Funcionarias cubanas protestan en la ONU durante acto anticubano. Foto: Timothy A. Clary/ AFP.


Ibis Frade Brito - Cubadebate.- En todo el mundo crecen los cuestionamientos y críticas contra Estados Unidos, un país que mientras se declara defensor de los derechos humanos alienta políticas para encarcelar a menores de edad o segregar a los inmigrantes.

Pero Washington parece mostrar más interés en señalar a otros, que en arreglar sus propios asuntos y la víspera, organizó un evento en la sala del Consejo Económico y Social de Naciones Unidas (Ecosoc) para lanzar una campaña contra Cuba.

Si bien no le permitieron realizar una intervención y silenciaron su micrófono, la representante permanente de Cuba ante la ONU, Anayansi Rodríguez, alzó su voz para cuestionar la legitimidad del evento, “que jamás debió permitirse en los predios de la ONU pues su objetivo es atacar a un Estado miembro”.

Por ello, dijo a viva voz en la sala del Ecosoc, es lamentable que la secretaría de Naciones Unidas permita que se le haga partícipe de un ejercicio políticamente motivado contra uno de los países integrantes de la organización multilateral. El hecho de que su sede principal se encuentre en Nueva York, no significa que Estados Unidos puede adueñarse de la ONU para agredir a otros Estados, igualmente soberanos, recalcó la diplomática cubana.

“Tienen mucho que resolver en su su propio territorio en materia de derechos humanos y deberían concentrarse en eso, en lugar de fabricar eventos como este”, subrayó la embajadora.

A pesar de la oposición de los organizadores del evento, miembros del cuerpo diplomático de Cuba y otros países latinoamericanos como Bolivia y Nicaragua insistieron en participar para denunciar las violaciones de derechos humanos cometidas por Estados Unidos.

¿Qué ofreció Estados Unidos a cambio para poder realizar un evento como este, que viola las normas de la organización multilateral?, cuestionó la delegación cubana que se negó a salir de la sala.

“Teniendo en cuenta que Estados Unidos está tan preocupado por los derechos humanos en Cuba ¿cuándo van a desmantelar el bloqueo económico, comercial y financiero contra nuestro país?, un mecanismo que constituye una violación flagrante a los derechos humanos”, apuntó la representante permanente alterna de la isla ante la ONU, Ana Silvia Rodríguez.

“Si tan comprometido está Washington con la causa de los derechos humanos, ¿por qué no ha permitido una investigación internacional sobre las torturas y atrocidades cometidas por sus fuerzas en la Basa Naval de Guantánamo? ¿Por qué no hacen un evento como este para explicarle a la comunidad internacional cómo se protegieron los derechos humanos de las personas detenidas en Abu Grahib y en la Base Naval de Guántamo?”

También el embajador cubano Humberto Rivera lanzó preguntas a los organizadores del evento que quedaron sin respuestas.

“¿Cómo pretende Estados Unidos solucionar la existencia de perfiles raciales en las instituciones encargadas del cumplimiento de la ley? ¿Por qué mueren más negros que blancos a manos de la policía? ¿Por qué mueren más presos negros que blancos?”

El diplomático cubano cuestionó por qué Estados Unidos no diseñó la campaña Jailed for what para defender los derechos de los niños migrantes encarcelados al llegar al supuesto país de la libertad: ¿por qué están esos niños en prisión?, dijo.

Inicialmente, la representación norteamericana proyectó que unas 200 personas asistirían al Ecosoc para el lanzamiento de la campaña anticubana Jailed for what, sobre la supuesta existencia de presos políticos en Cuba.

Pero apenas una veintena respondió a esta convocatoria y eran más las personas que entraron a la sala para oponerse al empleo de Naciones Unidas con tales fines.

Algunos de los panelistas, a la luz de la mayoría de las legislaciones del mundo, calificarían como agentes extranjeros o mercenarios y esto deshonra a la ONU, protestaban desde sus asientos quienes permanecieron en el salón a pesar de los requerimientos de que salieran.

Las delegaciones de Bolivia y Nicaragua se sumaron para expresar su apoyo a Cuba y denunciar que el evento carece de legitimidad y jamás debió permitirse en Naciones Unidas.

(Con información de Prensa Latina)

 

Desde la sala de Ecosoc: Crónica de una derrota anunciada en ONU

José R. Oro

Sin balas se han quedado en la infame trama de los supuestos “ataques sónicos”. Nadie les cree. La visita del Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, Miguel Díaz-Canel, a pesar de la conspiración del silencio que se trató de organizar, fue un éxito total, apoyado por miles de personas, que van desde jefes de Estado y altas figuras políticas, empresarios, Robert de Niro junto a decenas de figuras artísticas, hasta infinidad de personas en la Iglesia Riverside y en la Misión Permanente de Cuba para acompañarlo, allí o en el punto cero del terror del 11 de Septiembre, dondequiera.

