Por José Luis Méndez/El Heraldo Cubano-Martianos-Hermes-Cubainformación.- La anunciada visita del Secretario de Estado estadounidense, John Kerry a Cuba en el próximo mes de marzo y conocer que en su agenda de trabajo tendrá como uno de los contenidos los derechos humanos en la Isla, motivan a indagar sobre ese tema en los Estados Unidos.


MartianosEn el año 2002, una investigación realizada sobre los derechos humanos de los reos que en ese país estaban en el corredor de la muerte en espera de ser ejecutados, descubrió un pasaje no muy divulgado.

Un libro titulado de forma homónima fue publicado por la editorial de Ciencias Sociales al año siguiente, donde se analizaba todo el proceso de casos notables de violaciones de derechos humanos, desde la comisión del delito, la detención, el proceso de juicio, sentencia y posterior ejecución. El matiz discriminatorio y exclusión por razón de raza estaba presente en la mayoría de los sumarios estudiados.

El proceso de Calvin Burdine, quien llegó a Texas trece horas antes de ser ejecutado, el 11 de abril de 1995 acaparó mí atención por lo notorio de las violaciones cometidas a sus derechos civiles y constitucionales. Había sido condenado a muerte en 1983 por el asesinato de su amante homosexual.

El abogado defensor de Burdine en el juicio fue Joe Frank Cannon, cuya capacidad como defensor de acusados de delitos punibles con la muerte se había criticado ampliamente. En septiembre de 1994, The Wall Street Journal publicó un artículo sobre las muchas denuncias sobre la ineficacia de Cannon como abogado, entre ellas la absoluta falta de preparación para los juicios.

En el juicio de Burdine, Cannon se durmió en varias ocasiones, lo cual era su práctica habitual. El portavoz del jurado en el juicio de Burdine, Daniel Shickland, manifestó en una declaración jurada:

“Durante la fase de declaración de inocencia o culpabilidad del juicio del Sr. Burdine, pude observar que el Sr. Joe Cannon parecía caer en un estado de somnolencia, quizás hasta en cinco ocasiones diferentes”. En un principio, la ejecución se había fijado para el 17 de enero de 1995, pero un juez federal de primera instancia la aplazó y ordenó una vista probatoria para verificar si Cannon se había dormido durante el juicio.

La Corte de Apelaciones de lo Penal del estado de Texas, decidió que el hecho de que Cannon no estuviese despierto durante el juicio no había afectado al resultado del caso.

Otro condenado a muerte, Carl Johnson, (ejecutado en Texas el 19 de septiembre de 1995) había acusado a Joe Cannon de quedarse dormido mientras lo representaba en el juicio. Otro condenado a la pena capital, George McFarland protestó que su abogado, se durmió durante el juicio. El juez Doug Shaver, que presidía el juicio de McFarland respondió:

“La Constitución dice que todo el mundo tiene derecho a un abogado de su elección. Pero la Constitución no dice que el abogado tenga que estar despierto”.

El abogado de Burdine era, además, un homofóbico notorio lo cual lo descalificaba para representarlo, ya que era homosexual. Durante una vista oral celebrada y cuya declaración jurada estaba archivada con los documentos del juicio, Cannon se refirió a los homosexuales llamándolos “maricas”.

El fiscal del juicio declaró: “Ciertamente, enviar a prisión a un homosexual no es un castigo muy duro para él”, mientras Cannon asentía, sonriente, con la cabeza. Además, aceptó que en el jurado estuviesen tres personas que admitieron tener prejuicios contra los homosexuales. Este caso es un ejemplo de la inobservancia de los derechos humanos en los Estados Unidos, donde la discriminación por razón de raza y preferencia sexual estuvo presente.

La lucha en defensa de los derechos civiles de los homosexuales en los Estados Unidos, no es una historia remota. A principios de los años setenta del siglo pasado, hace apenas un poco más de cuarenta años, el movimiento en defensa de los homosexuales se vio apoyado por primera vez por políticos establecidos, no por convicción ni justeza.

Es en esta época cuando los políticos se dan cuenta de que los homosexuales forman un grupo que no puede ser ignorado en el futuro para las elecciones. Sin embargo, estos votos no fueron realmente decisivos hasta 1992 en la elección a presidente de William J. Clinton, quien, en agradecimiento tras su elección, nombró a casi 100 personas abiertamente homosexuales para cargos en su administración.

