La  historia demuestra, que la sobrevivencia de una Revolución, o de cualquier sistema político y social contestatario al imperialismo, depende de la cohesión social y de la lucha unitaria  desde dentro de las instituciones refrendadas por las mayorías. Video: RT.


Las Revoluciones de Colores y algunas verdades de Perogrullo... (I)

...que algunos desconocen, o violan a sabiendas...

La  historia demuestra, que la sobrevivencia de una Revolución, o de cualquier sistema político y social contestatario al imperialismo, depende de la cohesión social y de la lucha unitaria  desde dentro de las instituciones refrendadas por las mayorías.

Para allegar sólo algunas de las razones, sin pretensión de abarcar los muchos aspectos del tema que responden a esa pregunta, y con el ánimo de provocar la reflexión, es de rigor comenzar con un poco de la historia reciente y de la función que desempeñaron en ella algunos personajes.

Gene Sharp es el “exitoso” autor de un manual que expone 198 técnicas para realizar una “revolución no violenta” o como se le conoce también, “suave”, o de “colores”. (Veremos de dónde sale esta última curiosa denominación y su relación con Cuba. Traducido a más de 30 idiomas, las técnicas fueron aplicadas con éxito, por citar sólo algunos países, en Serbia, Georgia y Ucrania.

Está irrefutablemente documentado que en la desintegración de la Yugoslavia de Josip Broz 'Tito', intervinieron activa y decididamente los intereses norteamericanos y europeos de la OTAN, aprovechando los errores cometidos por los gobiernos de Tito y quienes le sucedieron luego de su muerte y la desintegración de la URSS,  los conflictos interétnicos de los distintos pueblos que formaron la Federación Yugoslava, y las protestas sociales y estudiantiles que desde la década del 90 estallaron en aquel país exacerbadas, planificadas y dirigidas por personajes vinculados con aparatos de inteligencia para aplicar las enseñanzas de Gene Sharp.

Esta nota pudiera comenzar por varios hechos y sus personajes, pero escogemos una pregunta.

¿Quién es Srda Popovic?

¿Por qué debemos conocer mejor a este personaje y la historia de que es protagonista? La respuesta más breve: es el más connotado discípulo de Gene Sharp. Y Sharp es el autor de un Manual que expone las 198 técnicas para realizar una “revolución no violenta”, o como mejor se le conoce, una “revolución de colores”.

Las técnicas descritas en la obra de Gene Sharp, traducida a más de 30 idiomas, han sido aplicadas con éxito, por mencionar ahora sólo tres ejemplos: en Serbia, Georgia y Ucrania.  Desde hace años se experimentan, con altas y bajas, en Venezuela. Pero curiosamente, como destacan algunos analistas, no en Colombia, ni Méjico ni Honduras, por citar, igualmente, tres países del patio con graves problemas de violencia o manifestaciones sociales más o menos intensas.

La inefable Wiki, en su acápite Premios y Reconocimiento, le informa al lector que:

“La revista “Foreign Policy” incluyó a Popovi como uno de los “100 pensadores Mundiales más importantes” ("Top 100 Global Thinkers") en 2011 por inspirar a manifestantes en la primavera Árabe directa e indirectamente, y preparar activistas en cambios sociales no violentos en Oriente Medio. En enero de 2012, The Wired incluyó a Popovi entre las “50 personas que cambiarán el mundo” (“50 people who will change the world"). Kristian Berg Harpviken, director del Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo, consideró que Popovi podía estar entre los candidatos al Premio Nobel de la Paz en 2012. El Foro Económico Mundial en Davos consideró a Popovi como uno de los Jóvenes Líderes Globales en 2013. ”

La  actividad por la que Srda Popovic recibió esos premios y reconocimientos está íntimamente relacionada con los sucesos que desde la muerte de Josip Broz 'Tito' en 1980, precipitaron la desintegración de la República Federativa Socialista de Yugoslavia.

Es una historia que amerita actualizarse. Porque ilustra paradigmáticamente qué sucede en aquellas regiones del planeta, como hoy en algunos países del Oriente Medio, cuando las diferencias religiosas y étnicas y las insatisfacciones populares estallan en conflictos internos, pero son potenciadas y manipuladas para balcanizar, dividir y provocar la implosión de un orden político que impida la realización de los apetitos imperialistas y capitalistas en cualquier punto del planeta. Acontecimientos similares ocurrirían después en Libia, Irak y Afganistán, y hoy todavía en Siria. Y seguirán ocurriendo. Pero no sólo pueden encontrar terreno fértil en aquellas peculiares condiciones históricas y geográficas, sino también en nuestra región.
No conviene a los pueblos olvidar o desconocer, al menos como información general, qué son las revoluciones de colores, cuáles son algunas de sus más de cien técnicas, cuándo  se aplican, y, sobre todo, cómo se crean las condiciones internas para propiciar su aplicabilidad.

Situemos el contexto.

Como Libia antes de ser destruida por la OTAN, y tras las bambalinas, los EEUU, la federación yugoslava no era un estado fallido. Todo lo contrario, durante las dos décadas anteriores a 1980, su economía crecía a un ritmo promedio de 6,1 por ciento, la población gozaba de la atención médica gratuita, estaba alfabetizado el 91 por ciento y la expectativa de vida alcanzaba los 72 años. El país mantenía relaciones con la Comunidad Europea y con los Estados Unidos, pero no entró en  las alianzas modélicas de la guerra fría. Tito fue uno de los creadores de la No Alineación, como un país que se consideraba del mundo tercero.