El 31 de octubre van a sufrir una tremenda derrota en el voto mundial contra el cruel bloqueo en las propias Naciones Unidas, sumamente humillante, en la que incluso muchos aliados de los Estados Unidos reconocerán la ilegalidad de tan monstruosa agresión. Y lo saben bien.

En esas circunstancias, la administración del presidente Donald Trump estaba obligada a buscar alguna nueva fórmula para atacar a Cuba, y como no la encontraron, se vieron forzados a acudir a un expediente ya usado y deshecho en innumerables ocasiones, los derechos humanos y los supuestos presos “políticos” en Cuba.

Debo decir que es inusual —y a mi juicio antirreglamentario— usar a la Organización de Naciones Unidas (ONU) para una reunión impromptu, bajo los auspicios de la organización mundial. Muy interesante, la reunión debió catalogarse como “extraoficial”.

Sin mucha esperanza de obtener un pase de visitante, lo solicite el lunes ante la Misión de los EE.UU. ante la ONU, país organizador del acto anticubano. Para mi sorpresa me lo dieron. Ni corto ni perezoso, el martes en la mañana tomé el tren para la ciudad de New York. Desde la Estación Central de la urbe en la calle 42, entre las avenidas Park y Lexington, hasta la sede estadounidense frente a la ONU hay seis o siete cuadras, que no son difíciles de caminar en un fresco día de otoño. Me entregaron mi pase de visitante después de identificarme. Solicité inscribir una pregunta pero me exigieron presentar acreditación como periodista. Me la negaron.

Minutos más tarde, un grupo de unas 20 personas cruzamos la avenida Primera,  para entrar en el siempre impresionante complejo de las Naciones Unidas. Después de pasar los protocolos de seguridad, nos llevaron a la parte alta del salón, las secciones de asientos bajos y medios estaban reservados para el servicio diplomático y la prensa acreditada.

Ahí empezaron las sorpresas. Primero, 40 minutos de demora; fuera del salón se escuchaba bastante barullo, en ese momento éramos alrededor de 40 personas sentados en el salón, incluyendo los organizadores. Dentro del salón hubo también un alboroto entre un fotorreportero y dos personas, nunca pude saber la causa, ni quiénes eran los involucrados. Entonces, empezaron a entrar las personas que estaban fuera. Minutos después inició el evento.

¿Quiénes formaban parte de la mesa de los organizadores?

  • La embajadora Kelley E. Currie, representante de los EE.UU. ante el Consejo Económico y Social de la ONU, quien dijo las palabras introductorias;
  • Michael G. Kozak, oficial superior del Departamento de Estado para la Democracia, Derechos Humanos y Trabajo, quien llevó la voz cantante durante toda la agresiva sesión;
  • Carlos Quesada, quien fue presentado como director del Instituto de la Sociedad Civil por los Derechos Humanos, habló en inglés con mucho énfasis en las Leyes de Cuba, discutiendo el término “desacato” y otros;
  • Luis Almagro, el despreciable Secretario General de la OEA, quien habló en español dedicándole su vitriolo tanto a Cuba como a Venezuela y acusando a la Isla de dirigir los órganos de seguridad del país hermano, atacando a la República Bolivariana;
  • Y dos contrarrevolucionarios, uno de ellos sentado en la mesa junto a Carlos Quesada.

Desde que el inicio del acto se escuchaban las consignas de “¡Cuba sí, Bloqueo no!”, protestaban los diplomáticos cubanos de todos los rangos, no pocos connacionales y otros latinoamericanos —incluso funcionarios diplomáticos— que prácticamente hacían imposible escuchar a los oradores que despotricaban contra Cuba.

No solo era ruido, era una fuerte protesta con argumentos, con fotos ampliadas de los abusos policiales, de las torturas a prisioneros en Abu Ghraib y en Guantánamo. Muchas muestras de la brutalidad y el irrespeto estadounidense por los DD.HH. se alzaron allí para que quedara claro que eso era una farsa hipócrita.

Tanto Kelley E. Currie como Michael G. Kozak —a quien llamaría como jefe de la operación  anticubana— amenazaron constantemente con llamar a la seguridad para que desalojara la sala. Decían: “Vean este es un ejemplo de cuanto aman en Cuba la libertad de expresión”  y “si esto es en la ONU, imagínense qué le espera a quien se atreva a protestar en Cuba”, improperios ridículos de esa naturaleza. Pero ninguna amenaza iba a parar la protesta.

