Yailin Orta Rivera es la directora de uno de los diarios emblemáticos de Cuba, `Juventud Rebelde´. Graduada en 2006 y recién incorporada a su puesto (en agosto de 2016), nos recuerda que, en el mundo, "los medios de comunicación están en manos de una minoría que impone una colonización mental a las mayorías", y tratan de vender el mensaje de que en Cuba es necesaria una supuesta "prensa alternativa" privada.


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Nota: esta entrevista fue realizada en el mes de noviembre, antes del fallecimiento de Fidel Castro.

Orta defiende la "alternatividad mediática" de los medios públicos cubanos: `nosotros somos los alternativos en el universo mediático. Quienes responden al Capital diciéndose alternativos en realidad no lo son´.

Denuncia una agenda de injerencia desde el exterior contra los medios nacionales. Es una estrategia para `implosionar los medios públicos cubanos´ desde dentro. En esta pelea, `jugamos con total desventaja en los presupuestos´. De hecho, se está pagando a periodistas de los medios estatales para que publiquen en medios foráneos, dando el mensaje, además, de que lo que ahí publican es lo que `no pueden publicar en nuestros medios nacionales´.

Habla también del papel de la prensa cubana como instrumento de crítica y control público. `Nuestra prensa debe estar para denunciar lo mal hecho en el país, para alertar sobre actitudes egoístas e insolidarias, y no podemos dejar esos espacios a la prensa extranjera´.

Apuesta, finalmente, porque en el mundo defendamos a Cuba `como un verdadero capital simbólico´.

Equipo de producción de Cubainformación TV (video y fotografías): Patricia Moncada, José Manzaneda, Karoly Emerson, Emerio Rodríguez. Colaboración especial: ICAP. Edición: Javier Matabuena.

- Este momento de desafíos, de debates que se viven en el periodismo cubano ¿lo consideras apasionante o preocupante?

- Yo hablaría de una etapa apasionante, todo lo que tiene que ver con la Revolución, todo lo que tiene que ver con el mejoramiento de nuestro proyecto social, siempre tiene que tener grandes dosis de pasión, de compromiso. Ese tiene que ser el sentimiento, porque la preocupación puede generar más inercias, y la pasión, por el contrario, ser el motor natural de la transformación que es necesaria. Un motor que favorezca el avance, el cambio.

- En los últimos tiempos, desde los órganos de las y los periodistas cubanos, la UPEC, se reclaman ciertos cambios necesarios en la prensa del país: mayor transparencia informativa, mayor acceso a las fuentes, más periodismo de investigación, denuncia de las malas prácticas administrativas... ¿Qué es lo que, dentro de «Juventud Rebelde», está avanzando en este terreno?

- Todos esos debates que se han suscitado en la UPEC, con los análisis críticos sobre nuestras dificultades y nuestros desafíos, han estado marcando también los pasos del periódico. «Juventud Rebelde» está repensando siempre su agenda editorial en función de que la agenda pública tenga más páginas cada día. A veces el espacio físico (ocho páginas) conspira contra esa posibilidad, pero hay que apostar por conectar con las preocupaciones de la población, porque al final el pueblo es la base social de la Revolución. Es quien defiende y sostiene este proyecto, un proyecto con varias dimensiones: la justicia social, la solidaridad, el antiimperialismo… Hay que ver cómo sostenemos esos valores, también desde nuestra prensa, que debe acompañar este proyecto.

Nos hace falta sin duda recapitalizar nuestra infraestructura, imprescindible para sostener todas las transformaciones. Y caminar también en función de la coordinación de todas las multiplataformas del periódico, armonizando los esfuerzos que se hacen. Por ejemplo, el periódico «Opciones», que tiene un carácter turístico, financiero, comercial y pertenece a «Juventud Rebelde», o la publicación de humor «Dedeté». Todos confluyen en la casa de «Juventud Rebelde» y son espacios de producción que tienen que fortalecerse, que tienen que integrarse y, sobre todo, tienen que revitalizar las perspectivas del periódico.

- ¿Qué sientes, como periodista de este país, cuando escuchas a la prensa internacional, a algunos periodistas de estos medios internacionales, afirmar con rotundidad que en Cuba no existe libertad de prensa, y os tratan de dar lecciones de periodismo?

- Es irónico. Detrás de todo eso hay muchas dobleces. Se ha manipulado mucho el concepto de la libertad de expresión, porque ningún medio de comunicación tiene tanta soberanía en cuanto a sus contenidos, que responden a un poder. Y ¿cuál es ese poder?

Si es el poder del gran capital, ¿a quién responde? A una minoría privilegiada que trata de mantener la colonización mental de las grandes masas en el mundo. Entonces, venir a darle recetas a Cuba de libertad de prensa y expresión es hasta vergonzoso. Pero debemos seguir conviviendo con eso, porque es parte de la agenda que se ha configurado en función de desvirtuar el proyecto alternativo que representa Cuba: un proyecto contrahegemónico, un proyecto que ha sobrevivido en medio de las mayores hostilidades y en momentos muy difíciles en el contexto histórico mundial. Sin embargo, estamos aquí, tratando de defender, por encima de todas esas visiones distorsionadas, la verdad.

Y que no sólo sea la verdad de Cuba, sino la verdad de lo que Cuba representa, que tiene un gran capital simbólico. Porque Cuba representa el intento de construir una nueva manera de actuación social, un sistema que esté fundado sobre otros valores y que no sean los de las minorías, los de la élite privilegiada.

