Randy Alonso Falcón - Cubadebate.- La arreciada política de bloqueo y agresión contra Cuba de la administración Trump, sintetizada en las 121 medidas punitivas adoptadas entre 2019 y 2020, ha ido acompañada por numerosas acciones y programas subversivos generosamente financiados por el dinero del contribuyente estadounidense.


Pese a los anuncios primarios del Presidente estadounidense de que haría recortes a la “ayuda” y programas en el exterior para concentrarse en “Hacer a América Grande”, decenas de millones de dólares se han invertidos sin recato para la política anticubana en estos cuatro años.

Varias investigaciones del periodista Tracey Eaton para su Cuban Money Project revelan detalles significativos de esta industria de la subversión.

Millonarias tapaderas de la CIA

Creadas por el gobierno estadounidense para servir como brazos públicos de la subversión y dominación del imperio, la USAID y la NED llevan cuatro décadas de acción continua y bien financiada contra Cuba.

Pese a los escándalos, la corrupción y los fracasos que han signado los programas y planes contra Cuba, ambas organizaciones se han regocijado en los años de esta administración por el abundante financiamiento recibido.

Desde que Donald Trump llegó a la Casa Blanca el 20 de enero de 2017, la Agencia para el Desarrollo Internacional (USAID) ha invertido casi 50 millones de dólares contra Cuba, mientras la National Endowment for Democracy (NED) destinó para similares propósitos $ 23 208 612 dólares.

Más de 70 millones de dólares para la subversión de manera pública. A la cuantiosa cifra habría que añadir los 90 millones de dólares que en el curso de estos tres años ha recibido la Oficina de Transmisiones para Cuba, ente gubernamental que dirige las mal llamadas Radio y TV Martí, medios dedicados a promover la subversión contra Cuba desde las ondas radiales y televisivas y ahora también en el espacio público digital.

Súmense también las millonarias cifras no públicas que la comunidad de inteligencia y el aparato militar estadounidense dedican cada año contra Cuba y el dinero del contribuyente que se eroga para financiar a la burocracia de la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC), encargada de perseguir milimétricamente cada transacción financiera desde y hacia Cuba y de sancionar a cualquier empresa en el mundo que ose comerciar con el país caribeño y se tendrá una idea de lo que le cuesta al contribuyente estadounidense la obcecada política anticubana.

No pocas organizaciones, politiqueros y mercenarios viven al amparo del generoso derrame de Washington, más allá de Cuba y de Miami.

Como apuntaba Tracey Eaton el pasado 20 de enero: “La pelea de rencor sobre Cuba tiene que ser una de las peleas más reñidas de la historia. Docenas de organizaciones sin fines de lucro con sede en Estados Unidos han invertido millones de dólares en la causa de Cuba. Los grupos que se oponen al gobierno socialista superan en número y gastan más que las ONG que buscan mejorar las relaciones entre los dos países”.

“Algunas ONG reciben apoyo de agencias gubernamentales estadounidenses como el Departamento de Estado y la Agencia para el Desarrollo Internacional. Otros no reciben fondos del gobierno de los Estados Unidos y dependen de las donaciones de amigos, extraños y benefactores adinerados”.

Los subcontratados de la subversión

Son variadas las organizaciones que se mueven en Washington chupando de la teta de la política imperial. Son instrumentos creados para expandir los intereses y designios estadounidenses por el mundo; incluyendo Cuba.

Son “tanques pensantes”, fundaciones, supuestas “ONG” que se benefician y a la vez transfieren fondos para programas de acción pública en otras naciones que vayan en consonancia con los propósitos de dominación de Estados Unidos.

En el caso de Cuba, uno de los principales receptores de los fondos que reparte la USAID es el Instituto Republicano Internacional (IRI) un brazo ideológico del Partido Republicano que opera en más de 70 países y que fue actor importante de los Golpes de Estado en Honduras y Haití y auspició algunas de las fuerzas involucradas en la llamada “Primavera Árabe” y en los intentos desestabilizadores en Venezuela. El IRI recibió de la USAID, para acciones contra nuestro país, $ 5 791 395, entre enero de 2017 y septiembre 2019.