Mientras existió la URSS, a Occidente le convino geopolíticamente la existencia de la RFS de Yugoslavia. Tito había optado, a diferencia de la URSS, por la autogestión obrera y, además, por esa decisión y otras diferencias ideológicas y políticas, el país había sido expulsado, desde 1948, de la Oficina de Información Comunista, el Kominform. La ruptura con la URSS convertía a Yugoslavia en un valladar de contención situado estratégicamente en una región que iba desde Europa Central hasta el sur de los Balcanes.

Ya con Gorbachov en el poder, y advertido, y partícipe occidente de las acciones que después precipitaría de disolución de la URSS, comenzaron a fraguarse los planes de las verdaderas intenciones norteamericanas de Reagan y de la OTAN en la región.

Desde 1982 ya existía un documento que orientaba “extender los esfuerzos para promover una 'revolución callada' para derrocar a los gobiernos y partidos comunistas" y fagocitar hacia la economía de mercado a los países de la Europa Oriental, como en efecto ocurriría después, para ir extendiendo y cerrando una tenaza de bases militares cada vez más cerca de Rusia y China.

Cuando las condiciones estuvieron a punto, en 1999 la OTAN agredió y bombardeó a la República Federal de Yugoslavia. Inauguraron las guerras que después repetirían, sin la aprobación del Consejo de Seguridad de la ONU.

Durante más de 70 días, desde un 24 de marzo, comenzaron  a caer sobre las ciudades de Belgrado, Priština, Novi Sad y Podgorica, y por igual en las cabezas de militares y civiles, 9.160 toneladas de bombas. Varias de ellas, entre 10 y 45, contenían uranio empobrecido. El enemigo principal de la OTAN fue la población civil. Causó, conservadoramente, 1.200 muertos. Otras fuentes indican hasta 2500 víctimas y otras, 5700 civiles. La consecuencia geopolítica más notoria del fin de ese genocidio y la posterior fragmentación definitiva de la antigua Yugoslavia, fue el cambio de la correlación de fuerzas mundial a favor del unilateralismo imperialista y su aparente victoria en la Guerra Fría.

La agresión contra el pueblo yugoslavo comenzó con una mentira y fue premeditada. Quiere esto decir que, aunque fueron celebradas negociaciones para supuestamente impedir la guerra y no llegar a la agresión, en realidad fue la crónica de un fracaso anunciado: las bases de las conversaciones que se llevaron a efecto para supuestamente impedir la guerra, estaban preparadas para que no dieran resultado positivo alguno.

En efecto, entre el 6 y el 23 de febrero de 1999 se habían celebrado en Francia, entre Rambouillet y París, negociaciones entre un llamado Grupo de Contacto para Yugoslavia, formado por cuatro países miembros de la OTAN, más Rusia. Entre los documentos que guiarían la negociación estaba incluido “un Anexo B”, que la gran prensa de entonces no mencionó, y que como se sabría después, Rusia no aprobaba.

Si uno lee algunas noticias de esa época en El País, encontrará la afirmación de que la OTAN quedó “desconcertada” por los resultados de aquella negociación. Falso, pues, en resumen, el Anexo B contenía una serie de exigencias totalmente inaceptables por la parte Yugoslava y fueron incluidas para provocar su previsto rechazo,  el fracaso de la negociación, y la fabricación del pretexto para la inmediata e “inevitable” agresión. El mismo genocida internacional, Henry Kissinger, en The Daily Telegraph, hubo de recdonocer que “fue una provocación, una excusa para comenzar el bombardeo […] fue un documento que nunca tendría que haberse presentado en aquella forma”.

La prensa al servicio de los intereses otanistas divulgaba, como escribía Francisco Fernández Buey entonces-, unos de los pocos que denunciara la verdad-, que “los gobernantes serbios se negaron a firmar porque la propuesta de Rambouillet contemplaba la presencia de las fuerzas de la OTAN (más de 30 000 soldados) en Kosovo. Pero eso es inexacto: la propuesta exigía la presencia militar de la OTAN en todo el territorio yugoslavo.”

(https://elpais.com/diario/1999/05/08/opinion/926114403_850215.html)

Y cita Fernández Buey, de la parte secreta del apéndice B de aquellos documentos:

“El personal de la OTAN, con sus vehículos, navíos, aviones y equipamiento, deberá poder desplazarse, libremente y sin condiciones, por todo el territorio de la Federación de Repúblicas Yugoslavas, lo que incluye el acceso a su espacio aéreo y a sus aguas territoriales. Se incluye también el derecho de dichas fuerzas a acampar, maniobrar y utilizar cualquier área o servicio necesario para el mantenimiento, adiestramiento y puesta en marcha de las operaciones de la OTAN".

Y por si fuera poco, el artículo 7 del mismo apéndice exigía también que:

"El personal de la OTAN no podrá ser arrestado, interrogado o detenido por las autoridades de la República Federal de Yugoslavia. Si alguna de las personas que forman parte de la OTAN fuera arrestada o detenida por error deberá ser entregada inmediatamente a las autoridades de la Alianza".

El documento contiene otras varias exigencias, a cada cual más severa e inaceptable. Pero uno de los más interesantes, el artículo 15 aclara que “cuando se habla de servicios utilizables por las fuerzas de la OTAN, se entiende el pleno y libre uso de las redes de comunicación, lo que incluye la televisión y el derecho a utilizar el campo electromagnético en su conjunto.”
Uno recuerda de momento las pretensiones de Google, cuando se acercó a Cuba por similares pretensiones.

Aquellas condiciones eran todo un dogal bien apretado y por lo tanto previsiblemente rechazado por la parte Serbia.

