Canal Caribe - Foto: Irene Pérez/ Cubadebate.- La cultura de Cuba​ es alma, energía, escudo y espada de la nación, como la definieran Martí, Fernando Ortiz y Fidel. En los últimos meses, Fracturar​ la Cultura​ y generar cismas entre artistas e intelectuales, se ha convertido en una misión para los que pretenden desestabilizar el país. Lo sucedido ayer frente al Ministerio de Cultura, es otra evidencia de ese objetivo.


Mentir y provocar no es libertad de expresión

Declaración de la Unión de Periodistas de Cuba

Como advertía ayer la Televisión Cubana al hacer el análisis de los hechos, lo ocurrido ante el Ministerio de Cultura fue la crónica de una provocación mediática anunciada.

Medios privados que operan en el entorno digital no solo han venido alentando este incidente desde hace días, sino que estaban coordinados para reportar lo que ya sabían que ocurriría entre las 10:30 y la 13:00 de este 27 de enero frente a la sede institucional. De hecho, la tercera parte de los «manifestantes» eran «periodistas independientes» que filmaban o transmitían en directo la supuesta noticia que se habían encargado de fabricar con alevosía.

Cualquier observador objetivo que repase algunas de estas publicaciones puede apreciar la extrema politización de sus contenidos, la parcialidad ideológica de sus propuestas y los intentos de, en nombre de la libertad de expresión, legitimar la intoxicación informativa para generar malestar social y desestabilización en Cuba, alineados a los intereses de los sectores más antidemocráticos de Estados Unidos.

La cacareada libertad de prensa que defienden estas publicaciones, con sus dueños a buen recaudo fuera de la Isla, no es más que una excusa para poder actuar con absoluta impunidad e imponer condiciones inaceptables, sin importar si para ello deben difamar al gobierno revolucionario, incitar al odio y mantener una emocionalidad negativa en las redes sociales, que facilite el tan deseado y publicitado «estallido social».

Los medios de prensa privados, financiados y dirigidos desde terceros países, deberían saber que la libertad de expresión es una falacia cuando se manipula la información, se generan microclimas o tendencias falsas, se construye la noticia con fines propagandísticos. Mentir y provocar no es libertad de expresión, es atentar contra la vida social de la mayoría del pueblo cubano que refrendó en 2019 una Constitución socialista.

 

Que dimita el odio, la provocación y el irrespeto

Llueven en redes sociales y otros espacios los mensajes de intelectuales y artistas en apoyo a Cuba, su Ministerio de Cultura y su Revolución

Madeleine Sautié y Laura Mercedes Giráldez - Granma

«La foto de grupo pudo tener otro fondo que no fuera el ancho de la calle y los árboles del Vedado, pero no era el objetivo. No vende igual una imagen dentro del Ministerio de Cultura (con quien supuestamente piden dialogar) que los invitó una y otra vez a entrar a TODOS. No hay inocencia ni ingenuidad cuando el rostro se sustituye por celulares o se coloca en altavoz una llamada privada. Así se construyó la narrativa; segunda temporada (intuyo que no la última), que comenzó justo para impedir lo mismo en que insisten: el diálogo».

De este modo comienza una nota que publicara en su cuenta de Facebook, a propósito de los sucesos ocurridos el pasado miércoles en el Ministerio de Cultura, la poeta Teresa Melo, quien la concluye deseando que su contenido sea sentido por «muchos artistas apoyados y protegidos ahora mismo con sus proyectos, a pesar de pandemias y carencias extremas, por la política cultural cubana».

Llueven en redes sociales y otros espacios los mensajes de intelectuales y artistas en apoyo a Cuba, su Ministerio de Cultura y su Revolución. Viengsay Valdés, directora general del Ballet Nacional de Cuba, calificó los sucesos «como un intento de orquestar una concentración», justamente el 27 de enero, «claramente una provocación y una afrenta a nuestras instituciones y a Martí, un ser extraordinario que supo alertarnos de las peligrosas intenciones de Estados Unidos hacia Cuba y Nuestra América. Quienes sirven a esos intereses, lejos de honrarlo, lo mancillan. Para mí, está claro que no existía intención de diálogo, solo de crear disturbios contra el escudo de nuestra Revolución: la Cultura», aseveró.

El trovador Vicente Feliú escribió en Facebook: «Debieran saber los provocadores que llega un momento en que los provocados se cansan. En ese instante, la cordura no es precisamente la virtud más probable. Y un revolucionario provocado puede ser muy peligroso. Ténganlo en cuenta, aquellos que se dedican a provocar».