- No son pocos los trabajos de investigación en profundidad que ha publicado «Juventud Rebelde» en torno a algunas malas prácticas administrativas, sobre quejas de la población acerca de disímiles temas. ¿Qué está haciendo últimamente el diario en este terreno?

- Tenemos una vitrina que es “Acuse de recibo”, que todos los días refleja esas quejas y situaciones. Porque seríamos irresponsables si creyéramos, en medio de nuestra fe en lo que estamos defendiendo, que no hay personas que distorsionan, que imponen su individualidad y su egoísmo a los intereses colectivos, quebrando el sentido de todo lo que defendemos.

Pero lo que hay que lograr es denunciarlo, porque aquí estamos para eso. La prensa está para denunciar, para alentar esas realidades con las que convivimos y que no pueden restar fuerzas al empeño mayor. Por eso hay que pulsar esas cotidianeidades continuamente, y no podemos dejar espacio a los que quieren convertir eso en algo insalvable para nosotros.

Esas contradicciones hay que manejarlas en casa, buscarle solución en casa, porque nadie va a venir a solucionarlas y menos si queremos seguir siendo totalmente soberanos, como hemos sido hasta hoy y además al costo de tanta sangre derramada para lograrlo.

- Yailín, leo una frase en una entrevista que te hacían recientemente: “Los jóvenes deben tener una presencia sistemática en los ámbitos de decisión de Cuba por su audacia, irreverencia y mirada transgresora sobre la información”.

- Sí, creo que la juventud tiene un protagonismo esencial. Este es un país construido por jóvenes, la Revolución es una revolución fundada por jóvenes y además hay tantas generaciones que han nutrido ese camino... Cuando tú revisas la biografía de todas las grandes personas de la Historia cubana, y revisas sus edades, te sorprende cómo la juventud ha construido esa Historia. Por esos mismos valores, por esa audacia, por esa irreverencia, por esa mirada transformadora de su realidad, la juventud puede oxigenar el despliegue de nuestras potencialidades.

Y los jóvenes, de alguna manera, renuevan las energías. Pero no puede convertirse esto en una segmentación, ni puede desconocerse ni discriminarse el esfuerzo de otras generaciones, porque seríamos muy irresponsables. Los jóvenes tenemos que estar constantemente nutriéndonos de todo el caudal y de toda la inteligencia acumulada que tienen esas generaciones, porque la juventud no es una condición que depende de la edad solo, es un estado del alma. Y creo que hay muchas personas con edades avanzadas que nos están marcando esa mirada transgresora a los que estamos empezando.

- ¿Qué proyectos de cambio tenéis en marcha en la redacción del diario?

- Fíjate en nuestro nombre: puede parecer una redundancia lo de Juventud Rebelde. Es como que la rebeldía es consustancial a la juventud. Pero es bueno remarcarlo, subraya la lógica de nuestra actuación.

En ese sentido, queremos reforzar la marca Juventud Rebelde, para que forme parte del imaginario simbólico de la juventud realmente.

En el corto plazo estamos buscando encauzar la integración de todas las plataformas, para canalizar nuestros contenidos en vídeos, podcast y en otros formatos creativos. Trabajamos determinados contenidos para el sistema Android, para los celulares, buscando la manera de encontrar nuevos canales para conectarnos mejor con la juventud.

Ahora también, con el equipo de atención al lector, estamos fortaleciendo la agenda pública, a partir de todas las llamadas que nos llegan, los comentarios a nuestros trabajos...

- Existe una agenda de intervención en Cuba desde Estados Unidos. Y también desde otros gobiernos e instancias de poder. Parece evidente que, en los últimos tiempos, uno de los sectores de población en los que pretenden influir de una manera directa, es el sector del periodismo. ¿Crees que es preocupante?

- Hay todo un diseño. Si hasta ayer había toda una estrategia, desde los grandes monopolios internacionales, de desvirtuar la realidad de Cuba y sobredimensionar y mirar con lupa cualquiera de nuestros problemas, creo que hoy el camino se ha ampliado. Se mantiene esa estrategia, pero se ha reforzado en otras direcciones. Y una de ellas es el diseño de una supuesta “alternatividad mediática” en Cuba.

Pero yo no creo que sea verdadera “alternatividad”. Porque los alternativos seguimos siendo los medios de la Revolución, que somos la voz contrahegemónica en el universo mediático mundial.

Sin embargo, esa supuesta alternatividad, ¿a quién responde? Si responde al capital internacional, son realmente la “oficialidad” de ese concierto mediático internacional.

Están tratando de implosionar nuestros medios de comunicación y ¿de qué forma? Todavía somos medios de comunicación públicos que nos sostenemos con los fondos estatales que, te imaginarás, no son amplios cuando vivimos en una islita bloqueada y subdesarrollada.

Esa condición de medios subdesarrollados que son servidores públicos nos pone en desventaja en los presupuestos frente a los que el capital pone en función de esa supuesta “alternatividad”. Lo que están buscando es que nuestros periodistas estén en esos espacios, mejor remunerados: ese es un espacio de atracción. Y dan el mensaje de que pueden decir y escribir en esos medios lo que no pueden decir en los nuestros. Ese es el imaginario que tratan de construir.

Y todo esto no es espontáneo, responde al diseño de una agenda que está financiada y pensada desde el exterior. Es parte de un intento intervencionista de violentar la soberanía cubana.

Entrevista: José MANZANEDA
Transcripción: Natalia CALVO

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