Los objetivos geopolíticos de aquella criminal agresión han sido ampliamente estudiados y denunciados. Y se despliegan hasta el día de hoy. En las circunstancias de aquellos momentos, marginar definitivamente a una Rusia debilitada, advertir a China, dominar el acceso de las rutas hacia Asia Central, con la vista puesta en las materias primas del oro, el uranio y el petróleo, a través de los Balcanes.

Como después se haría habitual en las preparaciones de la opinión mundial, campañas de prensa orquestaron un bombardeo mediático previo para crear una matriz creíble de información sobre el “inminente genocidio” que el gobierno yugoslavo cometería sobre Kosovo; comenzó a llamar “régimen” al gobierno, y a su presidente un líder “serbio”, despojándolo de su condición de Presidente, y exacerbando las diferencias étnicas con los croatas y kosovares.

Ya desde los años 1992, 96 y 97, comienzan a  recrudecerse las protestas sociales, principalmente estudiantiles, en Serbia, a la vez que Croacia y Eslovenia proclamaban sus aspiraciones de soberanía. Independientemente de las razones históricas, étnicas y políticas que asistieran a los distintas repúblicas que habían formado la federación yugoslava para oponerse al ultranacionalismo serbio que Milosevic exacerbó  a raíz de la implosión en marcha de la URSS para dar un giro de sobrevivencia a su gobierno, las revueltas y protestas contaron con la intervención sinérgica y la aplicación de las técnicas de la revolución no violenta, como el prólogo de la creación de condiciones internas e internacionales, y legitimidad internacional, para la justificación de la agresión imperialista.

En “Cómo exportar la democracia liberal”, la investigadora Ana Otaševic nos ofrece algunos detalles sobre aquellos acontecimientos y el papel que jugaron las técnicas de las revoluciones “blandas”, no violentas de Gene Sharp, aplicadas por Srda Popovic.

https://mondiplo.com/mercenarios-de-la-lucha-no-violenta

(Continuará…)

 

Las Revoluciones de Colores y algunas verdades de Perogrullo... (II)

El lector que esté informado sobre los actuales acontecimientos en Bielorusia, seguramente sentiría justificada sospecha sobre el origen de las técnicas de la revolución no violenta aplicadas en ese país

Debo disculparme por una pequeña digresión inicial. Muy necesaria, porque la creo sostenida en las evidencias históricas del tema y en las propias de Cuba durante su ya larga resistencia ante la agresión. 

Es una cuestión sumamente compleja, a la vez que grave, porque las técnicas de las revoluciones de colores se sostienen en el aprovechamiento de las fronteras difusas. 
Por ello, como se verá más adelante, no les importan las ideologías de las huestes que entrenan, ni sus destinos posteriores a la consumación de los hechos.  

No les interesa, por lo tanto, afrontar las complejidades similares a la tarea de separar las fronteras de un espectro ideológico, sino unir en un haz único la voluntad contra sus objetivos. Para ese fin utilizan sus símbolos, los colores, los cantos, las sátiras y el humor y la indefinición que no sea la definición de un único objetivo. Y precisamente en explotar lo difuso y caótico, en la dificultad de trazar la frontera intelectual entre la mera rebeldía y la verdadera revolución, y sobre todo de quién es el enemigo, se basan muchas de las técnicas de Gene Sharp y la creatividad de sus ejecutores e ideólogos, aunque su saldo final se sostenga francamente en una meta que, aprovechando la diversidad de un espectro, se llegue a un resultado blanco o negro: lo que importa es defenestrar un sistema incómodo. 

Ningún financiamiento del tipo que aquí veremos en su relación con las revoluciones de colores y las técnicas que aplica, es neutral, apolítico, ni éticamente sostenible en relación con las intenciones subversivas de los organismos de fondo que lo otorgan o canalizan si se tiene en cuenta el carácter y el objetivo de su actividad internacional: derrumbar un sistema político en nombre de la democracia.

Pero eso es evidente, y por lo tanto goza de mayor consenso jurídico y moral, cuando las rutas de los dineros son detectables, trazables, ocultas o confesadas. Pero sus objetivos no se pueden ocultar tampoco cuando son canalizados por terceros “legales”, o presuntamente “transparentes” ante la comunidad internacional, o legalizados en la jurisprudencia de una potencia extranjera. Así, adoptan la forma de cursos a “independientes”, becas, agrupación de figuras de pensamiento en plataformas que actúan fuera de las instituciones del país que se trate, o amparados en la “respetabilidad” que pretende basarse en la biografía o los estudios de académicos, investigaciones, etc.

Estos métodos están dirigidos, - y son la “oferta” en un “mercado” presumible-, a una “demanda” líquida, si amorfa y heterogénea mejor (veremos más adelante: NO importan la ideologías!), que saben existente: especialistas, estudiosos, o aspirantes a ello, activistas, jóvenes o no que, o sostienen algunas de las convicciones de los principios del cuerpo de ideas de la “Sociedad Abierta” o que, en algunos casos, y en el mejor de los casos a la vez que en el peor de los casos, son simpatizantes de las izquierdas, o incluso del socialismo, y encuentran en la “oferta” una vía para impulsar sus aspiraciones y carreras, con la racionalización ideológica y psicológica de que no serán desviados, cooptados o puestos en función de acciones o ideas contrarias a sus convicciones, cuando esas convicciones dicen sostenerse en aspiraciones socialistas, libertarias o democráticas. Son los “filones” del “tesoro” existente  que pretende explotar, y explotan, las técnicas que en otro texto comentaremos.

Son esas convicciones racionalizadas, cuando son honestas, las utilizadas por algunas de las técnicas de Gene Sharp, CANVAS y las tesis de la Open Society. Creer que porque en un cónclave un actor se manifiesta “plural”, o adverso a las intenciones o ideologías de otros participantes, ya tienen legitimada su participación ante sus propias conciencias y convicciones es lo que explotan esas técnicas. Porque lo importante y lo que se explota es estar contra “algo” del sistema que desean defenestrar.
 