Otro componente de esta industria es Freedom House, una supuesta ONG de Derechos Humanos que recibe abundante financiamiento del Departamento de Estado y la USAID para enarbolar campañas interesadas de Washington sobre “democracia, libertad política y derechos humanos”. No menos del 80% de los fondos de esta organización provienen del gobierno estadounidense.

Analistas como Noam Chomsky y Edward S. Herman han desnudado el carácter selectivo y proimperial de esta organización, creada en 1941 y utilizada como parte del aparato de inteligencia y desestabilización de Washington durante la guerra fría. Por ejemplo, Freedom House describió las elecciones generales de 1979 en la racista Rodhesia como “equitativas” y las de El Salvador en 1982 como “admirables”. Cada año, en sus informes anuales, Freedom House omite deliberadamente las violaciones de los Derechos Humanos en EE.UU, mientras ataca a los gobiernos progresistas en nuestra región.

Cuba ha sido parte significativa de las campañas manipuladoras de Freedom House en las últimas décadas. De ahí que no extrañe que entre 2017 y 2019 haya recibido $ 3 327 910 de la USAID para programas anticubanos.

También está la Fundación Panamericana para el Desarrollo, un apéndice de la Organización de Estados Americanos (OEA), que ha servido de sombrilla a variados proyectos anticubanos como denunció hace unos años el Dr. Collera en las Razones de Cuba. La FPD recibió en este tiempo $ 2 849 176.

Cada uno de estos grandes receptores de financiamiento reparte después migajas entre algunas organizaciones de la contrarrevolución cubana y ciertos mercenarios en Cuba.

Tercerizando la subversión

Un elemento que no ha cambiado la administración Trump, pese a su desfachatez en el actuar, ha sido el intento de desviar la atención sobre el origen del dinero que se utiliza para los planes de seducción y manipulación contra Cuba. La tercerización de la subversión sigue estando presente en el actuar del Departamento de Estado, que continúa enviando dinero a organizaciones en Europa y América Latina para que lo canalicen en pagos mercenarios en Cuba y para desarrollar acciones contra este país.

Así fluye dinero hacia la República Checa, Países Bajos, Suiza, Noruega, Argentina, Colombia y otros países, desde donde una parte se triangula hacia Cuba. Negocio redondo.

Una de las más agraciadas es la organización checa People in Need, que ha recibido $1 443 616 de los 23 millones que la NED ha repartido en la época Trump; siendo el segundo mayor receptor de fondos en el año 2019.

People in Need actúa como intermediario de intereses estadounidenses en unos 30 países, y ha sido una de las puntas de lanza de las campañas mediáticas y sobre derechos humanos contra Cuba. Auspicia publicaciones destinadas exclusivamente a Cuba y trasvasa dinero del Departamento de Estado de EE.UU, uno de sus principales financistas, a mercenarios contratados en nuestro archipiélago.

En nuestra región, una de las instituciones financiadas por el gobierno estadounidense es la Universidad Sergio Arboleda de Colombia, cuyo “Programa Cuba” creado en el 2018 organiza foros ideológicos bajo el nombre de “Diálogo sobre Cuba”. Recientemente acaba de asociarse al engendro mediático Diario de Cuba (también financiada por Washington) para un Taller sobre el “rol de las influencers en la esfera pública cubana”, con la participación de asalariados del gobierno USA como Alexander Otaola y Eliecer Avila. En apenas año y medio de relación con la NED, esta institución universitaria colombiana ya se ha agenciado $385 040.

Los hijos putativos de siempre

Los herederos de los batistianos que huyeron en el 59, los terroristas reconvertidos, las organizaciones contrarrevolucionarias históricas y otras nacidas en décadas más recientes al amparo de los dólares de Washington, siguen siendo receptoras fundamentales de los fondos estadounidenses para la agresión contra Cuba.