Entonces tomó la palabra Luis Almagro, dijo muchas cosas, todas falsas. Enfatizó en que en Cuba hay una “represión brutal dirigida en contra de la mujer disidente” y que un “expreso político” venezolano le contó que había sido torturado en Venezuela en una institución controlada por cubanos, que ahora el Gobierno venezolano acudía a la “defenestración” como nuevo método de asesinatos políticos, y un montón de otras sandeces, de verdad que es molesto escucharlo, porque dice cosas gravísimas —y falsas— sonriendo, con un cinismo extremo. El abucheo era fenomenal y clamoroso.

Después habló el contrarrevolucionario cubano, con un guión extemporáneo, mencionando sobre todo a personas que estuvieron presas en la década del los ‘60 del siglo pasado, mencionando algunos supuestos casos de maltratos y encarcelamientos políticos en Cuba, bajo los gritos de “¡Eso es falso!”, “¡Son pagados desde la Florida!” En medio de una buena algarabía de protesta, el “orador” apenas lograba hacerse oír, no hablemos de “hacerse escuchar”, como diría el profesor Néstor del Prado.

A continuación, en pantalla apareció una señora con un impresionante peinado, maquillaje excesivo y elegante vestido, presentaba “evidencias” de violación de los DD.HH. y la historia del “martirio” de su hermano en Cuba. Ella tan arreglada era una evidencia de que solo había sido maltratada en la peluquería. Otra víctima de la manipulación política, al menos, esa fue la impresión que me llevé.

Mis vecinos en la fila donde me senté, en el jardín central del salón, estaban molestos por mis gritos y coreo de consignas. No los culpo, ellos no saben todo lo que está en juego para los cubanos. Pero al salir decidí no disculparme por mi ruido a voces, porque los cubanos y latinos que estábamos allí teníamos nuestras razones muy profundas para protestar y batallar.

El embajador Kozak dijo que suspendía la ronda de preguntas y respuestas porque las protestas contra el show anticubano lo impedían. Pero que él no se iba, a ver si los protestantes se cansaban. Unos minutos más tarde, los defensores de Cuba seguían ripostando esta abierta provocación y embestida contra el país soberano. Kozak se aconsejó y dio fin a la sesión.

Cuba no se rinde. Este martes se enfrentó con gallardía a quienes se escondieron detrás de los colores de la ONU para agredirla.

Resumiendo mis impresiones:

  1. Se está utilizando a la ONU para una abierta e ilegal intromisión en los asuntos internos de un país que es fundador de esa organización. Lo hace otro país miembro donde se han acumulado masivas violaciones de los DD.HH, torturas salvajes a prisioneros, asesinatos policiales a las minorías, masacres en las escuelas, donde hay más de 200 millones de armas de fuego en las calles. Y que para colmo ¡ha anunciado su abandono del Comité de los DD.HH. de la propia ONU!
  2. La participación de Luis Almagro, Secretario General de una organización a la que Cuba no pertenece y que además de agraviar a Cuba quiso conectar este supuesto “caso de DD.HH.” con la situación en Venezuela, realmente degradante. Insisto en su expresión y sonrisa cínicas.
  3. Todo lo demás fue más de lo mismo.
  4. El apoyo a Cuba enfrentando esta confabulación fue tremenda, de hecho hubo que suspender el acto, sin preguntas ni respuestas. Empezó demorado, terminó antes de lo previsto y mandó un mensaje claro: Cuba y sus defensores no bajan los brazos y no permitirán que se le agreda impunemente.
  5. Muchas de las otras personas que estaban presenciando el acto decían que el 31 de octubre, cuando el Bloqueo sea otra vez condenado, será el final de este exabrupto de los EE.UU. pretendiendo usar a la ONU como escudo contra Cuba.

Como es ostensible, esta enésima repetición de las mendaces denuncias contra Cuba por violaciones de los DD.HH., no podrán ocultar el fracaso de los “ataques sónicos”, ni disminuir el triunfo del Presidente Díaz–Canel en New York y, por supuesto, no podrán cambiar el voto aplastantemente contra el bloqueo en apenas dos semanas.

Contra Cuba
William LeoGrande, decano emérito de la Facultad de Asuntos Públicos de la American University en Washington, D.C. Foto: American University Washington DC....
A continuación, la denuncia de la Asociación Nacional de Amistad Italia-Cuba y de AICEC (Agencia para el Intercambio Cultural y Económico con Cuba)....
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