escribió este sábado en el Nuevo Herald, periódico ultraderechista de Miami donde tiene una columna. Su titulo: “El papa Francisco y el debate sobre los pobres”, en el que achaca al Sumo Pontífice una gran preocupación al respecto.

¿Debido? Según Montaner a su inquietud por el bienestar de estos y la salud del planeta.

Recuerda que en poco tiempo ha emitido dos encíclicas alrededor del tema: Evangelii Gaudium (La alegría del Evangelio) y Laudato Si (Loado sea).

Carlos Alberto concede licencia a Roma cuando escribe: la participación de la Iglesia en este asunto es legítima…, al menos desde su perspectiva.

Y reparte más supuesta generosidad ante el papa cuando admite que, tanto el bienestar de los seres humanos y la salud del planeta “le atañen”.

Luego con mal disimulada irritación, Montaner escribe: En general, la visión de Francisco es la de alguien “que rechaza el mercado y sospecha de las virtudes de la propiedad privada”.

No es cierto, vale rectificar al ilustre madrileño, Francisco jamás ha cuestionado la pertenencia de los bienes individuales.

Pero va aún más lejos y choca de frente con el origen más humilde del cristianismo verdadero al señalar que lo subordina todo a un “inadmisible” bien común.

¿A qué peligrosa fuente remite las actuales posiciones del jefe de la Iglesia Católica? La Doctrina Social de esa congregación.

Carlos Alberto lo rechaza manifestándole que, “afortunadamente”, no es el único de sus teólogos interesado en esa problemática.

Luego cita a uno que le resulta afín, el sacerdote y economista Robert A. Sirico, hace 25 años socialista y después fundador en Michigan del Acton Institute of Religion and Liberty.

¿Cuál es hoy su especialidad? Repetir en aulas y fuera de estas que lo más eficiente para combatir la miseria son el mercado, la propiedad privada “y la libertad”.

Carlos Alberto no se oculta para afirmar que, como Sirico tiene razón, la generalidad de los criterios del papa resultan desacertados.

Pero muchos millones en América Latina y el resto del mundo tienen una opinión distinta.

No en balde, Francisco está emergiendo ya como un interesante fenómeno histórico en el ámbito internacional.

¿Qué espera a Montaner? Si acaso, ser recordado a manera de una cortesana alquilada para los servicios especiales de Estados Unidos.