Eso se manifiesta en la amplia cobertura que las finanzas de Soros aportan, por múltiples vías “legales”, a centros de estudios, instituciones, tanques pensantes, cónclaves, etc. y sobre todo, a ciertos actores cuidadosamente escogidos de las reivindicaciones feministas, ecologistas, sexuales, antirracistas, preferentemente mientras ellas se manifiesten difusamente desvinculadas de un pensamiento indudablemente anticapitalista o contra sistémico.

Por ello, lo más frecuente, y esto es lo que más interesa a los promotores de las tesis de la sociedad “abierta”, es que tales convites o apoyos se basan en ciertos aspectos de la ideología política de sus participantes cuando están enfiladas como críticas, o son abiertamente adversas desde posiciones no institucionales, a cualquier política de sus gobiernos locales. Porque así son subterráneamente funcionales a las soterradas técnicas que van fertilizando y sembrando, sin prisas, pero sin pausas, un estado subjetivo social en que después puedan florecer sus objetivos. Como veremos más adelante una de las técnicas de Sharp es captar a cualquiera que esté en contra de “algo”. Algo: no importa qué. No apoyar, no ser, no estar, esa es la cuestión que interesa a los organizadores de los “revolucionarios”, y las “revoluciones” no violentas. Sino estar, como dice Sharp, y con el CANVAS, en contra de “algo”.

Fin de la digresión.

Con el nombre de Otpor, (resistencia), Srda Popovic, acompañado por un condiscípulo, Slobodan Dinovic, - quien después ocupara la propiedad de las telecomunicaciones serbias-,  organizó desde 1998 un movimiento estudiantil que, aplicando las técnicas del manual de Gene Sharp, trabajó activamente, y fue elemento decisivo en la manipulación de las protestas estudiantiles, hasta provocar la salida del poder de Slobodan Milosevic presidente entonces de la República Federal Yugoslava,. 

Esas acciones fueron de las primeras aplicaciones prácticas exitosas de una variante novedosa de insurrección artificialmente montada sobre manifestaciones originalmente espontáneas, y que más tarde se conocerían como golpes “blandos” o “revolución de colores”, o “primaveras”.

Cuando la investigadora visita la sede de CANVAS, de la organización de Popovic en Belgrado, (el Centro de Acciones y Estrategias No Violentas Aplicadas (Center for Applied Nonviolent Action and Strategies), ya el pequeño organismo había enviado instructores a impartir talleres “en unos cincuenta países, entre ellos Georgia, Ucrania, Bielorrusia, Albania, Rusia, Kirguizistán, Uzbekistán, Líbano y Egipto.” A una pregunta, Popovic respondió que “«Entrenar y formar a activistas es ahora nuestra profesión», y que «La primera lección va sobre cómo crear unidad a través de una visión de futuro potente. Les explico cómo reunir a gente de diferentes perfiles ideológicos alrededor de una causa común para obtener más del 50% de los votos».”

En ese momento la lista de sus próximos objetivos eran países “como Vietnam, Zimbabue, Suazilandia, Siria, Somalia, Papúa Occidental, Azerbaiyán, Papúa Nueva Guinea, Venezuela e Irán.” Interrogado acerca de si CANVAS promovía alguna visión del mundo, declaró que no eran “una organización ideológica sino educativa», y que «el color político de los activistas no nos importa. Nos fijamos solo en que no sean extremistas porque las ideologías extremas no tienen capacidad de crecimiento en el combate no violento».

Una de las connotaciones a que alude el sintagma “de colores”, es ese principio desideologizado: no importan las ideologías de sus discípulos, el objetivo es manifestarse en “contra de algo”. 

El lector que esté informado sobre los actuales acontecimientos en Bielorusia, seguramente sentiría justificada sospecha sobre el origen de las técnicas de la revolución no violenta aplicadas en ese país, al saber que desde el 2002, siempre según nos hace saber la investigadora, el Fondo de Educación Europea, de origen polaco, había contactado con Canvas “para formar a militantes del movimiento Zubr («bisonte») que querían acabar con el régimen de Aleksandr Lukashenko en aquel país.”

Los militantes georgianos del movimiento Kmara! (¡Basta!) participaron en unos cursos de formación en Serbia en junio de 2003. Después aparecieron en la «revolución de las rosas» y fueron un factor determinante en la salida de Eduard Chevardnadze, en noviembre de ese mismo año. 

Durante el otoño del 2003, y parte del 2004, la tecnología ensayada en  Serbia son aplicadas a gran escala en Ucrania. Después CANVAS comenzó  a formar activistas de otros países: Azerbaiyán, Lituania, Rusia, Irán, etc.

Para no extendernos veamos un breve resumen de las posteriores operaciones que cataloga la investigadora, antes de comentar algunas de las técnicas aplicadas. Advertimos al lector que pudiera considerar mera información histórica estos apuntes, que contra Cuba, sin lugar a dudas, se hace el intento solapado, aunque inútil, de experimentar esos métodos. Al conocer algunos aspectos del amplio manual de Gene Sharp, seguramente evocará algunos de esos intentos, y sacará sus propias conclusiones al respecto, que es el motivo principal de estas notas. 

Los discípulos de Srda Popovic actuaron:

-    en vísperas de la revolución de los Cedros, Líbano 2005. Durante los sucesos aparece el símbolo del puño negro sobre fondo blanco, insignia de las revoluciones no violentas que había sido creado en una cafetería de Belgrado en 1998.

-     Tres años después, en Maldivas.