Marta Bonet, vicepresidenta primera de la Uneac, expresó en un tuit «Desconocen nuestra historia Patria y subestiman la inteligencia e hidalguía de los revolucionarios cubanos. Seguimos en combate»; a su vez, Indira Fajardo, presidenta del Instituto Cubano de la Música, desde su cuenta de Twitter informó: «Esta mañana del 28/1, los cuadros del ICM firmamos el Código de Ética, en pleno compromiso con el ideario martiano y los preceptos de nuestra Revolución. Fue una oportunidad para reafirmar nuestro apoyo al Mincult y a Cuba».

Puesta en escena de un show

Una y otra vez, expresó el poeta Omar V. Herrera, «la provocación, cual piedra de Sísifo, se posiciona frente a nuestro Ministerio y de nuevo resuenan obturadores, se grita en el tono más alejado de la cultura, en nombre de “la cultura”. De nuevo la puesta en escena de un show que, por indecente, apena. ¿Son esos nuestros artistas? ¡No!, esos no representan a los creadores cubanos. Estos son los impostores que intentan secuestrar el alma a la nación, erigirse paladines de una “democracia” Made in USA que nadie les pidió. No es una agenda nueva. Se trata del neoanexionismo paseando su cadáver por nuestras calles, tratando de contaminar la obra de la Revolución».

Miguel Iglesias, director de la compañía Danza Contemporánea de Cuba, insistió en que estaba pactado un diálogo entre Fernando Rojas y algunos jóvenes artistas y, «un diálogo quiere decir que varias personas intercambian criterios, conversan, exponen puntos de vista, no actúan bajo presión ni graban –desde ángulos favorables a sus intereses–, lo que ocurre. Eso no es diálogo, es publicidad. Esa posición para nada inocente, es una falta de respeto a los artistas cubanos».

El maestro Bobby Carcassés refirió que «el Ministerio de Cultura abrió sus puertas para el diálogo y la respuesta fue teléfonos enfocados, convertidos en objetos de un poder desestabilizador, y nos olvidamos de que somos cubanos, coterráneos, compatriotas, sin necesidad de elementos mediáticos, con el objetivo común de avanzar positivamente en medio de esta pandemia, para llegar a un consenso espiritual y material en aras de una Cuba mejor».

Asimismo, Digna Guerra, directora del Coro Nacional de Cuba, suscribió la posición del Mincult de «no aceptar provocaciones como la que ocurrió en las puertas del Ministerio». Recordó, además, las palabras de José Martí: «Los pueblos fuertes por una común conducta honrada no levantan con sus manos ambiciones pequeñas y mezquinas, abren antes los brazos a salvadoras y fértiles ideas».

Para el músico Arnaldo Rodríguez, partícipe de los debates que en diversos escenarios han tenido lugar, «lo del “diálogo” sigue pareciendo pretexto, y no intención sincera. A mí nadie me engaña: De momento parece más “importante” amplificar que un Ministro le pida a alguien que no lo filme y le arrebate el móvil de la mano, ante la ignominia y la gravedad de intentar “tomar por asalto” una institución en un país y emplazar a sus funcionarios. Y Ojo. (…) El Mincult no es el Congreso de EE. UU. y su sorprendente show. En este país existen leyes. Háganse cumplir por el bien de todos», publicó.

El poeta Alex Pausides considera que «hay personas que más que conversar sobre los temas acordados, están buscando no solo beligerancia, sino confrontación. Cuestionar el orden en que se hacen las cosas. Poner en jaque y provocar a la otra parte en un acto de deslealtad indigno de los que van a trabajar juntos». Ni nuestro destino personal ni el culto de nuestra dignidad pueden ser puestos por encima del destino y la dignidad de los otros. Dejemos trabajar a los que desde las instituciones culturales trabajan para la cultura. Ninguna persona sensata aspiraría a merecer respeto si no respeta», apuntó.

«Ese al que ahora acusan, ese capaz de enérgicos manotazos como quien espanta moscas de un bebé. Ese patriota puede llevar hasta las manos amor, trabajo, vergüenza. Ese poeta puede escribir poesía a las manos como no saben, no pueden ustedes los provocadores», aseguró Josué Pérez Rodríguez, poeta y promotor cultural.

Está bueno ya de provocaciones

En pleno apoyo al Ministerio de Cultura, a sus funcionarios y trabajadores se manifestó Alberto Marrero, presidente de la Asociación de Escritores de la Uneac. «Lo que sucedió ayer es una prueba fehaciente de que no quieren diálogo de ningún tipo, sino show mediático para justificar el salario que les otorga el imperio que nos aborrece».

