Canal Caribe.- La historia reciente de América Latina y el Caribe tiene ejemplos elocuentes del rol de Estados Unidos en la Desestabilización de gobiernos progresistas. Pero a veces olvidamos todo lo que han hecho las sucesivas administraciones estadounidenses para colocar a la fuerza a regímenes entreguistas. Desde Cuba, el periodista Jorge Legañoa analiza el tema.


Golpe suave: estrategia de EE. UU. para cambiar sistemas

Las revoluciones de colores, golpes suaves o golpes blandos son, en realidad, un mecanismo de intervención extranjera indirecta, creado por la cia para, en las nuevas condiciones geopolíticas de finales del siglo XX y principios del XXI, aplicar, con la menor cantidad de pérdidas posibles, la vieja política de cambio de sistema social en aquellos países que revisten algún objetivo estratégico para EE. UU.

Raúl Antonio Capote - GRanma - Foto: Hispan TV

Las revoluciones de colores, golpes suaves o golpes blandos son, en realidad, un mecanismo de intervención extranjera indirecta, creado por la cia para, en las nuevas condiciones geopolíticas de finales del siglo XX y principios del XXI, aplicar, con la menor cantidad de pérdidas posibles, la vieja política de cambio de sistema social en aquellos países que revisten algún objetivo estratégico para EE. UU..

Gene Sharp, el hombre al que se le atribuye la autoría de la estrategia, fue considerado el gurú de las revoluciones no violentas. Su obra De la dictadura a la democracia, que describe y orienta cómo derribar a una «dictadura» con métodos no violentos, ha sido traducida a más de 30 idiomas.

El Instituto Alberto Einstein fue el centro pionero, junto a la Open Society Foundations, del multimillonario George Soros, de esta nueva forma intervencionista, disfrazada de revuelta popular pacífica, que se puso en práctica para el derrocamiento de Slobodan Milosevic, en Yugoslavia, en el año 2000.

Srdja Popovic, Andrej Milivojevic, Slobodan Djinovic, dirigentes del grupo Otpor (resistencia) en Yugoslavia, elemento principal del golpe en ese país, son los fundadores del Centro para la Acción y la Estrategia No Violenta Aplicadas (Canvas), seguidores y «esforzados» alumnos de Gene Sharp. Son autores, además, del manual Lucha no violenta. Los 50 puntos cruciales, especie de biblia del golpe suave, distribuida por millones de ejemplares en todo el mundo.

Según lo planteado, los jóvenes, bajo la bandera de la «no violencia», y empleando logotipos y tácticas de marketing que atraen a la juventud, deben fomentar pequeños disturbios en la calle, para crear un ámbito permanente de inestabilidad y caos. Luego, atrayendo la atención de los medios internacionales, y guiados por las agencias de Washington,  persiguen provocar la represión de las fuerzas de seguridad, a través de actos violentos o ilegales, imagen que seguidamente es proyectada a través de la prensa como una violación de los derechos humanos, y utilizada para justificar cualquier acción contra el gobierno.

¿Cómo fabrican los Servicios Especiales de EE. UU. una Revolución de colores? Según el manual de lucha no violenta, factores externos crean, organizan, contactan y proveen de dinero y formación a grupos opositores, con la finalidad de que estos generen un efecto multiplicador de las acciones de calle de los «activistas juveniles».

Se reclutan actores ajenos a la política convencional, especialmente jóvenes y estudiantes sin afinidad ideológica alguna, identificados con los patrones y valores de la sociedad de consumo.

PUNTOS ESENCIALES DEL MANUAL

Utilización de simbologías y consignas que ayuden a masificar el movimiento, más que por convicción política, por moda, ropas de un determinado color, banderas, signos, etc.

Implementación de un discurso de la no violencia y de desobediencia pacífica, acompañado de repetidas movilizaciones de calle, hasta conseguir un hecho detonante que lleve al colapso del Estado.

Focalización de la protesta.