El más agraciado en estos tiempos de Trump es el Directorio Democrático Cubano (DDC), dirigido por el terrorista Orlando Gutiérrez Boronat, uno de los principales impulsores de la política agresiva y de castigo contra el pueblo cubano. Según la investigación de Eaton, sólo en el 2017 la NED le entregó al DDC $ 813 298 dólares; mientras, la USAID fue más generosa en el 2019 y lo premió con la friolera de $ 3 900 000 dólares.

No falta en la lista de receptores de fondos, pagados por el contribuyente estadounidense, la Fundación Nacional Cubano-Americana, creada en los 80 por el agente de la CIA Jorge Mas Canosa y dirigida ahora por su hijo Jorge Mas Santos. ¡Olvídense de las bombas que mandaron a poner en los hoteles cubanos en la década del 90! Ahora la FNCA acaba de recibir $ 1 385 627 dólares para “empoderar a la sociedad civil cubana para construir una democracia duradera en Cuba que esté libre de violaciones de derechos humanos mediante la mejora de la conciencia y la eficacia de la sociedad civil en la isla en el activismo no violento y facilitando materiales de capacitación, equipos de comunicación y conocimientos técnico-temáticos” (sic).

Otra que se moja con los fondos federales para la subversión es la Fundación Bacardí, el brazo benefactor de la compañía de licores que manejan los herederos de Don Facundo, que fue parte decisiva en la elaboración del Título III de la perversa Ley Helms-Burton.

Según los reportes públicos, la Fundación Bacardí ha recibido en estos años de la USAID al menos $ 288 283 para proyectos sobre Cuba vinculados a la partida “empresas”, y otros $ 1 553 494 entregados en 2018 para la “promoción de la democracia”, y en el reciente septiembre acaba de recibir 600 mil de los 3,8 millones que repartió la USAID.

¿Para qué ha usado Bacardí ese dinero? Según la investigación de Tracey Eaton, ese dinero ha servido para financiar la campaña contrarrevolucionaria “Cuba Decide”, dedicada a torpedear, el proceso electoral 2017-2018 en Cuba. También distribuye dólares de la subversión rociadas con Bacardí al medio digital “14 y medio”, dirigido por la mercenaria Yoani Sánchez. Otros proyectos de Corte Cultural, la productora artística Matraka (que organizaba los Festivales en la playa Rotilla) y acciones de influencia en el espacio religioso, también fueron beneficiados desde antes por la Fundación Bacardí.

Un cuarto elemento, entre los varios beneficiados de la industria anticubana, es el Center for Free Cuba, una sombrilla de la agresión contra nuestro país, que fue dirigida durante dos décadas por el terrorista Frank Calzón. A esta organización la USAID le entregó fondos por $ 1 925 495.

Todo Vale

La administración Trump, tan dada a las sanciones y el garrote, no ha dejado de lado, sin embargo, el seductor poder de la Zanahoria. Así ha destinado también jugosos financiamientos a organizaciones y entidades fabricados para sostener campañas contra Cuba en determinadas y sensibles temas sociales.

El racismo, la libertad religiosa, la protección animal, los derechos sexuales, la violencia de género y otros asuntos de interés en la sociedad cubana actual son objeto de campañas financiadas desde Washington con el objetivo de desacreditar a la Revolución.

Se manipulan hechos, se inventan historias, se hacen listas y expedientes, se minimiza la obra social tremenda de las seis décadas de poder revolucionario.

Se intenta, por ejemplo, dinamitar la unidad entre las religiones cubanas y la Revolución y se pretende manipular los vínculos entre las instituciones religiosas y el Estado.

Entre los grandes agraciados del derrame de fondos federales para estos propósitos está la Evangelical Christian Humanitarian Outreach for Cuba, que lidera el camaján Teofilo Babún Jr., la cual ha recibido en estos años de Trump $ 3 556 189 entregados por la USAID.