Leonardo García, trovador, dijo: «Acabo de ver en el NTV un show fresquito (…) y salta a la vista una estrategia para desinstitucionalizar un país pobre, bloqueado, pequeño, contagiado de la COVID-19, a pesar de los inmensos esfuerzos que se hacen desde nuestras instituciones para evitarla.  (…) Estoy en desacuerdo con las actitudes deplorables de los seres humanos, y lo que hicieron hoy fue sucio».

El escritor Nelson Simón, presidente de la Uneac en Pinar del Río, comentó en su cuenta de Facebook: «Está bueno ya de provocaciones, de irrespeto, de oportunismo, de irresponsabilidad. En un momento como el que vive nuestro país, con una delicada situación epidemiológica, creo un acto de irreverencia, de egoísmo y de irresponsabilidad, saltarse todas las medidas, las normas cívicas y hasta las normas institucionales, para convocar una vez más a un “plantón” frente al Ministerio de Cultura, a exigir, a poner condiciones, a subvertir políticas, a reclamar un diálogo que es mecanismo y método permanente de trabajo de nuestras instituciones. Nadie tiene derecho a emplazar, desde el irrespeto y la provocación a las instituciones que están para representarnos y servirnos a todos. Nadie tiene el derecho a poner en riesgo la cultura, que no es propiedad de unos pocos, sino del pueblo porque sale del pueblo y mucho menos poner en riesgo la salud, la paz y soberanía de ese pueblo que hoy lucha con humildad por el sustento y por la vida».

 

El sucio juego con los símbolos y las fechas patrióticas

Claudia Pis Guirola - Granma

La víspera del aniversario 168 del natalicio de José Martí, Héroe Nacional de Cuba, fue escogida para otro de los tantos intentos de desestabilizar la Revolución, del cual –una vez más– el Ministerio de Cultura resultó ser la diana.

De acuerdo con una nota emitida por el organismo, al mediodía de este miércoles unas 30 personas protagonizaron en su sede una provocación a la misma hora en que se preveía celebrar una reunión con voceros del grupo responsable de los disturbios ocasionados meses atrás y vinculado a medios pagados por agencias federales estadounidenses.

A estas personas se les pidió varias veces retirarse por el riesgo que representa la pandemia de COVID-19 en aglomeraciones en espacios públicos, y ante su negativa fueron invitadas a pasar al edificio; sin embargo, se rehusaron a entablar un intercambio legítimo y transparente.

Transcurrieron exactamente dos meses desde la primera concentración convocada a las puertas de esa institución gubernamental, el 27 de noviembre de 2020, otra fecha en que los cubanos recuerdan una de las páginas más dolorosas de la historia del siglo XIX: el injusto fusilamiento de los ocho estudiantes de Medicina.

Pareciera, pero no es casualidad; nada es festinado cuando de ataque ideológico se trata y más cuando ha sido diseñado y financiado desde hace tiempo con el principal objetivo de dinamitar la unidad, el pensamiento coherente y cohesionado en el futuro del país.

De tal manera, no asombra que sean los elementos más simbólicos de la historia patria los objetivos de este secuestro planeado para el plano de los conceptos; no resulta extraño que sean el Héroe Nacional y su memoria el epicentro para el nuevo show mediático que ya circula por las redes sociales.

Además, este martes se expusieron los resultados de los juicios celebrados contra quienes resultaron culpables de profanar con sangre de cerdo varios bustos e imágenes de Martí y otros héroes, en La Habana… ¿otra coincidencia?

Pero la misma noche del 27 de enero, y a pesar del incidente y las campañas enemigas, el autor intelectual del Moncada, el Apóstol de nuestra independencia, el más universal de los cubanos, fue reivindicado con una simbólica marcha de las antorchas desde todas las plataformas digitales.

La provocación ocurre en un momento marcado por la reciente inclusión de Cuba por el gobierno de Estados Unidos en la lista de países patrocinadores del terrorismo, y la llegada de un nuevo presidente a la Casa Blanca, que ha hablado de un giro en las relaciones con Cuba, aunque se mantienen las apetencias injerencistas e imperiales.

La contrarrevolución apuesta por obstaculizar cualquier intento de diálogo entre ambas partes.

Mientras, la Mayor de las Antillas enfrenta el más complejo escenario epidemiológico vinculado al SARS-CoV-2 desde la detección de la enfermedad en marzo de 2020 y tampoco no ceja en la implementación de la Tarea Ordenamiento, para lo cual es medular el trabajo intencionado y comprometido de todos los cubanos.

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