-    En el año 2009, unos quince activistas egipcios del movimiento juvenil del 6 de Abril y de Kifaya («Basta ya») llegan a Belgrado para estudiar las estrategias que podrían ayudarles a derrocar al presidente Hosni Mubarak.

Al respecto del evento egipcio, Popovic le explicó a la investigadora que “este (fue) un caso único en el que el modelo se adoptó íntegramente”. Organizaron cincuenta talleres en quince ciudades egipcias. Por su parte, Tarel El-Khouly, exmiembro del «6 de Abril» y responsable de la organización de las manifestaciones declaró que “la formación que recibimos sobre desobediencia civil, lucha no violenta y formas de derribar los pilares del sistema, influyó en la manera en que actuó nuestro movimiento.

-    En enero del 2011, en la plaza Tahrir, en el Cairo, grupos de jóvenes blanden en sus manos pancartas en las que figura el puño alzado y el lema: «¡El puño sacude El Cairo!». Por Internet ya circulaba un panfleto que explicaba pormenorizadamente los lugares que habrían de tomar (la radiotelevisión egipcia, comisarías de policía, el palacio presidencial) y las maneras de esquivar a las fuerzas del orden.

Con respecto a nuestro continente, las actividades de CANVAS no se publicitan como se debiera. Resumamos algunos datos aportados por la investigadora:

-    Desde la reelección de Hugo Chávez en diciembre de 2006, que con un 62% de los votos fue incontestable, Canvas ha ido formando al movimiento juvenil venezolano, Generación 2007, y ha trabajado con activistas venezolanos sobre todo en México y en Serbia. Varios miembros del equipo de Guaidó recibieron formación en Belgrado en 2007: Geraldine Álvarez, su directora de comunicación; Elisa Totaro, que trabajó en la comunicación del movimiento estudiantil inspirándose en los métodos y en la identidad visual de Otpor!, y Rodrigo Diamanti, encargado de la ayuda humanitaria procedente de Europa.

Un dato muy revelador es que desde el 2010, un texto de CANVAS explicaba lo que para ellos era un punto muy débil de Venezuela: su sistema eléctrico. (»Analysis of the situation in Venezuela», Canvas Analytic Department, Belgrado, septiembre de 2010, citado por Ana Otaševic). En el 2019 la central hidroeléctrica Simón-Bolívar sufre una avería. Caracas y gran parte de Venezuela se apagan.

Subrayo algo que enfatiza la investigadora: presente también CANVAS en Bolivia, durante el golpe de estado, sin embargo esta organización nunca ha actuado en países aliados de los EEUU: Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos o Pakistán. Hasta el momento tampoco en algunos países de nuestro continente, como en Colombia, aparecen sus símbolos en las manifestaciones y la lucha de ese pueblo contra los crímenes de periodistas y líderes sociales. 

A la no violencia no le interesa combatir ese tipo de violencia.

Sólo voy a citar un dato más, porque de pronto tiene una gran actualidad en Cuba. El origen de las finanzas de CANVAS. Como sabrá en lector, algunos personeros del supuesto periodismo que se presenta como “independiente” en Cuba, han reconocido que reciben financiamiento de la Open Society, la organización de George Soros quien, precisamente, es el gran financista de la organización de numerosas acciones violentas y “no violentas” en numerosos escenarios, pero también de medios académicos, sitios digitales, reuniones de intelectuales (sin importar la ideología de sus huéspedes ni de sus anfitriones), y una amplia panoplia de métodos.

Afirma la investigadora que “para comprender la influencia del pequeño equipo de Canvas en tantos países -  (5 personas en su sede, y algunos pocos activistas directos dispersos por el mundo, apunto), - hay que volver a finales de los años noventa. Un informe especial del Instituto de Estados Unidos para la Paz (United States Institute of Peace, USIP) del 14 de abril de 1999 nos da una pista: «El Gobierno de Estados Unidos tendrá que aumentar notablemente su apoyo a la democracia de la República Federal de Yugoslavia para que de su aportación actual de alrededor de 18 millones de dólares pase a 53 millones de dólares durante este mismo año fiscal (…). Estos fondos podrían sufragar los viajes al extranjero de los líderes estudiantiles y costear programas de estudio y becas en Europa y en Estados Unidos». El informe viene ilustrado con una imagen de un puño negro alzado: el símbolo de Otpor!”. No lo afirma  Cubasi, ni este comentarista. ¿Hay más?

En palabras de Popovic: “«Muchos actores a nivel internacional estaban interesados en hacer caer a ‘Sloba’ [Slobodan Miloševic «Era gente con la que podías hablar de política y conseguir dinero, como la Fundación Nacional para la Democracia [National Endowment for Democracy, NED], el Instituto Republicano Internacional [IRI] y el Instituto Nacional Democrático [NDI], que colaboraban con partidos políticos, y Freedom House, que trabajaba con los medios de comunicación».”

 Y agrega la estudiosa: 

“Según Paul B. McCarthy, entonces responsable regional de la NED, Otpor! recibió la mayor parte de los 3 millones de dólares gastados por la organización estadounidense en Serbia a partir de septiembre de 1998. Estos fondos habrían servido para poner en marcha manifestaciones y para fabricar material propagandístico -camisetas, carteles, pegatinas con la imagen del puño-, así como para formar y coordinar a activistas. «Imprimimos dos millones de copias del panfleto ‘Se acabó’, que distribuimos por toda Serbia. Teníamos comités en 168 lugares. Era la mayor red de activistas; ningún partido en Serbia tenía tantos. Alguien pagó todo eso, igual que las oficinas y los teléfonos móviles, etc.»”.

