Ted Cruz, Bob Menéndez y Marco Rubio: Los reyes de la miasma.
CubaSí.- La histeria contra la Revolución Cubana se mantiene al máximo nivel en Estados Unidos, donde los legisladores de ese origen y la adinerada gusanera que controla Florida siguen campeando con sus irrespetos, y más cuando esgrimen de vez en cuando aquella declaración de la vicepresidenta Kamala Harris de que sólo levantarán el criminal bloqueo contra la Isla, cuando esos elementos delincuentes lo permitan.
Esos legisladores también tienen a otros del mismo origen en su punto de mira, como al Secretario del Departamento de Seguridad Interna, Alejandro Mayorkas, también de origen cubano, quien trata de mantener la política oficial migratoria y se ha hecho de enemigos al evitar que cubanos que emigran ilegalmente entren en Estados Unidos, al señalar que ya hace cinco años no existe la ley de pies secos/ pies mojados, que tantas muertes ha causado, aunque estas se siguen produciendo.
Los medios y elementos reaccionarios llegaron a criticar a Mayorkas, cuando, a raíz de la turbamulta contrarrevolucionaria del mes de julio del pasado año, no sólo no se solidarizó con los participantes, sino que fue mucho más severo que con los centroamericanos: "Permítanme ser claro, si se lanzan al mar, no vendrán a Estados Unidos".
Así, Mayorkas, que fue funcionario durante el gobierno de Obama y ayudó a eliminar tal ley, con la complacencia del entonces vicepresidente, Joe Biden, se ha visto indirectamente bajo la lupa de legisladores de origen cubano, quienes encabezan el constante boicot a los intentos oficiales de aliviar en algo la situación de quienes emigran.
La flor y nata de la maldad en ese sentido lo constituyen los legisladores Ted Cruz, Marco Rubio -ambos con ínfulas presidenciales- y Bob Menéndez, con algún que otro aderezo similar, quienes han llevado la voz cantante en la negativa a debatir un plan de reforma migratoria que ofrecía un camino de ocho años hacia la ciudadanía, el primero de los esfuerzos al respecto, todos fracasados, en un Congreso dominado por lobistas y el dinero contante y sonante.
Pero, realmente, a mi entender, este funcionario no constituye realmente la aberración que protagonizan Ted, Bob y Marco, los mejores ejemplos de lo peor.
No solo maltratan, como Ted, a quienes tienen que soportarlo en tal o más cual gestión, sino que, en su prepotencia, están en la primera fila de política intrusa que exige más sanciones contra Nicaragua, enfilan todas sus armas contra el actual gobierno mexicano y, como se ha podido comprobar, tuvieron importante participación en el golpe de Estado del 2019 contra el gobierno de Evo Morales en Bolivia.
REYES DE LA MIASMA
Marco Rubio y Bob Menéndez están nuevamente en el candelero por tratar de renovar oficialmente el programa que auspicia el robo de cerebros contra Cuba, principalmente contra los médicos, que tuvo su más relevante momento durante el gobierno de Donald Trump, y que ahora, de una manera u otra, tiene la complicidad de la actual administración.
Sin dudas, junto a Ted Cruz, son los reyes de la miasma, aunque no se pueden quedar dormidos en sus “laureles”, porque desde hace algún tiempo existe una fuerte contendiente en el lobby anticubano con la congresista María Elvira Salazar, quien ocupa el escaño del distrito 27 en Miami.
Se postuló “para evitar que se establezca el socialismo y arruine a Estados Unidos”, declaró en su campaña, algo verdaderamente absurdo, pero que forma parte del discurso de la ultraderecha estadounidense.
La congresista integra, junto a Carlos Giménez, Nicole Malliotakis, Albido Sires, Mario Díaz-Balar, Alex Nonell, Anthony González y los ya mencionados senadores Marco Rubio, Ted Cruz y Bob Menéndez, el grupo de diez cubanoamericanos en el Congreso de Estados Unidos.
Pero estos tres últimos son quienes llevan la voz cantante en todo lo que puedan hacer contra la Revolución Cubana y los que creen que la apoyan.
Así, han llegado a decir que México alberga a numerosos espías rusos, atacaron con saña a congresistas mexicanos que crearon un comité de apoyo a Rusia y acusaron al presidente Andrés Manuel López Obrador de estar junto a Moscú y no de Washington.
En este contexto, se les recordó que México se opuso a la operación militar especial rusa contra Ucrania, porque, por muy valedera que sea, la nación latinoamericana considera que ningún país debe invadir a otro, y a que la cuna de los aztecas ha sufrido cuatro invasiones extranjeras, dos de ellas de Estados Unidos, que le robó más de la mitad de su territorio.
López Obrador, que dice lo que piensa, fustigó a los legisladores de origen cubano, porque siempre atacan y convierten en sus enemigos a quienes mantienen relaciones con Cuba, recordando que ésta sufre un injusto bloqueo de Estados Unidos.
La postura especialmente de Bob Menéndez fue tan absurda, que fue criticada hasta por medios nada afines con ideas progresistas, como MSN y AP, los cuales llegaron a preguntar el por qué se lanzan contra México, cuando hay otros países que se hicieron a un lado.
También se solicitó la opinión de Bob acerca de que entre políticos estadounidenses con herencia cubano-americana pareciera que hay una especie de “lobby” anti-México, tal cual lo perfilan posturas de otros congresistas, como una especie de castigo por su histórica relación con Cuba. El senador Menéndez eligió el silencio.
ALARMA POR LAS RIQUEZAS PERDIDAS
Por su parte Ted Cruz expresó su alarma ante “el intento sistemático” y “hostilidad abierta” del gobierno de México para minar a empresas estadounidenses, sobre todo las del sector petrolero, al revertir “la reforma energética liberalizadora”, del anterior presidente, Enrique Peña Nieto, quien entregaba las riquezas del país a los consorcios extranjeros, principalmente norteamericanos.
Se podrían citar grandes y pequeñas cosas deleznables de esos sujetos, como la más reciente de Ted Cruz de maltratar de palabra a una empleada de una aerolínea por no demorar un vuelo que finalmente perdió, lo que hizo intervenir a los agentes de seguridad; así como la acción del senador por Texas de dejar a su estado durante una gran congelación que provocó numerosas muertes para volar a una escapada familiar en Cancún.
Pero esas son minucias que desaparecen ante viles acciones, como la comprobada participación de Cruz, Menéndez y Rubio en la asonada golpista del 2019 contra Evo Morales en Bolivia.
Nada más y nada menos que hay 16 grabaciones que admiten lo anterior. En los audios se revela el entramado de la conspiración contra el gobierno boliviano que contemplaba la separación y la división del ejército boliviano y la policía nacional.
El plan se centraba en que si Evo ganaba las elecciones del 20 de octubre se instauraría un gobierno de transición cívico-militar, el cual alegaría fraude y no reconocería su victoria.
Además, preveía la manipulación de sectores estratégicos de la sociedad boliviana para crear un clima de caos y desestabilización, con el objeto de presionar al gobierno boliviano a dimitir.
Los audios develan la injerencia de EE. UU. y el uso de las embajadas acreditadas en el país y la Iglesia Evangélica, para ingresar los recursos que servirían de motor para ejecutar la operación.
Se hace mención además a compromisos de los archimencionados senadores estadounidenses de origen cubano Ted Cruz, Marco Rubio y Bob Menéndez, quienes estarían en contacto directo con la oposición en Bolivia para fomentar el cambio, así como velarían por el suministro de los fondos que se enviarían desde Estados Unidos para la conspiración y el posterior golpe de Estado.