Utilización de medios de difusión y comunicación electrónicos, teléfonos celulares y otros, para generar concentraciones rápidas y presencia inmediata de los medios internacionales.

Mediante el uso de medios propagandísticos no convencionales, redes sociales, pintadas y performances, se procura banalizar y ridiculizar la investidura presidencial y las altas autoridades.

La promoción del caos interno se hace acompañar de una gran presión internacional de exhortación al respeto de los derechos humanos de los manifestantes, y de la generación de medidas de coerción económica que provoquen grandes espirales inflacionarias, escasez de alimentos e inseguridad, para asfixiar al gobierno víctima del ataque y arrastrar a otros sectores a las acciones callejeras.

Otro elemento de la campaña internacional es la negación de la naturaleza democrática del gobierno, denunciando que se origina en un fraude electoral, sin consenso, y que, por lo tanto, es ilegítimo, represivo, antipopular, en fin, una dictadura.

Los grandes medios construyen una falsa realidad del país víctima de la «revolución», presentando a la opinión pública mundial una situación de ingobernabilidad y caos.

La estrategia, en conjunto, consta de cinco etapas fundamentales: ablandamiento, deslegitimación del gobierno, calentamiento de la calle, combinación de diferentes formas de lucha y fractura institucional.

Algunas de las «revoluciones no violentas» realizadas en Europa, Medio Oriente y América Latina describen regularidades como las siguientes: uso de carteles en inglés, ciberacoso a funcionarios públicos y a personas que apoyan al gobierno, falsificación de documentos, fakenews, agresión física selectiva, uso de armas artesanales, contratación de delincuentes y mercenarios para ejecutar acciones antigubernamentales, así como un amplio y articulado uso de las redes sociales como arma de ataque y movilización.

PAPEL DE LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS

Los enormes y bien provistos ejércitos imperiales cuentan hoy con poderosas armas tecnológicas. Al decir de Luis Brito García, «sus cañones son los medios de comunicación de masas; sus proyectiles, las ideologías».

Está documentado que el Grupo de Acción Política (gap), que forma parte del Centro de Actividades Especiales, división de la Agencia Central de Inteligencia, realiza acciones que incluyen la creación de estructuras de comunicaciones y acceso a internet en los países o regiones objetivo de la agresión.

Los gap forman fuerzas de tarea en internet que, a su vez, contratan laboratorios de investigación que utilizan el big data, la minería de datos, para sectorizar la influencia en las redes sociales contra determinado sector sobre el que quieren influir.

También contratan especialistas (netcenters) en propaganda negra y sicarios digitales encargados del asesinato del carácter, el ciberacoso de figuras públicas, funcionarios del gobierno, etc. Tales campañas pretenden sembrar la falta de fe en el ser humano y sus posibilidades, en tanto exaltan el cinismo y el egocentrismo.

Ellos necesitan audiencias repetidoras de falacias emotivas donde predomine el punto de vista hegemónico. La posverdad con su capacidad de consenso, su glamur, su potencial de usurpación simbólica, es utilizada sin ningún recato. Su esencia es subordinar los hechos a las habilidades emocionales del manipulador, a su capacidad de actuar, de dramatizar la mentira.

¿Por qué las revoluciones de colores no han tenido éxito en Cuba y Venezuela?

Las revoluciones de colores han demostrado ser una estrategia de injerencia externa muy efectiva en aquellos países en los cuales un gobierno no goza del apoyo del pueblo, está cuestionada su legitimidad o no cuenta con la fuerza necesaria para salir victorioso en un proceso electoral, por haber perdido prestigio entre los habitantes del país, haberse apartado de las masas, y existir entre el pueblo y sus líderes una comunicación escasa o nula.

Uno de los primeros puntos del Manual de lucha no violenta explica que, con el fin de conducirla, «lo primero que hay que comprender es la naturaleza del poder político». Precisamente, el desconocimiento exacto de este aspecto, en Cuba y Venezuela, ha llevado al fracaso ante cada intento de aplicar en ambos países ese modelo.