Hace relativamente poco tiempo, este proyecto fundado en 1994 y que usa la religión con fines subversivos, cambió su nombre para Outreach Aid to the Americas. Inc, bajo cuya denominación recibió $ 500 000 en septiembre de 2019 de los fondos de la propia USAID.

Outreach es a la vez sombrilla de otras entidades ficticias para recaudar dinero como Explore Internacional, Cuban Christian Relief Fund, Americas Relief Team, OAA, Benevolents Hands of Florida y Americas Relief and Development Team. Toda una maquinaria al estilo Babún, que le ha permitido al “casto” líder vivir la dulce vida y comprarse un condominio de lujo en una playa de la Florida, mientras promueve el bloqueo contra los cubanos y acciones subversivas en el país.

Los Babún se fueron de Cuba tras el triunfo revolucionario, apoyaron a la invasión mercenaria a Playa Girón y facilitaron a Alpha 66 la embarcación que se usó para el ataque terrorista, perpetrado en 1971, contra el poblado costero de Boca de Samá.

Otro favorecido en esta “danza de los millones” es el llamado International Institute on Race, Equality and Human Rights, con sede en Washington y dirigido por un tal Carlos Quesada. Esta institución dice “trabajar con organizaciones de afrodescendientes y LGTBI en Cuba, así como con un amplio espectro de organizaciones en América Latina que luchan contra la discriminación racial o la discriminación basada en la orientación sexual o la identidad de géneros”.

¿Habrán hecho algo estos, alguna vez, por los discriminados afroamericanos que viven allí mismo en la capital del imperio?

La Maquinaria de Fango

Entre 1990 y 2018, las administraciones estadounidenses han destinado $ 45 030 183 para proyectos de “Medios y libre flujo de información” contra Cuba. Eso no incluye los cientos de millones gastados en las mal llamadas Radio y TV Martí.

En los últimos tiempos, y especialmente en la era Trump, dichos fondos se han centrado en financiar un clúster de publicaciones digitales que reproduce como esporas las matrices que se imparten desde medios como CiberCuba y el patético show de Otaola con su web Cubanos por el mundo.

También, para sostener un ejército de odiadores en las redes sociales, que se ganan migajas pegados todo el día a las computadoras repartiendo premios, castigos y ofensas, cual maquinaria de fango digital.

Para muestra de la “independencia” de estos medios, lo que revela Tracey Eaton el pasado 12 de octubre: La USAID le otorgó $ 410 710 dólares a la Asociación de Noticias Digitales (ADN Cuba), para promover los derechos humanos en Cuba. La directiva ejecutiva de este replicador de fake news es Gelet Martínez Fragela, durante un tiempo periodista del infame Canal 41 de Miami y partidaria ferviente de Trump, y uno de sus directivos es Álvaro Alba, quien es productor ejecutivo de programas especiales para la gubernamental Oficina de Radiodifusión para Cuba, supervisora de Radio y TV Martí.

Una buena fotografía de un sitio que se describe como “una revista audiovisual independiente, social y participativa”. Por cierto, que no aceptan comentarios en sus informaciones.

ADN Cuba al parecer también actúa como vocero de Orlando Gutiérrez Boronat. Otra conexión interesante para entender a esta maquinaria de la propaganda contra Cuba.

Anótese también que en estos cuatro años otros engranajes de la maquinaria mediática anticubana han recibido cuantiosas sumas directamente de los fondos federales. Así, Diario de Cuba se ha zampado $ 1 320 000 y la infame Cubanet se ha hecho de $ 1 350 796 para distribuir sus “noticias” y sostener la tropa de censuradores y acosadores virtuales que los acompañan. La Asociación Editorial Hypermedia fue favorecida con $ 456 704 de los fondos de la NED.