La llamada Ley de Sodomía, rigió en la mayoría de los estados norteamericanos durante largos años y su eliminación fue un proceso lento y tortuoso lleno de resistencias que comenzaron a vencerse a mediados de los setenta y todavía en el siglo XXI continúa.

Las prácticas sexuales de homosexuales, como el sexo anal u oral, que en el lenguaje legal tradicional anglosajón se llaman “sodomía”, estaban prohibidas y eran castigadas con rigor en todos los Estados se imponían desde elevadas multas hasta la cárcel. Aunque estas leyes estaban adaptadas sobre todo para los homosexuales, teóricamente también afectaban a los heterosexuales.

El estado de Illinois fue el precursor en revocar ese delito en 1962, tras la aparición del movimiento a favor de derogarla. Le siguieron, Connecticut en 1971; Colorado y Oregón en1972, y así otros dieciocho estados se sumaron antes de 1980 y la tendencia siguió.

Pero la realidad era más brutal que las ventajas que se esperaban de las revocaciones ya que la persecución legal y los métodos sórdidos para discriminar se mantuvieron a pesar de los cambios.

Hasta la desaparición de las leyes de sodomía, seducir a homosexuales en baños públicos y lugares similares por medio de agentes encubiertos provocadores para luego detenerlos bajo la acusación de prácticas obscenas era parte de la rutina policial.

A veces, caían en la trampa de esta costumbre humillante personas conocidas, científicos, políticos, congresistas, funcionarios públicos de alto nivel, artistas y militares. Se registraron casos de este tipo hasta el año 2007, cuando se presume se le tendió una trampa a un senador de posiciones contrarias a la homosexualidad, que fue detenido en el aeropuerto de Minneapolis.

La explicada Ley no era la única que discriminaba a los homosexuales en los Estados Unidos, había otras, así como ordenanzas y reglamentos federales, estatales y locales aseguraban que los homosexuales se mantuvieran fuera de determinadas profesiones y del servicio militar y de que no obtuvieran la necesaria acreditación de seguridad, que en ese país es necesaria para ocupar cargos o puestos.

Los homosexuales se veían desfavorecidos por las leyes de alquiler, trabajo y en la obtención de seguros; la primera aseguradora estadounidense que vendió seguros de vida a parejas homosexuales bajo las mismas condiciones que a parejas casadas, fue en 1976. Parejas homosexuales tenían a menudo problemas para ser enterrados juntos. Tampoco besos, abrazos o bailes pegados eran impensables en público. En muchas ciudades estadounidenses existían ordenanzas locales que prohibían el travestismo público.

Hasta 1990 el Servicio de Inmigración y Naturalización podía prohibir la entrada en el país de homosexuales extranjeros. También tienen dificultades los extranjeros de esa preferencia que quieran reunirse con su pareja estadounidense. La criminalidad contra los homosexuales es elevada, el FBI estimó en el año 2005 que el 14,2% de todos los «crímenes de odio» fueron contra homosexuales.

Todavía prevalecen con fuerza las corrientes en los Estados Unidos contra los homosexuales de ambos sexos. En los años noventa, políticos conservadores establecidos comenzaron a apoyar las campañas anti homosexuales.

En el congreso republicano de 1992 se decidió llevar a cabo una agenda anti homosexual, que, junto con otros puntos programáticos, se reunieron bajo el título de la defensa de los llamados valores familiares.

Pat Buchanan que en 1992 y 1996 se presentó para candidato republicano a la presidencia, llamó a una «guerra cultural» contra los defensores de los derechos de los homosexuales.

El presidente George H.W. Bush, su vicepresidente Dan Quayle, el congresista Newt Gingrich y otros dirigentes del partido republicano tenían posiciones similares, aunque menos llamativos.

También llegó a tener notoriedad por sus iniciativas anti homosexuales el senador Jesse Helms, uno de los promotores también de la ley genocida contra Cuba: Ley para la Libertad y la Solidaridad Democrática Cubanas, más conocida como Ley Helms-Burton, que desde hace años intenta someter por la fuerza a más de once millones de cubanas y cubanos.

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