Con Filo.- Que Miami sea el cuartel general de la mafia anticubana no es un secreto. Esa ciudad ha servido de refugio para connotados y confesos terroristas. Es también Miami el epicentro de toda campaña contra nuestro país, de las enérgicas peticiones de intervención militar, de la distribución de fondos, para continuar financiando los programas de cambio de régimen, el punto de partida para cualquiera que intenta hacer lobby.
Cuando se dice Miami, se piensa en muchas cosas: el destino preferido de la mayoría de emigrados cubanos, el lugar a donde van a morir los sueños de gloria de los reguetoneros, la capital de la intolerancia y los linchamientos mediáticos. Pero también es una ciudad donde vive gente buena, decente, que no busca ni desea ese enfrentamiento perenne con Cuba. De esa realidad, de esa toxicidad ideológica que a veces parece simbolizar Miami, que afecta a gente en ambas orillas, estaremos hablando hoy.