Financiando la influencia cultural

Mientras los odiadores arremeten contra los exponentes de la cultura cubana que no se pliegan a sus exigencias de rendición y hasta elaboran “listas de proscritos” por no abdicar, otros reciben jugosos dividendos del presupuesto federal.

Según los registros, la Agencia de los EE.UU. para los Medios Globales (ente rector de Radio y TV Martí) pagó, entre 2018 y 2020, más de 38 millones de dólares ($ 38 280 250) a artistas, escritores, intérpretes y grupos musicales. La mitad de ese monto fue recibido por “contratistas extranjeros diversos” no identificados (¿Quiénes, de dónde, por qué tanto secreto?).

Los principales beneficiarios de estos fondos “para la cultura” fueron amanuenses de Radio y TV Martí y empresas como Suntrap Media Ltd, Jamie Dettmer y LSA Communications Inc.

A esos financiamientos directos hay que añadir otros gestionados por Fundaciones como la Bacardí, destinados a la influencia cultural en Cuba.

La “Guerra Fría Cultural” que denunció Frances Stonor Saunders en su libro está más caliente que nunca respecto a Cuba. Y han logrado comprar voluntades para sus filas. Pero hay muchos que no.

Los tiburones se siguen mojando

Poco ha cambiado el negocio de la industria anticubana, como no sea el hecho de que ahora los que más se “mojan” con el dinero que reparte Washington son los personajes y organizaciones más extremistas y defensoras de las políticas más duras e irracionales contra el pueblo cubano.

Pero la corrupción y el “vivir del cuento” siguen siendo parte intrínseca de esta industria del mal, cuya mayor tajada financiera se queda entre los truhanes de la Florida.

Así es comprensible que Orlando Gutiérrez Boronat se la pase en hoteles de lujo de medio mundo dando su “cruzada contra el comunismo”; mientras, Teo Babún disfruta del refrescante paisaje de su condominio frente al mar.

El salario de Babún se ha triplicado desde que Trump llegó al poder, y ahora se embolsa $ 163 890, mientras reparte algunas migajas entre sus “enviados celestiales” en Cuba.

Así también, el llamado Grupo de Apoyo a la Democracia –el mismo que una investigación congresional en el 2011 acusó de desvío de fondos para compras de videojuegos, chocolates Godiva, motosierras y abrigos-, continúa siendo uno de los principales receptores de financiamientos estatales para programas contra Cuba. De hecho, es el segundo mayor receptor de dinero de la USAID entre enero de 2017 y septiembre de 2020, con un total de $ 3 645 954.

Nuevos llamados se escuchan en Estados Unidos para que se auditen los fondos que se otorgan para programas anticubanos. Estos y otros ejemplos se mencionan. Se apunta a los muy altos salarios de los “ejecutivos de estas corporaciones exentas de impuestos” y los absurdos gastos en viajes y materiales de oficinas.

Una mano lava la otra

Ahora, cuando el benefactor Trump anda desesperado por la derrota que le pronostican las encuestas en las elecciones del 3 de noviembre, los personajes y las organizaciones que se han beneficiado de esta danza de los millones contra Cuba realizan afiebradas campañas en Florida para que su financista jefe no se les vaya de la Casa Blanca. Una mano lava la otra y las dos se untan de dinero. ¡Qué no pocas ventajas le ha sacado Trump a su pésima presidencia!

Como comenta una persona al pie de una de las investigaciones de Tracey Eaton a tenor del abundante dinero que recibe Teo Babún y sus filiales evangélicas: “¿Será esta una de las razones por las que las iglesias evangélicas en Hialeah y Miami están llamando a los latinos a votar por Trump? ¿Se entrega dinero para influir en las elecciones de Estados Unidos?”

Cuba, mientras tanto, batalla contra tanto odio bien financiado, y contra las duras consecuencias económicas y sociales que el irracional bloqueo estadounidense impone contra su valeroso pueblo. Un combate de David contra Goliath en las más difíciles circunstancias.

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