Contra una revolución auténtica, con un gobierno del pueblo y para el pueblo, con ciudadanos conscientes, ideológicamente preparados, es imposible que tenga éxito un golpe suave.

 

La deslegitimidad histórica de los de San Isidro

Paúl Sarmiento Blanco - Cubadebate

He visto con atención y seguido por las redes digitales los acontecimientos vertebrados en la capital de la República relacionados con el llamado Movimiento de San Isidro en las últimas semanas.

He consultado dentro de las redes digitales variadas interpretaciones de los sucesos, por consiguiente, he decidido difundir mi humilde opinión como profesor universitario, comprometido con la formación de las nuevas generaciones, a las cuales les enseño, en primer lugar, que un ser humano debe tener principios morales, ideas y convicciones que guían su conducta.

He reflexionado y repensado lo que a continuación expongo.

Voy a partir de la tesis de que, para mí, los llamados representantes del Movimiento San Isidro no constituyen una verdadera fuerza legítima, autóctona, que dignifique ni siquiera las dificultades y cotidianidad del cubano, ¿por qué?, por las siguientes razones:

En primer lugar y como primer argumento: apoyo con franqueza todo el esfuerzo colectivo de los buenos artistas e intelectuales cubanos, de los de verdad, de los que luchan día a día por dignificar el arte libre, el verdadero arte libre, que es aquel en el cual su mensaje debe ser directo con la defensa de la nación, de su soberanía, y de su autodeterminación, los que a través de su arte respetan los sagrados símbolos patrios. Sobre todo, respeto y admiro a todos los artistas cubanos, desde aquellos que fundaron la cultura cubana a principios del siglo XIX que nunca expresaron que un presidente yanqui era su presidente.

Hasta donde conozco, en la historia cultural de nuestra nación, nunca un artista, escritor, poeta, verdaderamente cubano, aunque haya sido censurado, maltratado, vilipendiado, se ha expresado como un fiel seguidor de un presidente estadounidense, esa expresión del artista Denis Solís lo enterró para siempre -en mi opinión- del respeto cívico que se merece.

Esa expresión, incluso cargada de irrespeto, no solo a la autoridad policial, sino de irrespeto a la nación cubana, no solo al socialismo como opción, sino a la nacionalidad y cubanidad como expresión de lo nacional cubano, merece el más simple repudio moral de todo buen cubano.

¿Y quién es Denis Solís si lo comparo con los grandes artistas y escritores cubanos de todos los tiempos que se enfrentaron con hidalguía a cualquier desencuentro o discrepancia o medidas burocráticas en contra de su arte? Recuerden a principios de los 70, cuando nuestra Rosita Fornés fue casi apartada de sus programas estelares por funcionarios dogmáticos.

¿Y cuál fue la actitud de la Fornés? No respondió con huelga de hambre, ni aproximándose a la Embajada norteamericana (en aquellos años la SINA, ni expresando que Nixon, Carter o Reagan eran sus presidentes).

La Fornés continuó con su arte y demostró su cubanía por encima del simplismo de cualquier funcionario adoctrinado que quiso anotarse un punto tras bambalinas.

Y no solo de Rosita, existen otros ejemplos de artistas y escritores, incluso profundamente martianos, que fueron apartados o censurados por sus ideas, pero ellos se mantuvieron firmes y se ganaron el respeto y la admiración de su pueblo, e incluso, aunque de forma tardía fueron devueltos a su lugar cimero en la cultura cubana, no por un decreto, no por una orden presidencial, sencillamente por su autoridad moral y por el arte limpio, noble, respetuoso, ético y martiano que siguieron expresando(Hablo de Silvio, de Cintio Vitier, de Agustín Acosta, entre otros).

¡He ahí la verdadera libertad artística!