Preguntado sobre el financiamiento, Serdga Popovic responde que “no suponen ningún problema, porque (se tratan de) «organizaciones que trabajan de manera transparente». Y que esos millones no representan nada “crucial”.

Y una última cita, sobre las sillas giratorias de estos “revolucionarios”:

“Las «revoluciones de color» llevan a carreras brillantes. Los antiguos activistas se han asociado con instituciones con muy buenas vistas, como Freedom House o fundaciones privadas como la de Soros. Otros ocupan puestos importantes en sus Gobiernos. Popovic imparte clases online en la Universidad de Harvard y fue elegido en 2017 como rector de la Universidad de St. Andrews, en Escocia. También da una conferencia anual en la Academia de la Fuerzas Aéreas de Estados Unidos, en Colorado Springs. «Mi teoría sigue siendo la misma: un 4% de los cambios de régimen se logran con cambios violentos, un 96% a través de un cambio no violento. Algún día, estos alumnos tendrán que decidir: ‘Venga, bombardeamos’ o ‘no bombardeamos’. Si logras influir sobre una decisión de ese tipo, salvas muchas vidas», declara Popovic, que fue nominado al Premio Nobel de la Paz en 2012. El Foro Económico Mundial de Davos lo distinguió al año siguiente como uno de sus «jóvenes líderes planetarios» (Young Global Leaders) y figuraba incluso entre los «100 pensadores más importantes del planeta» en 2011, según la revista estadounidense Foreign Policy.”

Bush decía en un discurso de la época: “hemos encendido un fuego, un fuego en la memoria de los hombres que calienta a los que sienten su poder, queman a los que intentan frenar su progresión y un día ese incontrolable fuego de la libertad alcanzará los lugares más oscuros de nuestro mundo” Años después la “libertad” iría  en las ojivas de las bombas a los mismos oscuros rincones de otros mundos, en lugar de la revoluciones no violentas a que Bush se refería en su discurso.

Luego de la cadena de “revoluciones no violentas” que van desde el 2001 en Serbia (al de terciopelo); 2003 en Georgia (de las Rosas); 2004 en Ucrania (la Naranja) y Kirguistan, 2005 (de los Tulipanes), Putin y Bush se reúnen en una cumbre que algunos medios llamaban de la “reconciliación”. Es el primer encuentro de los dos estadistas desde que la “revolución” naranja arrastró a Ucrania a la órbita occidental.

El filme de Manon Loiseau, “Estados Unidos, a la conquista del este” (*), traducido por la Venezolana TV, muestra un amplio recorrido por varios de los países y los personajes mencionados en el párrafo anterior. Recoge escenas de un encuentro de Bush, previo a la llegada de Putin al lugar del encuentro, con “otra” delegación muy especial: celebra un brindis de trabajo con el equipo completo de los líderes de las recientes revoluciones de colores. 

En un instante casi al inicio del testimonio fílmico, puede verse a Giga Bokeria, organizador del movimiento estudiantil georgiano (KMARA), dirigirse  a Iván Marcovic, el líder del movimiento estudiantil OTPOR  serbio, expresándole: “"sabes, me han preguntado lo que se puede hacer en Cuba. ¿Necesitas un visado para ir a Cuba" y el otro le responde “Nosotros, no. Nosotros, no. No necesitamos visado para ir a Cuba. Vas a ver. Le vamos a enviar 10 millones de serbios para hacer la revolución en Cuba.”

Todavía los estamos esperando.

(*) https://www.youtube.com/watch?v=VJ0FNy-oaYk

(Continuará…)

“Mercenarios de la lucha no violenta” o “Cómo exportar la democracia liberal”, de la investigadora  Ana Otaševic, centra su atención en la actividad posterior de Srda Popovic  y su organización actual, CANVAS. Lo que sigue se basa en los datos que aporta. (*)

Puede consultarse la primera parte de estas notas en http://cubasi.cu/es/articulo-opinion/las-revoluciones-de-colores-y-algunas-verdades-de-perogrullo-i y la  investigación citada en https://rebelion.org/mercenarios-de-la-lucha-no-violenta/

 

Las Revoluciones de Colores y algunas verdades de Perogrullo... (III y Final)

La Open Society Foundation financia organizaciones feministas, pero financia también a sus órganos extranjeros que no se oponen a la prostitución.

En “Los perfectos idiotas útiles para Eugene Sharp”, artículo publicado en Granma por Jorge Wejebe Cobo el 26 de marzo de 2019, el autor apunta un dato histórico interesante. Nos informa que Sharp publica “La política de la acción no violenta” en 1973, cuando comenzaba su apogeo el período dictatorial latinoamericano en varias repúblicas del Sur y en breve los EEUU perderían su guerra en Vietnam. Esa guía para la revolución socialista al revés, como le llama el autor, no era entonces oportuna para defender la democracia burguesa. En el Chile de Allende se recrearían las tesis de Friedman y sus chicos de Chicago al son de las bayonetas y los bombardeos.

Como vimos en la contextualización histórica, la oportunidad llegaría con la disolución de la URSS y el interés imperialista de hacer girar en su órbita a las antiguas repúblicas del bloque soviético y las socialistas del este europeo.

La otra propiedad que merece ser destacada en Cuba, es que las técnicas o métodos de la acción no violenta tienen la intencionalidad de explotar a su favor  las reivindicaciones, que presumiblemente son inevitables en un proyecto en construcción, de la cosmovisión de la izquierda en su amplio espectro, tanto las tradicionales y universales exigencias atemporales y abstractas de la igualdad, la fraternidad y la libertad, como aquellas coyunturales opciones de los actores políticos ante un conflicto particular. Lo mismo ocurre con las reivindicaciones universales feministas, sexuales, antirracistas y otras. O dicho de otro modo: no le importan las ideologías, ni el sistema político en cuestión, sino aprovechar la disidencia sea del color y la intencionalidad que sea. 

