Peter Beaumont y Ed Augustin - eldiario.es.- El programa está siendo duramente cuestionado tras varias acusaciones lideradas por Washington y vistas como un intento de aumentar la presión sobre Castro.


El programa de los médicos cubanos que salen al mundo para ayudar en las regiones más pobres se ha convertido en el último resquicio del gobierno de Donald Trump para presionar a la debilitada economía de la isla. La célebre –y polémica– misión médica humanitaria fue fundada hace más de 50 años, tras la revolución de Fidel Castro, con la intención de aumentar la influencia internacional de Cuba, entre otros objetivos. Desde los pueblos indígenas del Amazonas hasta los barrios marginales de las ciudades africanas o las víctimas del terremoto de 2010 en Haití, el programa ha llevado la asistencia sanitaria cubana por todo el mundo.

Activo en más de 60 países, el programa está siendo duramente cuestionado tras varias acusaciones, lideradas por Washington, de que La Habana usa a los médicos para cuestiones políticas, especialmente en Venezuela, donde trabaja una de las mayores misiones.

Otra acusación, repetida también desde Washington, es que Cuba explota a las personas enviadas a prestar asistencia sanitaria. En una carta enviada al Gobierno por Urmila Bhoola y Maria Grazia Giammarinaro, relatoras especiales de la ONU sobre las formas contemporáneas de la esclavitud y sobre la trata de personas respectivamente, se sugiere que las condiciones pueden llegar a calificarse de trabajo forzoso, que constituye un tipo de "esclavitud moderna".

Las autoridades cubanas y los analistas que siguen de cerca el trabajo de las misiones médicas advierten de que los pacientes en regiones pobres serán los principales perjudicados por las acusaciones de Estados Unidos, interpretadas como un intento de estrangular a la economía cubana para perjudicar al régimen que gobierna el país. Según el Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba, desde los años 60 han sido enviados a más de 160 países más de 600.000 cubanos como médicos, enfermeros y técnicos sanitarios. Una veintena de misiones trabajan en países que no pagan nada a cambio, pero el resto de naciones entrega un dinero al Gobierno cubano a cambio de los servicios médicos. Las misiones médicas representan unos 6.300 millones de dólares al año, la principal fuente de divisas de Cuba.

Estados Unidos ha aprovechado los recientes cambios políticos en América Latina para intensificar su campaña contra los médicos cubanos, con expulsiones en las misiones de Bolivia y Brasil, entre otros países donde los Gobiernos de izquierdas han sido sustituidos por regímenes de derechas muy cercanos a Trump y a Washington.

Mike Pompeo, secretario de Estado de EEUU, lidera las acusaciones contra las misiones. Es él quien ha declarado que el despliegue de médicos cubanos en Venezuela, Brasil y Ecuador representa una oscura interferencia en sus asuntos domésticos. También felicitó a Bolivia por haberlos expulsado. Otros altos cargos y organismos del Gobierno estadounidense han respaldado las acusaciones de Pompeo, como el secretario de Estado Adjunto Michael Kozak, que también se centró en las condiciones de trabajo de los médicos.

"El régimen de Castro envía hasta a 50.000 médicos cubanos al extranjero para trabajar en duras condiciones. Abundan las historias de abusos. El régimen se embolsa el 75% de los salarios de los médicos y los usa para mantener en el poder a los regímenes aliados", tuiteó Kozak a finales de 2019.

 

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