Con esto no estoy descalificando a Solís, y no pretendo achicar su arte al compararlo con Rosita y otros genios de la cultura cubana, él tiene derecho al igual que otros artistas e intelectuales, a crear y definir su arte, pero, y escribo PERO con mayúscula, al expresar su inmenso amor por Donald Trump, aun cuando tenga derecho a expresarse, ese “amor”, que incluso lo dudo, ese amor eterno al magnate neoyorquino lo entierra para siempre –en mi opinión –en el cementerio de los ingratos, de los plattistas, de los verdaderos anexionistas, y considero que, aun teniendo derecho a expresar delirio por Trump, incluso en inglés, lo saca del dialogo y el debate que quisiéramos tener entre todos los buenos cubanos.

En segundo lugar y como segundo argumento: la falta de principios y moral de ese llamado movimiento se evidencia en la mal llamada huelga de hambre. No, desde la perspectiva de la legitimidad histórica, esos huelguistas ni siquiera se acercan a la catadura moral de esos actos sublimes en la historia cultural cubana. Huelga de hambre de verdad fue la de Mella, la de 1925, (para más detalles vea la prensa de la época, incluso los periódicos de la burguesía cubana, que tuvieron que reconocer la entereza del joven; huelga de hambre de verdad fue la de un simple ciudadano del pueblo de Niquero, actual provincia de Granma, un simple guajiro que en la cárcel del cuartel del pueblo la llevó a cabo por 4 días y casi lo sacan muerto en marzo de 1958, casi deshidratado. Ese anónimo luchador que está en los periódicos de Manzanillo de esa época si era un verdadero luchador por principios.

Los videos subidos a las redes sociales reflejan el tipo de huelga de hambre que estaban realizando los de San Isidro. Los videos, por sí solos, deslegitiman su “lucha” y los fines de su movimiento. En esencia, no tienen principios morales, cívicos, ni políticos para legitimar un movimiento con causa verdaderamente histórica.

En tercer lugar y como tercer argumento: la utilización de nuestra bandera como objeto del mal arte que representan. Los videos y las fotos que estoy viendo en estos momentos por las redes de ellos mismo, los delatan. Por creer, erróneamente, que ejecutan un arte libre, incluso se ganan el repudio de los mismos funcionarios de la delegación norteamericana en La Habana.

Los propios amos se burlan de ellos, porque esos diplomáticos y diplomáticas acreditados en Cuba, los utilizan en función de sus intereses, que son, al final del camino intereses hegemónicos, intereses imperiales.

¡Qué lástima observar cubanos con tanto talento humillarse tanto y burlarse de nuestra bandera, la bandera de todos los cubanos!

Este estandarte no solo es el de la Revolución de los últimos 63 años, esa es la bandera de los mambises, que regaron su sangre por expulsar la tiranía española, esa es la bandera cubana, la que todos debemos amar y respetar, no así de ese modo.

Por tanto, en mi opinión, esos cubanos que utilizan nuestra bandera de esta forma están deslegitimados, y entonces no deben tener el espacio que exigen.

Por último, vuelvo al “amor” a la Yanquilandia de Donald Trump. Creo que, en estas circunstancias, el cubano, que sobre todo viva en Cuba, le pida a los políticos norteamericanos que aprieten la tuerca contra Cuba, no merece respeto cívico, no merece el amor propio.

Usted puede admirar a un político norteamericano, eso es verdad, es lógico, está dentro de las reglas, pero que expreses que él es tu presidente, incluso, un presidente farsante, un hombre que no respeta las libertades de prensa, que no admite crítica, incluso, que es el verdadero autor de un fraude electoral, entonces, cubano trumpista, usted no puede ser legitimado en nuestra nación. Podemos escuchar tus ideas, las podemos tolerar, pero perderás el respeto nacional, y un día, de aquí a 50 años, quizás tus nietos te detesten y se indigesten con tus pobres ideas y falacias sobre la libertad.

(Tomado de Visiones desde Cuba)

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