Cualquier ejemplo lo ilustra. Un proyecto socialista como el cubano erradica de raíz las causas estructurales sociales y económicas profundas del racismo y la discriminación de la mujer, pero tiene que proseguir su tarea, quizás infinita, porque la transformación de las conciencias y el imaginario cultural marcha a la saga de los cambios estructurales y, además, está influida, conformada,  y deformada por la mundialización hegemónica de la cultura capitalista a través incluso de sus iniciativas falsamente filantrópicas.

Una noticia muy reciente informa que la organización de Soros pretendía financiar con recursos federales de los EEUU a sus entidades extranjeras dedicadas a la lucha contra el SIDA, aunque esas organizaciones rechazaron oponerse-, y tampoco se compromete la Open Society Foundation, - a la prostitución en sus países. La Open Society Foundation financia organizaciones feministas, pero financia también a sus órganos extranjeros que no se oponen a la prostitución. (*)
(*)https://www.actuall.com/familia/frenazo-del-supremo-de-los-ee-uu-a-georg...

Las condiciones subjetivas para la siembra de las revoluciones no violentas medran en la crítica contra las dificultades que los países agredidos afrontan para seguir creando las condiciones que posibiliten el avance en esos temas. La solución no puede ser ocultar los problemas que en esos temas subsistan, pero sí exige la lucidez en su tratamiento. Tarea difícil sí, complejísima, pero que es una condición de quien se arrogue una función intelectual.

Ya vimos en sus propias declaraciones, que la filiación ideológica de las masas que mueven no les interesa, aunque los entrenadores y sus financistas, naturalmente las tengan bien definidas. Esto se resume en que el objetivo común de todas las experiencias históricas citadas en los textos anteriores ha sido llevar la “democracia” a países “totalitarios”, pero para caer bajo el dominio del totalitarismo de las democracias liberales capitalistas.

Si esos métodos se sostienen en algún “principio”, es el de no tener ningún principio. Que no sea utilizar cualquier justificación y cualquier procedimiento para lograr la meta de revertir un gobierno. Pero, obviamente, si examinamos la cartografía donde han sido aplicados esos métodos hasta el día de hoy, vemos un denominador común: se utilizan allí dónde sea de interés a la élite del capitalismo y su cancerbero mayor, el estadounidense. La ruta del financiamiento y los países excluidos de la aplicación de esos métodos hasta hoy, así lo prueba. 

El Manual de Sharp está pensado para aprovechar el ejercicio de la crítica en los proyectos anticapitalistas, jugando con las inevitables dificultades que todo proyecto contestatario encuentra en su camino, sea por las agresiones, sea por los errores. Es su baza de triunfo. Su mefistofélica efectividad. Porque como de la crítica no se puede prescindir, el procedimiento es utilizar a quienes ejerzan la crítica a favor o en contra de los gobiernos. A favor o en contra porque lo que interesa es que se critique “algo” y utilizar la disidencia.

En lo que respecta a los países anticapitalistas,  aprovechan la crítica ejercida desde una posición de aparente apoyo al socialismo como ideal, pero no al gobierno y a algunas de sus instituciones en particular. Aunque también utilizan, por supuesto, las opuestas a ese proyecto mientras procuran y aleccionan que no incurran en la violencia directa. El objetivo es unir en un frente común a ambas para ganar unas elecciones, derrocar por medio de las manifestaciones públicas o desacreditar al socialismo como aspiración de cambio.

Es decir, en resumen, aprovechan las vías por las que la democracia se ejerce, pero con la intención de suplantarla por la democracia liberal, que es la consustancial al capitalismo, y por gobiernos que no obstaculicen sus objetivos de dominación de una región, sea por sus recursos, o por razones de geoestrategia política, o normalmente por esos dos combinados. Al imperialismo, o lo que es lo mismo en esencia, al Mercado capitalista expansionista, no le interesan las ideologías, ni aun la democracia, que no sea la ideología del Mercado.
 
En efecto, en el apartado de las Declaraciones Formales (verbales), el Manual de Sharp   aconseja  vías de acción no violenta, - que conceptúa como persuasivas, simbólicas, influyentes, - que son procedimientos naturales del funcionamiento de cualquier sistema que se considere democrático. Pero el objetivo es que se utilicen fuera de las instituciones del gobierno a derribar, o en protestas públicas. Así ocurre  con el uso de: los discursos públicos, las  Cartas de oposición o de apoyo, las declaraciones públicas firmadas, acusaciones y declaraciones de intenciones, peticiones en grupos o en masa, etc.

En Cuba hemos asistido al intento de aplicar algunos de esos procedimientos. Son vías del ejercicio del criterio público. Pero no es nada casual que los que han acudido a ellas, son a la vez personas que manifiestan - en su obra, en los medios, o en sus declaraciones, y siempre desde fuera de las instituciones, - posiciones contrarias a algunos aspectos medulares de la democracia socialista, el Estado o el Partido.

Nótese que casi ninguna constitución tiene prestigio y aceptación mundial hoy si no refrenda la libertad de expresión y otros derechos aceptados como universales. Las vías apuntadas antes participan del conjunto de algunos procedimientos para realizar los llamados derechos humanos, y por ello es de tanto interés para los objetivos de las revoluciones no violentas exigirlos, y utilizarlos para sus fines. Pero el cálculo consiste en que tienen distinta consecuencia e intencionalidad política si son vías para contribuir al mejoramiento de un sistema político, o para su destrucción. 

