Ana Laura Palomino García – Granma.- Hace algunos días leí un artículo del cantautor cubano Israel Rojas, en el que comentaba que el acceso a instrumentos, materiales y softwares para el arreglo de las producciones musicales son algunas de las repercusiones del bloqueo estadounidense sobre el sector artístico en la Isla.


Sus reflexiones me hicieron ver hasta qué punto puede ser perjudicial el efecto de esa palabra que nos ha acompañado a lo largo de nuestras vidas y que continúa ahí, inamovible, presente hasta en contextos inimaginables.

Su objetivo, desde sus inicios, fue ahogar al pueblo cubano y así minar sus convicciones en el ideario socialista construido luego del triunfo de la Revolución. Sin embargo, y como recordara en el día de ayer el director general para Estados Unidos del Ministerio cubano de Relaciones Exteriores, Carlos Fernández de Cossío, durante el XV Foro de la Sociedad Civil: «El bloqueo no es suficiente para rendirnos».

Durante la importante cita, esta criminal ley fue puesta en evidencia a través de hechos, cifras y ejemplos que ilustraron hasta qué punto las cubanas y cubanos sufren esta medida construida por un Gobierno en contra de un pueblo.

Evidencia clara de lo planteado con anterioridad lo constituyen muchas de las intervenciones realizadas durante el Foro. Organizaciones como la Federación de Mujeres Cubanas, la Central de Trabajadores de Cuba, la Asociación de Técnicos Azucareros de Cuba y el Consejo Nacional de Sociedades Científicas, entre otras, denunciaron desde sus cotidianidades cuánto impide el bloqueo a su desarrollo y sostenibilidad.

Hicieron alusión a la pérdida de posibles proyectos con entidades de otras naciones interesadas en negociar con Cuba y que encuentran un impedimento ante las leyes del bloqueo de Estados Unidos.

La doctora Zoila Benítez de Mendoza, directora de la Sociedad Económica de Amigos del País, exigió el término del bloqueo, medida que condenó por su unilateralidad y repercusión en la sociedad cubana.

Muchos de estos daños se reflejan en la importación y exportación de tecnología e insumos necesarios para la producción de mercancías. Otro sector gravemente afectado es el de la salud pública, pues para adquirir medicamentos y materias primas para su producción en el país, Cuba debe hacerlo a través de terceros países, duplicando su costo inicial. De esta forma el tratamiento de enfermedades como el cáncer, por solo citar un ejemplo, se encarece en gran medida.

Sin embargo, cada año, desde 1992, Cuba presenta en la Asamblea General de la Naciones Unidas un proyecto de resolución sobre la necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero, con el cual se ha logrado, por la justeza de sus argumentos, que la opinión pública internacional y Gobiernos del mundo clamen a favor de la Mayor de las Antillas.

Mas el vecino del norte no escucha ese clamor a favor de un pueblo, el cual ha demostrado que no cede ante las hostilidades, por duros que sean los tiempos.

 

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