La falsedad ética y la carencia absoluta de principios en el uso de esos procedimientos democráticos   salta a la vista de cualquiera que comprenda que, aunque los gobiernos derrocados por esas “revoluciones de colores” pudieran no ser democráticos de la democracia que le interesa al Capital, en todo caso, el objetivo final era que esos países cayeran bajo la órbita  del dominio geopolítico estadounidense y del capitalismo occidental. Y por supuesto, en el hecho de que quienes las enseñaban,  siguiendo el manual, eran mercenarios “respetables” a sueldo de instituciones subversivas que violaban algunos de los mismos derechos universales contra cuya violación decían oponerse. Y en la geografía capitalista, ya hemos visto cómo algunos países no han visto alzarse nunca el puño negro sobre el fondo blanco. 

El acápite del Manual que se refiere a las comunicaciones con el público más amplio posible, pero sobre todo para actuar sobre “grupos” bien localizados, indica el uso de los símbolos y las frases cortas. Todo lo que actúe subliminalmente e invada la racionalidad, moldee la subjetividad e impida la reflexión: posters, carteles, banderolas, octavillas, panfletos, libros, periódicos y revistas, anuncios, radio, televisión, discos, casetes, vídeos, rótulos gigantes aéreos y terrestres. Se entiende mejor por qué su “democracia” está favor de la existencia de medios de comunicación privados y periodistas “independientes” en aquellos países donde les ha resultado más difícil penetrar, como nuestro propio país, o cómo han aprovechado el caso de la supervivencia de esos medios en Venezuela. 

En un país como Cuba, los cerebros grises detrás de las revoluciones de colores están mucho más interesados en la intelectualidad, las nuevas generaciones, y los activistas o pensadores todos que se manifiesten mediante alguna actividad  pública, que no se declaren opositores francos del sistema político o su gobierno, pero que como parte de sus convicciones, disputen mediante la crítica algún elemento de la vida interna política y republicana y en cualquiera de sus terrenos. De la opción opuesta, sólo manifiestan interés y tratan de instruir a los que estén dispuestos a canalizar sus acciones mediante la no violencia.

Se intenta en nuestro país desatar alguna acción no violenta, comenzando con campañas digitales, muchas veces vulgares y de muy baja catadura moral, pero acompañada en paralelo con una minería acuciosa en las dificultades o errores para desacreditar el socialismo y a sus instituciones, procurando crear algún protoescenario desde el cual comenzar a organizar revueltas públicas, aprovechando las dificultades que la misma agresión impone y para regresar al país a la dominación del agresor a que sirven. A la vez, como parte del plan, las instituciones extranjeras bajo el manto de cursos y estudios académicos, procura atraer a sus órbitas a intelectuales, investigadores o artistas cuyas obras asuman posturas críticas con respecto la democracia cubana, su partido o su gobierno. A ese nivel procuran cubrir de respetabilidad y objetividad sus verdaderas excepciones.

Las acciones muy visibles, - por ejemplo, las de la “artista” Tania Bruguera, cuando procuró hacer su performance en la Plaza de la Revolución cubana (muy a tenor con los procedimientos simbólicos del Manual de Sharp y epígonos, pues el objetivo era manchar la historia simbólica de la plaza), a la vez que rechazaba los medios institucionales que se le ofrecieron; o las obscenidades públicas de algún que otro aspirante a “artista”,  violación de símbolos patrios, como fue el caso de los bustos de Martí y la bandera, siendo a la letra una aplicación de la no violencia, no tienen la sutilidad suficiente como para adscribirse a la arista que menciono más arriba: estas salen algo más de las fronteras de la “no violencia”, con su evidente agresividad desembozada, no son nada sutiles, o como dice el Manual, no son sugerentes, suaves, indirectas, persuasivas, no tienen suficiente “color” vistoso, son muy “oscuras”, frontales en el momento “no indicado”. En realidad son intentonas que pertenecen a otra fase del conflicto artificial, cuando ya está en marcha, y esperan  catapultarse en alguna protesta espontánea o grupal. Pero el afán de cobrar el peculio, y la torpeza y sobre todo la subestimación de Cuba, les hace ensayar con antelación.

Advirtamos que algunas de las acciones que describen los manuales de las revoluciones no violentas, pudieran ser efectivas a las causas justas, como fue la desobediencia civil no violenta de Gandhi en su lucha anticolonial, y que Gene Sharp usa en su libro sin reconocer esa deuda.  Por esa razón pueden pasar inadvertidas en sus propósitos, como instrumentos de las izquierdas. Pueden ser muy eficaces en países capitalistas para derribar dictaduras, o a las élites capitalistas en el poder, en aras de la democracia. 

Pero nunca la democracia ha sido la meta de sus ejemplos históricos. Y en Cuba su finalidad es devolverla a la órbita de dominación imperialista.

En su aplicación histórica las revoluciones de colores se apoyan en una calculada “neutralidad” desideologizada para que el uso consciente o ingenuo de sus acciones,  aproveche las dificultades propias de los sistemas políticos  anticapitalistas, explotando, como vimos, las exigencias democráticas que  le imponen cumplir. 

Y ello, porque la ideología democrática capitalista, liberal, exige la democracia a su estilo, a la vez que la dificulta, entorpece o agrede, si en esos gobiernos a derrocar la arquitectura de la democracia obedece a las condiciones específicas de su sobrevivencia, pero dificulta los intereses de la dominación.

Contra Cuba
William LeoGrande, decano emérito de la Facultad de Asuntos Públicos de la American University en Washington, D.C. Foto: American University Washington DC....
A continuación, la denuncia de la Asociación Nacional de Amistad Italia-Cuba y de AICEC (Agencia para el Intercambio Cultural y Económico con Cuba)....
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